¡Controle su televisor!
DEBIDAMENTE controlada, la televisión puede informar, educar y entretener. Puede contribuir a nuestro disfrute de la vida. Sin control apropiado, puede ser destructiva. Así es que aprenda a controlarla antes de que lo controle a usted... y a sus hijos.
Escribiendo para el Daily News de Nueva York, el Dr. Saul Kapel declaró: “El tiempo de dudar la investigación ha pasado hace mucho. Es hora de que los padres obren en armonía con ella . . . y presten más atención a la cantidad de TV y a los programas que ven los niños.” Se puede decir lo mismo en cuanto a los hábitos de los televidentes adultos.
¿Está usted enviciado con la TV?
Sería bueno echar una ojeada honrada a cuánto tiempo usted y su familia pasan viendo TV. Usted pudiera colocar una hoja de papel y un lápiz cerca de su televisor, y para una semana normal escribir, cada día, la cantidad de televisión que se ve y quién la ve. Entonces súmelo. Los resultados pudieran sorprenderle.
Además, para ayudar a determinar si usted se está enviciando con la TV, hágase preguntas como las siguientes:
1. ¿Espera usted con anhelo el fin del día para poder ver sus programas favoritos de TV?
2. ¿Deja usted encendida la TV después que sus programas favoritos han terminado, y sigue viendo otros?
3. ¿Hace usted lo de arriba (1 y 2) noche tras noche?
4. ¿Prefiere usted ver TV a estar con amigos o hacer cosas con la familia?
5. ¿Enciende usted la TV por la mañana si tiene la oportunidad?
6. ¿Mantiene usted el televisor encendido aun cuando en realidad no lo está viendo?
7. ¿Se siente usted irritado durante la noche si no puede ver la TV?
8. ¿Se pone usted a la defensiva si se le acusa de ver demasiada TV?
9. ¿Presenta usted excusas por ver demasiada TV?
10. ¿Pasa usted más horas viendo TV que en todas las otras actividades de su tiempo libre?
Si usted ha respondido “Sí” a varias de estas preguntas, entonces esto sugiere que hasta cierto grado ya se ha enviciado con la TV.
Cómo controlarla
¿Cómo puede uno controlarse para no ver en exceso la televisión? Primero, es preciso reconocer que casi todo lo que se hace en exceso puede ser dañino a los seres humanos.
El comer buen alimento es provechoso, pero, ¿lo es la glotonería? El beber bebidas alcohólicas puede ser agradable, pero, ¿lo es el alcoholismo? El dormir es vital para la buena salud, pero el hacerlo en demasía puede perjudicar el cuerpo y la mente.
Sin embargo, reconocer que algo es potencialmente dañino pudiera ser más fácil que dar pasos para controlarlo. Y esto es lo que les sucede a muchos televidentes.
Lo que el buen control exige es disciplina. Y eso requiere el motivo correcto.
Pudiera ser útil abordar el problema de la manera en que usted lo haría si su médico le dijera que evitara una práctica que fuera dañina para su salud. El ver demasiada TV es una práctica que puede ser dañina a la salud mental y física. El saber esto puede motivar a algunos a desarrollar la disciplina que se necesita para tener moderación.
Para ayudar a controlar la TV, algunos han puesto su televisor en un lugar donde es inconveniente pasar largas horas frente a él. Esto pudiera ser en una habitación que todos los miembros de la familia usan más extensamente. Algunos lo han puesto en un gabinete o en un armario, lo cual precisa esfuerzo para prepararse para usarlo. Además, puesto que el dormitorio es demasiado propicio para recostarse y observar por largos períodos, muchos rehúsan poner su televisor allí.
Algunas familias tienen un horario, y solo ven ciertos programas en la TV, y el televisor se mantiene apagado por el resto del tiempo. El recurrir a otras actividades también es útil, tal como apartar ciertas noches para las consideraciones familiares, lectura, u otros tipos de recreación que envuelvan a toda la familia.
Por supuesto, hasta la moderación puede ser improductiva si los programas que uno ve recalcan las ideas incorrectas. Así es que es preciso dar atención al contenido del programa.
Control de lo que ven los niños
Los padres tienen la seria responsabilidad de dirigir los hábitos televisuales de sus pequeñuelos. Algunos padres le dicen un firme “No” al niño que desea jugar en una calle muy transitada, puesto que hay peligro envuelto. Pero el mismo padre deja que el hijo tenga acceso a la TV sin controlarlo. De modo que es preciso aprender a hacer que su “No” signifique precisamente eso. Y la mayoría de los niños cesan de importunar a sus padres acerca de la TV cuando se dan cuenta de que sus padres no cederán.
Por supuesto, nadie puede establecer reglas en cuanto a lo que los padres deben hacer en este asunto. Pero es interesante ver lo que otros han hecho con buen éxito. Por ejemplo, algunos les limitan a sus hijos el número de horas que les permiten ver televisión durante los días de escuela a solamente una hora al día, o media hora al día, y una hora o dos durante los fines de semana. Otros padres han eliminado totalmente la TV para sus hijos durante los días escolares, y solo les permiten una cantidad limitada de tiempo durante los fines de semana y las vacaciones.
Muchos padres no permiten que se vea la TV durante las comidas, o cuando es hora de estudiar o hacer quehaceres o a la hora de acostarse. Y no permiten que sus hijos tengan un televisor en su propia habitación.
Sin embargo, algunos han observado que el tratar de regular los hábitos televisuales de los niños no da buenos resultados. Una madre dijo que después de cierto período el control que ella ejerce “mengua cada vez más, y pronto los niños están viendo televisión todo el tiempo.” Puesto que no podía permanecer firme en los límites sobre una base diaria, halló que la única solución era que los niños se abstuvieran totalmente de ver TV durante la semana escolar.
Los padres también tienen que elegir cuidadosamente los programas para sus hijos. Algunas preguntas que pudieran hacerse a este respecto son:
1. ¿Es apropiado el programa para la edad del niño?
2. ¿Muestra el programa problemas y conflictos que un niño puede entender, y maneras positivas de resolverlos?
3. ¿Muestra el programa buena moralidad, vida familiar, matrimonio y relaciones entre los sexos de un modo sano y positivo?
4. Cuando a un niño se le permite observar cierto entretenimiento de dibujos animados, ¿qué es lo que probablemente aprenderá?
5. ¿Anima el programa a actividades edificativas, o por lo menos mejora la calidad de la aptitud de jugar del niño?
Beneficios
Una madre norteamericana que mantenía encendida la TV durante gran parte del día “solo para tener compañía” notó que su hijo de un año y medio de edad dormía por intervalos irregulares y estaba más irritable y más inquieto que lo normal. Así es que apagó la TV y el comportamiento de su hijo mejoró muchísimo. Dormía mejor, no estaba tan irritable y mejoró su habilidad de concentrarse en su juego.
Cuando el televisor de una familia en el Japón se descompuso, la madre escribió lo siguiente a un periódico: “Desde entonces el patrón de vida de mis dos hijos, de siete y cinco años de edad, ha mostrado un cambio sorprendente. Antes que el televisor se descompusiera, lo único que mis hijos hacían después de la cena era ver la TV. Nunca escuchaban mi sugerencia de leer libros. Pero ahora que el televisor está roto, están bastante dispuestos a leer libros.” Muchos otros padres japoneses escribieron acerca de mejoras similares en comportamiento y en tarea escolar después de controlar los hábitos televisuales de sus hijos.
En los Estados Unidos los padres han tenido experiencias similares cuando el televisor se descompuso y no fue reemplazado rápidamente. Uno dijo: “Al principio mis hijos no sabían qué hacer. ¿En qué deberían emplear su tiempo? Sin embargo, gradualmente otras actividades los ocuparon. Comenzamos a participar en juegos de familia juntos, y nos pusimos a leer más. Las conversaciones familiares se hicieron más frecuentes y prolongadas, acompañadas de un intercambio de opiniones y sentimientos, y comenzamos a pasar más tiempo en las actividades al aire libre.” Esta familia obtuvo otro televisor, pero para entonces habían aprendido a controlarlo.
Otro padre que aprendió a controlar la TV dijo: “Me emociono al pensar en lo mucho que ahora nos hablamos unos a otros. El televisor no posterga esas cosas que los niños evitan... quehaceres, tareas, baños, la hora de acostarse.”
Los padres concienzudos en particular se interesan en que nada se interponga en el camino de la educación casera de sus hijos. Los niveles y habilidades de inteligencia de los niños aumentan grandemente cuando los padres los ayudan a aprender a leer y exponen a los niños a los materiales educativos aun antes de que lleguen a la edad escolar.
Es por esto que a los padres que son testigos de Jehová se les anima a incluir a sus hijos de todas las edades en las actividades educativas que giran en torno a la Biblia. Como resultado, muchos de sus hijos llegan a ser lectores competentes, cosa que les ayuda grandemente en su tarea escolar y también más tarde en la vida. El que los padres provean esta educación casera, acoplada con literatura para los niños que explique los altos principios de moralidad de la Biblia, provee un fundamento de gran valor. Contribuye a contrarrestar las malas influencias que son tan abundantes en este mundo.
Además, puesto que los testigos de Jehová aceptan la Biblia como la Palabra de Dios, también aceptan el hecho de que ésta requiere “gobierno de uno mismo,” lo cual incluiría el controlar o gobernar el uso del televisor. De hecho, el que ejerzan gobierno de sí mismos es una indicación de que están dejando que la poderosa fuerza activa de Dios, su espíritu santo, obre en su vida, pues el gobierno de uno mismo es un “fruto,” o producto de ese espíritu.—Gál. 5:22, 23.
Así, los padres hacen bien no solo en controlar el uso que sus hijos dan a los televisores, sino en hacer todo esfuerzo posible por reemplazarlo con actividades edificantes. Y seguramente, el mismo principio aplicaría en la vida de los padres, pues de esa manera estarían dando un buen ejemplo a los hijos.
Sí, la televisión puede ser provechosa. Puede instruir, informar y entretener. Pero también puede arruinar y corromper e influir en la persona hacia el comportamiento inmoral, la hostilidad, la violencia y hasta la incredulidad en Dios. Por lo tanto, las personas prudentes se esfuerzan por mantener su televisor bajo control a fin de que éste no las controle a ellas.
[Ilustración de la página 19]
Al regir el uso de su televisor, los padres pueden comunicarse más con sus hijos y ayudarlos a desarrollar sus habilidades mentales