Por qué necesitamos dormir
“¡QUÉ no daría por dormir bien!” Este clamor se escucha a menudo en la actualidad. Muchísima gente se pasa la vida trabajando con afán, y las tensiones diarias que conlleva el estilo de vida moderno dejan sentir sus efectos.
Médicos, policías, bomberos, camioneros, trabajadores por turnos, madres de niños pequeños y muchos más son proclives a verse privados del sueño que su cuerpo precisa. Los millones de víctimas del desvelo tienen sumo interés en aprender el secreto del sueño profundo y reparador.
Función del sueño
Parece ser que el sueño, o al menos un período de reposo, es una necesidad universal en el mundo animado. Si usted ha tenido mascotas como perros, gatos o pájaros, de seguro habrá observado que los perros y los gatos acostumbran enroscarse y dormir, y los pájaros se tranquilizan y duermen al caer la noche. Prácticamente todos los mamíferos, aves e insectos necesitan dormir, o por lo menos disminuir el ritmo de actividad en determinados momentos. Para el hombre, el sueño es absolutamente imprescindible.
A diferencia de lo que algunos creen, el sueño es más que un simple estado de reposo. “La verdad es que el sueño es un proceso complicado en el que los músculos se tensan y relajan, el pulso y la presión arterial se elevan y descienden y la mente produce en abundancia sus propias películas caseras”, explica The Toronto Star. “Cuando una persona duerme —dice The World Book Encyclopedia—, se reduce toda actividad, se relaja el tono muscular y disminuyen los ritmos cardíaco y respiratorio.”
Tras décadas de estudios por parte de científicos, médicos, e investigadores, aún subsisten algunos misterios elementales sobre la misión vital del sueño. Ni siquiera se ha descubierto qué es en esencia, ni por qué dormimos. El doctor Eliot Phillipson, del laboratorio de investigaciones sobre el sueño del Hospital Queen Elizabeth de Toronto (Canadá), admite: “Desconocemos qué fenómenos biológicos críticos ocurren durante el sueño que hacen que nos recuperemos”.
En el sueño se operan ciertos cambios corporales que repercuten en el sistema inmunológico. El cuerpo se relaja y descansa, reponiéndose de la fatiga por las actividades diarias. La labor de limpieza general realizada a través del torrente sanguíneo transcurre con eficiencia y se restablece el equilibrio químico. De forma que el sueño puede asemejarse a una brigada de trabajadores nocturnos encargados de las reparaciones y la limpieza para el día siguiente.
Una de las funciones primordiales del sueño es permitir que el sistema nervioso se recupere del desgaste sufrido durante el día. Como sostiene The World Book Encyclopedia: “El sueño le devuelve sus energías al cuerpo, en particular al cerebro y al sistema nervioso”.
¿Cuánto sueño necesitamos?
La mayoría de los adultos necesitan siete u ocho horas de sueño todas las noches, si bien, algunos precisan menos y otros más. Hay quienes afirman que les basta con cuatro o cinco horas, aunque quizás duerman siestas durante el día. Los niños necesitan dormir mucho más que los adultos.
Los ancianos en particular tienden a despertarse con frecuencia en la noche, y tal vez piensen que se trate del comienzo de graves trastornos del sueño. No obstante, aunque su sueño no sea de la misma calidad que cuando eran más jóvenes, los experimentos han demostrado que despertarse unas cuantas veces en la noche no debe ser motivo de inquietud. Normalmente las interrupciones son breves, quizás de unos minutos, y la persona vuelve a quedarse dormida.
Prescindiendo de la edad, no debemos esperar que el patrón de sueño sea el mismo toda la noche, pues este consta de ciclos alternativos de sueño profundo y sueño ligero. Una persona pasa de uno a otro varias veces en el curso de una noche.
Efectos de la privación del sueño
“Aumenta la preocupación de los investigadores por la cantidad de personas que duermen muy poco. El insomnio crónico, advierten, puede desencadenar graves consecuencias para el individuo y la sociedad”, informa The Toronto Star.
“El individuo privado de sueño pierde energías y se torna irascible. Después de dos días de vigilia, le cuesta mantener la concentración. [...] Comete muchos errores, sobre todo al efectuar trabajos repetitivos, y a veces se distrae. [...] Cuando sobrepasa los tres días, se le dificulta pensar, ver y oír con claridad; algunos empiezan a experimentar alucinaciones”, explica The World Book Encyclopedia.
Diversas pruebas indican que al cabo de cuatro días de insomnio, el sujeto solo puede ejecutar unas cuantas tareas rutinarias y es incapaz de realizar aquellas que exigen atención o un mínimo de agilidad mental. Pero esto no es lo peor. A los cuatro días y medio se presentan signos de delirio, y el mundo visual se vuelve bastante grotesco.
La falta de sueño puede acarrear problemas mayores. Más de un conductor se ha quedado dormido al volante y ha provocado un accidente fatal. El insomnio puede ser asimismo fuente de problemas familiares y maritales, pues la falta persistente de sueño vuelve a la persona más irritable y dificulta la convivencia. Dormir bien es más importante de lo que algunos creen.
Buen sueño
Un especialista en este tema, el doctor Jeffrey J. Lipsitz, del Centro de Trastornos del Sueño del área metropolitana de Toronto, aconseja las siguientes medidas para tener un buen sueño: duerma en un ambiente seguro, tranquilo y oscuro, utilizando una cama cómoda. No tome siestas por la tarde, incluso si durmió mal la noche anterior; procure mantenerse despierto y vaya a la cama a la hora habitual. No consuma cafeína antes de acostarse. No lea, ni vea la televisión en la cama. Evite el ejercicio intenso y las comidas copiosas justo antes de irse a la cama. Siga un horario regular de sueño; esto contribuirá a que el cuerpo adquiera un ritmo constante de sueño-vigilia.
Fórmese el hábito de relajarse antes de acostarse. No efectúe actividades que lo exciten y le quiten el sueño, como por ejemplo ver películas o programas de televisión que lo alteren o leer libros muy absorbentes. Las conversaciones animadas antes de irse a la cama también tienden a desvelar.
Algunos encuentran beneficioso darse un baño con agua tibia (no caliente) o leer algo trivial, que no sea estimulante. También actúan como inductores del sueño la leche templada, el suero de la leche, un poco de vino o infusiones de lúpulo, menta o manzanilla, sin cafeína.
El consenso general es que no basta con relajarse antes de dormir. Una vida sana y equilibrada, que incluya ejercicio regular y esté libre de inquietudes y frustraciones causadas por la avaricia, los celos, la hostilidad y la ambición, contribuye al buen sueño. Igual efecto tiene una vida libre de excesos en la comida y la bebida, y sin la congoja que causa la inmoralidad.
Satisfacer nuestras necesidades espirituales es de capital importancia para conseguir un sueño profundo y reparador, pues nos ayuda a entender el complejo mundo en que vivimos y a llevar una vida equilibrada y satisfactoria. Un sabio adorador de Dios nos anima a aumentar en discernimiento y abrazar la sabiduría de Jehová, pues ello redundará en “una vida placentera y feliz”. Y prosigue: “No tendrás miedo cuando te acuestes, y dormirás dulcemente toda la noche”. (Proverbios 3:21-24, Today’s English Version.)
[Comentario en la página 18]
La mayoría de los adultos precisan siete u ocho horas de sueño todas las noches
[Fotografías en la página 18]
El insomnio crónico puede desencadenar graves consecuencias
A muchas personas les cuesta conciliar el sueño