1 CORINTIOS
Notas de estudio. Capítulo 2
este sistema. O “esta era”. Ver la nota de estudio de 1Co 1:20.
la sabiduría de Dios expresada en un secreto sagrado. Esta expresión se refiere al sistema que Dios ha establecido sabiamente para acabar con la rebelión que comenzó en Edén y para conseguir que haya paz y unidad en todo el universo (ver glosario, secreto sagrado). Jehová empezó a declarar el “secreto sagrado” (en griego, mystḗrion; ver la nota de estudio de Mt 13:11) cuando dio la profecía de Gé 3:15. El “secreto sagrado” de Jehová se centra en Jesucristo (Ef 1:9, 10; Col 2:2) y tiene que ver con su identidad como la descendencia prometida, o Mesías, y con su posición en el Reino de Dios (Mt 13:11). También incluye la elección de cristianos ungidos —tanto judíos como gentiles— para ser herederos del Reino con Cristo (Lu 22:29, 30; Ro 11:25; Ef 3:3-6; Col 1:26, 27), así como la formación de una congregación especial compuesta por 144.000 que son “comprados de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero” (Ap 14:1, 4). Estos asuntos solo los pueden entender las personas que estudian a fondo las Escrituras.
la sabiduría escondida. Pablo habló del secreto sagrado como de “sabiduría escondida”, es decir, escondida de “los gobernantes de este sistema” (1Co 2:8). Pero Dios, mediante su espíritu, les revela este secreto a sus siervos cristianos para que lo declaren públicamente.
los sistemas. La palabra griega aiṓn, que tiene el significado básico de ‘edad’ o ‘era’, puede referirse a la situación general o a las características que distinguen un tiempo en particular. En este contexto se refiere a los sistemas que se han desarrollado a lo largo de la historia de la humanidad desde la rebelión de Edén. Ver el glosario, sistema(s), y la nota de estudio de 1Co 10:11.
ejecutado. O “ejecutado en un madero”, “fijado en un madero”. Ver la nota de estudio de Mt 20:19 y el glosario, madero y madero de tormento.
Ni el ojo ha visto ni el oído ha oído. La cita que aparece en este versículo no se encuentra en las Escrituras Hebreas exactamente como lo dice Pablo. Parece que él combina las ideas de Is 52:15 y 64:4. Ni Pablo ni Isaías se están refiriendo a las bendiciones que Jehová tiene preparadas para su pueblo en el futuro. Más bien, Pablo aplica aquí las palabras de Isaías a las bendiciones que ya estaban disfrutando los cristianos del siglo primero. Estas bendiciones incluyen la iluminación espiritual y la comprensión que se les concedió de “las cosas profundas de Dios” (1Co 2:10). Las personas poco espirituales no valoran esas bendiciones. Su ojo no puede ver, o discernir, las verdades espirituales, y su oído no puede oír, o entender, esas cosas. En su corazón ni siquiera entra el conocimiento de “las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman”. Pero, mediante su espíritu, Dios revela estas valiosas verdades a los hombres y mujeres que, al igual que Pablo, están dedicados a servirle.
el espíritu del mundo. Con esta expresión, Pablo se refiere a las inclinaciones y actitudes que predominan entre los seres humanos apartados de Jehová Dios. Debido a la influencia generalizada de Satanás, el espíritu del mundo se distingue por el egoísmo, la inmoralidad y la falta de respeto por Jehová y sus justas normas (Ef 2:1-3; 1Jn 5:19). El espíritu del mundo actúa en oposición directa al “espíritu que procede de Dios”, es decir, al espíritu santo. Para ver un análisis sobre cómo se usa el término “espíritu” en la Biblia, consultar glosario, espíritu.
el hombre físico. En este contexto, la expresión “hombre físico” no se refiere simplemente a un ser humano de carne y hueso. Como se utiliza en contraste con “el hombre espiritual” del versículo 15, se refiere a la persona que no siente ningún interés ni aprecio por las cosas espirituales. Aquí el término griego para “físico” es psykhikós, y viene de la palabra psykhḗ, que se traduce a veces como “alma” en el texto principal. En la Biblia, psykhḗ suele hacer referencia a algo que es material, tangible, visible y mortal (ver glosario, alma). Por lo tanto, “el hombre físico” es el que se concentra en los deseos relacionados con la vida material o física y deja de lado los asuntos espirituales. Ver la nota de estudio de 1Co 2:15.
el hombre espiritual. Lit. “el espiritual”. Aquí Pablo contrasta “el hombre espiritual” con “el hombre físico” del versículo anterior (ver la nota de estudio de 1Co 2:14). La persona de mentalidad espiritual valora los asuntos espirituales y se deja guiar por el espíritu de Dios. Ve a Dios como alguien muy real y se esfuerza por imitarlo (Ef 5:1). Se interesa por saber cómo ve Dios los asuntos y por cumplir con sus normas en la vida. El hombre espiritual “examina” o reconoce claramente el mal comportamiento del hombre físico.
¿quién ha llegado a conocer la mente de Jehová [...]? La respuesta a esta pregunta retórica es “nadie, obviamente” (comparar con Ro 11:33, 34, donde Pablo cita del mismo versículo, Is 40:13). A continuación, Pablo dice: “Pero nosotros sí tenemos la mente de Cristo”. Es cierto que los seres humanos no pueden llegar a comprender por completo todos los pensamientos de Jehová. Pero los cristianos sí pueden conocer mejor a Dios si estudian “la mente de Cristo” y se esfuerzan por imitar su manera de pensar. Después de todo, Cristo es “la imagen del Dios invisible” (Col 1:15; ver la nota de estudio de nosotros sí tenemos la mente de Cristo en este versículo). Por eso, cuanto mejor comprenda el cristiano la mente de Cristo, mejor comprenderá la mente de Dios.
la mente de Jehová. Aquí Pablo cita de Is 40:13, donde el texto hebreo dice “el espíritu de Jehová”. Sin embargo, parece que está citando de la Septuaginta, que emplea “mente” (en griego, nous) en vez de “espíritu”. Por otra parte, aunque los manuscritos disponibles tanto de la Septuaginta como de las Escrituras Griegas Cristianas usan en este versículo la “mente de Señor”, hay razones sólidas para creer que el nombre divino se utilizaba en los manuscritos que existían en el siglo primero de nuestra era. Ver apéns. A5, C1 y C2.
Jehová. Aquí se cita de Is 40:13. En el texto hebreo original de Isaías aparece el nombre divino, representado por cuatro consonantes hebreas que se transliteran como YHWH. Ver apéns. C1 y C2.
nosotros sí tenemos la mente de Cristo. El cristiano puede tener “la mente de Cristo” si se esfuerza por conocer cómo piensa él. Tiene que meditar en todos los aspectos de la personalidad de Jesús, adoptar su manera de pensar y entonces imitar su ejemplo de humildad y obediencia (1Pe 2:21). De este modo, la “forma de pensar” del cristiano reflejará la “mente” de Cristo, que a su vez refleja la de Jehová (Ef 4:23; Jn 14:9).