El punto de vista bíblico
¿Puede ayudar la Biblia a los que se sienten solos?
Desde que su esposa fue internada en un asilo, la soledad dominó la vida de aquel anciano. Con el transcurso de las semanas, llegó a la conclusión de que no había ninguna razón para seguir viviendo. Por esa causa, tomó un arma y...
LA SOLEDAD ha sido calificada como “la plaga del siglo XX”. No es algo que solo ataca a los ancianos; también es causa de toxicomanía, alcoholismo y hasta suicidio entre la gente joven.
Efectivamente, la soledad es una plaga del día moderno. Los intentos por llenar el vacío de la soledad a menudo son infructuosos. Hay quienes tratan de rodearse de “amigos”, solo para descubrir que tales relaciones con frecuencia son superficiales e insatisfactorias. Otros, precipitada e irreflexivamente, deciden vencer la soledad con el matrimonio. Una reconocida psicóloga, la doctora Joyce Brothers, comentó lo siguiente: “El precipitarse en el matrimonio no es la respuesta [a la soledad]. Antes de que usted pueda derivar gozo de cualquier relación, necesita comprender mejor sus propios problemas”.
El punto de vista correcto
La Biblia ofrece un punto de vista práctico sobre la soledad. Es cierto que esta puede ser penosa, pero el estar solos no siempre es malo. El propio Jesucristo disfrutaba de algunos períodos breves de soledad. (Mateo 14:13.) No obstante, en lugar de convertirse en una persona solitaria o introvertida, utilizó tales ocasiones para obtener un poco de descanso necesario y para orar. (Marcos 6:31; Lucas 9:18.)
¿Qué lección nos enseña esto? Aunque usted esté solo, no tiene por qué sentirse solo. En realidad, el punto de vista que usted tenga sobre el estar a solas influye más en cómo se siente que el mero hecho de estar aislado físicamente. De modo que, ¿en qué invierte su tiempo cuando está a solas? ¿Se dedica simplemente a matar el tiempo? ¿Por qué no usarlo de manera productiva? Hay muchas actividades útiles de las que se puede disfrutar cuando se está a solas, como pudiera ser el escuchar música o llevar a cabo algunos quehaceres domésticos que se han ido postergando. El leer la Palabra de Dios puede ser particularmente beneficioso. Dicha Palabra “es viva, y ejerce poder”, y puede hacer que dejemos de pensar en nosotros mismos. (Hebreos 4:12.) Los momentos de soledad pueden ayudarle a reponerse en sentido físico, emocional y espiritual, siempre que se usen de manera apropiada.
Buenas relaciones con otros
De todas formas, hay ocasiones en las que usted desea y necesita la compañía de otros. No debe sorprender, por lo tanto, que la Biblia también contenga consejo sobre cultivar relaciones satisfactorias con otras personas. Por ejemplo: Proverbios 18:24 dice: “Existe un amigo más apegado que un hermano”. De modo que no siempre es necesario tener un gran círculo de amigos para mitigar la soledad. Usted puede cultivar unas pocas amistades íntimas.
Es cierto que a las personas que se sienten solas les suele resultar difícil hacer amistades. No obstante, un consejero familiar de Canadá hizo esta observación: “Las personas que se sienten solas, particularmente las que tienen entre veinte y treinta años de edad, esperan mucho, pero no quieren dar nada”. De manera similar, la Biblia indica que ‘el que se aísla busca su propio anhelo egoísta’. (Proverbios 18:1.)
Por lo tanto, si usted sufre de soledad, quizás necesite manifestar más interés en otros. Cuando conoce a posibles nuevos amigos, ¿se interesa en ellos o hace que la conversación gire en torno a usted? Para interrumpir el ciclo de la soledad, uno tiene que dar de sí mismo.
En Filipenses 2:4 el apóstol Pablo nos insta a ‘no vigilar con interés personal solo nuestros propios asuntos, sino también con interés personal los de los demás’. ¿Cómo puede ese consejo remediar la soledad? En el lenguaje bíblico original, el verbo que se traduce “vigilar” implica una ‘consideración mental’ o ‘inspección’ hecha con el propósito de determinar el momento más favorable para actuar. De modo que mire a su alrededor y vea quién necesita ayuda, quién necesita un amigo. Entonces, cuando lo haya localizado, ¡actúe! Muchas personas solo miran por sí mismas; todos los demás están en último término, si es que acaso les dan alguna consideración. La Biblia recomienda todo lo contrario: mirar primero por los demás.
Así, para tener amigos, usted primero tiene que ¡comportarse como un amigo! La Biblia dice: “Practiquen el dar, y se les dará”. (Lucas 6:38.) Además, “hay más felicidad en dar que en recibir”. (Hechos 20:35.)
“No estoy solo”
Aun así, las relaciones humanas nunca pueden satisfacer enteramente nuestras necesidades. Esto se debe a que el hombre fue creado con una necesidad de intimidad con su Creador. (Compárese con Mateo 5:3.) Aun cuando las amistades humanas fallen, la amistad con Dios resultará firme. En cierta ocasión Jesucristo dijo a sus discípulos: “¡Miren! Viene la hora, en realidad, ha llegado, en que serán esparcidos cada uno a su propia casa, y me dejarán solo”. ¡Qué devastador! Pero Jesús pudo decir: “Y sin embargo no estoy solo, porque el Padre está conmigo”. (Juan 16:32.)
Por consiguiente, la amistad con Dios es el mejor remedio contra la soledad. Tómese tiempo para llegar a conocerle. ‘Guste y vea que Jehová es bueno’ mediante comenzar un estudio de la Biblia. (Salmo 34:8; Juan 17:3.) Pero no es necesario que lo haga solo.
Dios ha sacado “un pueblo para su nombre”. (Hechos 15:14.) Actualmente más de tres millones de personas llevan con orgullo ese nombre como testigos de Jehová. Con mucho gusto le ayudarán a aprender acerca de este Dios. ¿Recuerda al anciano mencionado al principio que se sentía solo? Antes de que se quitara la vida, recibió una visita de los testigos de Jehová. Estos le ayudaron a darse cuenta de que existe un Dios vivo que se interesa por él. (1 Pedro 5:7.) La desesperación fue cediendo su lugar al gozo a medida que estudiaba la Biblia.
El asociarse con los verdaderos cristianos también abre oportunidades para hacer nuevos amigos. Como tales amistades se basan en un amor mutuo a Dios, están destinadas a ser unas relaciones profundas y duraderas. Por lo tanto, busque al pueblo de Jehová. Con su ayuda y con la de la Palabra de Dios, usted podrá aprender a disipar la angustia que produce la soledad. (Mateo 12:48-50; Juan 15:14.)