Enero
Martes 1 de enero
Los hombres dados a la maldad no pueden entender el juicio (Prov. 28:5).
Vivimos cerca del fin de los últimos días. Las personas malas “brotan como la vegetación” (Sal. 92:7). Por eso, no nos sorprende que cada vez la gente respete menos las normas de Dios. Entonces, ¿cómo podemos ser “pequeñuelos en cuanto a la maldad” y al mismo tiempo “estar plenamente desarrollados en facultades de entendimiento”? (1 Cor. 14:20). La respuesta está en el texto de hoy, que en parte dice que “los que están buscando a Jehová pueden entenderlo todo”, es decir, todo lo necesario para agradarlo. Encontramos una idea parecida en Proverbios 2:7, 9. Allí dice que Jehová “atesorará sabiduría práctica” para las personas rectas y que, como resultado, ellas entenderán “justicia y juicio y rectitud, el derrotero entero de lo que es bueno”. Noé, Daniel y Job consiguieron esa sabiduría divina (Ezeq. 14:14). Lo mismo puede decirse del pueblo de Dios en la actualidad. Y usted, ¿ha logrado entender todo lo necesario para agradar a Jehová? La clave está en que conozca bien a Dios. w18.02 8 párrs. 1-3
Miércoles 2 de enero
Se bautizaron en el nombre del Señor Jesús (Hech. 19:5).
Nadie debe presionar a un estudiante para que se bautice, ni los padres, ni quien dirige el curso bíblico, ni ningún hermano de la congregación. Ni siquiera Jehová lo hace (1 Juan 4:8). En lugar de eso, cuando le enseñamos la verdad, debemos recalcar que es muy importante que llegue a ser amigo de Dios. Lo que debe motivarlo a querer bautizarse es su sincero amor por la verdad y su deseo de hacer todo lo que debe hacer un cristiano (2 Cor. 5:14, 15). ¿A qué edad debe bautizarse el estudiante? No hay una edad fija, porque cada uno madura a un ritmo distinto. El día en que una persona se bautiza es una ocasión muy feliz. Pero también es un momento en el que debe meditar en todo lo que tendrá que esforzarse para cumplir con su dedicación a Dios. Los discípulos de Jesús no viven “ya para sí, sino para el que murió por ellos y fue levantado” (2 Cor. 5:15; Mat. 16:24). w18.03 6, 7 párrs. 14-17
Jueves 3 de enero
No olviden la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles (Heb. 13:2).
¿Nos cuesta trabajo ser hospitalarios? Si es así, tal vez hayamos perdido ocasiones de disfrutar de compañía agradable y de hacer amistades que durarán para siempre. Mostrar hospitalidad es una de las mejores maneras de combatir la soledad. Entonces, ¿qué puede hacer que alguien no sea hospitalario? Hay varios posibles obstáculos. Uno es que los siervos de Jehová estamos muy ocupados y por lo general tenemos muchas responsabilidades. Por eso, a algunos tal vez les parezca que les faltan tiempo y energías para ser hospitalarios. Si pensamos así, quizás debamos replantearnos nuestro horario. ¿Podemos hacer algunos cambios a fin de disponer de tiempo y energías para invitar a los hermanos o aceptar sus invitaciones? La Biblia dice que no olvidemos ser hospitalarios. Sacar tiempo para estar con los hermanos no es malo; de hecho, es lo correcto. Claro, es posible que tengamos que estar dispuestos a limitar el tiempo que les dedicamos a actividades menos importantes. w18.03 16 párrs. 13, 14
Viernes 4 de enero
También a otras ciudades tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado (Luc. 4:43).
Jesús es la persona más espiritual que ha vivido en la Tierra. Durante toda su vida y su ministerio, demostró que deseaba imitar a su Padre, Jehová. Su manera de pensar, sentir y actuar evidenció que guiaba su vida por las normas y la voluntad de Jehová (Juan 8:29; 14:9; 15:10). Por ejemplo, comparemos lo que dijo Isaías sobre la compasión de Dios con lo que escribió Marcos sobre los sentimientos de Jesús (Is. 63:9; Mar. 6:34). ¿Somos como Jesús y tratamos siempre con compasión a los que necesitan ayuda? ¿Nos centramos igual que él en predicar y enseñar el mensaje del Reino? Si lo hacemos, demostramos que somos personas espirituales. w18.02 21 párr. 12
Sábado 5 de enero
Sigan criando a sus hijos en la disciplina y regulación mental de Jehová (Efes. 6:4).
Criar a los hijos es un gran reto, sobre todo en el mundo en que vivimos (2 Tim. 3:1-5). Los niños no nacen sabiendo lo que está bien y lo que está mal, pues todavía no tienen la conciencia educada. Esto se logra con la disciplina (Rom. 2:14, 15). Según un experto bíblico, la palabra griega que se traduce “disciplina” también puede traducirse como “desarrollo infantil” y da la idea de criar al niño para que sea un adulto responsable. Los hijos se sienten a salvo cuando sus padres los disciplinan con amor. Aprenden que la libertad tiene límites y que todo lo que hacen tiene consecuencias. Por eso es muy importante que los padres busquen la guía de Jehová para criar a sus hijos. Recordemos que las ideas sobre la crianza de los hijos cambian con el tiempo y pueden ser diferentes en cada cultura. Pero, cuando los padres escuchan a Dios, no necesitan preguntarse constantemente cómo criar a sus hijos ni tampoco confiar en la sabiduría de este mundo. w18.03 30 párrs. 8, 9
Domingo 6 de enero
Sigan obrando su propia salvación con temor y temblor (Filip. 2:12).
Si eres un joven bautizado, eres el responsable de tu salvación, incluso si todavía vives en la casa de tus padres. ¿Por qué es importante que recuerdes esto? Porque, si ahora eres adolescente, es muy probable que tengas sentimientos y presiones muy diferentes. Una joven lo explicó así: “Por lo general, cuando eres pequeño, el simple hecho de no poder comer pastel de cumpleaños en la escuela no hace que te moleste ser testigo de Jehová. Pero, cuando pasan los años y el deseo de tener sexo se hace más fuerte, tienes que estar muy convencido de que obedecer las leyes de Dios siempre es lo mejor”. Los que se bautizan siendo adultos también pasan por pruebas de fe inesperadas. Puede que estas tengan que ver con el matrimonio, la salud o el trabajo. En realidad, sin importar nuestra edad, todos enfrentamos situaciones que ponen a prueba nuestra fidelidad a Jehová (Sant. 1:12-14). w17.12 24 párrs. 4, 5
Lunes 7 de enero
Estén airados, y, no obstante, no pequen (Efes. 4:26).
Pocas personas han sufrido lo que sufrió David, quien era amigo de Dios. Pero él no permitió que lo consumiera el resentimiento. Escribió: “Depón la cólera y deja la furia; no te muestres acalorado solo para hacer mal” (Sal. 37:8). La razón más importante para deponer la cólera —o sea, renunciar a ella— es imitar a Jehová, que “no ha hecho con nosotros aun conforme a nuestros pecados” (Sal. 103:10). Pero renunciar a la cólera también nos beneficia en sentido físico. Esta puede provocar tensión alta y dificultades respiratorias, así como problemas en el hígado, el páncreas y trastornos digestivos. Cuando nos enojamos, no siempre pensamos con claridad. Y después de un ataque de ira podemos experimentar largos períodos depresivos. Por otro lado, la Biblia dice que “un corazón calmado es la vida del organismo” (Prov. 14:30). Entonces, cuando un hermano hiere nuestros sentimientos, ¿qué nos ayudará a hacer las paces con él? Aplicar los sabios consejos de la Biblia. w18.01 10 párrs. 14, 15
Martes 8 de enero
No dejarás mi alma en el Seol. No permitirás que el que te es leal vea el hoyo (Sal. 16:10).
Estas palabras no quieren decir que David nunca moriría o que no iría al Seol, o sea, al lugar simbólico en el que descansan los muertos. La Palabra de Dios dice con claridad que David envejeció, murió y “fue enterrado en la Ciudad de David” con sus antepasados (1 Rey. 2:1, 10). Entonces, ¿de quién hablaba el Salmo 16:10? Habían pasado unas semanas de la muerte y la resurrección de Jesús, cuando el apóstol les dirigió un discurso sobre el Salmo 16:10 a miles de judíos y prosélitos (Hech. 2:29-32). Les dijo algo que quienes lo escuchaban sabían bien: que David había muerto y había sido enterrado. Y luego añadió que David “vio de antemano y habló respecto a la resurrección” del futuro Mesías. Según el relato, nadie contradijo esta afirmación. Para subrayar lo que estaba diciendo, Pedro citó las palabras de David en el Salmo 110:1 (Hech. 2:33-36). Su razonamiento convenció a la multitud de que Jesús era “Señor y también Cristo”. Todos reconocieron que el Salmo 16:10 se cumplió cuando Jesús fue resucitado. w17.12 10 párrs. 10-12
Miércoles 9 de enero
Procedimos a contar todo, después de lo cual todo el peso se puso por escrito en aquel tiempo (Esd. 8:33, 34).
El Cuerpo Gobernante se esfuerza por manejar los fondos de la organización de manera fiel y prudente (Mat. 24:45). Estos hermanos oran y planifican con mucho cuidado cómo los usarán (Luc. 14:28). El apóstol Pablo recaudó dinero para socorrer a los hermanos de Judea y se aseguró de que quienes lo repartieran actuaran de forma “honrada, no solo a vista de Jehová, sino también a vista de los hombres” (2 Cor. 8:18-21). Hoy día, nuestra organización sigue el ejemplo de Esdras y Pablo. Por ello da instrucciones claras sobre cómo manejar y gastar los fondos donados (Esd. 8:24-33). En los últimos años, han surgido muchas iniciativas emocionantes. La organización busca maneras de reducir los gastos y simplificar el trabajo. Así, nuestras valiosas donaciones se pueden aprovechar al máximo. w18.01 20 párrs. 12, 13
Jueves 10 de enero
Que la paz del Cristo controle en sus corazones (Col. 3:15).
El amor y la bondad nos ayudarán a perdonarnos unos a otros. Por ejemplo, si nos duele lo que ha dicho o hecho un hermano, tratemos de recordar las ocasiones en las que nosotros hemos dicho o hecho algo que molestó a otra persona. No hay duda de que agradecemos el amor y la bondad de los hermanos que han pasado por alto nuestros errores (Ecl. 7:21, 22). Estamos agradecidos sobre todo por la bondad que Jesús ha mostrado al unir a los verdaderos adoradores de Dios. Todos amamos al mismo Dios, predicamos el mismo mensaje y afrontamos muchos problemas parecidos. Si amamos a los hermanos, somos bondadosos con ellos y nos perdonamos unos a otros, contribuiremos a la unidad cristiana y nos mantendremos concentrados en conseguir el premio de la vida. Los celos pueden impedirnos obtener el premio. La Biblia contiene ejemplos que demuestran lo peligrosos que son. Por ejemplo, Caín envidió a su hermano Abel y lo mató. Coré, Datán y Abiram se pusieron celosos de Moisés y se rebelaron contra él. Y el rey Saúl tuvo envidia de los éxitos de David e intentó asesinarlo. w17.11 27 párrs. 9, 10
Viernes 11 de enero
Tendrás que escudriñar e investigar e inquirir cabalmente (Deut. 13:14).
Los ancianos que sirven en comités judiciales tienen que determinar con cuidado si el cristiano culpable de un pecado grave está arrepentido o no. Esto no siempre es fácil. Deben fijarse en cuál es su actitud, qué opina de lo que hizo y qué hay en su corazón (Rev. 3:3). Para que se le muestre misericordia, el pecador debe estar arrepentido. Jehová y Jesús pueden leer los corazones, pero los ancianos no. Por eso, ¿cómo pueden determinar si alguien está arrepentido de verdad? Primero, deben pedirle a Dios sabiduría y discernimiento (1 Rey. 3:9). Segundo, tienen que usar la Biblia y las publicaciones del esclavo fiel para poder distinguir entre “la tristeza del mundo” y “la tristeza de manera piadosa”, o sea, el arrepentimiento verdadero (2 Cor. 7:10, 11). Deben fijarse en cómo las Escrituras describen los sentimientos, la actitud y la conducta de los que sí están arrepentidos y de los que no lo están. w17.11 17 párrs. 16, 17
Sábado 12 de enero
Los hijos serán desobedientes a los padres (2 Tim. 3:2).
En nuestros tiempos, los libros, películas y programas de televisión presentan ese comportamiento como algo normal y aceptable. Pero la verdad es que la desobediencia debilita a la familia, que es el núcleo de la sociedad. Esta verdad se comprende desde hace muchísimo tiempo. Es interesante que, en la antigua Grecia, si un hombre golpeaba a sus padres, perdía todos sus derechos civiles. Y la ley romana decía que pegarle al padre era tan malo como cometer un asesinato. Tanto las Escrituras Hebreas como las Escrituras Griegas Cristianas mandan a los hijos que honren a sus padres (Éx. 20:12; Efes. 6:1-3). ¿Qué pueden hacer los hijos para no contagiarse del espíritu desobediente de hoy? Pensar en lo que sus padres han hecho por ellos. Además, si comprenden que Dios, el Padre de todos nosotros, desea que seamos obedientes, serán agradecidos. Cuando los jóvenes hablan bien de sus padres, ayudan a otros jóvenes a respetar más a los suyos. w18.01 29 párrs. 8, 9
Domingo 13 de enero
Cada uno tiene que resultar ser como escondite contra el viento y escondrijo contra la tempestad de lluvia, como corrientes de agua en país árido, como la sombra de un peñasco pesado en una tierra agotada (Is. 32:2).
Hoy día, el cristiano que ha cometido un pecado grave necesita buscar la ayuda de los ancianos de la congregación. ¿Por qué es tan importante que lo haga? Primero, porque es Jehová quien dice en su Palabra que los ancianos atiendan los casos de pecados graves (Sant. 5:14-16). Segundo, porque los ancianos están para ayudar a los pecadores arrepentidos a recuperar la aprobación de Dios y a dejar de cometer el pecado (Gál. 6:1; Heb. 12:11). Y tercero, porque a los ancianos se les nombra y capacita para ayudar a los pecadores arrepentidos a aliviar el dolor y la culpa que sienten. Jehová compara a los ancianos a un “escondrijo contra la tempestad de lluvia” (Is. 32:2). ¿Verdad que todo esto es una muestra de la misericordia de Dios? Muchos siervos de Dios se han sentido aliviados al hablar con los ancianos y recibir su ayuda. w17.11 10 párrs. 8, 9
Lunes 14 de enero
La disciplina es penosa (Heb. 12:11).
Aunque nos duela, debemos evitar el contacto innecesario con un familiar expulsado, sea por teléfono, mensajes de texto, cartas, correo electrónico o a través de las redes sociales. Aun así, nunca perdamos la esperanza. El amor espera todas las cosas, y por eso seguimos teniendo la esperanza de que regresen quienes han dejado a Jehová (1 Cor. 13:7). Si vemos pruebas de que un familiar cercano está cambiando de actitud, podemos pedirle a Dios que la Biblia le dé fuerzas para aceptar su invitación: “Vuelve a mí” (Is. 44:22). Jesús dijo que debemos amarlo a él más que a cualquier ser humano. Pero confiaba en que sus discípulos tendrían el valor de ser leales a pesar de la oposición familiar. Si en nuestra familia ha entrado una “espada” por seguir a Jesús, busquemos la ayuda de Jehová para enfrentar los problemas (Is. 41:10, 13). Pensemos en que Jehová y Jesús están contentos con nosotros y en que nos recompensarán por nuestra fidelidad. ¿Verdad que esto nos hace muy felices? w17.10 16 párrs. 19-21
Martes 15 de enero
Vístanse de los tiernos cariños de la compasión (Col. 3:12).
Cuando vemos a alguien sufrir por causa de la edad o la mala salud, sentimos compasión. Le pedimos a Jehová que venga su Reino para que quite las enfermedades y la vejez. Mientras tanto, hacemos todo lo posible por ayudar a quien lo necesite. Un escritor contó algo que le ocurrió a su madre, que tenía la enfermedad de Alzheimer. Un día, ella no pudo contener sus necesidades. Mientras intentaba limpiar, dos hermanas que la visitaban con frecuencia llamaron a su puerta. Al ver lo que había pasado, le preguntaron si podían ayudarla. La señora respondió: “Me da mucha vergüenza, pero sí”. Así que la ayudaron, le hicieron una taza de té y se quedaron conversando con ella. Su hijo estaba tan agradecido que dijo que se quitaba el sombrero ante las hermanas porque practicaban lo que predicaban. ¿Nos motiva la compasión por los mayores y los enfermos a hacer todo lo que podemos por ayudarlos? (Filip. 2:3, 4). w17.09 9 párr. 5; 12 párr. 14
Miércoles 16 de enero
No amemos de palabra ni con la lengua, sino en hecho y verdad (1 Juan 3:18).
Debemos estar dispuestos a hacer cosas buenas por nuestros hermanos “en secreto”, o sea, sin que los demás se enteren (Mat. 6:1-4). También debemos llevar la delantera en honrar a los demás (Rom. 12:10). Jesús dio un buen ejemplo cuando les lavó los pies a sus apóstoles (Juan 13:3-5, 12-15). Ellos solo lograron entender bien por qué Jesús hizo eso cuando recibieron el espíritu santo (Juan 13:7). Nosotros debemos esforzarnos mucho por ser humildes como Jesús y honrar a los demás. ¿Cómo? No creyéndonos mejores que ellos por nuestros estudios, por las cosas que tenemos o por las responsabilidades que se nos han dado en el servicio a Jehová (Rom. 12:3). Y, en vez de envidiar a los que reciben elogios, nos alegramos por ellos aunque pensemos que merecemos la misma honra o parte del mérito por lo que se ha hecho. w17.10 9 párrs. 9, 10
Jueves 17 de enero
Hago todas las cosas por causa de las buenas nuevas, para hacerme partícipe de ellas con otros (1 Cor. 9:23).
Muchos hermanos han visto que usar la Palabra de Dios en la predicación puede tener un profundo efecto en las personas. Por ejemplo, un hermano visitaba a un señor mayor que llevaba varios años leyendo nuestras revistas. Cierto día, decidió no solo dejarle el número más reciente de La Atalaya, sino que también le leyó un texto que aparecía en la misma revista. Era 2 Corintios 1:3, 4, que dice que Jehová es “el Padre de tiernas misericordias y el Dios de todo consuelo”, y que él “nos consuela en toda nuestra tribulación”. El señor se conmovió tanto que le pidió al hermano que volviera a leerle los versículos. Luego, dijo que él y su esposa necesitaban mucho consuelo y que quería saber más de la Biblia. Como vemos, usar la Palabra de Dios en la predicación puede ejercer mucho poder en las personas (Hech. 19:20). w17.09 26 párrs. 9, 10
Viernes 18 de enero
Toca hasta su hueso y su carne, y ve si no te maldice en tu misma cara (Job 2:5).
Sin duda, el desafío del Diablo causó enojo y hasta indignación entre los siervos leales de Dios en el cielo. Jehová sabía que tenía que responder a su desafío, pero no se dejó llevar por las emociones. Reaccionó de manera calculada y muy apropiada. Ha sido “tardo para la cólera” y ha manejado la rebelión de Satanás de manera justa (Éx. 34:6; Job 2:2-6). ¿Por qué ha permitido que pase el tiempo? Porque no quiere que nadie sea destruido, sino que “todos alcancen el arrepentimiento” (2 Ped. 3:9). El ejemplo de Jehová nos enseña que no debemos tomar decisiones de manera apresurada, sino medir las palabras y pensar bien antes de hacer o decir algo. Cuando tengamos que decidir sobre un asunto importante, tomémonos el tiempo necesario para pensar y pidámosle a Jehová que nos dé sabiduría para hacer o decir lo correcto (Sal. 141:3). Si actuamos mientras estamos alterados, es muy probable que las emociones nos controlen. Por eso, muchos de nosotros lamentamos haber dicho o hecho algo sin pensar (Prov. 14:29; 15:28; 19:2). w17.09 4 párrs. 6, 7
Sábado 19 de enero
Pon la corona sobre la cabeza de Josué hijo de Jehozadaq el sumo sacerdote (Zac. 6:11).
¿Significaba esto que el sumo sacerdote Josué iba a ser rey? No. Él no podía ser rey porque no era de la familia real de David. Su coronación representaba algo que le ocurriría a un futuro rey y sacerdote eterno al que se llama “Brote”. ¿De quién se trata? Las Santas Escrituras muestran con claridad que es Jesucristo (Is. 11:1; Mat. 2:23, nota). Jesús es rey y sumo sacerdote, y dirige el ejército de ángeles de Jehová. Trabaja con diligencia para que el pueblo de Dios disfrute de seguridad en este mundo violento (Jer. 23:5, 6). Dentro de muy poco, vencerá a las naciones y así apoyará la soberanía de Jehová y defenderá a sus siervos (Rev. 17:12-14; 19:11, 14, 15). Pero, antes de que llegue ese día, Jesús o “Brote” tiene una gran obra que hacer. w17.10 29 párrs. 12-14
Domingo 20 de enero
Desnúdense de la vieja personalidad con sus prácticas (Col. 3:9).
¿Qué haríamos si nuestra ropa estuviera sucia y hasta oliera mal? ¿Verdad que nos la quitaríamos lo antes posible? Del mismo modo, es importante que obedezcamos sin demora el mandato de dejar de hacer las cosas que Jehová odia. Pablo dio a los cristianos de su día esta clara instrucción: “Deséchenlas todas de ustedes”. Uno de los pecados que él mencionó es la fornicación o inmoralidad sexual (Col. 3:5-9). Cuando la Biblia utiliza la palabra fornicación, incluye toda relación sexual entre personas que no están casadas legalmente la una con la otra y la homosexualidad. Pablo les dijo a los cristianos que amortiguaran los miembros de su cuerpo en cuanto a fornicación. Esto significa que debemos actuar con decisión para eliminar los deseos inmorales. Puede ser difícil, pero es posible lograrlo. w17.08 18 párrs. 5, 6
Lunes 21 de enero
Mostraré una actitud de espera por el Dios de mi salvación (Miq. 7:7).
Nuestra situación hoy se parece a la del profeta Miqueas. Él vivió en los días del malvado rey Acaz. En ese tiempo, había todo tipo de corrupción y la gente se había vuelto experta en hacer “lo que es malo” (Miq. 7:1-3). Miqueas sabía que no podía cambiar la situación. Si nuestra fe es como la de Miqueas, estaremos dispuestos a esperar de buena gana a que Jehová actúe. ¿Por qué? Para entenderlo, imaginemos a un prisionero que está esperando el día de su ejecución. Aunque no quiere que llegue ese día, no tiene más remedio que esperar. Nuestra situación es muy diferente. Como sabemos que Jehová cumplirá su promesa de darnos vida eterna y que lo hará en el momento perfecto, esperamos con gusto a que él actúe. Seguimos este consejo: “Aguanten plenamente y sean sufridos con gozo” (Col. 1:11, 12). A Jehová le ofendería que esperáramos de mala gana y nos quejáramos de que se está tardando demasiado (Col. 3:12). w17.08 4 párrs. 6, 7
Martes 22 de enero
Jehová está dando alivio a los mansos (Sal. 147:6).
Jehová está siempre listo para actuar a favor nuestro. ¿Qué debemos hacer para beneficiarnos de su ayuda? Tener una buena amistad con él. Para lograrlo, es necesario que seamos mansos (Sof. 2:3). Los mansos esperan a que Jehová corrija las injusticias y sane las heridas que sufren. Él le da su aprobación a esa clase de personas. Por otro lado, Dios “está abatiendo a los inicuos hasta la tierra” (Sal. 147:6b). Estas son palabras muy serias. Si deseamos beneficiarnos del amor leal de Jehová y no sufrir su cólera, tenemos que odiar las cosas que él odia (Sal. 97:10). Por ejemplo, debemos odiar los pecados sexuales. Esto implica evitar cualquier cosa que pueda llevarnos a cometerlos, como ver pornografía (Sal. 119:37; Mat. 5:28). Puede que la lucha sea dura, pero valdrá la pena, porque disfrutaremos de la bendición de Jehová. Para vencer en esta lucha, tenemos que confiar en Jehová y no en nosotros mismos. Debemos rogarle que nos ayude. w17.07 19, 20 párrs. 11-13
Miércoles 23 de enero
El que muestra favor al de condición humilde le presta a Jehová (Prov. 19:17).
Si usamos las cosas que tenemos para el adelanto de los intereses del Reino, estaremos aprovechando nuestras circunstancias para ayudar a los demás. Algunos hermanos tienen recursos económicos pero no pueden servir a tiempo completo ni mudarse a otro país. Aun así, pueden sentir la satisfacción de saber que sus donaciones apoyan el servicio de otros cristianos. Con nuestras donaciones, ayudamos a hacer y distribuir publicaciones, y apoyamos la predicación en lugares muy pobres donde muchas personas aceptan el mensaje. Por años, en países como el Congo, Madagascar y Ruanda, los hermanos tenían que elegir entre comprar alimentos para su familia o comprar biblias, que a veces cuestan el sueldo de una semana o un mes. Pero las donaciones de muchos hermanos han hecho posible una “igualación”. Gracias a esto, la organización de Jehová ha traducido la Biblia y se la ha hecho llegar a todos los miembros de las familias y a las personas que desean conocer a Dios (2 Cor. 8:13-15). w17.07 9 párr. 11
Jueves 24 de enero
Sé sabio, hijo mío, y regocija mi corazón, para que pueda responder al que me está desafiando con escarnio (Prov. 27:11).
¿Por qué nos reconforta reflexionar en la importancia de ser fieles? Porque nos recuerda que no sufrimos inútilmente. Las pruebas no significan que Dios esté molesto con nosotros; nos dan la oportunidad de demostrar que estamos de acuerdo con que él nos gobierne. Si aguantamos, conseguimos la aprobación de Jehová y nuestra esperanza se hace más fuerte (Rom. 5:3-5). La historia de Job confirma que “Jehová es muy tierno en cariño, y misericordioso” (Sant. 5:11). Así que podemos tener la seguridad de que recompensará a todos los que apoyan su soberanía. Saberlo nos ayuda a aguantar todas las dificultades con paciencia y alegría (Col. 1:11). Desde luego, no siempre es fácil tener presente la vindicación de la soberanía de Jehová. Por lo tanto, hacemos bien en recordarnos regularmente la importancia de apoyar la soberanía de Jehová cuando pasamos por circunstancias difíciles. w17.06 25, 26 párrs. 15, 16
Viernes 25 de enero
Guárdense de toda suerte de codicia (Luc. 12:15).
Muchas personas están obsesionadas con lo último en cosas como la moda y los aparatos electrónicos. Por eso, los cristianos necesitamos analizar con frecuencia cuáles son nuestros deseos haciéndonos preguntas como estas: “¿Paso más tiempo mirando o pensando en los últimos automóviles o modas que en prepararme para las reuniones porque las cosas materiales son más importantes para mí? ¿Me preocupan tanto los asuntos cotidianos que dedico menos tiempo a orar y leer la Biblia?”. Si descubrimos que el amor por las cosas materiales es mayor que el que sentimos por Cristo, debemos reflexionar en sus palabras halladas en el texto de hoy. Jesús dijo que “nadie puede servir como esclavo a dos amos” y que no podemos ser esclavos de Dios y de las riquezas. ¿Por qué? Porque ambos “amos” exigen devoción exclusiva (Mat. 6:24). Como somos imperfectos, todos debemos seguir luchando contra “los deseos de nuestra carne”, entre ellos el materialismo (Efes. 2:3). w17.05 25, 26 párrs. 15, 16
Sábado 26 de enero
Hago todas las cosas por causa de las buenas nuevas, para hacerme partícipe de ellas con otros (1 Cor. 9:23).
Aunque somos imperfectos, semejantes a simples vasos de barro, el mensaje que predicamos puede resultar en que nosotros y quienes nos escuchan tengamos vida eterna. El apóstol Pablo amaba la predicación, y por eso trabajó tan duro para hacer discípulos (Rom. 1:14, 15; 2 Tim. 4:2). El amor a las buenas nuevas lo ayudó a aguantar la oposición más severa (1 Tes. 2:2). ¿Cómo podemos mostrar nosotros un amor como ese? Pablo demostró que valoraba el ministerio aprovechando las oportunidades de hablar a otras personas. Igual que los apóstoles y otros cristianos del siglo primero, nosotros predicamos informalmente, en público y de casa en casa (Hech. 5:42; 20:20). Busquemos maneras de predicar a tantas personas como podamos. Por ejemplo, si nos lo permiten las circunstancias, tal vez podríamos hacernos precursores auxiliares o regulares, aprender otro idioma o irnos a servir a otro lugar de nuestro país o incluso fuera de él (Hech. 16:9, 10). w17.06 10, 11 párrs. 8, 9
Domingo 27 de enero
Toda montaña y toda isla fueron removidas de sus lugares (Rev. 6:14).
Mucha de la maldad que hay en el mundo no es culpa de individuos, sino de organizaciones. Pensemos en las organizaciones religiosas que han engañado a millones de personas. Por su culpa, mucha gente no entiende cómo es Dios, por qué podemos confiar en la Biblia, qué futuro les espera a la Tierra y a sus habitantes, y muchos otros temas. También están los gobiernos que alimentan la guerra y la violencia étnica, que oprimen al pobre y al indefenso, y que prosperan gracias a sobornos o favoritismo. Y no nos olvidemos de las empresas codiciosas, que contaminan el planeta, agotan los recursos naturales y explotan la credulidad de los consumidores con tal de hacer multimillonarios a unos pocos mientras millones luchan con la pobreza. La Palabra de Dios predice que los gobiernos y las organizaciones que dependen de ellos serán sacudidos hasta sus mismos fundamentos, o destruidos, junto con todos los que se ponen de su lado en contra del Reino de Dios (Jer. 25:31-33). w17.04 11 párrs. 7, 8.
Lunes 28 de enero
No traeré la calamidad en sus propios días (1 Rey. 21:29).
Jehová, “el examinador de los corazones”, le mostró cierto grado de misericordia a Acab (Prov. 17:3). ¿Cómo afectó esta decisión a los que conocían el horrible crimen que había cometido Acab? Parecía que Jehová había cambiado la condena, y eso pudo poner a prueba la fe de los familiares y amigos de Nabot. ¿Qué los protegería en tal caso? La humildad, pues los motivaría a seguir adorando fielmente a Jehová, con la confianza de que es incapaz de cometer injusticias (Deut. 32:3, 4). En el caso de Nabot, sus hijos y sus otros familiares, Dios hará justicia perfecta cuando resucite a los justos (Job 14:14, 15; Juan 5:28, 29). Además, una persona humilde recuerda que “el Dios verdadero mismo traerá toda clase de obra a juicio con relación a toda cosa escondida, en cuanto a si es buena o es mala” (Ecl. 12:14). En efecto, cuando Jehová dicta una sentencia, tiene en cuenta factores que nosotros no conocemos. Por lo tanto, la humildad protege a los inocentes de naufragar espiritualmente. w17.04 24 párrs. 8, 9
Martes 29 de enero
Un compañero verdadero ama en todo tiempo (Prov. 17:17).
Debido a la situación mundial, muchos de nuestros hermanos han llegado a estar refugiados. La transición puede ser muy difícil. Piense en lo que significa tratar de aprender un idioma y al mismo tiempo adaptarse a leyes nuevas y a las costumbres locales sobre modales, puntualidad, pago de impuestos y servicios, educación escolar y forma de disciplinar a los niños. ¿Podríamos ayudar con paciencia y respeto a los hermanos que estén en esa situación? (Filip. 2:3, 4). Además, en ocasiones las autoridades dificultan que estos Testigos se pongan en contacto con la congregación. Algunos organismos los han amenazado con quitarles las ayudas o negarles asilo si rechazan un trabajo que los obligaría a perderse las reuniones. Hay hermanos que han cedido a esas presiones porque estaban asustados y se sentían indefensos. Por lo tanto, es urgente contactar con ellos tan pronto lleguen al país. Necesitan sentir que nos preocupamos por ellos. Mostrarles compasión y darles ayuda fortalecerá su fe (Prov. 12:25). w17.05 5 párrs. 9, 10
Miércoles 30 de enero
Se enfriará el amor de la mayor parte (Mat. 24:12).
Un aspecto de la señal que dio Jesús sobre “la conclusión del sistema de cosas” fue que se enfriaría “el amor de la mayor parte” (Mat. 24:3). Los judíos del siglo primero, que decían ser el pueblo de Dios, dejaron que su amor se enfriara. En cambio, la mayoría de los cristianos de ese tiempo estaban muy activos “declarando las buenas nuevas acerca del Cristo” y mostraban amor a Dios, a sus hermanos y a los que no eran cristianos (Hech. 2:44-47; 5:42). Pero algunos permitieron que se enfriara su amor. Jesucristo, ya en los cielos, les dijo a los cristianos del primer siglo que vivían en Éfeso: “Tengo esto contra ti: que has dejado el amor que tenías al principio” (Rev. 2:4). ¿Por qué les pasó esto? Una razón podría ser que les influyera el mundo, centrado en perseguir los deseos de la carne (Efes. 2:2, 3). w17.05 17 párrs. 1-3
Jueves 31 de enero
Tienes que pagar tus votos a Jehová (Mat. 5:33).
El juez Jefté era un líder valiente; Ana era una esposa respetuosa. Él era un soldado aguerrido; ella, una humilde ama de casa. ¿Qué podían tener en común, además de adorar al mismo Dios? Los dos hicieron un voto a Jehová y los dos lo cumplieron. Por ello, son un magnífico ejemplo para los hombres y mujeres que en la actualidad deciden hacer un voto a Dios. En la Biblia, un voto es una promesa solemne que le hacemos a Dios. Puede consistir en un compromiso de hacer algo, ofrecer algún regalo, realizar algún servicio o abstenerse de ciertas cosas. Los votos se hacen por voluntad propia. Ahora bien, Dios los considera sagrados y de obligado cumplimiento, pues tienen la fuerza de un juramento por el que se promete hacer o dejar de hacer alguna cosa (Gén. 14:22, 23; Heb. 6:16, 17). w17.04 3 párrs. 1, 2