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¿Es caliente el infierno?La Atalaya 1955 | 15 de agosto
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“Y la muerte y el Hades [infierno, Val] fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda, el lago de fuego.” (Apo. 20:14, NM) De manera que el “lago de fuego” significa “la muerte segunda,” destrucción que dura por siempre jamás, sin ninguna esperanza de una resurrección.
Fíjese en que el infierno o Hades queda destruído para siempre. Porque el infierno, dice el Apocalipsis 20:14, tiene que ser arrojado al “lago de fuego.” Si el infierno es el lago de fuego, como afirman muchos, ¿cómo puede ser arrojado en sí mismo?
En cuanto al “suplicio eterno” de Mateo 25:46, la palabra griega original no encierra la idea de tormento, sino de arrasamiento de la vida. Por lo tanto la Traducción del Nuevo Mundo la vierte correctamente “arrasamiento eterno.”
Pero ¿qué hay del Apocalipsis 20:10 acerca de que será ‘atormentado día y noche para siempre jamás’ el Diablo? En el tiempo de Jesús se llamaba a los carceleros “atormentadores.” De modo que cuando dice la Escritura que él será ‘atormentado día y noche para siempre jamás’ en el “lago de fuego,” quiere decir que el Diablo será reprimido en una detención perpetua de destrucción. De hecho, será “para siempre jamás.”
La Biblia ha contestado nuestra pregunta. Ha mostrado que el Hades, Seol o el infierno es el sepulcro común de la humanidad. En la resurrección el infierno entrega sus muertos. Jehová destruye el infierno, porque es arrojado al “lago de fuego.” Gehena representa el estado de destrucción que dura para siempre jamás. No hay esperanza de una resurrección para los que estén en Gehena. Así que los infiernos ardientes son solamente infiernos paganos. El infierno de la Biblia (Seol-Hades) no es caliente, sino que es el sepulcro oscuro, silencioso.
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Fórmula para la felicidadLa Atalaya 1955 | 15 de agosto
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Fórmula para la felicidad
USTED quiere ser feliz, ¿no es verdad? Casi todo el mundo desea eso. En realidad, empleamos la mayor parte de nuestro tiempo y energía en busca de la felicidad y la vida. Así que, ¿por qué no hemos de querer ser felices? Deseamos esta felicidad, no sólo para nosotros mismos, sino para otros también. ¿Por qué, pues, no hay más felicidad en el mundo? Obviamente, el mundo es desdichado. No tiene felicidad. La vida sin la felicidad en verdad no es vida. Lo que busca la humanidad continuamente, por lo tanto, es la vida y la felicidad. ¿Dónde hemos de buscar y esperar hallarla? ¿Qué hemos de hacer para conseguirla? ¿Nos traerán felicidad las riquezas o la fama?
Muchos han llegado a la conclusión errónea de que por medio de hacerse ricos serían completamente felices, que desaparecerían todos sus problemas. No es así, sin embargo. El apóstol Pablo nos amonesta: “Los que se resuelven a ser ricos caen en la tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y dañinos que hunden a los hombres en destrucción y ruina. Porque el amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales, y esforzándose para lograr este amor algunos han sido desviados de la fe y se han acribillado con muchos dolores.” ¡Cuán verdadero! ¿No es esto lo que vemos en el mundo?—1 Tim. 6:9, 10, NM.
Una arrebatiña desenfrenada para conseguir riquezas ha resultado en muchos crímenes, celos, avaricia, egoísmo y rivalidad. Algunos han jugado fortunas en el afán de conseguir mayores fortunas
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