¿Cómo puede uno hallar la felicidad genuina?
¿CUÁLES SON LOS FACTORES PRINCIPALES PARA LOGRAR LA FELICIDAD AHORA?
SE PUEDE hallar felicidad genuina hasta cierto grado ahora, y el que se pueda hallar felicidad mucho mayor en el futuro cercano es cosa segura.
Esta no es una creencia inspirada por el deseo. Se basa en lo que realmente es el caso hoy día en la vida de muchos centenares de miles de personas por todo el mundo, y en lo que el futuro definitivamente encierra para la humanidad.
¿Cuáles son los factores principales para lograr la felicidad ahora? Las respuestas pueden variar muchísimo, pues depende de quién es el que comenta. Por ejemplo, algunos creen que no hay mal, y por eso se imaginan que pueden hallar gozo en casi todo. Pero eso es engañarse a sí mismo, puesto que hay muchas cosas en este mundo que son muy malas.
Algunos van al otro extremo. Tienen dificultad en hallar algo bueno en cosa alguna o en persona alguna; por lo tanto no hay causa para felicidad. Tienen un punto de vista muy parecido al del poeta griego Sófocles de la antigüedad, quien dijo: “No considere feliz a ningún hombre que no esté muerto.”
Pero estos puntos de vista son extremos. En algún punto entre los dos hay un modo equilibrado de ver lo que lleva a la felicidad. Y, por lo general, la mayoría de las autoridades convienen en cuanto a varios factores básicos que son muy necesarios.
Sin embargo, al mismo tiempo, ¡casi todos estos observadores pasan por alto el factor más importante para lograr la felicidad! Y cuando se pasa por alto este factor, entonces con el tiempo las otras partes empiezan a fracasar.
Primero, notemos algunos de los factores elementales que pueden contribuir a una vida más feliz aun ahora en este mundo angustiado. Entonces identifiquemos el factor más importante, y observemos la relación entre éste y la felicidad mucho mayor del futuro.
Apreciando lo que tenemos
Ciertamente, en nuestra vida cotidiana tenemos que enfrentarnos a mucho que es malo. Pero, por otra parte, hay cosas por las cuales podemos estar agradecidos, cosas que pueden aportarnos alguna felicidad si solo nos damos tiempo para reflexionar sobre ellas.
Un modo sencillo que nos puede ayudar a apreciar a mayor grado el hecho de que podemos disfrutar de la felicidad hasta cierto punto ahora es considerar las alternativas. Casi todos pudiéramos pensar en alguna tragedia que disminuiría la felicidad que sentimos en este momento. Ya que tal es el caso, significa que sí tenemos felicidad hasta cierto punto ahora, puesto que no han sucedido esas tragedias. Por eso, aunque nuestra condición en la vida no nos haga sentir muy felices, nos es útil reconocer que por lo general estamos en una situación mejor que lo que nos hemos imaginado.
El apreciar lo que tenemos ciertamente incluiría el apreciar la vida misma. Aunque usted posiblemente tenga muchos problemas que pueden ocasionar depresión, no obstante, prefiere estar vivo a estar muerto, ¿verdad? Únicamente las personas desequilibradas se suicidan. Sí, la vida es “dulce,” y nos adherimos a ella hasta más no poder.
La alternativa de la vida es muerte, en la cual no hay disfrute alguno. Como dice la Biblia: “En cuanto a los muertos, ellos no están conscientes de nada en absoluto.” (Ecl. 9:5) Por eso el versículo anterior comenta: “Un perro vivo está en mejor situación que un león muerto.” (Ecl. 9:4) El estar vivo, y ser criatura humana, es un estado muy superior al de ser una roca, o un árbol, o un animal... o estar muerto. Podemos sentirnos felices de que estamos vivos como criaturas humanas, si solo nos damos tiempo para reflexionar sobre ello.
Además, si abrigamos el punto de vista correcto, muchas de las cosas sencillas de la vida nos pueden proporcionar felicidad adicional. Un día de sol agradable es un deleite. También lo es la creación natural, como los árboles, flores, animales, montañas, ríos y lagos. Hasta en las ciudades atestadas, hay días lindos y lugares agradables de los cuales podemos disfrutar y que pueden ser una fuente de refrigerio.
¿Puede usted ver? Hay algunos que no pueden, pues son ciegos. ¡Pregúntele a un ciego si se sentiría feliz si pudiera recobrar su vista! O cierre los ojos por un rato y trate de cumplir con sus tareas diarias. Apreciará a mayor grado cuán precioso don es su vista.
Lo mismo es cierto de los sentidos de gusto y olfato. Puede que haya cierta comida que le guste especialmente y que usted haya comido centenares de veces durante su vida, pero cuando se la están preparando y capta el olor de ella, se siente feliz.
Sí, estamos construidos de tal manera que nunca nos cansamos de las cosas verdaderamente buenas de la vida. Si ‘contáramos nuestras bendiciones,’ las apreciaríamos a mayor grado y nos sentiríamos más felices.
Disfrutando del trabajo
La felicidad requiere actividad. Nos sentimos más satisfechos con la vida si tenemos algo útil que hacer. El trabajo realmente es una bendición para nosotros.
Aunque el no tener que trabajar en absoluto puede parecer deseable, realmente no lo es. Si todo lo necesario fuera hecho para nosotros milagrosamente, la vida se haría increíblemente aburrida. La razón es que fuimos hechos para medrar con la debida cantidad de actividad.
Aunque el trabajo que usted hace le parezca falto de interés e importancia, ¿no contribuye a su existencia? ¿no ayuda a pagar sus cuentas? Entonces le es de importancia. Y le es de importancia a la sociedad en general, porque si todos los trabajos que parecen rutinarios o “insípidos” fueran eliminados, ¿por cuánto tiempo seguiría funcionando la sociedad?
Es cierto que el trabajo que usted hace quizás no sea tan deseable como el de otra persona. Pero casi siempre contribuye algo, no solo a su propio bienestar, sino al de otros también. Si mira a su trabajo así, si trata de hacerlo bien, le proporcionará alguna satisfacción. Como lo expresa la carta mensual del Banco Real del Canadá:
“El trabajador que hace bien las cosas pequeñas por las cuales es responsable contribuye al éxito de la empresa mayor, y el hombre que se dedica a su tarea con celo y resolución, empleando su mejor habilidad, tendrá un sentido de logro, que es un factor necesario para la felicidad.”
Un factor de mayor importancia
Uno de los factores más importantes para lograr la felicidad tiene que ver con nuestra relación con otros. No podemos sentirnos realmente felices sin la amistad, cariño, cálido afecto y comprensión —sí, el amor— que proviene de la gente.
Es cierto que en algunos lugares, como en las ciudades atestadas, a veces uno pudiera desear que toda la gente desapareciera. Pero ¿quién realmente quisiera estar completamente solo? Aunque la idea pudiera tener atractivo por un rato, la realidad es que no podemos obtener felicidad genuina sin otra gente, aunque a veces nos desilusionen o disgusten. Jamás se le ha hecho sentir feliz a un hombre por medio de tenerlo incomunicado por algún tiempo.
Pero el simplemente tener a otros alrededor de nosotros no nos trae felicidad. Lo que realmente importa es que manifestemos amor, un factor importante que se necesita para lograr la felicidad. Y la clase de amor, la clase que produce los mejores resultados, es un amor basado en principios rectos, además de ser caluroso y cariñoso.
“Amor: El factor más importante para lograr la felicidad,” declaró un encabezamiento de Psychology Today. Y en el artículo acompañante se citó este comentario del sicólogo Robert M. Gordon:
“El amor es por mucho el recurso más importante en la vida de la gente. Desempeña el mayor papel en la formación de valores que guían a las selecciones y modo de vivir. La persona que en su niñez experimenta una escasez de amor se siente infeliz entonces, y además desarrolla valores que perpetúan la infelicidad en la vida posterior.”
A menudo, cuando no hay amor y como resultado no hay felicidad, se tiende a sustituir estas cosas con dinero o bienes materiales. Pero esas cosas jamás pueden sustituir adecuadamente la felicidad que proviene de relaciones humanas cuando se despliega amor.
¿Significa esto que si carecimos de amor en la niñez, nunca podemos sentirnos realmente felices? No, porque el amor se puede cultivar, desarrollar, a cualquier edad. ¿Por qué? Porque fuimos hechos para expresar amor y para responder al amor como parte inherente de la sociabilidad humana. Dios nos creó con esta capacidad. Y a pesar de la desilusión que uno haya experimentado más temprano en la vida, es posible reavivar este amor.
Sí, al nacer tenemos el deseo de recibir amor y de responder al amor de otros. La revista canadiense Maclean’s hace notar:
“Muchos científicos han estudiado las sonrisas con que responden los niñitos, la primera manifestación de felicidad tan fascinadora, . . .
“Han hallado que hay un patrón humano universal: hasta la edad de seis meses, los bebés de toda raza se sonríen, casi sin excepción, en respuesta a cualquier adulto amigable.
“El hecho de que los bebés rara vez se sonríen al ver juguetes o sus botellas de alimentación, pero casi siempre se sonríen con personas, demuestra que esta sociabilidad es instintiva en la humanidad.”
La “regla áurea”
Lo que otros hacen afecta nuestra felicidad. Y lo que nosotros hacemos afecta la felicidad de otros. Simplemente no podemos pasar por alto el hecho de que nuestra felicidad está entretejida con la vida de muchas otras personas: nuestras familias, nuestras amistades y otros.
Hasta donde esté en nuestro poder, no debemos hacer nada en busca de nuestro propio placer que perjudique la felicidad de otros. Este principio se llama la “regla áurea,” la cual está contenida en la Biblia. Jesucristo fue quien dijo: “Todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos.”—Mat. 7:12.
Cuando usted trata a otros así, con amor, bondad, honradez e imparcialidad, ¿qué sucede? Lo mismo que el niñito que responde a su sonrisa, otros responderán al buen tratamiento que reciben de usted. Es cierto que no todos lo harán. Pero la mayoría responderá favorablemente.
Esto aumentará su felicidad, porque Jesús dijo: “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.” (Hech. 20:35) Sirve para ilustrar esto el caso de la abuela cuyo esposo había muerto. Ella escribió:
“Ya que [mi esposo] se ha ido, estoy dando a mis hijos y nietos . . . lo cual les ocasiona mucho placer. Pero la verdad es que cuando yo les doy a ellos, mi placer es mucho mayor que el de ellos.”
Si ella no hubiese “dado” a otros les hubiera negado alguna felicidad, y también se hubiera negado a sí misma una buena porción de felicidad. Descubrió la veracidad de lo que dijo el filósofo inglés John Stuart Mill, quien dijo que las únicas personas realmente felices son las que “tienen la mente fija en algún otro objeto que no sea su propia felicidad; en la felicidad de otros.”
Resultados excelentes
Cuando las personas muestran amor de la clase correcta entre sí, se pueden derribar todas las barreras que las dividen. Los testigos de Jehová de toda nación saben que esto es cierto porque han observado los resultados excelentes que provienen de mostrar amor imparcial a otros. Se esfuerzan por practicar la “regla áurea,” por practicar el “dar.”
Eso explica por qué han logrado mayor progreso, en escala mundial, que cualquier otra gente en superar las barreras divisivas del nacionalismo y racismo. Por ejemplo, después que un grupo de más de cien Testigos de Nigeria viajó a una asamblea de testigos de Jehová en Pensilvania, un vocero de los africanos dijo:
“La maravillosa parte de esta visita ha sido el poder ver de modo directo que el pueblo de Jehová vive como una familia grande y feliz y que cumple las palabras de Jesús en Juan 13:35, cuando dijo: ‘En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos.’”
Y comentaron de modo parecido dos personas que recientemente empezaron a asistir a las reuniones de los testigos de Jehová, pues dijeron: “Lo que más nos impresionó fue el interés amoroso que los Testigos manifiestan los unos en los otros. Lo que más valuamos actualmente es esta asociación amorosa.” Una persona de Nuevo México que solo se ha asociado con los Testigos recientemente escribió: “Asistí a unas cuantas reuniones y quedé impresionada con el amor y bondad que la congregación me manifestó.” Cuando se le preguntó a un señor que había dejado su anterior modo de vivir nocivo en pro del mejor modo qué fue lo que le había ayudado a hacer el cambio, contestó: “Alguien me mostró amor. Alguien se interesó en mi bienestar.”
Fue Jesús quien dijo: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.” (Mat. 22:39) Y mostrar amor al prójimo incluye el ser cooperativo, así como respetar los derechos y la propiedad de otros. Cuando se hace esto, algo bueno a menudo resulta de ello. Por ejemplo, después de una asamblea de los testigos de Jehová que se celebró recientemente en Kelowna, Colombia Británica, Canadá, el supervisor de la arena escribió a los Testigos:
“En los veinte años o más que he estado en esta arena, nunca antes he tenido que escribir una carta como ésta. Esta es la primera vez, y posiblemente la última, que yo le he escrito a un arrendatario para sinceramente expresar mi agradecimiento por cooperación tan excelente como la que se le ha ofrecido al personal de la arena durante este suceso.
“Sus hermanos y hermanas que tuvieron que ver con la administración y los deberes generales pertenecientes a esta asamblea han demostrado, sin excepción, estar prestos para ayudar, y han hecho de este suceso uno de los deberes más agradables que se nos ha pedido cumplir desde que nos iniciamos en el negocio de administrar arenas.
“Gracias por haber venido a nuestra arena. Esperamos que todavía estemos trabajando aquí cuando vuelvan.”
Además, al decir Jesús que hay que “amar a tu prójimo como a ti mismo,” ciertamente estaba incluido en esto los prójimos más cercanos que tenemos. Estos serían los miembros de nuestra familia inmediata. Puesto que Dios creó a la familia, solo es razonable esperar que se halle felicidad en ella.
Aquí, también, cuando aplicamos la “regla áurea,” y practicamos el dar altruista de nosotros mismos a otros de la familia, hay resultados excelentes. Muchas familias que habían estado a punto de desbaratarse han sido fortalecidas en gran manera y hechas más felices por medio de hacer lo que Jesús dijo. Y mientras más se apliquen estos excelentes principios de comportamiento, más feliz será la familia. El pasarlos por alto pudiera resultar en daño irreparable.
Además, hay muchos placeres sencillos en la vida familiar de los cuales podemos sacar felicidad si solo pensamos en ellos. Se da un ejemplo en Maclean’s:
“El historiador Will Durant dice acerca de buscar la felicidad en el conocimiento y de hallar la desilusión. Buscó la felicidad en viajar y halló cansancio, en las riquezas y halló discordia y preocupación. Buscó la felicidad en escribir y quedó rendido.
“Un día vio a una señora esperando en un automóvil pequeño con un niñito dormido en los brazos. Un hombre bajó del tren y viniendo a donde estaban besó a la mujer tiernamente y luego al bebé, muy suavemente para no despertarlo. La familia se fue en el auto a través de los campos y dejó a Durant atónito con el reconocimiento de lo que es la felicidad verdadera.
“Más tarde escribió: ‘Toda función normal de la vida encierra algún deleite.’”
Sí, el que apreciemos las cosas buenas que tenemos, y manifestemos amor de la clase correcta en todo nivel de las relaciones humanas, obra maravillosamente para mejorar la felicidad. Esto es cierto aun en un mundo lleno de problemas.
Sin embargo, hay otra cosa que es aún más importante que estos factores. Hay algo tan importante que si no lo tenemos en nuestra vida, no podemos sentirnos verdaderamente felices. ¿Qué es este factor que es el más crucial de todos para lograr la felicidad? El siguiente artículo nos dirá.