‘¡No tengo nada que ponerme!’
En todas partes, las mujeres tienen un interés común en la clase de ropa que se ponen. Puesto que los estilos difieren de país en país, este artículo se ha escrito teniendo presente la mujer de Occidente. No obstante, algunos principios que se mencionan aquí podrían aplicar también en otros lugares.
“EN CIERTA ocasión alguien calculó que, en el 90% de los casos, la mayoría de la gente usa solo el 10% de la ropa que tiene”, dijo la revista Family Circle. Y muchas mujeres son prueba viviente de esa declaración, especialmente las que se han parado enfrente del atestado ropero mirándolo fijamente, y, llenas de frustración, han dicho en tono de queja: ‘¡No tengo nada que ponerme!’.
¿Le suena esto familiar? Sí, pero ¿será que no tenemos nada que ponernos, o será que tal vez no sabemos usar la ropa que tenemos?
El desafío al que se enfrenta la mayoría de las mujeres es usar ropa que luzca costosa, pero que requiera un presupuesto que esté lejos de ser alto. Quizás la inflación le haya robado el dinero adicional para gastos personales que estaba acostumbrada a tener anteriormente. Para empezar, puede que usted nunca haya tenido el dinero ‘extra’. O tal vez anteponga las necesidades de su familia a las suyas propias. Y a otras mujeres les gustaría trabajar menos horas para poder dedicar tiempo a alguna obra voluntaria que sea especial... como ya lo han hecho muchas cristianas para poder ser predicadoras de tiempo completo de las buenas nuevas de la Biblia. Por eso, ¿cómo puede usted vestir con estilo y tener un sentido de satisfacción? ¡Cobre ánimo, se puede lograr!
Primera parada... su ropero
Comencemos por hacer un inventario. ¡La mejor manera de hacerlo es por medio de vaciar el ropero! Separe las prendas de vestir en dos grupos: las ganadoras y las perdedoras. Las ganadoras son las prendas que usted usa constantemente, con las que se siente más a gusto cuando se las pone y que realmente le quedan biena. Las perdedoras son las prendas que están pasadas de moda o que ya no le sientan bien.
Si hay alguna prenda que usted no haya usado en los últimos dos años, descártela. (Puede intercambiarla o dársela a una amiga.) Pero en cuanto a la ropa que no se ponga, ¿pudiera usted usar debajo de un suéter o de un vestido sin mangas alguna blusa que le quede un poco pequeña? ¿Pudiera arreglar algunas prendas para que le sienten bien o luzcan más modernas? De ser así, póngalas entre las ganadoras.
Después de haber dado este paso, debe quedarle un núcleo de ropa con la cual se sienta a gusto y que le luzca bien. No se llene de pánico si parece que se ha quedado con poca ropa. Usted no necesita una gran cantidad de ropa para tener muchos conjuntos. Y, de todos modos, es probable que usted no use mucho la ropa del grupo perdedor.
Las matemáticas del ropero
Luego, enganche únicamente la ropa del grupo ganador. Examine bien lo que tenga y vea qué posibles combinaciones tiene ante usted. ¿Pudiera usar la chaqueta de un traje con otra falda? ¿Qué hay en cuanto a usar esa chaqueta, o un chaleco, con un vestido? ¿Pudiera un vestido de dos piezas proporcionarle otra blusa y otra falda que pueda usar con una blusa diferente? ¿Pudiera usted hacer un vestido al combinar una blusa con una falda suelta que sea del mismo color, atuendo que podría completar con una chaqueta que haga buen constraste con ambas prendas? Para darle nueva vida a un conjunto viejo, ¿pudiera usar el lazo de una blusa con otra blusa si éstos combinan bien?
Éstas son las ‘matemáticas de las modas’. Usted toma varias prendas y multiplica su adaptabilidad o versatilidad. Por ejemplo, con solo 12 prendas de vestir —2 chaquetas, 3 faldas, 4 blusas, 2 suéteres y 1 vestido—, ¡usted podría crear hasta 48 conjuntos diferentes! Y simplemente se necesitan dos colores básicos para lograrlo. Eso significa que por más de mes y medio usted podría ponerse un conjunto diferente todos los días. Añada al atuendo ciertos accesorios interesantes y siga multiplicando. Pero lo mejor del asunto es que estos cálculos matemáticos se hicieron en su ropero, no en su bolsillo.
Antes de dirigirse a la tienda
Pero llegará el día en que le hará falta comprar ropa nueva. Por eso, al examinar los conjuntos que tenga, haga una lista, en orden de prioridad, de las cosas que necesitará y básese en un presupuesto apegado a la realidad. Entonces, antes de ir de compras, repase las siguientes sugerencias:
● Limítese a comprar lo que esté anotado en la lista. No compre por impulso. ¡Cultive, con serenidad, la autodisciplina firme!
● Seleccione prendas que combinen con las que ya tenga. Para cerciorarse de que los colores hagan juego, póngase la(s) prenda(s) que tenga o llévelas consigo.
● Comience con estilos clásicos. Cierto investigador en la industria de la confección dice: “Cualquier prenda de vestir que haya estado en el mercado por décadas probablemente sea una adquisición muy buena aunque la industria de la moda no la esté promocionando”.
● Considere el precio y las veces que habrá de usarla. Divida el costo inicial de la prenda por la cantidad de veces que usted espera usarla el primer año. Divida este resultado entre la cantidad de años que espera que dure la prenda. En otras palabras, la razón entre costo y uso de un traje de $100 que usted habrá de usar una vez a la semana durante seis meses sería de $3,85 cada vez que se lo ponga durante el primer año. El traje pudiera durar cinco años, de modo que le costaría 77 centavos cada vez que se lo pusiera. Pero la razón entre el costo y las veces de uso de un vestido de fiesta de $50 que usara tan solo tres veces al año sería de $16,67 cada vez que se lo pusiera durante el primer año, y, puesto que dura menos, el costo por un período de tres años sería de $5,55 cada vez que lo usara.
● Considere el costo de mantenimiento. Si la prenda requiere limpieza en seco o hay que hacerle retoques, añada estos gastos al costo inicial.
● Busque ropa adaptable. Un impermeable al que se le pueda quitar el forro puede servir al mismo tiempo de abrigo ligero cuando el clima sea moderado.
● Arréglese cuando vaya de compras. Así podrá formarse una mejor opinión de cómo le queda una prenda de vestir. Póngase la ropa interior, las medias y los zapatos apropiados que vaya a usar con lo que quiera comprar.
Ventas, temporadas y artículos de segunda clase
Para los verdaderos buscadores de gangas, la frase favorita es ¡VENTA ESPECIAL! Se puede ahorrar mucho en las ventas de liquidación relacionadas con sucesos especiales típicos del país o la localidad. Otras ocasiones que pueden esperarse son las ventas a principios de temporada y, particularmente, las de fin de temporada. Las ventas de temporada dependerán del país o de la parte del país donde usted viva. En las ventas a principios de temporada se ofrecen descuentos razonables junto con una selección más variada. En las ventas de fin de temporada usted puede ahorrar hasta 50 por 100 del precio original marcado en la etiqueta, pero para ese entonces tal vez no haya una gran selección de estilos y colores.
A muchos compradores también les encanta la palabra SUBDISTRIBUIDOR. ¿Cuál es la diferencia entre un subdistribuidor de fábrica, un subdistribuidor al por mayor y un subdistribuidor industrial? Los subdistribuidores de fábrica venden mercancía que compran directamente al fabricante, y usted podría ahorrar entre 40 y 50 por 100 en el precio. La mayor parte de la mercancía de estos establecimientos es de primera calidad, pero hay muchas prendas que tienen ciertos defectos, a veces en el diseño; por eso, examine cuidadosamente cada prenda.
Los subdistribuidores al por mayor usan un intermediario y dependen estrictamente de los excedentes y los errores del fabricante. Usted puede economizar hasta un 50 por 100. No obstante, si el fabricante no suple suficiente mercancía, el subdistribuidor al por mayor tal vez compre prendas más baratas y trate de venderlas como géneros de primera calidad a precio reducido. Resulta ventajoso comprar en estos lugares si usted conoce la calidad de la mercancía.
Los subdistribuidores industriales venden ropa que compran de varios fabricantes; éstos ofrecen el menor descuento, con un 20 ó 30 por 100 de rebaja en el precio. En cualesquiera de estos lugares, es mejor escoger, si es posible, una prenda con algún defecto en vez de una de segunda clase o una que esté dañada, pues será menos lo que tendrá que componer. Sea como sea, averigüe exactamente qué defecto tiene la prenda y asegúrese que puede arreglarlo... o tolerarlo.
No debe pasar por alto las cadenas de tiendas que venden a precio reducido. Estas tiendas compran ropa de marca a precios que son entre un 20 y 60 por 100 más bajos que los precios regulares de los almacenes. También podría ahorrar al hablar con el comprador o el gerente de la tienda y pedirle que le rebaje el precio de una prenda que esté levemente dañada (que tenga una mancha, una desgarradura, una costura descosida o le falte un botón). Además, usted puede ahorrar en tiendas o mercados que venden artículos de segunda mano, y en las ventas efectuadas en garajes o patios. Y podría ahorrar muchísimo dinero si se mantiene al tanto de la venta de telas a precios especiales y aprende a coser.
La mujer mejor vestida
Al fin y al cabo, la ropa más hermosa e importante que pueda usar una mujer se describe elocuentemente en la Biblia. Como parte de las muchas cualidades que hacen verdaderamente hermosa a una mujer, el capítulo 31 de Proverbios dice que “fuerza y esplendor son su ropa” (Pr 31 versículo 25). Ella viste con la solidez que se requiere para servir de apoyo a su familia y a sus amigos, y, sin embargo, brilla con un esplendor que es característico de la femineidad.
El apóstol Pedro aconseja que su “adorno” debe ser “la persona secreta del corazón en la vestidura incorruptible del espíritu tranquilo y apacible, que es de gran valor a los ojos de Dios” (1 Pedro 3:3, 4). Toda mujer que use este estilo llevará una moda que no tiene defecto y es eterna.
[Nota a pie de página]
a Si desea algunas sugerencias sobre cómo determinar la proporción, el estilo y la selección de color, vea el artículo “Hojas de higuera, modas y figuras”, en el número del 22 de noviembre de 1984 de ¡Despertad!