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  • Mis padres trabajan... ¿qué puedo hacer solo en una casa vacía?

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  • Mis padres trabajan... ¿qué puedo hacer solo en una casa vacía?
  • ¡Despertad! 1986
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¡Despertad! 1986
g86 22/8 págs. 14-16

Los jóvenes preguntan...

Mis padres trabajan... ¿qué puedo hacer solo en una casa vacía?

“PUEDE ser un poco aburrido. Llego a eso de las tres de la tarde. Como algo de merienda y me pongo a ver la televisión o a oír música.” Esto fue lo que expresó un joven de 15 años de edad llamado Gary al explicar cómo se siente él cuando llega a una casa donde no hay nadie. Él vive solo con su padre, quien tiene que trabajar todo el día.

Hay millones de jóvenes —en hogares donde hay solo uno de los dos padres o donde ambos padres tienen que trabajar— que están pasando por una experiencia similar. Ellos mismos te pueden decir que por lo general no es fácil tener padres que trabajan fuera. Al igual que Gary, tales jóvenes quizás tengan que pasar la mayor parte del día solos.

Pero fíjate lo que reveló un estudio que se publicó recientemente en la revista Psychology Today. Los expertos en el cuidado de niños temen que los niños que se quedan solos pueden desarrollar graves problemas de comportamiento. De modo que hicieron una comparación entre dos grupos de 48 niños cada uno: Uno de estos se componía de niños que tienen su propia llave para entrar en la casa cuando regresan de la escuela, y permanecen solos hasta que sus padres llegana, y el otro grupo se componía de niños atendidos por un adulto cuando regresan de la escuela. ¿Cuáles fueron los resultados? “Contrario a lo que se esperaba, los investigadores hallaron poca diferencia entre los dos grupos. Los maestros dijeron que, socialmente, el primer grupo estaba tan adaptado como el segundo. Además, parece que el primer grupo de niños tenía tanto amor propio y un sentido de control sobre su propia vida como el grupo de niños supervisados por adultos cuando regresaban de la escuela.”

¿Qué indica esto? Que aunque el estar a solas en casa después de regresar de la escuela no es verdaderamente lo ideal, tampoco tiene que ser calamitoso. La diferencia estriba en cómo te encaras a la situación.

Los peligros de estar solo

“Los padres solían preocuparse por lo que sus hijos hacían cuando salían de noche —dice el escritor Vance Packard—. Pero hoy día, si ambos padres trabajan, muy probablemente se preocupan por lo que sus hijos tal vez hagan por las tardes cuando hay tantos hogares sin adultos.” El señor Packard dice que a menudo tales hogares son escenario de inmoralidad sexual.

El estar a solas en casa también puede abrir las puertas a otras formas de mala conducta o travesuras. Gary recuerda lo siguiente: “Después que mis padres se divorciaron, viví por algún tiempo con mi madre [que no era cristiana]. Ella me dejaba solo muchas veces. En una ocasión, mientras ella estaba fuera, hallé sus cigarrillos”. Afortunadamente esto no resultó en una adicción de toda la vida. “Solamente me fumé uno o dos cigarrillos”, dijo Gary.

Naturalmente, la Biblia condena tanto las relaciones sexuales ilícitas como los hábitos impuros, tal como el fumar. (1 Corintios 6:9; 2 Corintios 7:1.) Y aunque no todos los niños de padres que trabajan hacen cosas malas, algunos hallan que el estar solos es extremadamente aburrido. Los autores del libro Being Adolescent han hallado que por lo general los jóvenes son pasivos y perezosos, y se sienten soñolientos y aburridos cuando tienen que estar solos. Su pasatiempo principal llega a ser el ver televisión o el frecuentar los centros comerciales y las galerías de videojuegos. ¿Qué puedo hacer en casa?, preguntan ellos.

El valor de la soledad

El libro Being Adolescent menciona lo siguiente: “Por lo general son las personas que luchan solas las que realizan las grandes obras de arte o los descubrimientos científicos. La ingeniosidad personal que da propósito a la vida a menudo se desarrolla en la soledad. Sin embargo, a la mayoría de la gente le aterroriza la soledad, y hace cualquier cosa por evitarla. Una de las mejores oportunidades para el desarrollo durante la adolescencia es la de aprender a usar la soledad como medio de alcanzar metas personales, más bien que verla como algo de lo cual escapar a toda costa”.

Jesucristo hizo buen uso de la soledad. Antes de comenzar su ministerio, se fue solo al desierto y estuvo allí 40 días y 40 noches. (Mateo 4:1, 2.) Indudablemente, usó este tiempo de soledad para orar y meditar sobre la gran obra que tenía por delante. Posteriormente, procuraba tener momentos de soledad con regularidad. (Lucas 5:16; Marcos 1:35.) Eso no quiere decir que Jesús era un ermitaño. El proverbio advierte: “El que se aísla buscará su propio anhelo egoísta”. (Proverbios 18:1.) Por lo tanto, él compensaba sus momentos de soledad con la asociación con otras personas.

Tú también puedes aprender a sacar provecho del estar solo. Una buena manera de hacerlo es por medio de hacer tu tarea escolar tan pronto como llegues de la escuela. Sin embargo, un joven que se asocia con una congregación de los testigos de Jehová agrega lo siguiente: “También uso el tiempo para leer las revistas [bíblicas] La Atalaya y ¡Despertad! Este también es un buen tiempo para prepararse para las reuniones [cristianas]”. En dichas reuniones él disfruta de la asociación y la edificación necesarias que ayudan a compensar el tiempo que pasa solo.

Asume tu responsabilidad en el hogar

Una adolescente llamada Lecille dijo: “Me encargo de cuidar a mi hermanita y ayudo a mi mamá a mantener la casa en orden. Así, ella no tiene tanto que hacer durante los fines de semana”. Reconocemos que tal vez no te parezca justo el que tengas que trabajar cuando, más bien, quisieras estar jugando. Pero el sicólogo David Elkind dijo lo siguiente acerca de atender quehaceres domésticos básicos: “Sin duda estas son demandas razonables que se imponen en los hijos [...] Hasta pudiera decirse que muchos niños, en hogares donde viven ambos padres pero solo uno trabaja, pueden beneficiarse mucho cuando se les exige que hagan más para sí mismos”. De modo que el atender a los quehaceres domésticos es una manera de combatir el aburrimiento... y de desarrollar un sentido de responsabilidad.

Gary recuerda: “Desde niño, tenía que ocuparme de algunos quehaceres domésticos, como el de arreglar mi cama y sacar la basura”. Y admitió lo siguiente: “Aunque nunca he tenido que cocinar, ¡sé preparar tostadas y emparedados!”. El efectuar quehaceres domésticos no le ha hecho ningún daño; en todo caso, le ha ayudado a desarrollarse emocionalmente.

Por lo tanto, ¿por qué no procuras llevar tu propia carga en lo que tiene que ver con las tareas y los quehaceres domésticos? (Lee Gálatas 6:5.) Hay que admitir que, como declara el Dr. Elkind, ‘las demandas y los deseos de los padres tal vez se pasen del límite’. Pero si crees que tus padres te han impuesto demasiadas obligaciones, considera esta sugerencia que se publicó en un artículo de la revista ’Teen: “Siéntate con tus padres y preparen juntos un horario que te permita algún tiempo libre para pasarlo con tus amistades, para hacer tus tareas escolares [...] y a la misma vez para hacerles la carga más ligera a tu papá y tu mamá, quienes ya tienen bastante que hacer”.

“Me siento abandonada”

Una adolescente llamada Melissa se quejó diciendo: “A veces me siento abandonada. Papá llega a casa a las siete de la noche. Y luego todo lo que quiere hacer es comer y dormir. Lo mismo sucede con mamá. Ella llega a casa e inmediatamente se pone a cocinar. Nunca tenemos oportunidad de hablar”. Y aun otro joven dijo: “Mi familia era más unida cuando yo era más joven y tan solo uno de mis padres trabajaba. Ahora que ambos trabajan, nuestra relación no es tan estrecha como solía ser”.

Así que, la única alternativa que tienes tal vez sea la de comprar todo el tiempo oportuno para disfrutar de la compañía de tus padres. (Compara con Efesios 5:16.) Eso significa que tienes que aprovechar a plenitud el tiempo que pasen juntos. Tú podrías, por ejemplo, ofrecerte para trabajar con tus padres en efectuar algunos quehaceres domésticos. Una madre que trabaja comentó lo siguiente: “El trabajar juntos nos une más”. Gary y su padre han encontrado aun otro tiempo oportuno para disfrutar de compañerismo mutuo: “Siempre vamos de compras juntos”.

El comer juntos es otra manera de promover buenas relaciones con tus padres. No te dirijas al refrigerador al llegar a la casa; trata de esperar hasta que todos puedan comer juntos como familia. Tal vez hasta pudieras aprender a cocinar, ¡y de vez en cuando darle una sorpresa a tu mamá o a tu papá mediante prepararles una comida! (Proverbios 15:17.) Los momentos afectuosos que pasen juntos mientras comen podrían compensar por las horas que hayan estado separados.

Finalmente, si tus padres son cristianos, procura tener regularmente un “intercambio de estímulo” con ellos. (Romanos 1:12.) Gary comentó: “Mi padre y yo estudiamos la Biblia juntos por una hora o dos todos los jueves por la noche”. ¿Podrías tú pedirle a tus padres que convengan en hacer algo similar? El interés mutuo que Gary y su padre han tenido en los asuntos espirituales los ha mantenido unidos.

Si tus padres trabajan, probablemente no estén en casa cuando tú llegues cada día. Pero no te desesperes. Y no te conviertas en un ermitaño. Utiliza tu tiempo sabia y productivamente. No solo aprenderás a enfrentarte a los breves momentos de soledad, sino que también aprenderás a disfrutarlos.

[Nota a pie de página]

a Lee el artículo “¿Por qué no está mamá cuando llego a casa?”, de ¡Despertad! del 22 de junio de 1986.

[Fotografías en la página 15]

Muchos proyectos creativos requieren la concentración que se puede tener cuando uno está solo

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