El valor de los juguetes
UNA cubetita y una palita, un poco de agua y tierra o arena... ¡esa combinación obra maravillas para un niñito! Con estas herramientas crea un castillo, un puente, una astronave, una cueva... un sinnúmero de cosas que su mente puede concebir y en las que se deleita. En realidad, un juguete puede ser cualquier cosa que un niño coja para jugar.
Hay juguetes de todo tamaño y forma, color y diseño. La mayoría se fabrica para divertir a los niños, estimularlos a acción y, se espera, para educarlos también.
Aunque son tan variados como numerosos, los sencillos han resultado ser los más durables. Las pelotas, las sogas, las muñecas, los cantillos, los bloques de construcción, las canicas, los autos y camiones de maqueta se han usado por décadas y todavía son populares entre los niños de cada nueva generación.
Otros juguetes han sido mejorados a través de los años. Ahora hay muñecas que hacen casi tantas cosas como un nene vivo. Unos cuantos juguetes hasta rivalizan con computadoras complicadas; están especialmente preparados para crear problemas que el niño ha de resolver, para ayudarle a raciocinar y tomar decisiones.
Además, hay un vasto abastecimiento de juguetes que se apartan de lo convencional. Porque cuando un niño quiere jugar, puede convertir casi cualquier cosa a su alrededor en un juguete, como bien lo saben los padres. Puede ser un pedazo de cordón, una piedra, una maceta, una sartén, un llavero, un zapato viejo, una caja común o una bolsa de papel. Mientras retenga su interés, puede servirle de luz eléctrica a su imaginación, un puente hacia el mundo de los adultos y un tren a ese maravilloso mundo de la imaginación.
Por lo general, los padres o parientes allegados compran los juguetes más prácticos, puesto que son lógicamente las personas que saben lo que mejor le convendrá al niño. Sin embargo, a pesar de la extensa variedad de juguetes interesantes que hay disponibles ahora, algunos terminan sin ser usados. ¿Por qué?
Entre otras razones, algunos padres no piensan tanto en los juguetes de sus hijos como podrían hacerlo. Por ejemplo, puede que un juguete atraiga la atención de una madre mientras ésta se encuentra de compras. Si el color y el precio son buenos, es posible que se apresure a comprarlo sin pensar lo suficiente en su valor.
Sin embargo, en muchos casos su selección podría haber sido más prudente si se hubiera hecho preguntas como las siguientes: ¿Es seguro? ¿Tienen los niños suficientes de esta clase de juguete? ¿Los estimulará a pensar?
Algunos adultos, equivocadamente, compran juguetes que les fascinan a ellos más bien que al niño. ¿Ha hecho usted eso alguna vez?
Para ilustrar, considere al padre que compra un tren costoso, supuestamente para su hijo de dos años. Pasa horas montándolo. Después, cuando está armado, el tren lo cautiva. Pero el jovencito quizás lo observe un rato y entonces sorprenda a su padre yéndose a jugar con una bolsa de papel en vez de con el tren. O hasta es posible que coja su martillo de juguete y proceda a dar martillazos al aparato. Esto es natural para un niño de dos años, puesto que no sabe lo intrincado que es el mecanismo del aparato ni su costo. Solo sabe que se mueve, le atrae y él quiere hacer algo con el tren en vez de sentarse tranquilamente a observarlo. Ahora bien, esta clase de juguete sería ideal para un niño de más edad que pudiera apreciar su valor y hasta ayudara a montarlo. Pero es absolutamente demasiado complejo para un niño tan joven.
Por lo tanto, es esencial considerar la edad y la capacidad mental del niño para seleccionar juguetes que le causen deleite.
Los sencillos generalmente los mejores
Usualmente los padres descubren por experiencia que la regla general al comprar juguetes es que siempre sean sencillos. La mayoría de los jovencitos rechazan el juguete costoso y prefieren uno que sea sencillo en diseño y función. ¿No ha notado usted esto en lo que toca a sus hijos?
Ciertamente no es difícil entender por qué, ¿verdad? Un juguete sin complicaciones suministra la libertad de movimiento y expresión que son tan necesarios para que la imaginación del jovencito trabaje. Basta con observar a un niñito en la playa con su cubetita y palita para apreciar este hecho.
Observación y personalidad individual
Pero, ¿cómo puede usted saber qué clase de juguete le gustará más a sus hijos? Bueno, una de las mejores maneras de determinar eso sería observándolos mientras juegan. Por ejemplo: ese camión de volteo que su hijo favorece tanto... ¿por qué lo prefiere a todos los demás juguetes? ¿Se ha hecho usted esa pregunta? ¿Ha observado usted realmente ese camión? Bueno, por supuesto usted lo ha notado. Quizás haya tropezado con él muchas veces. Pero, ¿realmente lo ha visto usted a través de los ojos del niño? ¿Sabe usted cuántas diferentes cosas llega a ser para él en su juego?
¿Y qué hay de la muñeca favorita de su hija? Quizás se esté desbaratando por las costuras, pero la niña rehúsa deshacerse de ella. ¿Por qué? ¿La ha observado usted cuando ella juega con esa muñeca? El modo en que la maneja pudiera ser revelador. Los niños no solo imitan a los adultos en su juego, sino que a veces usan los juguetes para expresarse de muchas maneras pequeñas. Sí, la observación puede ser muy útil.
Quizás, también, usted haya averiguado que a cada niño se le tiene que tratar individualmente en lo que toca a juguetes. Un juguete que le gusta a un niño quizás sea pasado por alto por otro porque los juguetes significan cosas diferentes a niños diferentes. Para algunos, son un medio de expresión: El niño puede usarlos para hacer ruido, para fingir que es otra persona y para hacer muchas otras cosas. Para otros, los juguetes son una fuente de diversión y entretenimiento. Estos niños quizás sean más dóciles y quizás prefieran juguetes que les permitan ser espectadores tranquilos más bien que participantes vigorosos. Uno tendría que observar a cada niño para determinar qué clase de juguete encuadra mejor con su personalidad.
Estimulando curiosidad e imaginación
El juego ha sido llamado el trabajo de un niño, y si eso es cierto, entonces los juguetes ciertamente son sus herramientas. Le enseñan a investigar, a observar, a razonar, a recordar, a construir y a coordinar su mente y cuerpo. Para asegurarse de que los juguetes de sus hijos efectúen esto, ¿por qué no tomar un inventario de sus juguetes? Tomando cada juguete en la mano, examínelo y pregúntese si hace alguna de las siguientes cosas:
Una de las primeras cosas que un juguete debe hacer para un niño es despertar su curiosidad. Si no lo hace, rara vez retendrá su interés por largo tiempo. Esa es una de las razones por las cuales los juguetes para infantes son a propósito extragrandes y de colores vívidos. El juguete primero atrae su atención. Una vez que lo nota, el niño quiere saber más acerca de él. Lo coge, lo sacude, lo aprieta, lo golpea y, por supuesto, por lo general el juguete va a dar a su boca, pues él quiere probarlo. Con frecuencia, el nene rompe el juguete en este proceso. Pero aun entonces ha cumplido su propósito. Le ha suministrado mayor gozo y ha añadido alguna nueva información a su creciente fondo de conocimiento.
Además, ¿estimula el juguete la imaginación de su hijo? Una vez que un juguete despierta la imaginación del niño, no hay límite a lo que ese artículo puede llegar a ser para él. No tiene que ser un juguete formal. Su hijito de tres años puede coger uno de los zapatos de usted, y en segundos llega a ser para él un barco de vela en alta mar; una cueva en la que se esconden refugiados; un arca en la que animales e insectos rellenos, así como vivos, se alojan, incluso quizás una rana muerta o una oruga viva. Hay una gran variedad de juguetes que podrían ser adecuados. Los materiales que se usan no son importantes para el niño, sino lo que éstos llegan a ser a través del ojo de su mente. Un complicado juguete mecánico que hiciera todo el trabajo en sí le robaría mucho del placer que le produce la imaginación.
El mismo principio aplica a las niñas. ¡Cómo se deleitan las niñitas al vestirse con la ropa de su madre y jugar a la casita con sus muñecas! Sí, la niñita alinea todas sus muñecas en la cama, y llegan a ser niños de escuela que escuchan una lección seria de su maestra; después, son una fila de pacientes atendidos por una enfermera compasiva; en otra ocasión, llegan a ser un auditorio callado de primera fila que observa la gran función teatral de ella.
Con respecto a esto, unas palabras de precaución serían pertinentes. Ahora hay demasiadas cosas que tienden a impedir que los niños usen su imaginación. La televisión y muchos otros dispositivos les han robado a los niños gran parte del placer sencillo de antaño. Como resultado de esto, la lectura casi ha llegado a ser un arte perdido. Y esto es una lástima, porque la lectura puede ser una manera de abrir nuevos mundos de aprendizaje a un niño. En los días en que el escuchar la radio era un pasatiempo popular, un grupo de niños que llenaran una habitación podían escuchar un programa y luego relatar docenas de diferentes conceptos de la misma radiodifusión.
Aunque la televisión ciertamente es un medio maravilloso de educar a los jóvenes, puede impedir el desarrollo de sus facultades de imaginación. Muchos niños se sientan inmóviles enfrente de una pantalla de televisión por horas y horas con poca estimulación mental. De hecho, en un estudio que llevaron a cabo la Corporación Carnegie, la Fundación Ford y la Oficina de Educación de los Estados Unidos se averiguó que “los jovencitos de edad preescolar pasan 54 horas a la semana viendo televisión.” La culpa en parte se les echa a los padres que usan la televisión como niñera electrónica. Ciertamente los padres que se interesan en sus hijos tratarán de detener esta tendencia por medio de suministrar entretenimiento que no solo divierta a sus hijos, sino que, sobre todo, los estimule a pensar.
Ayudas para el desarrollo físico
Cuando un niño pasa de las etapas de exploración e imaginación de su desarrollo, su juego se hace mucho más físico. Los juguetes que le ayuden a desarrollarse físicamente son sumamente prácticos entonces. Para cuando tenga tres años de edad, entre sus juguetes por lo general deben estar los que mejoren su coordinación y fortalezcan sus reflejos.
Los triciclos y monopatines son excelentes para desarrollar los músculos de las piernas. Entonces, a medida que use estos juguetes móviles, puede aprender a coordinar los movimientos de sus piernas con sus brazos para dar dirección al vehículo. Después puede progresar a saltar la cuerda, a usar patines y columpios y luego a la bicicleta. Y aunque gran parte de esta actividad física es trabajo duro para el niño, él disfruta de la sensación de movimiento y especialmente de la velocidad. Le suministra placer y risa y le ayuda a crecer al mismo tiempo.
A medida que el juego del niño se hace más físico, puede que el joven tienda a concentrarse en los juguetes que solo ejercitan su cuerpo. Queda de sus padres el encargarse de que su juego siga siendo equilibrado. Pueden estimular al joven a usar libros, rompecabezas y varios juegos de mesa para contrarrestar la actividad que solo es física.
Desarrollando diversas habilidades
Algunos niños dan evidencia de tener habilidades extraordinarias desde edad muy temprana. De hecho, el juguete favorito de un niño a menudo está relacionado con su habilidad. El muchachito que invariablemente prefiere sus aviones y juguetes con motores probablemente muestre una aptitud relacionada con la mecánica al crecer. Y el niño de cuatro años que a menudo se dirige al piano con gran interés posiblemente tenga talento musical. Por supuesto, quizás no tenga usted bajo su techo un Mozart o Einstein en desarrollo. Pero si su hijo sí muestra algún talento, ciertos juguetes pueden servir para estimularlo.
Hay diversos instrumentos de juguete que no son costosos, y los padres pueden usar éstos para determinar si estaría justificado el que en el futuro el niño recibiera lecciones para desarrollar estas habilidades. Algunos son: pianos, diversos instrumentos de cuerda, xilófonos, armónicas, acordeones y guitarras, todos en miniatura, para mencionar solo unos cuantos. También hay juegos con barro, juegos de química, y pintura para acuarelas.
Aunque sus hijos no tengan talento especial en ninguna de las artes, pueden disfrutar de expresarse de maneras que anteriormente les hayan sido desconocidas. Los juguetes pueden ampliar y ensanchar sus munditos.
Selecciones futuras
Ahora, mientras usted analiza los juguetes de sus hijos, puede ser que note que por una u otra razón algunos no son tan eficaces como usted quisiera que fueran. Sin embargo, no hay para qué desecharlos a menos que, por supuesto, sean inseguros o sea imprudente usarlos. Pero usted puede resolverse a seleccionar con más cuidado en el futuro. El que los juguetes sean seguros ciertamente debe ser un factor en su selección. Los juguetes que están mal construidos se pueden romper fácilmente y causar daño. Todos deben ser examinados para ver que no tengan orillas cortantes, que no estén oxidados, que no se les caiga la pintura, y deben observarse muchos otros aspectos que pudieran ser peligrosos, especialmente para los muy jóvenes.
Además, algunos juguetes podrían ser bastante seguros y sin embargo todavía podría ser imprudente que los niños los tuvieran. El solo hecho de que ciertos juguetes se vendan en una tienda o quizás sean populares en la actualidad entre la mayoría no debe influir indebidamente en los que siguen principios piadosos. Los juguetes que metódicamente entrenan a un niño a ser violento y a fingir que “mata” no están en armonía con el mandato cristiano de ‘tener amor intenso los unos para con los otros’ y de ‘buscar la paz e ir en pos de ella.’ (1 Ped. 3:11; 4:8) De modo que, además de la seguridad y la popularidad, los principios gobiernan la selección de juguetes que hacen los padres cristianos.
Por eso, al resolverse usted a escoger más sabiamente los juguetes en el futuro, quizás quiera considerar más lo que cada juguete ayudará a su hijo a efectuar: ¿Despertará su curiosidad y su imaginación? ¿Mejorará su coordinación? ¿Estimulará su habilidad creadora? Y, sobre todo, ¿le hará pensar? En realidad, los juguetes son una ayuda valiosa para el desarrollo mental y físico de un niño, y ustedes, como padres, pueden usarlos como instrumentos para dar guía a ese desarrollo.