Un paseo en el tren “bala” del Japón
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en el Japón
AL LLEGAR a la estación de Tokio, nos abrimos paso a través de las muchedumbres hasta llegar a la plataforma. Está especialmente diseñada para el Shinkansen, o el tren de la Nueva Línea Principal, conocido a los extranjeros como el “bala.” Queremos visitar a Kyoto hoy; de modo que abordaremos el tren “Hikari” Shinkansen, el expreso super “ligero.” En breve llega nuestro atestado tren, una raya blanca de 400 metros de longitud con la parte inferior pintada de azul... un aspecto verdaderamente aerodinámico.
En solo breves minutos, el tren se vacía completamente, al descargar hasta 1.400 personas. En pocos minutos las jóvenes que se ocupan de la limpieza recogen la pequeña cantidad de basura que los pasajeros han regado, y se anuncia que podemos subir al tren.
Habíamos reservado nuestros asientos el día anterior en una estación ferroviaria de nuestro suburbio. Esto solo había tomado más o menos un minuto. Las reservaciones para el entero sistema de trenes expresos del Japón se procesan por medio de un sistema de computadoras, de modo que cuando uno le informa qué tren desea al empleado que vende los billetes, la computadora imprime su billete para el tren o, si no hay asientos disponibles, provee información en cuanto a la mejor reservación disponible. Y si ésta es de su agrado, inmediatamente le prepara el billete. Además, varios de los 16 vagones tienen “asientos libres,” a fin de que, si uno no tiene reservación, pueda ponerse en fila para ocupar uno de estos asientos.
Estamos muy contentos de tener asientos en el lado derecho del tren, pues podremos ver bien el monte Fusi Yama. Este tren pasa tan cerca de la montaña que a uno le parece que pudiera sacar la mano y tocarla. Note los excelentes asientos... tres en un lado y dos en el otro, tapizados de azul y con un paño blanco limpio para recostar la cabeza. En los dos “vagones verdes” especiales hay hasta asientos de lujo en los que uno puede reclinarse.
Mientras esperamos que el tren comience su recorrido, permítame relatarle algo acerca de él. El Shinkansen comenzó a funcionar en 1964 con una línea corta de unos 515 kilómetros de Tokio a Osaka. Entonces, en 1972, se extendió la línea hasta Okayama y en 1975 a Kiusiu, lo cual da un total de 1.176 kilómetros.
Este tren aerodinámico puede alcanzar una velocidad de 286 kilómetros por hora. Pero en una travesía regular, como la nuestra de hoy, viajaremos a 210 kilómetros por hora... lo cual aún es muy rápido. Los trenes convencionales solían hacer el viaje de Tokio a Osaka en seis horas y 50 minutos, pero a esta velocidad solo toma tres horas. Puede entender, pues, por qué le han dado a este tren el apodo “bala.”
Un viaje sin sacudidas
Allá vamos... comenzamos muy lentamente y gradualmente cobramos velocidad. No es preciso agarrarse de nada, pues no hay sacudidas ni golpes. El “bala” viaja tanto más suavemente que un automóvil o un autobús que uno no se da cuenta de la alta velocidad a menos que mire por la ventana y vea lo muy de prisa que pasa el escenario. Aun a esta velocidad no es difícil andar por el pasillo. Está claro que los ingenieros meditaron mucho en el diseño y construcción del tren “bala” a fin de hacerlo rápido y cómodo.
¿Dónde está el triquitraque que por lo general ocasionan los acoplamientos o juntas de los rieles? Bueno, por un lado, los rieles regulares de acero solo tienen 25 metros de largo, pero los rieles para el bala son de 1.500 metros de largo y carecen de juntas. Además, en el punto en que se encuentran los rieles, hay una junta flexible que está diseñada para eliminar las sacudidas y hacer frente a la expansión y contracción.
A fin de disminuir el ruido exterior del tren, el firme o “balasto” de los rieles está compuesto de traviesas de hormigón y grava en las zonas pobladas. Pero en las zonas rurales (por las que pasa la mayoría de la línea) se usa un bloque de hormigón para el firme. Los rieles se instalan directamente en las secciones de hormigón del firme, cada una de las cuales es de poco menos de cinco metros de largo. Es interesante que este firme compuesto de bloques “flota” sobre un “cojín.” ¿Cómo es eso?
Bueno, primeramente, se colocan las secciones de hormigón del firme sobre un fundamento de hormigón anterior. Entonces, a través de pequeños agujeros en la superficie, se inyecta mortero de asfalto hasta que la sección del firme se eleva 50 milímetros sobre el fundamento. Este mortero de asfalto se convierte en un “cojín” que puede absorber gran parte de las sacudidas y del ruido del firme “flotante.”
Aun con este tipo de firme, el ruido del tren es uno de los problemas más grandes para las personas que viven cerca de la línea del ferrocarril. Muchos afirman que sufren de “contaminación sónica.” Se oponen al tren “bala,” y preguntan: ‘De cualquier modo, ¿por qué es preciso viajar a velocidades tan altas?’
¿Tiene sed? Yo también. Aquí vienen dos jóvenes guapas en uniforme con un carrito. Podemos comprar cualquier cosa desde café hasta cerveza... y compremos también calamar seco para comer mientras analizamos este tren un poco más.
Curvas y túneles
¿Ve usted el frente del tren a medida que recorremos esta curva? Por razones de seguridad se construyó la entera línea tan recta como fue posible en las zonas de alta velocidad. La curva más cerrada es más de seis veces tan amplia como las de los ferrocarriles corrientes. A la velocidad de 210 kilómetros por hora el “bala” puede pasar cualquier punto sin sacudidas. Algo que también contribuye a estabilizar el tren es la amplia distancia entre los rieles... casi un metro y medio. Esto sobrepasa en un tercio la distancia regular de poco más de un metro.
¿Nota los granjeros trabajando en sus campos de arroz? Oh, ¿no pudo verlos? Sí, hay muchos túneles en la línea Shinkansen, y a menudo bloquean nuestra vista temporeramente. Actualmente un túnel submarino conecta el tren con Kiusiu, la isla meridional del Japón, y hay planes para conectar en el futuro las cuatro islas principales por medio de túneles para trenes “bala.” ¡Si el plan de incluir a todas las islas del Japón tiene buen éxito, el viaje de Tokio a Sapporo, Hokkaido, que ahora demora unas 17 horas, será reducido a aproximadamente un tercio de ese tiempo!
En solo dos horas ya estamos llegando a la estación Nagoya. No bajaremos aquí, aunque hay una espera de dos minutos. ¿Ve usted a esas personas saltando del tren? Van de carrera a una de las pequeñas tiendas de fideos que se encuentran en la plataforma, engullen una sopa caliente de fideos, y corren de vuelta a su asiento a medida que una fuerte campanada da la señal de partida.
Por qué se hizo necesario
Muchas personas, entre éstas las que viven cerca de la vía férrea, preguntan por qué se necesita un tren de tan alta velocidad en un país compuesto solo por islas. Los apoyadores del “bala” responden que la zona de tierra del Japón se extiende de norte a sur, y que las principales ciudades industriales se encuentran a lo largo de la costa del Pacífico. En el pasado, el mejorar las carreteras a lo largo de la costa fue suficiente. Pero éstas pronto alcanzaron su límite, y ya no queda espacio para nuevas carreteras amplias y/o más automóviles.
Se hizo necesario un medio diferente de viajar entre Tokio y Osaka, que ocupa el segundo lugar en tamaño entre las ciudades del Japón. Así, nació el tren “bala.” A menudo se ha dicho que el Japón no hubiera podido tener un crecimiento económico tan rápido sin el Shinkansen. ¡Desde que comenzó a funcionar en 1964 ha transportado a más de mil millones de pasajeros!
Un viaje seguro
Aquí vienen más jovencitas, y esta vez venden helados. Más tarde comeremos algo, y, en vez, iremos al coche restaurante en el cual podremos ver el velocímetro que se ha colocado para los pasajeros. Este indica que de veras viajamos a 210 kilómetros por hora. Difícil de creer, ¿verdad? El viajar a velocidades tan altas hace casi imposible que el maquinista pueda detener el tren a tiempo si ve alguna dificultad por delante. ¡Aun si pusiera los frenos inmediatamente, el tren seguiría avanzando otros 2.000 metros antes de detenerse!
Puesto que no se puede confiar en los ojos del maquinista, no hay señales a lo largo del trayecto. Más bien todo se controla por medio de un sistema de Control o Mando Automático de Trenes (ATC). La entera línea está dividida en bloques de 3.000 metros y el controlador en la estación de control puede seguir cada tren en un tablero o cuadro. El sistema de computadoras ATC envía una orden a cada tramo, y así controla la velocidad en ese tramo en particular. Del centro de mando proceden órdenes para cinco velocidades diferentes: 210, 160, 70 y 30 kilómetros por hora, así como la orden de parada.
Cuando nuestro tramo recibe una orden de 210 kilómetros por hora del sistema ATC, el tramo detrás de nosotros envía una orden de 30 kilómetros por hora, el tramo detrás de ése una orden de 70 kilómetros por hora, y así por el estilo, a fin de evitar choques traseros. Y esto también significa que cuando viajamos a 210 kilómetros por hora no hay ningún tren delante de nosotros en una distancia de por lo menos nueve kilómetros.
¿Y si el sistema ATC funciona mal? Esto prácticamente no sucede, aunque una vez el sistema tuvo una falla y registró que un tren inmóvil iba a plena velocidad. Todos los sistemas ATC tienen su sistema sustitutivo y todas las máquinas eléctricas tienen dos máquinas sustitutivas, a fin de que si una se rompe, la otra se encargue del trabajo. Hasta los terremotos se toman en cuenta. Los trenes se detienen automáticamente cuando un terremoto registra cierto nivel en la escala sismográfica.
A fin de enfrentarse a la lluvia, el viento, la nieve y así por el estilo, es preciso mantenerse en contacto constante con los maquinistas y el personal de cada estación. Un Centro de Control del Tráfico, o sistema CTC, en la oficina principal de control situada en Tokio se encarga de este aspecto de la seguridad. Allí uno puede ver un tablero de mando que muestra todo el tráfico en la entera línea de Tokio a Kiusiu. En la sala de control los operadores vigilan el tablero y dirigen la información necesaria a los trenes individuales.
Recientemente, debido al aumento de trenes y del tráfico, los Ferrocarriles Nacionales han empleado un sistema de computadoras adicional llamado “Comtrac” para complementar a estos controladores. El sistema Comtrac tiene en su “memoria” información acerca del número de la vía férrea, la guía de salidas y llegadas de trenes y las condiciones en cada estación.
Si por cualquier razón algún tren no cumple con el horario, el sistema Comtrac notifica a los operadores en la sala de control y automáticamente hace un nuevo programa de trenes, incluso una nueva hora de salida y, si es necesario, cancela trenes. Puede gobernar todos los lugares necesarios en el entero sistema ATC, incluso los anuncios en ciertas estaciones... ¡una máquina verdaderamente asombrosa!
Todas estas precauciones le han suministrado al rapidísimo “bala” un excelente registro de seguridad. ¡Desde el 1 de octubre de 1964 el tren “bala” no ha tenido un accidente que resultara en pérdida de vida! La seguridad siempre se pone en primer lugar.
Bueno, ya estamos en la estación de Kyoto. ¡Solo dos horas y 50 minutos! Ya puede decir que ha “paseado” en el famoso tren “bala” del Japón.