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El ‘nacer otra vez’ se hace popularLa Atalaya 1982 | 1 de febrero
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El ‘nacer otra vez’ se hace popular
“EL RENACER SE ESTÁ DIFUNDIENDO POR TODAS PARTES.” Así leían los titulares de un despacho de prensa procedente de Los Ángeles, California, y que apareció en el Post de Nueva York del 19 de mayo de 1980. El comunicado de prensa decía: “Más de la mitad de los adultos estadounidenses han pasado por una experiencia religiosa durable particular a los cristianos, a saber, la de haber ‘nacido otra vez,’ informa una encuesta Gallup que será publicada próximamente. La información... indica que 84 millones de adultos estadounidenses han hecho con Jesucristo un compromiso personal que todavía consideran de significado e importancia para ellos.” Algún tiempo antes que se publicara esta noticia, una encuesta reveló que aproximadamente la mitad de los adolescentes protestantes de los Estados Unidos “habían pasado por una experiencia de ‘nacer otra vez.’” En su número del 6 de julio de 1980, el semanario Parade dijo que los tres candidatos a la presidencia de los Estados Unidos en aquel entonces, Carter, Reagan y Anderson, afirmaban ser cristianos que habían ‘nacido otra vez.’
A veces los cristianos que profesan haber ‘nacido otra vez’ atribuyen sus logros en el mundo de los negocios a su nuevo nacimiento. Un hombre de negocios de Nueva York, quien es sumamente próspero, dijo, según se le citó: “Uno le abre el corazón al Señor y el Señor ayuda. Una vez me faltaban dos millones y medio de dólares para comprar Bonwit Teller (una cadena de almacenes), y no sabía dónde conseguirlos. Todo fue un milagro. Lo mismo sucedió cuando compré Tiffany (una cadena de joyerías) y me faltaba un millón de dólares para la compra.” En un artículo intitulado “Aumenta el número de los jugadores de béisbol que han ‘nacido otra vez,’” un despacho de prensa procedente de San Francisco mencionó que una cantidad creciente de jugadores de béisbol afirman que han nacido otra vez, y citó a varios jugadores que atribuían su éxito al hecho de haber nacido otra vez. Uno de éstos declaró: “A mí no se me entrevista a menudo, y por eso me gustaría valerme de esta oportunidad para dar reconocimiento a Jesucristo. Él ocupa el primer lugar en mi vida.” Otro jugador declaró que era “mucho más fácil jugar el juego de béisbol, y también el juego de la vida, cuando se tiene a Dios como socio.”
Además, un informe sobre el éxito en las finanzas de “La Iglesia Eléctrica” dice: “La transmisión de programas religiosos se convierte en negocio en gran escala y se extiende de un lado a otro de los Estados Unidos. Los cristianos que han vuelto a nacer costean gran parte de los gastos de estas presentaciones: El éxito de Jerry Falwell. La meta: ‘Los corazones y las billeteras.’”—The Wall Street Journal.
Sin embargo, no todos los religiosos de la cristiandad están felices por esta tendencia. Así, el Times de Nueva York declaró que ‘Los presbiterianos estaban divididos respecto al papel evangélico y que su confesión religiosa estaba debatiendo acerca de la influencia de los grupos de personas que han ‘nacido otra vez.’ Algunos han tachado a este movimiento de ser simple emocionalismo, y un profesor de seminario se quejó de que “demasiados estudiantes sencillamente no se dejaban enseñar” debido a la actitud que tenían por haber ‘nacido otra vez.’ Aproximadamente la mitad de los estudiantes de un seminario afirmaban haber nacido otra vez.
El parecer general es que el “nacer otra vez” equivale a entrar en un “compromiso” para servir a Dios y a Cristo, que es como presentan el asunto evangelistas prominentes. Esto hace surgir algunas preguntas: Jesús dijo que el camino que conduce a la vida era estrecho y dificultoso y que pocos lo hallarían. (Mateo 7:13, 14) Además, en repetidas ocasiones declaró que sus discípulos no eran parte del mundo. (Juan 15:19; 17:16) ¿Cómo se pueden armonizar estas palabras con la afirmación de que más de la mitad de la población adulta de los EE. UU. ha tenido la experiencia de “nacer otra vez”? Pero eso no es todo. Si la mitad de la población adulta de una nación se compone de cristianos que han ‘nacido otra vez,’ ¿por qué hay tanto desafuero, tanto delito, tantas personas que evaden el pago de los impuestos, tanta corrupción en la política, tanta inmoralidad sexual, tanto materialismo, tanto de la actitud de “yo primero”? ¿Promete la Biblia que los que han ‘nacido otra vez’ tendrán éxito en sus especulaciones comerciales? ¿Se hacen Dios y Cristo socios de jugadores de béisbol y les ayudan a ganar juegos?
Jesús dijo a un gobernante judío, el fariseo Nicodemo: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. No te maravilles a causa de que te dije: Ustedes tienen que nacer otra vez.” (Juan 3:5, 7) ¿Qué quiso decir Jesús con estas palabras? ¿Qué propósito tiene Dios al hacer que algunos humanos nazcan otra vez? ¿Mediante qué pasos nace otra vez alguien, y cuáles son las obligaciones de los que nacen otra vez? Antes de que se puedan contestar a satisfacción estas preguntas, es preciso establecer ciertos hechos fundamentales en cuanto a los principios de Jehová Dios y sus propósitos respecto a la Tierra y el hombre.
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El propósito de Dios tras el hacer que algunos ‘nazcan otra vez’La Atalaya 1982 | 1 de febrero
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El propósito de Dios tras el hacer que algunos ‘nazcan otra vez’
“Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. No te maravilles a causa de que te dije: Ustedes tienen que nacer otra vez.”—Juan 3:5, 7.
1, 2. (a) ¿Qué tenemos que entender y comprender antes de ver satisfactoriamente explicado el propósito de Dios de que algunas personas ‘nazcan otra vez’? (b) ¿Qué testimonio nos da la Palabra de Dios en cuanto a Su justicia, y, sin embargo, su justicia no exige que él haga qué?
ANTES de que podamos explicar satisfactoriamente el propósito de Dios de hacer que algunos ‘nazcan otra vez,’ es necesario que entendamos y comprendamos algo acerca de los atributos fundamentales de Jehová Dios y Sus propósitos respecto a la Tierra y el hombre.
2 El testimonio de la Palabra de Dios nos deja sin dudas respecto a que la justicia o rectitud es una de las cualidades sobresalientes de Dios. Además, el mismísimo fundamento de su trono es la justicia. (Deuteronomio 32:4; Salmos 89:14) No obstante, el que El sea justo y recto no lo obliga a otorgar favores idénticos a todas sus criaturas inteligentes. Por ejemplo, él creó a algunos seres como criaturas de la región espiritual, ángeles, quienes son muy superiores a los humanos. Tampoco recompensa él del mismo modo a todas sus criaturas terrestres fieles. Así pues, Jesús, con relación a Juan el Bautizante, dijo que “el que es menor en el reino de los cielos es superior a él.” (Mateo 11:11, Sagrada Biblia, Ed. Herder) Es bueno que tengamos presentes estos puntos mientras consideramos el tema de “nacer otra vez.”
El propósito de Dios para el hombre y la Tierra
3. ¿Qué deleitable perspectiva se puso ante Adán y Eva cuando fueron creados?
3 Para comprender con qué propósito hace Dios que algunos humanos ‘nazcan otra vez,’ es esencial entender las circunstancias que hicieron que Dios recurriera a hacer que algunos ‘nacieran otra vez.’ Remontándonos hasta el tiempo de nuestros mismos primeros padres, descubrimos que Dios les dio el siguiente mandato: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción . . . toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra.” (Génesis 1:28) Como criaturas perfectas, Adán y Eva eran hijos de Dios. Puesto que Dios los había colocado en un hermoso parque parecido a un jardín, lleno de toda clase de animales y flores hermosos y frutas exquisitas, ciertamente disfrutaban de una situación muy feliz. A medida que ellos procedieran a sojuzgar la Tierra y a llenarla con su propio género, toda la Tierra con el tiempo llegaría a ser un paraíso poblado de humanos perfectos, tal como Adán y Eva eran perfectos. ¡Qué expectativa deleitable tenían ante sí!
4, 5. (a) ¿Por qué no llegaron a cumplir nuestros primeros padres con el propósito de Dios al crearlos? (b) De modo que Jehová hizo arreglos para que su propósito concerniente a la Tierra y el hombre fuera llevado a cabo por ¿quién?
4 Sin embargo, nuestros primeros padres no tuvieron aprecio por todas las provisiones de Dios para ellos y transgredieron Su ley. De modo que Dios los expulsó de su familia de hijos y los sentenció a muerte. Como resultado, todos los que somos prole de ellos hemos nacido pecadores y sujetos a la muerte. (Génesis 3:19; Romanos 5:12) Ni nuestros primeros padres ni cualesquier personas de su prole han podido llevar a cabo el mandato original de Dios a la familia humana. ¿Significa esto que el propósito de Dios concerniente a la Tierra y el hombre nunca se realizará? De ningún modo, porque la Palabra de Dios nos asegura que los propósitos de él nunca fallan.—Isaías 46:10, 11; 55:10, 11.
5 Entonces, ¿cómo se llevará a cabo el propósito original de Dios respecto a la Tierra y el hombre? Mediante una Descendencia o Simiente, tal como predijo Dios en el jardín de Edén y como también prometió a Abrahán. El apóstol Pablo mostró que esa Descendencia es principalmente Jesucristo.—Génesis 3:15; 22:17, 18; Gálatas 3:16, 29.
Cómo se realizará el propósito original de Dios
6. ¿Qué medio utilizó Dios para abrir a los descendientes de Adán el camino de restauración a la familia de Dios?
6 ¿Cómo podía Jesucristo hacer que se realizara el propósito original de Dios? En primer lugar, mediante remover la condenación que pesaba sobre la familia humana a causa de la rebelión de Adán. Jesús podía hacer esto porque nació como humano perfecto, pues su Padre era Jehová Dios... no José el esposo de María. En realidad, Jesús logró esta remoción de la condenación mediante morir en el madero de ejecución como sacrificio. De hecho, una de las razones principales de su venida a la Tierra fue la de dar su vida como sacrificio. De este modo abrió el camino para que la prole de Adán fuera restaurada a la familia aprobada de Jehová.—Mateo 20:28.
7. ¿Con qué como base fue Jesús resucitado de entre los muertos en condición de ser espiritual?
7 Ahora bien, un Rescatador muerto no podía beneficiar a la raza humana. Por eso, Jehová Dios levantó a Jesucristo de entre los muertos al tercer día y lo ‘vivificó en el espíritu.’ (1 Pedro 3:18) Jehová hizo esto fundándose en lo que había sucedido en el Jordán cuando Jesús fue bautizado. Allí, mediante su espíritu santo, Dios había producido a Jesús como Hijo engendrado por espíritu. Juan el Bautizante no solo había visto el espíritu de Dios descender sobre Jesús en forma de paloma, sino que también había oído la voz de Dios decir: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado.”—Mateo 3:16, 17; Hebreos 10:5-10.
8. Además de haber ‘nacido otra vez’ en el Jordán, ¿para qué más fue Jesús ungido y ordenado?
8 De esta manera, Jesús no solo llegó a ser Hijo espiritual de Dios, sino también el Mesías, el Cristo o Aquel que había sido ungido para ser rey del reino de Dios. También, al mismo tiempo Dios lo había ordenado para que fuera sumo sacerdote a favor de la humanidad moribunda, para remover la incapacidad que representa el pecado. (Hebreos 7:26) Además, las palabras de Isaías 61:1, 2 aplicaron entonces a él: “El espíritu del Señor Soberano Jehová está sobre mí, por motivo de que Jehová me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los mansos. Me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los llevados cautivos y la apertura ancha de los ojos aun a los prisioneros.” Jesús había sido engendrado por espíritu, había ‘nacido otra vez.’ Como Hijo de Dios ungido por espíritu, él continuó fiel hasta la muerte, a pesar de todo lo que Satanás el Diablo trató de hacer para quebrantar Su integridad. Por eso Dios lo resucitó de entre los muertos.
9. Por la fidelidad de Jesús hasta la muerte, ¿cómo lo equipó Dios plenamente, y con qué propósito?
9 Entonces, “Dios lo ensalzó a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está por encima de todo otro nombre.” (Filipenses 2:9-11) Centenares de testigos dieron testimonio del hecho de que Jesús había sido resucitado de entre los muertos. Poco antes de regresar a su Padre en los cielos, él dijo a sus discípulos: “Toda autoridad [o poder] me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra.” (Mateo 28:18) Ahora estaba plenamente equipado con el derecho de restaurar a la humanidad, en virtud de su muerte de sacrificio, y también con el poder para hacer aquello, en virtud de su resurrección y ascensión a la diestra de Dios en el cielo. (Lucas 22:69) Así, Jesucristo se halla ahora en posición de hacer que se realice el propósito original de Dios con relación a la Tierra y el hombre. Por consiguiente, a él aplican todas las profecías mesiánicas.—Vea Salmo 72; Isaías 9:6, 7; 11:1-10.
Por qué otros ‘nacen otra vez’
10, 11. (a) ¿Qué testimonio de las Escrituras muestra que Jesús tendrá asociados en su reino? (b) ¿Cuántos participarán en este privilegio, y cómo sabemos que el número que se menciona es literal?
10 ¿Realizará Jesucristo todas estas cosas por sí solo? No. ¿Tendrá ángeles que rijan con él en su gobierno? No. Participarán con él en el cumplimiento de esas profecías mesiánicas personas que anteriormente habrán sido humanos en la Tierra, tal como lo fue él. Pero antes de que éstas puedan participar en el gobierno del reino de Cristo, ellas, como Jesús, primero tendrán que “nacer otra vez” mientras están en la Tierra. El espíritu de Jehová en función sobre ellos los produce como hijos espirituales con la perspectiva de vida eterna en los cielos. Como tales, ellos tienen una relación especial íntima con Dios, “un espíritu de adopción como hijos, espíritu por el cual [claman]: ’¡Abba, Padre!’” (Romanos 8:15) En repetidas ocasiones Jesús ofreció esta esperanza a sus apóstoles. (Lucas 22:28-30; Juan 14:2, 3) Los apóstoles también mencionaron esta esperanza.—Romanos 8:17; 1 Corintios 15:52, 53; 1 Juan 3:2.
11 ¿Cuántos obtendrán esta condición celestial? Según todos los textos bíblicos relacionados con el tema, los que ‘nacen otra vez’ son comparativamente pocos. Esto es lo que esperaríamos, ya que éste es un galardón muy especial, una muy privilegiada posición oficial. Por eso Jesús dijo concerniente a ellos: “No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino.” (Lucas 12:32) ¿Exactamente cuántos habrá de éstos? El apóstol Juan dice que vio a 144.000 israelitas espirituales sellados en la frente, y también a 144.000 de pie con el Cordero Jesucristo sobre el monte Sión. El que hemos de entender que este número es literal se puede ver claramente por el contexto que nos habla también de una “grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar.”—Revelación 7:3, 4, 9; 14:1, 3; 20:4, 6.
Un pueblo para su nombre
12, 13. ¿Qué propósito tiene Jehová en la actualidad para estos futuros asociados en el Reino?
12 Sin embargo, Jehová Dios se ha propuesto un trabajo para estos reyes y sacerdotes en perspectiva mientras todavía están en la carne como humanos. ¿Y cuál es esa obra? Tal como Jesús fue ungido para “anunciar buenas nuevas a los mansos,” así también a éstos se les unge para que prediquen las buenas nuevas del reino de Dios. (Isaías 61:1, 2; Lucas 4:16-21; Hechos 8:4, 12) Por eso en su partida Jesús dio a sus primeros discípulos la amonestación de ‘hacer discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos.’ (Mateo 28:19, 20) Y precisamente antes de ascender al cielo, Jesús dijo a sus 11 apóstoles fieles que ellos serían ‘testigos de él hasta la parte más lejana de la tierra.’—Hechos 1:8.
13 Uno de los propósitos principales de Dios al hacer que se prediquen las “buenas nuevas” en todas las naciones es “tomar de entre ellas un pueblo para su nombre.” (Hechos 15:14) Puesto que el nombre de Dios es Jehová, a éstos se les conoce como testigos para Jehová. (Isaías 43:10-12) No es que estos seguidores ungidos de Jesucristo sean los únicos que anuncian las “buenas nuevas” a los mansos, hacen discípulos y testifican para Jehová Dios. Más bien, tal como en el Israel de la antigüedad las leyes de Jehová aplicaban también a los residentes forasteros que vivían en medio de ellos, de igual manera los mandatos que se dan a los israelitas espirituales aplican también a sus compañeros, la “grande muchedumbre” de “otras ovejas.”—Juan 10:16; Revelación 7:9.
14. ¿Qué otra obligación tienen los seguidores ungidos de Jesucristo que siguen sus pisadas?
14 Otra obligación que se ha puesto sobre los seguidores ungidos de Jesucristo que siguen sus pisadas es que produzcan el fruto del espíritu de Dios, a saber, “amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo.” (Gálatas 5:22, 23) Jesús dijo que a sus verdaderos discípulos se les identificaría por el amor que desplegarían los unos para con los otros. (Juan 13:34, 35) Por eso el apóstol Pablo les aconseja: “Desechen la vieja personalidad que se conforma a su manera de proceder anterior y que va corrompiéndose conforme a sus deseos engañosos, pero . . . sean hechos nuevos en la fuerza que impulsa su mente, y [que] se vistan de la nueva personalidad que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad.” Algo que indica lo importante que es para los cristianos esta obligación es la expresión adicional del apóstol: “Aporreo mi cuerpo y lo conduzco como a esclavo, para que, después de haber predicado a otros, yo mismo no llegue a ser desaprobado de algún modo.” (Efesios 4:22-24; 1 Corintios 9:27) Solamente mediante demostrar que son fieles hasta la muerte misma pueden los ungidos esperar que hayan de recibir “la corona de la vida.”—Revelación 2:10.
El propósito original de Dios no ha cambiado
15. (a) Con relación al propósito de Dios, ¿qué error han cometido muchos que afirman ser cristianos? (b) Esto se ha debido a la prominencia que se da en las Escrituras Griegas Cristianas ¿a qué esperanza?
15 Muchos que afirman ser cristianos cometen un error al pasar por alto el propósito original de Dios con relación a la Tierra y el hombre. La Palabra de Dios muestra claramente qué propósito era y es ése, y él nos asegura que él no cambia. (Génesis 1:28; Isaías 45:18; Malaquías 3:6) No obstante, las Escrituras Griegas Cristianas dan prominencia al propósito adicional de Dios, anunciado después que la humanidad hubo caído en el pecado, de seleccionar una cantidad limitada de humanos, sobre la base del sacrificio de Jesús, para que llegaran a ser gobernantes asociados con su Hijo en el reino celestial. (Génesis 3:15; 2 Timoteo 4:7, 8, 18) Ciertamente, todos éstos primero tendrían que “nacer otra vez,” tal como sucedió en el caso de Jesucristo. (Juan 3:3) Pero la provisión de Dios para salvación sobre la base del sacrificio de Cristo no está limitada a aquellos cuya esperanza es celestial. Esto se ve claramente hasta en las Escrituras Griegas Cristianas.
Una salvación... dos esperanzas
16, 17. ¿Qué textos bíblicos muestran que los beneficios del sacrificio de Cristo no se limitan a aquellos cuya esperanza es celestial?
16 Jesús enseñó a sus seguidores a orar: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.” (Mateo 6:9, 10) El que la voluntad de Dios se haga sobre la Tierra como se hace en el cielo significa que tiene que haber personas rectas que vivan en la Tierra, y de éstas se predice: “Dios mismo estará con ellos. Y él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.” Esto no podría estarse refiriendo al cielo, porque allí nunca ha habido lamento, clamor, dolor ni muerte.—Revelación 21:3, 4.
17 Las palabras del apóstol Pablo que se hallan en Romanos 8:19-21 indican que hay dos grupos de criaturas humanas que se beneficiarán de las bondadosas provisiones de Dios: “Porque la expectativa ansiosa de la creación [un grupo] aguarda la revelación de los hijos de Dios [otro grupo]. Porque la creación fue sujetada a futilidad, no de su propia voluntad, sino por aquel que la sujetó, sobre la base de la esperanza de que la creación misma también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios.” De modo que, con el tiempo, todos los que se benefician debido a su fe en el sacrificio de Cristo disfrutarán de vida como hijos de Dios... 144.000 que fueron “comprados de la tierra” para estar en el cielo y muchos miles de millones de personas que disfrutarán de vida eterna en un paraíso terrestre.—Revelación 7:4, 9; 14:3; Mateo 25:31-34.
18, 19. (a) ¿Qué indica que el cumplimiento del propósito de Dios para la Tierra y el hombre se ha acercado? (b) ¿Qué personas componen el reino de Dios y la “descendencia de Abrahán”? (c) ¿Qué preguntas se han de considerar todavía?
18 De lo que ya se ha dicho se desprende claramente que el propósito original de Dios para la Tierra y la humanidad todavía se realizará. ¡Y el cumplimiento de las profecías bíblicas, tales como las que se hallan en el capítulo 24 de Mateo, el capítulo 13 de Marcos, el capítulo 21 de Lucas, 2 Timoteo 3:1-5 y Revelación 6:1-8, indican que ese tiempo se ha acercado! Debido a la rebelión de Satanás y a la desobediencia de Adán y Eva, Jehová hizo arreglos para dar una recompensa celestial a un grupo privilegiado, el cual él utilizará en la realización de su propósito original. Estos son los únicos que ‘nacen otra vez.’ Junto con su Señor y Amo, Jesucristo, ellos constituyen el reino por el cual Jesús enseñó a sus discípulos a orar. Componen la “descendencia de Abrahán” para la bendición de “todas las naciones de la tierra.”—Génesis 22:18; Gálatas 3:29.
19 Hemos considerado por qué el Hijo de Dios y los que se asocian con él en el Reino tenían que “nacer otra vez,” y cuántos componen ese grupo y qué obligaciones tienen en la actualidad. Sin embargo, subsiste esta pregunta: ¿Cuál, exactamente, es la parte que desempeña Dios y cuál es la parte que desempeña el hombre en esto de “nacer otra vez”?
[Ilustración en la página 13]
En la ocasión de su bautismo, Jesús fue ungido para ser rey del reino de Dios
[Ilustración en la página 16]
Jesús dijo a sus seguidores fieles que ‘ellos serían testigos de él hasta la parte más lejana de la tierra’
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El ‘nacer otra vez’... la parte que desempeña el hombre y la que desempeña DiosLa Atalaya 1982 | 1 de febrero
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El ‘nacer otra vez’... la parte que desempeña el hombre y la que desempeña Dios
“Todo el que ha nacido de Dios no obra pecado, porque la semilla reproductiva de El permanece en el tal, y no puede practicar pecado, porque ha nacido de Dios.”—1 Juan 3:9.
1, 2. ¿Qué hemos aprendido (a) en cuanto a lo que les resulta a los que se salvan? (b) en cuanto al propósito que tiene Jehová al hacer que ciertas personas ‘nazcan otra vez’?
EN EL artículo anterior hemos notado que millones de personas que alegan ser cristianas afirman haber ‘nacido otra vez.’ Además, en las Escrituras hemos visto que aunque solo hay una salvación —que se basa en fe en el sacrificio de rescate de Cristo— a estos dos grupos que se salvan les vienen dos resultados de que ellos disfrutan, un resultado celestial y uno terrenal.
2 También hemos visto que Jesucristo nació otra vez después de su bautismo en el Jordán. Luego Jehová Dios hizo que espíritu santo descendiera sobre Jesús en forma de paloma y fue en ese momento cuando Dios reconoció a Jesús como su Hijo engendrado por espíritu. También hemos visto cuál era el propósito de Jehová al haber hecho que Jesús naciera de nuevo, a saber, que después de morir y resucitar llegara a ser el glorioso y poderoso Rey del reino de Dios. También hemos aprendido que la voluntad de Jehová es que Jesucristo tenga asociados que gobiernen con él y que también ‘nazcan otra vez.’—Mateo 3:13-17; Juan 1:12; 3:3; Hebreos 10:5-10; Revelación 20:6.
3. ¿Cómo difieren de Jesús los que se asocian con él en el Reino en lo que toca a que ellos ‘nazcan otra vez’?
3 ¿Qué hay de estos ungidos que siguen los pasos de Jesucristo? ¿Cuándo ‘nacen otra vez’? ¿Qué pasos tienen que dar antes de que Jehová obre a favor de ellos, para engendrarlos como hijos espirituales? Jesús, por tener a Dios como Padre suyo, nació en condición de humano perfecto. Treinta años después, su Padre lo engendró como Hijo espiritual, lo cual resultó en que Jesús ‘naciera otra vez.’ Pero todos los descendientes de Adán nacen en pecado, ‘alejados y, en realidad, enemigos de Dios porque tienen la mente en obras que son inicuas.’ Como tales, no están en condición que permita que Jehová trate con ellos y los engendre como hijos espirituales.—Salmo 51:5; Colosenses 1:21.
La parte que desempeña el hombre: seis pasos importantes
4, 5. (a) Antes de que Dios considerara a discípulos en perspectiva para que fueran hijos espirituales, ¿cuántos pasos tendrían que dar éstos, y de quiénes más se requieren estos pasos? (b) ¿Cuál es el primer paso?
4 ¿Qué pasos tienen que dar los discípulos en perspectiva antes de que Jehová los considere para otorgarles calidad de hijos espirituales? Hay seis pasos diferentes que tienen que dar. Pero es bueno señalar que Dios exige estas mismas cosas de todos los que llegan a ser cristianos verdaderos y obtienen salvación, sea que la recompensa que al fin obtengan sea celestial o terrenal.
5 Para comenzar, tales personas tienen que adquirir conocimiento exacto de Jehová Dios, el Creador y Dador de vida de ellos, y de su Hijo, Jesucristo, el Salvador y Redentor de ellos. (Salmo 36:9; 100:3; Mateo 20:28; Romanos 10:13-15) En la oración que hizo Jesús a Dios en su última noche en la Tierra como hombre, recalcó la importancia de este paso, al decir: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.”—Juan 17:3.
6. ¿Cuál es el segundo paso que tienen que dar?
6 Sin embargo, el conocimiento por sí solo no basta. La persona tiene que ejercer fe, tal como leemos: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” Sí, como lo mostró claramente el apóstol Pablo, “sin fe es imposible agradarle bien [a Dios].” Esta fe considera las promesas de Dios como realidad, como si ya se hubieran cumplido. Es más que simplemente creencia, porque el discípulo Santiago nos recuerda que hasta los demonios creen y sin embargo se estremecen, y, además, nos recuerda que la “fe sin obras está muerta.”—Juan 3:16; Hebreos 11:1, 6; Santiago 2:19, 26.
7. ¿Cuál es la mismísima primera obra que se requiere como prueba de que alguien tiene fe?
7 La mismísima primera obra que se requiere como prueba de que alguien tiene fe es la del arrepentimiento. Sí, la persona tiene que arrepentirse de su proceder inicuo, y voluntariamente dejar de participar en el pecado. Cuando Jesús comenzó a predicar, dijo: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mateo 4:17) Para que alguien se arrepintiera de su proceder incorrecto, tendría que cesar de llevarlo a cabo. Tendría que sentir profundo pesar, tristeza y remordimiento en cuanto a su proceder. De hecho, es indispensable que todos los que quieran obtener vida en la Tierra paradisíaca también hagan esto, pues “a todos los inicuos [Dios] los aniquilará.”—Salmo 145:20.
8. ¿Qué paso tiene uno que dar después de arrepentirse de sus pecados?
8 Sin embargo, no basta con simplemente dejar de hacer lo que es malo. La persona tiene que dar el paso de la conversión. Es decir, tiene que volverse y progresar en dirección contraria a su derrotero anterior. Tiene que obedecer el consejo que Pedro dio a los judíos de su día: “Arrepiéntanse, por lo tanto, y vuélvanse para que sean borrados sus pecados.” Sí, ‘haga obras propias del arrepentimiento.’ (Hechos 3:19; 26:20) El hecho de que este paso se requiere hasta de todos los que tienen la esperanza de disfrutar de vida eterna en la Tierra queda claro por las palabras que se encuentran en Proverbios 2:20, 21.
9. (a) ¿Qué otros dos pasos se requieren de éstos, y, de hecho, de todos los que quisieran ser seguidores de Jesucristo? (b) ¿De qué fue símbolo el bautismo de Jesús?
9 Entonces, tal como Jesús se presentó en el Jordán para hacer la voluntad de su Padre, así el próximo paso que se requiere de todos los que quieren ser seguidores de Jesucristo, prescindiendo de cuál sea su esperanza, es el de presentarse ante Dios. Hoy día esto incluye el hacer una dedicación a Jehová Dios, después de lo cual tienen que seguir los pasos de Su Hijo, Jesús.a (Lucas 9:23) Además, como sexto paso, tienen que simbolizar esta dedicación y reconocer esto públicamente mediante el bautismo, tal como lo hizo Jesús.—Mateo 28:19; compare con Hechos 2:41.
La parte importantísima que desempeña Jehová Dios
10. El hecho de que se requiere más que la parte que desempeña el hombre para “nacer otra vez” se puede ver ¿en qué ilustración?
10 El adquirir conocimiento de Jehová Dios y de Jesucristo, ejercer fe, arrepentirse, convertirse, dedicarse y bautizarse... ¿hacen estos pasos que la persona automáticamente ‘nazca otra vez’? ¡De ningún modo! El “nacer otra vez” espiritualmente no se puede deber a los propios esfuerzos de uno, tal como, en primer lugar, no se debe a esfuerzos de uno el que uno nazca. Tal como el nacimiento físico requiere que los padres humanos desempeñen una parte activa, así también el nacimiento espiritual, este “nacer otra vez,” requiere que el Padre divino, Jehová Dios, y su organización celestial, o “mujer,” desempeñen una parte activa. (Isaías 54:1, 5) Todo lo que puede hacer la persona que da los pasos anteriores es ponerse en condición propicia para ‘nacer otra vez,’ si es la voluntad de Dios.
11. Si es la voluntad de Dios, ¿qué acción toma él para con los que han cumplido con su parte?
11 Debido a la imperfección heredada de la humanidad, Dios mismo obra ahora a favor de los que a él le complace llamar al reino celestial. Por eso leemos: “Hemos sido declarados justos como resultado de la fe.” Fe ¿en qué? Fe en el sacrificio de Cristo, porque está escrito: “Hemos sido declarados justos ahora por su sangre.” (Romanos 5:1, 9) Note que es Dios quien así declara oficialmente justa a esa persona, y no ésta a sí misma. Esto coloca a esa persona en una posición que difiere de “la creación,” la humanidad en general que tiene que aguardar “la revelación de los hijos [espirituales] de Dios” antes de que pueda ser ‘libertada de la esclavitud a la corrupción y tener la gloriosa libertad de los hijos [terrestres] de Dios.’ (Romanos 8:19-22) A aquellos a quienes Jehová declara justos así se les cuenta como con derecho a la vida humana perfecta. Por eso, ahora Jehová Dios puede ejercer acción directamente sobre ellos por su espíritu.—Romanos 8:33.
12. ¿De qué fenómenos estuvo acompañado el “nacer otra vez” en el caso de Jesús y los primeros discípulos, y por qué cesaron aquellos fenómenos?
12 A los que Dios declara justos, él ahora los engendra como hijos espirituales Suyos. ¿Cómo? Mediante su espíritu santo, o fuerza activa, que él hace funcionar a favor de ellos, con el resultado de que éstos ‘nacen otra vez.’ En el caso de Jesús, así como en el de los discípulos reunidos en el día del Pentecostés, Dios indicó que los había engendrado como hijos espirituales mediante un fenómeno sobrenatural. Sin embargo, una vez que se establecieron firmemente las credenciales del cristianismo verdadero no fue necesario que hubiera tales manifestaciones, y éstas ‘fueron eliminadas.’—Mateo 3:16; Hechos 2:3; 10:44-48; 1 Corintios 13:8-10.
13. ¿A qué se refieren el “agua” y el “espíritu”? (Juan 3:5)
13 Fue a este arreglo de volver a nacer en sentido espiritual al que se refirió Jesús cuando dijo al gobernante judío Nicodemo: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que ha nacido de la carne, carne es, y lo que ha nacido del espíritu, espíritu es. No te maravilles a causa de que te dije: Ustedes tienen que nacer otra vez.” (Juan 3:1, 5-7) El agua que se menciona aquí sin duda se refiere al agua literal del bautismo. ¿Y el espíritu? Al espíritu santo de Jehová en acción sobre la persona.
14. ¿En qué consiste la “llamada” y la “selección,” y con qué propósito se unge y comisiona a estos cristianos?
14 De los que ‘nacen otra vez,’ las Escrituras dicen que primeramente se les ha ‘llamado.’ Esta llamada a ellos es una invitación que Dios mismo les extiende para que lleguen a estar asociados con Jesucristo. Los que aceptan la invitación son “escogidos.” (Revelación 17:14) Llegan a formar parte de la congregación “escogida,” la cual tiene la comisión de “declarar en público las excelencias” de Jehová Dios. (1 Pedro 2:9) Como Jesús, estos cristianos que ‘nacen otra vez’ son ungidos con espíritu santo de Dios para predicar. Por eso leemos: “El que garantiza que ustedes y que nosotros pertenecemos a Cristo y el que nos ha ungido es Dios.”—Isaías 61:1, 2 Lucas 4:16-21; 2 Corintios 1:21.
15. ¿Cómo da testimonio el espíritu de que alguien ha ‘nacido otra vez,’ y cómo se fortalece esa convicción?
15 Con relación a estos “escogidos,” el apóstol Pablo testificó: “El espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.” (Romanos 8:16) ¿Cómo hace esto el espíritu santo de Dios? Por medio de inculcar en estos cristianos la esperanza celestial. “Según su gran misericordia [la de Dios] nos dio un nuevo nacimiento a una esperanza viva mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, a una herencia incorruptible e incontaminada e inmarcesible. Está reservada en los cielos para ustedes.” (1 Pedro 1:3, 4) A medida que éstos mantienen una buena relación con su Padre celestial, él, por su providencia, los fortalece en la convicción de que ciertamente son cristianos que han ‘nacido otra vez.’
¿Cómo puede estar uno seguro?
16. ¿Desde cuándo ha colocado el énfasis en la esperanza terrestre el “esclavo fiel y discreto,” y a qué conclusión lleva esto?
16 Los que participan en predicar estas buenas nuevas del Reino en tiempos modernos confían en que Jehová Dios dirige a sus siervos dedicados por medio de su organización visible engendrada por espíritu, el “esclavo fiel y discreto.” (Mateo 24:45-47) Bajo la dirección de éste, la esperanza celestial se extendió, destacó y enfatizó hasta alrededor del año 1935. Entonces, a medida que la ‘luz relumbró’ y reveló claramente la identidad de la “grande muchedumbre” de Revelación 7:9, se comenzó a dar énfasis a la esperanza terrestre. (Salmo 97:11) Por lo tanto, es razonable concluir que para aquel tiempo prácticamente se habría completado el número de 144.000 en total. Por supuesto, habría que reemplazar a cualquier persona que resultara infiel. Pero se comprende que estas personas serían relativamente pocas. ¿Y quiénes reemplazarían a éstas? También parece razonable concluir que esta esperanza celestial se extendería con toda probabilidad a personas que hubieran perseverado en integridad, que se hubieran apegado a su dedicación por años, más bien que darla a personas recién dedicadas que no hubieran sido probadas. (Compare con Lucas 22:28-30.) Sin embargo, según informes a la mano, parece que hasta algunos cristianos recién dedicados se han considerado como personas que han ‘nacido otra vez.’
17. ¿Sentimientos de qué clase hacen que algunos piensen erróneamente que Dios ha implantado en ellos la esperanza celestial?
17 Cualesquier personas que se hayan dedicado y bautizado recientemente y que crean que han ‘nacido otra vez’ harían bien en meditar seriamente en las siguientes preguntas: ¿Qué razones tiene usted para pensar que Jehová Dios ha implantado esta esperanza en usted? ¿Pudiera ser que la emoción que siente sea un vestigio de lo que erróneamente creía antes, cuando estaba en Babilonia la Grande, en el sentido de que todas las personas buenas van al cielo? ¿O pudiera ser que ese sentir suyo se deba a intensas perturbaciones internas, que usted al principio haya luchado contra esta idea, pero que ésta gradualmente haya prevalecido? Pero, ¿predominó esta idea porque usted lo haya querido así, quizás hasta inconscientemente? Tales agitaciones no prueban en sí mismas que usted haya ‘nacido otra vez.’
18. ¿Por qué no es el aprecio y comprensión de profundos asuntos espirituales en sí mismo prueba de que alguien haya ‘nacido otra vez’?
18 ¿O cree usted que ha sido escogido por Dios para ser uno de los 144.000 ungidos porque usted aprecia intensamente las cosas espirituales, porque está encariñado con profundas verdades espirituales? En tal caso note que muchísimas personas que no alegan haber ‘nacido otra vez’ son ‘hombres espirituales’ en el pleno sentido de la palabra. (1 Corintios 2:14, 15) Y no hay duda en cuanto a la fortaleza espiritual de los hombres y mujeres de fe alistados en el capítulo 11 de Hebreos. Ninguno de ellos ‘nació otra vez.’ Todos esperaban alcanzar “una resurrección mejor [a vida bajo el reino de Dios]” aquí mismo en la Tierra.—Hebreos 11:35.
19. (a) ¿Por qué no es necesariamente prueba de que Dios haya concedido a una persona la esperanza celestial el gran celo que despliegue esa persona? (b) ¿Qué incidente parece indicar que, para algunos, su afirmación de que tienen la esperanza celestial pudiera deberse a falta de modestia?
19 ¿O pudiera ser que su sentir se deba a que usted despliega mayor celo que algunos de sus compañeros cristianos? Sin embargo, eso en sí mismo no podría ser el factor determinante, pues repetidas veces al apóstol Pablo se le hizo necesario aconsejar a cristianos ungidos con relación a tomar seriamente sus obligaciones espirituales. (1 Corintios 11:20-22; Gálatas 4:9-11) ¿O pudiera deberse su alegación de ser uno de los ungidos a falta de modestia? Recientemente hay quienes han alegado que son de los ungidos, pero en vez de edificar unidad en la congregación han creído que tienen que tener su propio grupo para estudiar la Biblia. Por el contrario, los cristianos maduros que ‘nacen otra vez’ se mantienen apegados a la congregación local aunque ésta esté compuesta mayormente de las “otras ovejas.” (Juan 10:16) Sin embargo, el que una persona ‘nazca otra vez’ es un asunto personal entre Dios y cada cristiano. Nadie debe juzgar a otra persona sobre este asunto.—Romanos 14:10.
20. En vista de lo ya mencionado, ¿a qué conclusiones llegamos con relación a “nacer otra vez”?
20 Por todo lo que hemos considerado aquí, ¿a qué conclusión llegamos? A la de que Jehová Dios es justo y recto, sabio y amoroso. El tiene el derecho de asignar a sus criaturas inteligentes a su papel respectivo... algunas para que cumplan con Su propósito en los cielos y otras para que lo cumplan aquí en la Tierra. No es como si la recompensa celestial fuera algo que se obtuviera por selección y esfuerzo personal, o que se hubiera de desear egoístamente. Esta recompensa es tan singular que ninguna criatura humana puede presumir de conseguirla por sí misma. Es ciertamente una maravillosa bondad inmerecida que Jehová Dios concede a unas cuantas de sus criaturas, en el adelanto de sus propósitos sabios, justos y amorosos, pero no debido a ningún mérito especial que ellas tengan. El “nacer otra vez” está limitado a estas personas. (Romanos 3:23, 24; 11:33-36) Además, la vida eterna en una Tierra paradisíaca es una meta inefablemente privilegiada que personas inclinadas a lo justo pueden esforzarse por alcanzar. (Revelación 21:1, 3, 4) Todo esto es bondad inmerecida. Nadie debe ser tan presuntuoso como para preguntarle a Jehová: “¿Qué has estado haciendo?”—Daniel 4:35.
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