Demostremos fe y tomemos buenas decisiones
“Siga pidiendo con fe, sin dudar nada” (SANT. 1:6).
1. ¿Por qué no fue capaz Caín de tomar una buena decisión, y cuáles fueron los resultados?
CAÍN debía tomar una decisión: controlar las emociones propias de la imperfección o dejar que estas lo controlaran a él. Su decisión, fuera cual fuera, tendría consecuencias para el resto de su vida. Sabemos que tomó una mala decisión, que le costó la vida a su fiel hermano, Abel. Además, esa decisión perjudicó su relación con el Creador (Gén. 4:3-16).
2. ¿Cuánta importancia tiene que sepamos tomar buenas decisiones?
2 Nosotros también tenemos que tomar decisiones. No todas serán de vida o muerte, pero muchas nos afectarán profundamente. Por eso, si sabemos tomar buenas decisiones, viviremos relativamente tranquilos y en paz; de lo contrario, reinarán en nuestra vida el caos, los conflictos y las decepciones (Prov. 14:8).
3. a) ¿En qué debemos tener fe para tomar decisiones acertadas? b) ¿Qué preguntas vamos a responder?
3 ¿Qué nos ayudará a tomar decisiones acertadas? Desde luego, necesitamos fe en Dios, con la completa seguridad de que quiere y puede ayudarnos a ser sabios. También necesitamos fe en su Palabra y en su manera de actuar. Tenemos que confiar en sus consejos (lea Santiago 1:5-8). Mientras más estrecha sea nuestra amistad con él y más amemos su Palabra, más confiaremos en su forma de ver las cosas. En consecuencia, adquiriremos la costumbre de consultar la Biblia antes de decidir algo. Ahora bien, ¿qué nos ayudará a tomar mejores decisiones? Y, una vez que adoptemos una decisión, ¿debemos aferrarnos a ella a toda costa?
EN LA VIDA SIEMPRE HAY QUE TOMAR DECISIONES
4. ¿Qué elección tuvo que hacer Adán, y con qué consecuencias?
4 Desde el principio de la historia, los seres humanos han tenido que tomar decisiones importantes. Adán tuvo que escoger entre escuchar a su Creador o a Eva. Es cierto que tomó una decisión, pero ¿fue buena? Su esposa, que había sido engañada, influyó en él para que hiciera una elección pésima, que resultó en que dejara de vivir en el Paraíso y acabara muriendo. Y eso no fue más que el principio. Todavía sufrimos las consecuencias de su terrible decisión.
5. ¿Cómo debemos ver la necesidad de tomar decisiones?
5 Para algunas personas, la vida sería más fácil si no hubiera que tomar decisiones. ¿Opina usted igual? Recordemos que Jehová no nos creó como si fuéramos robots, incapaces de pensar y elegir. Es más, la Biblia nos enseña a adoptar decisiones sensatas. Jehová quiere que tomemos decisiones, y hacerlo no nos perjudica. Pensemos en algunos casos del pasado que lo demuestran.
6. ¿Qué elección tuvieron que hacer los israelitas? (Vea el dibujo del principio).
6 Cuando los israelitas ya vivían en la Tierra Prometida, tuvieron que tomar una decisión sencilla, pero crucial: adorar a Jehová o servir a otros dioses (lea Josué 24:15). Aunque pudiera parecer muy fácil, se trataba de una decisión de vida o muerte. En la época de los jueces, eligieron mal en repetidas ocasiones. Dejaron a Jehová y adoraron a dioses falsos (Juec. 2:3, 11-23). Pensemos también en una ocasión posterior en la que el pueblo de Dios tuvo que escoger. El profeta Elías les explicó que solo tenían dos opciones —servir a Jehová o al dios falso Baal— y los regañó por su indecisión (1 Rey. 18:21). Podríamos pensar que era fácil tomar la decisión correcta, porque siempre es sensato y beneficioso servir a Jehová. Ninguna persona razonable sentiría apego por Baal o deseos de servirle. Pese a todo, aquellos israelitas estaban “cojeando sobre dos opiniones diferentes”. Elías les recomendó encarecidamente que escogieran la adoración a Jehová, muy superior a todas las demás.
7. ¿Por qué fue difícil para ellos tomar la decisión correcta?
7 ¿Por qué les resultaba a aquellos israelitas tan difícil elegir bien? Primero, porque básicamente habían perdido la fe en Jehová y se negaban a escucharlo. No la habían edificado sobre el conocimiento exacto y la sabiduría de Dios; tampoco confiaban en él. Si se hubieran dejado guiar por el conocimiento exacto, habrían tomado decisiones sabias (Sal. 25:12). Segundo, se habían dejado influir por los extranjeros que no adoraban a Jehová y hasta les habían permitido tomar decisiones por ellos. Aquellos extranjeros influyeron en su modo de pensar y los indujeron a adorar con ellos a sus dioses. Mucho antes, Jehová les había advertido que existía el peligro de que eso sucediera (Éx. 23:2).
¿DEBERÍAN DECIDIR OTRAS PERSONAS POR NOSOTROS?
8. ¿Qué importante lección sobre las decisiones nos enseña la historia de Israel?
8 Estos ejemplos nos enseñan una lección clara. Todos debemos tomar decisiones, y estas serán buenas e inteligentes si las basamos en un conocimiento bíblico profundo. Gálatas 6:5 nos recuerda: “Cada uno llevará su propia carga de responsabilidad”. No debemos pasarle a nadie la responsabilidad de tomar nuestras decisiones. Cada uno debe aprender qué es lo que Dios considera correcto y decidir hacerlo.
9. ¿Por qué es peligroso que los demás decidan por nosotros?
9 ¿Qué podría hacernos caer en la trampa de dejar que los demás decidan por nosotros? La presión de grupo quizás nos empuje a tomar malas decisiones (Prov. 1:10, 15). Pero, no importa cuánto nos presionen, tenemos la obligación de seguir nuestra conciencia educada por la Biblia. En muchos casos, si dejamos que otros decidan por nosotros, en realidad decidimos seguirlos. Es una elección posible, pero con consecuencias que pueden ser desastrosas.
10. ¿Sobre qué peligro avisó Pablo a los gálatas?
10 El apóstol Pablo les avisó claramente a los gálatas que era peligroso dejar que otras personas decidieran por ellos (lea Gálatas 4:17). Algunos miembros de la congregación querían decidir por sus hermanos para alejarlos de los apóstoles. ¿Por qué? Porque eran unos egoístas que solo querían destacar. Se pasaban de la raya y no respetaban que sus hermanos fueran responsables de tomar sus propias decisiones.
11. ¿Cómo podemos ayudar a los demás a tomar sus propias decisiones?
11 Pablo dejó un buen ejemplo sobre cómo respetar el derecho de los hermanos a tomar sus propias decisiones (lea 2 Corintios 1:24). Hoy, los ancianos tienen que actuar igual que él cuando dan consejos sobre temas de elección personal. Con gusto les muestran a los hermanos lo que enseña la Biblia. Pero tienen cuidado de dejarles tomar sus propias decisiones. Y es lógico, pues cada uno será responsable de sus actos. Esta es una lección importante: está bien que nos interesemos por los demás y les mostremos principios o consejos de la Biblia, pero son ellos los que tienen el derecho y la responsabilidad de decidir por sí mismos. Cuando lo hacen bien, se benefician. Está claro, entonces, que debemos luchar contra cualquier tendencia a pensar que estamos autorizados a tomar decisiones por nuestros hermanos.
CÓMO TOMAR DECISIONES SIN QUE LAS EMOCIONES NOS DOMINEN
12, 13. ¿Por qué es peligroso seguir a nuestro corazón si estamos enojados o desanimados?
12 Sigue a tu corazón: este dicho resume una filosofía o manera de ver la vida muy común hoy. Pero hacer esto puede ser peligroso y, en cierto modo, contrario a lo que dice la Biblia. Esta nos advierte que no adoptemos una decisión guiándonos por lo que nos dictan el corazón o los sentimientos (Prov. 28:26). Y los relatos bíblicos revelan las malas consecuencias de seguir al corazón imperfecto. El problema principal es que este “es más traicionero que cualquier otra cosa, y es desesperado” (Jer. 3:17; 13:10; 17:9; 1 Rey. 11:9). ¿Qué nos pasaría si siguiéramos a nuestro corazón sin pensarlo?
13 El corazón es importante, pues a los cristianos se nos manda amar a Jehová con todo el corazón y al prójimo como a nosotros mismos (Mat. 22:37-39). Pero los textos bíblicos citados en el párrafo anterior destacan que es peligroso permitir que las emociones controlen nuestros pensamientos y acciones. Por ejemplo, ¿qué sucedería si tomáramos decisiones cuando estamos enojados? Quizá ya sepamos la respuesta si lo hemos hecho (Prov. 14:17; 29:22). ¿Serán buenas nuestras decisiones si estamos desanimados? (Núm. 32:6-12; Prov. 24:10). Recordemos que la Palabra de Dios señala que es sensato ser “esclavo a la ley de Dios” (Rom. 7:25). Desde luego, las emociones podrían engañarnos fácilmente si nos dejamos dominar por ellas al tomar decisiones importantes.
CUÁNDO CAMBIAR DE OPINIÓN
14. ¿Por qué sabemos que puede ser conveniente cambiar una decisión que hemos tomado?
14 Hemos visto que es necesario tomar buenas decisiones. Pero eso no significa que, una vez tomada una decisión, no podamos cambiarla. A veces, haremos bien en reconsiderar y quizás cambiar lo que hemos decidido. Veamos cómo actuó Jehová con los ninivitas en los días de Jonás. “El Dios verdadero llegó a ver las obras de ellos, que se habían vuelto de su mal camino; y por eso el Dios verdadero sintió pesar en cuanto a la calamidad de que había hablado que les causaría; y no la causó” (Jon. 3:10). Al ver el arrepentimiento de los ninivitas y su cambio de actitud, no hizo lo que había dicho en un principio. De esta manera, demostró que era razonable, humilde y compasivo. Además, no toma sus decisiones en un momento de furia, como hacen muchas personas, que se dejan llevar por las emociones.
15. ¿Qué podría hacer que cambiáramos una decisión?
15 En ocasiones, puede ser conveniente replantearnos una decisión, como por ejemplo, cuando cambian las circunstancias. Jehová lo ha hecho más de una vez (1 Rey. 21:20, 21, 27-29; 2 Rey. 20:1-5). Enterarnos de algo que no sabíamos puede ser también un motivo válido para cambiar una decisión. Así actuó David en el caso de Mefibóset, el nieto de Saúl. Adoptó una resolución basándose en información falsa, pero la corrigió cuando se enteró de lo que en realidad había ocurrido (2 Sam. 16:3, 4; 19:24-29). En ocasiones, es sensato que hagamos lo mismo.
16. a) ¿Qué nos ayudará a tomar decisiones sensatas? b) ¿Por qué debemos estar dispuestos a revisar decisiones pasadas, y qué haremos si es necesario?
16 La Palabra de Dios nos aconseja que no nos apresuremos al tomar decisiones importantes (Prov. 21:5). Es más probable que tengamos buenos resultados cuando dedicamos tiempo a pensar detenidamente en todos los detalles (1 Tes. 5:21). Antes de determinar qué hacer, los cabezas de familia deben analizar con tranquilidad lo que dicen la Biblia y nuestras publicaciones, así como las opiniones del resto de la familia. Recordemos que Dios le mandó a Abrahán escuchar a su esposa (Gén. 21:9-12). Los ancianos también deben dedicar tiempo a la investigación. Y, si son razonables y modestos, no temerán perder el respeto de los demás si reconsideran su decisión porque aparece información que indique que deben hacerlo. Tienen que estar dispuestos a cambiar su modo de pensar y sus decisiones siempre que sea conveniente. Y todos hacemos bien en imitarlos. Así se fomenta la paz y el orden en la congregación (Hech. 6:1-4).
HAGAMOS LO QUE HEMOS DECIDIDO
17. ¿Qué nos ayudará a tomar mejores decisiones?
17 Algunas decisiones son más importantes que otras. Tomar este tipo de decisiones requiere meditar y orar más, lo que llevará tiempo. Algunos cristianos están pensando en si se casarán o no y, en caso afirmativo, con quién. Cuándo y cómo empezar el servicio de tiempo completo es también un paso muy serio que puede resultar en muchas bendiciones. En estos casos, es fundamental confiar plenamente en que las instrucciones de Jehová son sabias (Prov. 1:5). Es esencial reconocer que en la Biblia hallaremos los mejores consejos y pedirle a Jehová que nos guíe. Y tengamos en cuenta que él puede darnos las cualidades necesarias para que nuestras decisiones estén de acuerdo con su voluntad. Al tomar decisiones importantes, acostumbrémonos a hacernos estas preguntas: “¿Mostrará mi decisión que amo a Jehová? ¿Traerá felicidad y paz a mi familia? ¿Demostrará que soy paciente y bondadoso?”.
18. ¿Por qué espera Jehová que tomemos nuestras propias decisiones?
18 Jehová no nos obliga a amarlo y servirle. Es una elección personal. Como nos ha concedido libertad de elección, respeta nuestra responsabilidad y derecho a escoger si le serviremos o no (Jos. 24:15; Ecl. 5:4). No obstante, espera que nos mantengamos firmes en las decisiones que tomemos basándonos en su guía. Demostremos fe en la manera de actuar de Jehová y en los principios que nos ha enseñado. Así, tomaremos buenas decisiones y seremos constantes en todos nuestros caminos (Sant. 1:5-8; 4:8).