Soy astrónomo aficionado
VIVO en la isla del Norte de Nueva Zelanda, en el Pacífico Sur, y me ha interesado la astronomía desde que tenía 15 años. Es una afición tranquila que puede ser tan sencilla o compleja como uno desee. Le aseguro que no necesita licenciarse en física ni ser un prodigio en matemáticas para disfrutar de la astronomía.
Casi todos los pasatiempos requieren algunos instrumentos. ¿Qué se necesita en este caso? Principalmente los ojos. Cuando usted sale de la luz de su casa a la oscuridad de la noche, sus ojos tardan unos diez minutos en ajustarse. Ahora bien, si vive en una ciudad, notará que la iluminación de las calles y las casas disminuyen la visibilidad. ¿Qué puede hacer? Para obtener los mejores resultados, colóquese en un lugar que le permita resguardarse al máximo de tales fuentes de luz.
La mejor visibilidad se consigue en una noche oscura y despejada en la que no haya luna. La Luna imparte a la atmósfera un tenue resplandor que impide observar muchas de las estrellas menos brillantes. ¿Cuántas estrellas pueden verse a simple vista? Normalmente, entre dos mil y cuatro mil. Las estrellas que están más cerca del horizonte resultan más difíciles de ver porque al tener que mirar a través de una mayor extensión de atmósfera, su imagen se percibe más atenuada y distorsionada. A algunas personas les sorprende que a simple vista solo pueda verse una cantidad relativamente pequeña de estrellas, pues cuando uno levanta los ojos al cielo nocturno parece que hay millones.
¿Es una estrella, o un planeta?
Cuando se observa un punto de luz más brillante, surge la pregunta de si será una estrella o un planeta. Las estrellas son fuentes de luz, enormes hornos nucleares que emiten sus ondas electromagnéticas al espacio. Se encuentran muy lejos de la Tierra; la más cercana —aparte del Sol— está a 4,3 años luz de distancia, y recuerde que la luz viaja a unos 300.000 kilómetros por segundo. Dada la enorme distancia que recorre, la luz de las estrellas llega a la Tierra bastante débil. Luego tiene que atravesar la atmósfera terrestre, y como la densidad de esta va aumentando de capa en capa, los rayos lumínicos se refractan con cierta aleatoriedad. El autor español Azorín escribió: “El campo está negro, silencioso; brillan en el infinito las estrellas con titileos misteriosos”, aportando con ello un poco de vida al oscuro firmamento. Así que si el punto de luz titila, es una estrella.
Los planetas, por su parte, solo reflejan la luz del Sol, como la Luna. Están relativamente cerca de la Tierra, y forman parte de nuestro sistema solar. Por eso los planetas que pueden verse a simple vista reflejan una luz estable que no centellea.
Hay ayuda disponible
Si desea explorar un poco más, permítame mencionarle algunos instrumentos que me han ayudado a disfrutar mucho con mi afición. El primero es un atlas celeste. El que utilizo actualmente es la edición revisada del Norton’s Star Atlas. Contiene unos mapas celestes magníficos, además de información que familiariza al aficionado con el vocabulario astronómico.
El segundo es un planisferio, que consiste en dos discos de plástico, uno encima del otro, ensamblados por el centro. El disco superior tiene una ventana y puede hacerse girar sobre el disco inferior en el que está impresa la carta estelar, y fijarse a un día y una hora determinados. Con este instrumento puede saber qué estrellas son visibles en su latitud en las distintas horas y épocas del año. En muchas librerías de Nueva Zelanda, puede adquirirse fácilmente un planisferio denominado Philips’ Planisphere. Pero cuando compre uno, tiene que saber a qué latitud —norte o sur del ecuador— se encuentra su lugar de residencia.
¿Debería comprarse un telescopio? Si su afición a la astronomía continúa, creo que a la larga se comprará uno. Los hay de tres tipos: refractor, reflector y refractor-reflector. Consulte libros sobre astronomía y telescopios en una biblioteca pública. La fabricación casera de un telescopio reflector es sorprendentemente fácil. Cómprese un manual sencillo sobre cómo fabricar un telescopio astronómico y verá lo interesante que resulta ese trabajo.
Los prismáticos dan un buen campo de visión del cielo. Con ellos puede ver hermosos cúmulos estelares que brillan como piedras preciosas contra el terciopelo negro del firmamento y velos nubosos que resultan ser nebulosas, es decir, nubes de polvo y gas a años luz de distancia en el espacio interestelar. La banda de luz difusa conocida como la Vía Láctea puede contemplarse desde cualquier punto de la Tierra. Los prismáticos también son muy útiles para barrer el cielo en busca de cometas y observar a estos vagabundos celestes que de vez en cuando penetran en nuestras inmediaciones espaciales. Algunos periódicos publican artículos semanales para ayudar a los lectores a explorar el cielo nocturno.
¿Tiene usted una computadora? Existen algunos programas de astronomía para principiantes, además de otros más avanzados. Yo almaceno en la computadora todo tipo de datos relacionados con mi afición. También hay revistas de divulgación dedicadas a la astronomía, e incluso ¡Despertad! publica de vez en cuando artículos sobre el tema.
La Luna y los planetas
Por supuesto, localizar la Luna no presenta ninguna dificultad. Cuando es visible, domina el cielo nocturno. Una luna llena es realmente hermosa y parece desplazarse de este a oeste a lo largo de la noche hasta el amanecer. Pero cuando se la observa más detenidamente, tomando como referencia las estrellas, se ve que en realidad la Luna viaja en la misma dirección que nosotros, de oeste a este. Verifíquelo durante un período de una o dos horas, o en dos noches consecutivas, comparando la posición fija de las estrellas con la de la Luna. Como a la Tierra le toma menos tiempo girar sobre su eje que a la Luna describir su órbita, la dejamos atrás.
Cuando la luna está totalmente llena crea un problema para el astrónomo: refleja demasiada luz. A mí siempre me ha gustado observar la Luna cuando tiene de cuatro a siete días o de veintidós a veinticuatro días, pues las sombras que proyectan sus montañas y cráteres son más largas y marcadas. La Luna es el único cuerpo celeste que está lo suficientemente cerca como para que podamos observar los rasgos permanentes de su superficie a simple vista, y notamos que esta no se ve igual desde el norte del ecuador que desde el sur.
Lo mismo ocurre con las constelaciones, o conjuntos de estrellas que evocan figuras, por lo que es preferible que utilice mapas impresos para su hemisferio. De otra forma las verá boca abajo y al revés, lo que resulta un tanto confuso, especialmente para el astrónomo aficionado. Cabe mencionar también que con un telescopio astronómico se ven las imágenes invertidas. ¿Y dónde están los planetas? Antes de hablar de ellos hay dos cosas que debemos saber: lo que son la eclíptica y el zodiaco.
La eclíptica es la trayectoria aparente del Sol durante su curso anual con las estrellas como fondo. La eclíptica corta el ecuador celeste en un ángulo aproximado de 23,5 grados. El zodiaco, que significa “círculo de los animales”, es una franja imaginaria que se extiende unos ocho grados a uno y otro lado de la eclíptica. El Sol, la Luna y los planetas que pueden verse a simple vista se encuentran siempre dentro de los límites del zodiaco. Uno constata que está mirando un planeta cuando después de observarlo varias noches sucesivas se da cuenta de que ocupa una posición diferente con relación a las estrellas, que parecen estar fijas.
Pero ¿qué planeta estoy mirando? Mercurio y Venus siempre aparecen al oeste en el cielo nocturno y al este por la mañana, nunca sobre nuestra cabeza. A Venus se le conoce también como el Lucero del alba o el Lucero vespertino, y únicamente la Luna le supera en brillo. Los planetas que giran alrededor del Sol más allá de la Tierra siguen una trayectoria de este a oeste. Marte, Júpiter, Saturno y Urano también pueden observarse a simple vista. Al principio le hará falta consultar alguna fuente de información para ubicarlos, pues no se distinguen fácilmente de las estrellas.
Las estrellas
Las estrellas siempre le parecerán fascinantes puntos de luz. Familiarizarse con las constelaciones puede ser el primer paso para encariñarse con esta impresionante obra del Creador.
Algunas estrellas son especialmente interesantes. Una es Sirio, pues es la más brillante, además de ser una estrella binaria, es decir un sistema de dos estrellas que giran alrededor de un centro común. La segunda estrella más brillante es Canopus; a ella han recurrido las naves espaciales para ubicarse y orientar sus antenas hacia la Tierra a fin de mejorar la comunicación con el centro de control.
Unas palabras de advertencia
1) La astronomía debería ser una afición, no una obsesión. Nunca permita que la creación ocupe un lugar más importante en su vida que el propio Creador. 2) Nunca, pero nunca, mire al Sol ni explore el cielo en las inmediaciones de este astro con un telescopio o unos prismáticos; podría quedarse ciego. 3) No crea todo lo que lea. Los libros antiguos pueden llevarlo a conclusiones equivocadas, lo mismo que las hipótesis. 4) No se apresure a gastar dinero en instrumentos de astronomía, ya que tal vez deje de interesarle.
Para mí, esta afición es una aventura interminable de asombrosos descubrimientos. Ni siquiera viviendo eternamente en el nuevo mundo de Dios aprenderemos todos los secretos del cosmos. (Eclesiastés 3:11; 8:17.) Pero será fascinante aprender más y más acerca de él durante toda la eternidad.—Contribuido.