Explorando los cielos en casa
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Australia
EN MUCHAS partes del mundo, desde que llegó la televisión ya no se goza tanto de crear, explorar o participar en aventuras. El entretenimiento ocupa gran parte de los ratos de ocio de muchas personas. Sin embargo, la emoción de seguir buscando conocimiento nuevo y explorar más allá de los límites conocidos es algo que ha impulsado a los hombres a arriesgar su fortuna y hasta su propia vida.
¿Le gustaría a usted explorar los cráteres y montañas de la Luna o conocer mejor los planetas de nuestro sistema solar? ¿Le gustaría dar una mirada más de cerca a la galaxia Vía Láctea, de la cual es parte nuestro Sol, o a la inmensa galaxia o nebulosa de Andrómeda, que está a la asombrosa distancia de 1.500.000 años luz?a
Estas solamente son algunas de las cosas excitantes que se han hecho accesibles a miles de individuos y familias que han tomado el tiempo para explorar los cielos con la ayuda de prismáticos o unos buenos gemelos de campo, o de un telescopio pequeño. De esta manera han podido ver otras decenas de miles de estrellas además de las aproximadamente 2.000 que uno normalmente ve a simple vista en una noche despejada; ¡y con muchísimo más detalle! Lo que a simple vista parece ser una sola estrella se convierte en dos o más estrellas. Se pueden ver detalles en los cráteres de la Luna, los anillos de Saturno y numerosos enjambres de estrellas.
Para obtener un telescopio
Con prismáticos sencillos le será posible ver mucho, pero si quiere explorar más profundamente necesitará un telescopio pequeño. Por lo general los fabricantes comerciales ofrecen dos tipos: los refractores, que se basan en lentes de 5 a 13 centímetros de diámetro, y los reflectores, que se basan en espejos de 10 a 30 centímetros de diámetro. Si compara telescopios del mismo diámetro, verá que los reflectores pesan menos, son más cortos, más fáciles de cargar y de almacenar y por lo general cuestan menos que los refractores.
El propósito de un telescopio es atrapar tanta luz como sea posible y también ampliar la imagen. Un equipo de 5 centímetros dirige al ojo aproximadamente 60 veces más luz que la que el ojo normal atrapa. Uno de 7,6 centímetros atrapa aproximadamente 140 veces más luz. Un telescopio mayor produce una imagen más brillante con más detalles, pero es más caro. Sea que uno se proponga comprar uno nuevo o uno de segunda mano, es prudente obtenerlo a prueba primero, si es posible.
Por otra parte, quizás usted opte por hacer en casa su propio telescopio y su base. Esto puede hacerse a poco costo y sin gastar mucho tiempo. La persona interesada en hacer un telescopio debe comprar lentes apropiados, pero puede fabricar el resto con artículos caseros. También se puede ahorrar bastante comprando los telescopios en juegos de piezas que es preciso armar. Un buen manual sobre astronomía para aficionados puede serle muy útil tanto para construir como para probar el telescopio.
Cómo observar el Sol
¿Puede usted explorar el Sol con un telescopio? ¡Sí! ¡PERO TENGA CUIDADO! Nunca, en ninguna circunstancia, debe usted mirar directamente al Sol con un telescopio o prismáticos. ¡Puede quedar permanentemente ciego! Sin embargo, es posible proyectar sobre una pantalla la imagen producida por el telescopio y reducir cualquier otra luz que caiga sobre ésta. Esto le permite explorar la superficie del Sol. Si lo hace, en breve hará un descubrimiento interesante. ¡No toda la superficie del Sol es brillante! También tiene algunas manchas oscuras.
Estas son las “manchas solares.” Algunas de estas manchas son más grandes que la Tierra. Están formadas de gas que es más frío que el resto de la superficie solar, aunque las manchas solares pueden tener una temperatura de 4.000 grados centígrados. Pueden aparecer, desaparecer y cambiar de forma y siempre están mudando de posición debido a que el Sol gira sobre sí mismo en poco menos de un mes. A algunos les es interesante hacer una gráfica del progreso de estas manchas solares.
Aproximadamente cada 11 años las manchas solares entran en un período de máxima actividad. Se espera que lo hagan en 1980. Sí, hay mucho que ver y aprender acerca del Sol. Pero recuerde: ¡TENGA CUIDADO!
Pasemos a explorar la Luna
A usted le será interesante dar una ojeada a nuestro vecino más próximo, la Luna. Una excelente ocasión para hacer esto es desde que la Luna está en el cuarto creciente hasta que se hace media luna. Entonces largas sombras facilitan la observación del paisaje lunar. Por medio del telescopio podrá ver escabrosas montañas majestuosas en la superficie lunar. También hay planicies ondulantes (que en un tiempo se creía que eran mares), cráteres gigantescos, riscos dentados y toda suerte de otras marcas en el terreno. ¡Pero ni una solo gota de agua!
El hombre también ha descubierto que el terreno de la Luna contiene los mismos elementos que el de la Tierra, aunque en proporciones diferentes. Y contrario a algunos conceptos erróneos populares, la Luna tiene una de las superficies más oscuras de todos los cuerpos del sistema solar; solo refleja 7 por ciento de la luz que cae sobre ella. No obstante, esto es lo suficiente para proveer una iluminación suave y agradable durante la noche para los habitantes de la Tierra. Esto recalca el propósito que las Escrituras le atribuyen de ser “la lumbrera menor para dominar la noche.”—Gén. 1:16.
A los planetas
Aunque los planetas están mucho más lejos, tienen muchas cosas que son muy interesantes de explorar.b Es bueno comenzar con Venus, al cual a menudo se le llama “lucero del alba” o “estrella matutina” o “vespertina.” Casi siempre se le puede ver durante las últimas horas de la mañana o las primeras horas de la noche. La observación le revelará que Venus pasa por fases tal como lo hace nuestra Luna.
Por lo general Júpiter le sigue en brillo. Es el planeta más grande de nuestro sistema solar, pues tiene un diámetro de aproximadamente 140.000 kilómetros. Este planeta tiene 13 lunas conocidas, cuatro de las cuales se pueden localizar con un telescopio pequeño. Sin embargo, éstas quizás jueguen “al escondite” y cambien de posición, o quizás una o dos de ellas desaparezcan por cierto tiempo a medida que estas lunas viajan en sus órbitas alrededor de Júpiter. También podrá ver las fajas o bandas de Júpiter así como su misteriosa mancha roja.
También está Saturno, que, con su hermoso sistema de anillos, es una emocionante obra maestra de la creación de Dios. Se cree que este magnífico juego de tres anillos de brillo diferente está compuesto de millones de partículas pequeñas, cada una de las cuales se comporta como un satélite del planeta. ¡Son todo un espectáculo!
Marte, el brillante planeta rojo con sus casquetes polares de hielo también es intrigante. Pero con un telescopio pequeño se puede estudiar detalladamente solo cada dos años, cuando se acerca más a la Tierra. Si usted no vio a Marte en 1977, tendrá que esperar hasta 1979.
Aún mucho más que ver
Después de explorar nuestro sistema solar, uno puede penetrar aún más en las profundidades del espacio. ¡Las estrellas! ¡Qué hermosas lucen, colgando como joyas brillantes en la negrura de la noche! En el caso de algunas usted hallará que lo que parece ser solamente una estrella en realidad son dos o más estrellas que están cerca una de otra.
Alfa Crucis, la estrella más brillante de la Cruz del Sur, y Beta del Cisne o Albireo en la constelación del Cisne son ejemplos de esta clase de estrellas. La última consiste de una estrella amarilla alrededor de la cual gira una estrella azul más pequeña. Manchas nebulosas en el cielo resultan ser grandes cantidades de estrellas estrechamente apiñadas. Y qué emocionante descubrir los deleitables colores de estos cuerpos celestes, del rojo brillante al color del oro, verde y azul. ¡Qué veraces son las palabras de un escritor bíblico inspirado, dichas sin la ayuda del telescopio: “Estrella difiere de estrella en gloria”!—1 Cor. 15:41.
Es fascinante también el meditar en el hecho de que muchas de las estrellas que vemos están a miles de años luz de distancia. Eso significa que las vemos, no como son actualmente, sino como eran cuando la luz las dejó tanto tiempo atrás. Por ejemplo, cuando en 1054 E.C. los astrónomos chinos notaron la explosión de una estrella en la constelación de Tauro (el Toro), estaban observando algo que había sucedido aproximadamente allá en 3500 a. de la E.C., durante la vida de Adán. El tiempo y la distancia ejercitan al máximo la comprensión a medida que uno explora el universo.
Por otra parte, considere la galaxia de Andrómeda. Esta es notable por ser el objeto más distante que puede verse a simple vista. Está a unos catorce trillones de kilómetros de distancia de nosotros. Esta noche al mirar al tenue resplandor nebuloso de la Andrómeda, la luz que entre en sus ojos habrá terminado un viaje que comenzó hace un millón y medio de años. ¡Qué lejos se puede ver en una noche clara! Es pasmoso darse cuenta de esto, casi como si se estuviera penetrando en la eternidad.
Las posibilidades de exploración son ilimitadas. Siempre está la emoción de ver un gigantesco globo de fuego iluminar los cielos, o una “estrella fugaz” (meteoro) al dejar su rastro ígneo a través de la oscuridad. Se calcula que es posible ver 90 millones de rastros de meteoros durante cualquier período de 24 horas por toda la Tierra, aunque algunos solo son momentáneos. Se les puede ver más a menudo temprano por la mañana debido a que entonces la parte de la Tierra en que usted vive está dando el frente en su viaje alrededor del Sol y está chocando directamente con los meteoros. En ciertas ocasiones del año ocurren lluvias de meteoros espectaculares, a medida que la Tierra cruza una corriente de meteoros que están girando alrededor del Sol.
A veces uno hasta tiene la oportunidad de observar un eclipse parcial de Sol o de Luna, o en casos raros un eclipse total, como sucedió en Australia en 1976.c Y no olvide los satélites hechos por el hombre que la tecnología humana ha logrado poner en órbita. En Sydney, Australia, es posible ver aproximadamente 12 de éstos a simple vista cada semana. La mejor manera de examinarlos es con prismáticos.
El explorar los cielos en casa puede ser un gran placer para jóvenes y viejos. Sea que uno observe a simple vista o explore a mayor profundidad, no puede menos que hacer eco de las palabras registradas en Salmo 8:3, 4: “Cuando veo tus cielos, las obras de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has preparado, ¿qué es el hombre mortal para que lo tengas presente, y el hijo del hombre terrestre que cuides de él?”
[Notas]
a Un “año luz” es la distancia que la luz recorre en un año, a la velocidad de 299.388 kilómetros por segundo. ¡Un solo año luz equivale a casi 9 billones y medio de kilómetros!
b Para más detalles vea ¡Despertad! del 8 de diciembre de 1975, páginas 12 a 16.
c Para detalles vea ¡Despertad! del 22 de septiembre de 1977, páginas 16-19.