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  • Vida y paz... ¿de qué modo?

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  • Vida y paz... ¿de qué modo?
  • ¡Despertad! 1984
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¡Despertad! 1984
g84 8/11 págs. 12-13

Vida y paz... ¿de qué modo?

“VIDA y Paz.” Éste fue el tema de la singular conferencia mundial celebrada del 20 al 24 de abril de 1983 en la Universidad de Upsala, Suecia. ¿Qué la hizo singular? Por primera vez en la historia, líderes eclesiásticos del más alto nivel internacional se reunieron en un esfuerzo por llegar a un acuerdo respecto a cómo sus respectivas iglesias deberían considerar la guerra, la violencia y las armas nucleares, y, también, cómo se puede promover la vida y la paz en el mundo.

En ella participaron unos 160 líderes, procedentes de 60 naciones, que representaban a la Iglesia Católica Ortodoxa, la Iglesia Católica Romana, iglesias luteranas estatales e iglesias libres. También estuvieron presentes unos 200 periodistas procedentes de todas partes del mundo.

¿Paz mediante resistencia armada?

Una de las cuestiones principales tenía que ver con la manera como las iglesias considerarían su participación en resistencias armadas. El arzobispo Olof Sundby, líder de la Iglesia Estatal de Suecia y miembro del Comité Organizador de la conferencia, declaró que es apropiado que los cristianos participen en resistencias armadas si el propósito es impedir que triunfe la violencia. Además, Vitalij Borovoj, representante ortodoxo y profesor de teología, admitió francamente en una entrevista: “La Iglesia Ortodoxa Rusa no tiene una historia pacifista. Muchos sacerdotes lucharon tenazmente contra la revolución, y los revolucionarios consideraron a los sacerdotes como representantes del régimen del zar”. Añadió: “Naturalmente, como cristiano me opongo a todas las guerras. No obstante, es correcto pelear como lo hicimos durante la segunda guerra mundial”.

Se puede ver que las iglesias representadas no gozan de buena reputación en cuanto a ser promotoras de la vida y la paz en el mundo por lo que se indica en la resolución final de la conferencia, llamada El Mensaje. Esta resolución, que los delegados de la conferencia adoptaron, dice en parte: “Humildemente confesamos que como cristianos hemos sido infieles al Señor. Nuestras propias divisiones como cristianos debilitan nuestro testimonio a favor de la paz. Como ciudadanos de estados nucleares, la vergüenza que algunos de nosotros sentimos es mayor. Nos arrepentimos, todos juntos”. Al dar por sentado el perdón de parte del Señor, la resolución pasa a decir: “Pero ahora tenemos que aceptar el perdón del Señor”.

No se ponen de acuerdo

La resolución final de la conferencia tuvo que ser ajustada y escrita de nuevo varias veces antes de ser adoptada. Esto mostró que no todos los delegados estaban de acuerdo.

Por ejemplo, en una versión preliminar, cierta declaración decía: “Pero desde el punto de vista cristiano, el depender de la amenaza y del posible uso de armas nucleares no es aceptable como medio de evitar la guerra”. Pero esto se tuvo que cambiar a lo siguiente: “La mayoría de nosotros cree que, desde el punto de vista cristiano, el depender de la amenaza y del posible uso de armas nucleares no es aceptable como medio de evitar la guerra. A falta de opciones, algunos están dispuestos a tolerar, solo como medida temporal, la disuasión mediante armas nucleares”. ¡Está claro que algunos líderes religiosos no se oponían a la disuasión mediante armas nucleares para evitar la guerra!

Dicha actitud respecto a las armas nucleares también quedó confirmada en la siguiente declaración de la resolución. La versión anterior de esta declaración decía: “Hasta el tenerlas no está en armonía con nuestra fe en Dios”. Ésta se tuvo que cambiar a lo siguiente: “A falta de opciones, algunos están dispuestos a tolerar, solo como medida temporal, la diasuasión de lo nuclear. Pero, para la mayoría de nosotros, el tener armas nucleares no está en armonía con nuestra fe en Dios”. También se modificó la siguiente declaración: “Por lo tanto, estamos de acuerdo con que la existencia de estas armas contradice la voluntad de Dios”. Terminó diciendo: “Por lo tanto, la mayoría de nosotros cree [...]”

¿El Reino de Dios, o la ONU?

Es interesante notar que la resolución que se adoptó en esta conferencia mundial de iglesias no reconoce al Reino de Dios como el único medio que puede traer vida y paz duraderas. De hecho, ni siquiera menciona el Reino de Dios. En vez de eso, la resolución siguió la posición tradicional que las iglesias de la cristiandad adoptan en apoyo de la organización de las Naciones Unidas y otros esfuerzos humanos. Declaró: “Como medidas adicionales, instamos: 1. Que se dé apoyo y extensión a la autoridad de las Naciones Unidas y a la ley internacional, y que se dé apoyo para que el acuerdo de Helsinki se aplique en su totalidad”. Y, al dar “pautas de acción de parte de las iglesias”, la resolución les pidió que “dieran apoyo a los políticos y a los gobiernos mediante planes para desarrollar estrategias para la paz y sistemas de seguridad común”.

¡Cuánto difiere eso de la posición que adoptó Jesucristo, quien enseñó a sus discípulos a que mantuvieran neutralidad estricta en lo relacionado con los asuntos políticos del mundo y les dio instrucciones para que consideraran el Reino de Dios como el único medio para establecer paz mundial duradera! (Juan 17:14, 16; 18:36; Mateo 6:10; Revelación 21:3, 4.) Los cristianos verdaderos reconocen que los que ‘quieren amar la vida y ver días buenos’ tienen que ‘buscar la paz e ir en pos de ella’ (1 Pedro 3:10, 11). Al hacerlo obedecen el mandato bíblico que dice: “En cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres”. (Romanos 12:18.)

La resolución de “Vida y Paz” hizo un llamado a las naciones para que hicieran la paz mediante llevar sus “negociaciones a conclusiones positivas” y “eliminar totalmente toda arma nuclear en espacio de cinco años”. Ya ha pasado más de año y medio desde que se celebró la conferencia cuyo tema era “Vida y Paz”. ¿Se alcanzará dicha meta de paz antes que terminen los tres años y medio que restan? ¿Resultarán verdaderamente los esfuerzos de ellos en que con el tiempo se alcance la paz y la seguridad en el mundo? ¿O tendrá el Reino de Dios que intervenir para eliminar todos los gobiernos que existen, junto con sus amenazas a la vida y la paz, y restaurar la Tierra a pacíficas condiciones paradisíacas? No hay duda de que los años por venir suministrarán la respuesta. (1 Tesalonicenses 5:3; Daniel 2:44; Isaías 9:7.)

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