Cómo vencer la adicción a diversas sustancias
ABANDONAR una adicción es como mudarse de la casa donde uno se ha criado. Aunque sea vieja y esté deteriorada, cuesta dejarla, pues ha sido nuestro hogar.
Si usted es adicto a alguna sustancia, la adicción probablemente ha sido su hogar emocional, caótico sin duda, pero familiar. “Lo normal para mí es estar borracho. Lo que me resulta anormal es estar sobrio”, dice Charles, un alcohólico en vías de recuperación. Romper con la adicción será difícil, pero el esfuerzo merecerá la pena.
El primer paso es abstenerse de las sustancias adictivas.a No se demore ni se limite a prometer que poco a poco irá reduciendo su consumo. Deshágase enseguida de todas las existencias que tenga en su poder y de todos los objetos relacionados. Durante un período breve experimentará una serie de síntomas desagradables calificados como síndrome de abstinencia, que a veces se superan mejor bajo supervisión médica. Esta etapa no es más que el comienzo de una vida de abstinencia. Pero no crea que es imposible lograrlo. Empiece poniéndose una meta que esté a su alcance: abstinencia durante un mes, una semana o hasta un día. Al final de cada período, sin volver a probar la sustancia adictiva, renueve su decisión.
Este es solo el primer paso para cambiar un comportamiento adictivo. La Biblia nos exhorta a ‘limpiarnos de toda contaminación de la carne y del espíritu’. (2 Corintios 7:1.) La adicción no solo contamina la carne; el espíritu, es decir, la inclinación mental, también se ve afectado. ¿Qué puede ayudarle a desintoxicar tanto su carne como su espíritu?
Se necesita esfuerzo continuo
“La adicción es un trastorno que afecta al entero yo”, dice el Dr. Robert L. DuPont. Por consiguiente, el tratamiento para vencer la adicción debe dirigirse a la persona en su totalidad. Debe cambiar toda su escala de valores. Requiere tiempo, pero no existen atajos para lograr la recuperación. Cualquier promesa de recuperación rápida solo favorecerá una recaída rápida.
La lucha por hacer lo correcto es progresiva. El apóstol cristiano Pablo escribió: “Contemplo en mis miembros otra ley que guerrea contra [“que está en litigio con”, Ulrich Wilckens] la ley de mi mente”. (Romanos 7:23.) También escribió a los cristianos que deberían estar “perfeccionando la santidad”. (2 Corintios 7:1.) El libro Imágenes verbales en el Nuevo Testamento explica que el término “perfeccionando” no “es una consecución repentina de la completa santidad, sino [que se trata] de un proceso continuo”. Es obvio, pues, que las adicciones se van venciendo de modo gradual.
Busque la causa
Para muchos, la adicción es un intento de enterrar sucesos dolorosos del pasado. “La bulimia [un trastorno del apetito] distraía mi atención de los recuerdos —dice Janis—. Se convirtió en mi técnica de supervivencia.” En el caso de Janis, el deseo de olvidar el pasado solo perpetuaba su adicción. Lo que la ayudó a cambiar su comportamiento adictivo fue comprender las razones por las que actuaba de esa forma.
Hay quienes pueden cambiar sus hábitos anteriores y hacer frente a la situación con éxito sin necesidad de analizar su pasado. Otros descubren que los sentimientos arraigados en su entorno anterior continúan avivando su anhelo por la sustancia adictiva. Quizás se sientan identificados con lo que escribió el salmista David: “Escudríñame completamente, oh Dios, y conoce mi corazón. Examíname, y conoce mis pensamientos inquietantes, y ve si hay en mí algún camino doloroso, y guíame en el camino de tiempo indefinido”. (Salmo 139:23, 24.)
Cómo reaccionar ante los sentimientos
¿Ha experimentado alguna vez el contraste de salir de un edificio oscuro y encontrarse de golpe a plena luz del Sol? La repentina claridad lastima los ojos y le obliga a cerrarlos. Del mismo modo, puede que al empezar a luchar contra las adicciones, se vea bombardeado súbita y hasta dolorosamente por toda una gama de sentimientos. Amor, ira, orgullo, celos, temor, resentimiento y otras emociones que han estado ocultas por mucho tiempo relucen ahora con toda intensidad.
Para aliviar su ansiedad, quizás se sienta impulsado a recluirse de nuevo en la oscuridad a la que está acostumbrado, la del consumo de sustancias. Pero no necesita huir de sus sentimientos. Estos pueden constituir una fuente de información muy útil para usted. Los sentimientos suelen aflorar como señal de que algo necesita atención. De modo que, si lo ve necesario, analícelos. ¿Qué le indican? Si el mensaje que transmiten no está claro o si le abruman demasiado, confíese a algún amigo maduro. (Job 7:11.) No tiene por qué encararse solo a sus sentimientos. (Compárese con Proverbios 12:25.)
Además, no olvide que los sentimientos no son necesariamente sus enemigos. El propio Jehová Dios experimenta sentimientos muy intensos, y lo mismo le sucede al hombre, pues fue creado a la imagen de Dios. (Génesis 1:26; Salmo 78:21, 40, 41; 1 Juan 4:8.) Por lo tanto, aunque al principio pueden resultar dolorosos, como la sensación que notamos al salir de pronto a la deslumbrante luz del Sol, con el tiempo también se convertirán, al igual que esta, en una fuente de guía y calor.
Cómo resolver los problemas
Caminar por una cuerda floja sería aterrador para alguien que tuviera temor a las alturas. Al adicto que empieza a recuperarse, la vida le puede parecer un aterrador ejercicio en la cuerda floja. Las elevadas responsabilidades de la sobriedad pueden provocar una especie de “temor a las alturas”. El miedo a fracasar tal vez le haga razonar: ‘Como de todas formas me voy a caer, ¿por qué no acabar de una vez?’.
Pero recuerde que los problemas no son ataques personales contra usted. Simplemente son situaciones a las que hay que enfrentarse. Así que no ceda al pánico. Haga frente a sus problemas de uno en uno. Esto le ayudará a ponerlos en su debida perspectiva. (1 Corintios 10:13.)
Autoestima
Marion, una alcohólica en vías de recuperación, tuvo que enfrentarse a un sentimiento de poca autoestima. Dice: “Siempre me pareció que si alguien veía cómo soy en realidad, no iba a gustarle”.
Para escapar de las garras de la adicción, hace falta que usted aprenda a ver —quizás por primera vez— su valía como persona. No obstante, si su vida está arruinada por alguna adicción, no le será fácil. ¿Qué le puede ayudar?
La Biblia proporciona consuelo a los abatidos. Puede ayudarle a cultivar un grado adecuado de amor propio. (Salmo 94:19.) Por ejemplo, el salmista David escribió que los humanos están coronados con “gloria y esplendor”. También dijo: “De manera que inspira temor estoy maravillosamente hecho”. (Salmo 8:5; 139:14.) ¡Qué manera tan hermosa de expresar una adecuada autoestima!
Si usted aprecia su cuerpo, lo cuidará como dice la Biblia: “Nadie jamás ha odiado a su propia carne; antes bien, la alimenta y la acaricia”. (Efesios 5:29.) En efecto, usted puede afrontar el reto de recuperarse de la adicción.b
No obstante, no solo se puede hacer uno adicto a sustancias. También se puede ser adicto a algunas actividades con la misma devoción y el mismo motivo que a las drogas, el alcohol y la comida. A continuación se tratarán algunas de estas actividades.
[Notas a pie de página]
a Por supuesto, las personas con trastornos del apetito no pueden abstenerse de la comida. No obstante, pueden dejar de utilizarla para mejorar su estado de ánimo. Comer en exceso, privarse del alimento, provocarse el vómito artificialmente, abusar de los laxantes y obsesionarse con la comida constituyen un patrón de comportamiento que puede reemplazarse con una dieta razonable.
b Con el fin de seguir absteniéndose de las sustancias adictivas y avanzar en la recuperación, algunos han recurrido a un programa de rehabilitación. Son muchos los centros de tratamiento, hospitales y otras instituciones que los ofrecen, pero ¡Despertad! no respalda ninguno en particular. Todo el que desee vivir en conformidad con los principios bíblicos debe tener cuidado de no participar en actividades que pudieran llevarle a violarlos.
[Comentario en la página 6]
“La recuperación requiere un cambio en toda la escala de valores [del individuo].”
Dr. Robert L. DuPont.
[Fotografía en la página 7]
El primer paso es la abstinencia de las sustancias adictivas
[Fotografía en la página 8]
Cuando los sentimientos lo abrumen, confíelos a alguien