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¡Despertad! 1987
g87 22/8 págs. 19-22

La televisión vía satélite... ¿es para usted?

Tres de cada ocho televisores del mundo están en Estados Unidos, de modo que no sorprende que la televisión vía satélite haya empezado a popularizarse primero en ese país. Los estadounidenses tienen mucha afición a sus 175 millones de receptores de televisión. Ver la televisión es su ocupación favorita en los momentos de ocio. Pero la teleadicción no es únicamente un problema de Estados Unidos.

Aunque Francia solo tiene 19 millones de televisores, ver la televisión también es la actividad favorita de los franceses en los momentos de ocio, más aún que en Estados Unidos. En Canadá, donde el 97,3% de todas las familias tiene un televisor, se le dedican, como promedio, 23,7 horas por semana. En Japón, prácticamente todas las casas tienen un televisor en color. Y en Alemania occidental, ver la televisión también es la actividad favorita en los momentos de ocio.

La televisión vía satélite está cobrando popularidad entre los telespectadores. Pero, ¿qué es la televisión vía satélite?, y ¿qué efecto tiene en los telespectadores?

LA AMÉRICA del Norte rural está cambiando. Todavía hay serpenteantes caminos de tierra que conducen a envejecidas casas de madera blanca, pero en el patio trasero ahora a menudo se ve una gran antena en forma de plato (parábola) apuntando hacia el cielo como si se tratase de un visitante del siglo XXI que mira boquiabierto al firmamento. ¿Y dónde están los niños que solían jugar en el camino? Dentro, viendo la televisión vía satélite.

Hemos llegado a la edad de la “parábola”. Se calcula que a principios de 1987 se habían vendido 1.600.000 equipos de televisión vía satélite tan solo en Estados Unidos, y que en Canadá estaban funcionando otros 175.000. La mayor parte de estas instalaciones se encuentran en las zonas rurales, donde no llegan las señales de televisión convencionales ni la televisión por cable. Pero la televisión vía satélite también se está extendiendo en las zonas urbanas.

Un aumento explosivo... ¿por qué?

En 1986 se vendieron en Estados Unidos unos 250.000 equipos de televisión vía satélite a un coste que oscilaba entre menos de 1.000 dólares y más de 5.000. Para la mayoría de las industrias, esa venta hubiese sido espectacular; pero, en realidad, 1986 fue un año malo. El año excepcional de las antenas parabólicas para la televisión vía satélite fue 1985, cuando se vendieron 625.000, unas cuatro de cada diez de las que actualmente hay en Estados Unidos. Si usted conoce a alguien que disponga de una parábola, lo más probable es que esta tenga menos de dos años.

Hay dos razones básicas que explican el reciente aumento explosivo en la industria de la televisión vía satélite para uso doméstico: el precio y la selección. Actualmente, el precio de un equipo completo no es barato, puede costar hasta 2.500 dólares, pero los vendedores suelen dar facilidades de pago. No obstante, ¿por qué querría alguien gastar en una antena de televisión cinco o diez veces más de lo que le costó su televisor? Para recibir más de cien canales. La selección de programas que ofrece la televisión vía satélite supera por mucho la de la televisión convencional, e incluso la de la televisión por cable.

A principios de 1987, ya había ocho canales de televisión vía satélite dedicados a películas; doce, a deportes; diez, a religión; catorce, a las artes y la educación; y seis, a noticias y otros temas de actualidad. Además, había nueve canales con servicios de compra desde el domicilio, uno sobre el tiempo y doce que emitían en idiomas extranjeros. La Universidad Nacional Tecnológica hasta ofrece cursos vía satélite: ¡más de trescientos! La radio vía satélite ofrece, entre otros servicios, lecturas para invidentes y prácticamente cualquier tipo de música imaginable.

Por otro lado, hay cuatro canales “para adultos” dedicados a materia pornográfica, y otros canales presentan películas que las personas con una conciencia entrenada por la Biblia consideran censurables. “Telespectadores inocentes que quizás pensaron que el ver películas y conciertos en casa simplemente les abriría una nueva perspectiva agradable están descubriendo que, en algunos casos, están recibiendo más de lo que esperaban... o deseaban”, comenta el redactor de televisión de un periódico de Los Ángeles.

Se está terminando la recepción gratuita

El año 1986 será recordado como un punto de viraje en la historia de la televisión vía satélite. El 15 de enero de dicho año, el primer canal importante de películas codificó sus señales electrónicamente. Las compañías de televisión por cable que habían hecho un convenio para retransmitir la película pudieron decodificarlas, pero los que tenían una antena parabólica solo pudieron ver una pantalla llena de líneas onduladas. Se estaba terminando la recepción gratuita. Para 1987, otros treinta y seis canales habían hecho lo mismo, incluyendo los principales canales de películas y los de lecturas para invidentes. Irónicamente, solo uno de los canales pornográficos codificó sus señales.

Una vez que la codificación llegó a estar ampliamente extendida, los propietarios de antenas parabólicas domésticas recibieron la oportunidad de comprar o alquilar máquinas para decodificar las señales procedentes del espacio. El más popular de esos aparatos cuesta aproximadamente tanto como un televisor en color y puede decodificar quince de los treinta y siete canales “oscuros”. El inconveniente es que el aparato solo funciona mientras se pague una cuota de suscripción anual por cada canal. Estas cuotas pueden aumentar. De hecho, si el propietario de una parábola deseara decodificar todos sus canales, le costaría ¡unos 1.000 dólares al año en cuotas! Y esto no incluye la compra o alquiler de los diversos decodificadores necesarios. Los propietarios de esas antenas esperan que la competencia y los equipos decodificadores de canales múltiples rebajarán estos costes, pero es evidente que los buenos tiempos ya han terminado para ellos. El precio de la televisión vía satélite está subiendo, y las opciones están disminuyendo.

“Yo, como la mayoría de los propietarios de parábolas, no tengo acceso a la televisión por cable”, escribió un hombre del estado de Luisiana (Estados Unidos). “Me gustaría tener acceso a ella; entonces no habría necesitado pagar tanto por mi sintonizador. Los abonados a la televisión por cable solo tienen que pagar un pequeño depósito por su conversor para recibir la televisión por cable, y luego pagan una cantidad adicional por otros servicios. Tuve que comprar un sintonizador y pronto tendré que comprar un decodificador, que muy probablemente, para cuando lo reciba, ya será anticuado. Entonces tendré que venderlo como chatarra para conseguir uno nuevo.”

En efecto, la codificación es, probablemente, la causa principal por la que las ventas de los sistemas de televisión vía satélite han caído durante 1986. ¿Por qué gastar todo ese dinero en una parábola sin saber lo que costará utilizarla al cabo de un año o lo que uno podrá ver? Los productores de hardware (componentes físicos) de televisión vía satélite hablan bien de los nuevos decodificadores y del pago de cuotas porque son como una especie de tratado de paz entre los propietarios de parábolas y los programadores o propietarios de los canales; pero esa alabanza suena a vacío.

Se están concibiendo decodificadores que permitirán evadir ilegalmente la cuota mensual. Por consiguiente, el número de enero de 1987 de la revista estadounidense STV, publicada para los que ven la televisión vía satélite, dice: “Nosotros [los propietarios de parábolas] seremos degradados a la condición de ladrones y piratas, términos que tanto nos esforzamos por eliminar”.

¿Vale la pena?

Quizás usted viva en una zona rural y no pueda recibir con claridad la televisión por aire o el servicio por cable. Quizás considere insulsos los programas ofrecidos por la red de televisión y desee mayor selección. Pero antes de invertir en un sistema de televisión vía satélite para uso doméstico, debería considerar sus posibles costes e incierto futuro.

Quizás ya lo ha considerado. Es posible que esté dispuesto a gastar bastante más de 1.000 dólares en una antena parabólica para televisión vía satélite y demás equipo relacionado. Se ha decidido a pagar las cuotas mensuales a fin de poder ver los canales decodificados que usted desea. También está dispuesto a colocar la parábola (generalmente de 2,5 a 3 metros [8 ó 10 pies] de diámetro) en su patio. Además entiende que, sin importar cuál sea el sistema de televisión vía satélite que usted compre, con el tiempo necesitará reparaciones. Y además, está preparado para enfrentarse a los daños causados por el viento, el hielo y hasta los relámpagos. Usted es consciente del peligro de los programas inmorales que se retransmiten vía satélite y ha comprado un aparato para bloquear la recepción de todos los canales que no desea.

Sin embargo, hay otro punto vital que debe considerar. Pregúntese: ¿Realmente tengo tiempo para ver más programas de televisión o me robarán horas que necesito para ocupaciones más importantes, como leer publicaciones edificantes, aprender cosas útiles y ayudar a personas necesitadas?

Hace veinticinco años, Robert M. Hutchins, un educador muy conocido en Estados Unidos, dijo: “Durante mi vida, la semana laboral ha sido reducida en un 30%, y la vida laboral ha sido acortada por ambos extremos mediante la prohibición del trabajo infantil, la prolongación de la educación y la jubilación. Pero el tiempo que ha quedado libre de esta manera se ha trasladado, casi con exactitud matemática, al televisor. [...] No podemos decir que estemos usando de manera inteligente el tiempo libre del que ahora disponemos”.

En 1963, cuando el señor Hutchins escribió estas palabras, acababa de lanzarse el primer satélite síncrono de comunicaciones: el Syncom 2. El año siguiente, por primera vez, el Syncom 3 transmitió a Estados Unidos una señal internacional de televisión desde una órbita geoestacionaria. Esto se hizo desde las ceremonias de apertura de los Juegos Olímpicos de Tokio. Estos satélites fueron los antepasados de un gran número de instrumentos muy sofisticados que actualmente están en órbitas geoestacionarias a 35.900 kilómetros (22.300 millas) de la Tierra. Los adelantos tecnológicos desde 1963 han sido impresionantes; no obstante: ¿estamos usando mejor nuestro tiempo libre?

Nuestros televisores tienen más canales, pero, ¿los estamos utilizando o nos están utilizando ellos a nosotros? ¿Quién realmente controla a quién?

[Recuadro/Ilustración en la página 21]

Cómo funciona la televisión vía satélite

Un programa de televisión vía satélite empieza como cualquier otro programa de televisión: en un estudio. Este está equipado con una gran parábola que puede enviar la señal procedente del estudio a un satélite. Eso recibe el nombre de enlace ascendente (uplink).

El satélite que recibe la señal está situado en una zona particular del cielo llamada el cinturón de Clarke, a unos 35.900 kilómetros sobre el Ecuador. Probablemente usted ya sabe que cuanto más lejos esté un satélite de la Tierra, más tiempo tardará en completar su órbita. Los satélites que solo están a unos cuantos cientos de kilómetros de la Tierra pueden hacer su órbita alrededor de ella en aproximadamente 90 minutos; pero un satélite situado a 35.900 kilómetros necesita 24 horas para hacerlo. Como el tiempo medio de rotación de la Tierra también es de 24 horas, parece que el satélite esté inmóvil en el espacio. Ese tipo de órbita se llama geoestacionaria o sincrónica. Es como si el satélite estuviese en la parte alta de una torre repetidora de 35.900 kilómetros de altura, solo que sin ninguna torre.

El papel del satélite es retransmitir la señal de televisión a la Tierra. La señal repetida por el satélite o enlace descendente (downlink) es de una frecuencia ligeramente más baja y mucho menos potente que la emitida o enlace ascendente (uplink). De hecho, la mayoría de los satélites solo retransmiten a unos 5-12 watios de potencia por canal, potencia mucho menor que la de una bombilla corriente. Sin embargo, esta débil señal llega —en la mayoría de los casos— a todo Estados Unidos continental.

¿Cómo se puede detectar en la Tierra una señal tan débil? Por medio de una antena parabólica diseñada para enfocar todas las señales que dan contra ella y concentrarlas en un solo punto de manera muy parecida a como un cristal de aumento intensifica los rayos del Sol. En realidad, este artefacto es una adaptación de los sofisticados radiotelescopios que los científicos utilizan para examinar galaxias distantes. La señal se recoge mediante un pequeño aparato llamado guiaondas. Este amplifica la señal y reduce la frecuencia para poder enviarla por cable al televisor.

[Recuadro en la página 22]

Cronología de la televisión vía satélite

1945: El autor de ciencia ficción Arthur C. Clarke propone que un satélite cuya órbita esté a 35.900 kilómetros de altura sobre el Ecuador parecería, desde la Tierra, como si estuviese inmóvil en el cielo, y podría utilizarse para retransmitir señales emitidas desde este planeta.

1954: Ingenieros de la marina de Estados Unidos hacen rebotar señales de radio en la Luna. Finalmente, se transmiten señales de voz entre Washington, D.C., y Hawai vía la Luna.

1955: El ingeniero estadounidense J. R. Pierce analiza varios sistemas de repetición por satélite en un importante informe que demuestra que emisoras de muy poca potencia pueden servir para la comunicación transoceánica si se utilizan satélites.

1960: El Echo 1, un globo de 30 metros (100 pies) de diámetro recubierto con una capa de aluminio, es puesto en órbita y utilizado para retransmitir señales de radio.

1963: El Syncom 2 se convierte en el primer satélite de comunicación que alcanza una órbita síncrona en lo que actualmente se conoce como el cinturón de Clarke, a 35.900 kilómetros de altura sobre el Ecuador.

1964: El Syncom 3 retransmite la primera señal transpacífica de televisión desde el espacio; once países concuerdan en formar un sistema global de comunicaciones: el Intelsat.

1965: El Intelsat 1 es lanzado con un solo transpondedor capaz de retransmitir un canal de televisión o 240 conversaciones telefónicas al mismo tiempo; la Unión Soviética empieza a lanzar su serie de satélites Molniya, que no son geoestacionarios, pero cuyas órbitas les permiten transmitir señales a regiones de la parte norte de Rusia, donde no se pueden recibir señales procedentes de satélites en órbita geoestacionaria sobre el Ecuador.

1975: Empieza el primer servicio de televisión por cable mediante satélite.

1982: Surge la industria de la televisión vía satélite para uso doméstico.

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