BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • ad págs. 9-11
  • Aarón

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Aarón
  • Ayuda para entender la Biblia
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • SUMO SACERDOTE
  • DEBILIDADES IMPORTANTES
  • Aarón
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 2010
  • hijos de Aarón
    Glosario
  • Moisés y Aarón proclamaron con valor la Palabra de Dios
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1996
Ver más
Ayuda para entender la Biblia
ad págs. 9-11

AARÓN

(“Excelso; Iluminado”).

Aarón nació en Egipto en el año 1597 a. E.C.; sus padres fueron Amram y Jokébed de la tribu de Leví, el bisabuelo de Aarón. (Éxo. 6:13, 16-20.) Tuvo una hermana mayor que él, Míriam, y un hermano tres años menor, Moisés. (Éxo. 2:1-4; 7:7.) Aarón se casó con Eliseba, hija de Aminadab, y tuvo cuatro hijos: Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar. Murió en 1474 a. E.C. a la edad de ciento veintitrés años. (Núm. 33:39.)

Debido a la renuencia de Moisés por no poder hablar con afluencia, Jehová asignó a Aarón para que fuera el vocero de Moisés delante del faraón, diciendo: “Sé con certeza que él sí puede hablar”. Aarón fue a encontrarse con Moisés en el monte Sinaí donde se le informó sobre el trascendental alcance del propósito divino con respecto a Israel y Egipto. Después los dos hermanos regresaron a Egipto. (Éxo. 4:14, 27-30.)

Aarón empezó a servirle de “boca” a Moisés, hablando en su nombre a los ancianos de Israel y ejecutando señales milagrosas como prueba del origen divino de sus mensajes. Llegó el tiempo de comparecer ante la corte del faraón. A los ochenta y tres años de edad Aarón tuvo que encararse, como vocero de Moisés, a aquel altivo gobernante. Jehová le explicó a Moisés: “Mira, te he hecho Dios para Faraón, y Aarón tu propio hermano llegará a ser tu profeta”. (Éxo. 7:1, 7.) Fue Aarón quien, por orden de Moisés, extendió la vara de este señalando así el comienzo de las diez plagas. (Éxo. 7:9-12, 19, 20.) Continuó colaborando estrechamente con Moisés y obedeciendo a Dios durante las siguientes plagas hasta que finalmente llegó la liberación.

La labor de Aarón como vocero de Moisés debió ir disminuyendo durante los cuarenta años que estuvieron vagando por el desierto, pues parece ser que Moisés fue encargándose de hablar más por sí mismo al pueblo. (Éxo. 32:26-30; 34:31-34; 35:1, 4.) Además, después de la tercera plaga, la vara que Aarón había usado volvió a poder de Moisés y, posteriormente, cuando lucharon contra Amaleq, Aarón y Hur se limitaron a sostener los brazos de Moisés. (Éxo. 9:23; 17:9, 12.) Sin embargo, normalmente Jehová siguió tratando con los dos al dar instrucciones, y los dos actuaron y dirigieron la palabra juntos al pueblo hasta el mismo tiempo de la muerte de Aarón. (Núm. 20:6-12.)

Aarón, por su posición subordinada, no acompañó a Moisés a la cima del monte Sinaí para recibir el pacto de la Ley, pero se le permitió, junto con dos de sus hijos y setenta de los ancianos de la nación, acercarse a la montaña y contemplar una magnífica visión de la gloria de Dios. (Éxo. 24:9-15.) Aarón y su casa recibieron mención honorable en el pacto de la Ley, y Dios nombró a Aarón para que desempeñara el cargo de sumo sacerdote. (Éxo. 28:1-3.)

SUMO SACERDOTE

Moisés invistió a Aarón con los deberes sagrados como representante de Dios en una ceremonia de instalación que duró siete días, en la que también invistió como subsacerdotes a los cuatro hijos de este. Moisés vistió a Aarón con hermosas prendas de vestir tejidas con oro, hilo azul, lana teñida de púrpura rojiza y fibra escarlata carmesí, y sobre las hombreras y en el pectoral había piedras preciosas de diversos colores. También le cubrió la cabeza con un turbante de lino fino que tenía una lámina de oro puro en la cual estaban grabadas las palabras “La santidad pertenece a Jehová”. (Lev. 8:7-9; Éxo., cap. 28.) Luego Aarón fue ungido, tal como se describe en el Salmo 133:2, y desde ese momento se le pudo llamar el ma·schí·aj o mesías (LXX, kjri·stós), es decir, “el ungido”. (Lev. 4:5, 16; 6:22.) No solo fue puesto al cargo de todo el sacerdocio, sino que también, por declaración divina, se indicó que de su linaje o casa tendrían que venir todos los futuros sumo sacerdotes. Sin embargo, Aarón no había heredado el sacerdocio, de manera que el apóstol Pablo pudo decir de él: “El hombre no toma esta honra por su propia cuenta, sino únicamente cuando es llamado por Dios, así como también lo fue Aarón. Del mismo modo también, el Cristo no se glorificó a sí mismo mediante llegar a ser sumo sacerdote, sino que fue glorificado por aquel que habló respecto a él: ‘Tú eres mi hijo; yo, hoy, yo he llegado a ser tu padre’”. (Heb. 5:4, 5.) Después Pablo demuestra la manera en que el puesto sacerdotal, ocupado primero por Aarón, representó típicamente el de Cristo Jesús como un sumo sacerdote superior y celestial. (Heb. 8:1-6; 9:6-14, 23-28; véase SUMO SACERDOTE.)

La devoción de Aarón a la adoración pura pronto se vio puesta a prueba por la muerte de sus hijos Nadab y Abihú, a quienes Dios destruyó por haber profanado el sacerdocio. El registro dice: “Y Aarón guardó silencio”. Cuando él y sus otros dos hijos recibieron el mandato de no lamentarse por la muerte de los transgresores, “hicieron conforme a la palabra de Moisés”. (Lev. 10:1-11.)

Aarón representó a las doce tribus ante Jehová en calidad de sumo sacerdote durante un período de casi cuarenta años. Mientras estaban en el desierto estalló una seria rebelión contra la autoridad de Moisés y Aarón. Estuvo encabezada por un levita llamado Coré y por Datán, Abiram y On de la tribu de Rubén, los cuales se quejaron de su acaudillamiento. Jehová hizo que se abriera la tierra debajo de las tiendas de aquellos rebeldes y sus familias, y que se los tragara, mientras que Coré y los 250 que conspiraron con él fueron destruidos por fuego. (Núm. 16:1-35.) Entonces, la congregación empezó a murmurar contra Moisés y Aarón, y durante la plaga que Dios envió, Aarón mostró gran fe y valor saliendo obedientemente con el braserillo para hacer expiación por el pueblo, “parado entre los muertos y los vivos”, hasta que el azote se detuvo. (Núm. 16:46-50.) Luego Dios mandó que se colocaran en el tabernáculo doce varas, cada una de las cuales representaba a una de las doce tribus, y en la vara de la tribu de Leví se inscribió el nombre de Aarón. (Núm. 17:1-4.) Al día siguiente Moisés entró en la tienda del Testimonio y halló que la vara de Aarón “había brotado, y estaba echando botones y arrojando flores y estaba produciendo almendras maduras”. (Núm. 17:8.) Así se demostró, fuera de toda duda, que Jehová había escogido a los hijos de Aarón de entre los levitas para el servicio sacerdotal y había nombrado a Aarón como sumo sacerdote. Desde entonces, nunca se volvió a desafiar seriamente el derecho que tenía la casa de Aarón de ejercer el sacerdocio. La vara de Aarón, la que echó botones, fue colocada en el arca del pacto como “señal para los hijos de la rebeldía”, aunque parece que después de la muerte de estos rebeldes y de la entrada de la nación en la Tierra Prometida se quitó del Arca, por haber cumplido ya su propósito. (Núm. 17:10; Heb. 9:4; 2 Cró. 5:10; 1 Rey. 8:9.)

DEBILIDADES IMPORTANTES

A pesar de su privilegiada posición, Aarón tuvo sus debilidades. Durante los primeros cuarenta días que pasó Moisés en el monte Sinaí, “se congregó el pueblo en torno de Aarón y le dijeron: ‘Levántate, haznos un dios que vaya delante de nosotros, porque en cuanto a este Moisés, el hombre que nos hizo subir de la tierra de Egipto, ciertamente no sabemos qué le habrá pasado’”. (Éxo. 32:1.) Aarón accedió y cooperó con estos rebeldes en hacer una estatua de un becerro de oro. (Vss. 2-6.) Más tarde, cuando Moisés le llamó la atención, él presentó una excusa muy débil. (Vss. 22-24.) Sin embargo, Jehová no le consideró el principal responsable, sino que dijo a Moisés: “Así que ahora déjame, para que se encienda mi cólera contra ellos y los extermine”. (Vs. 10.) Moisés puso al pueblo ante una disyuntiva al clamar: “¿Quién está de parte de Jehová? ¡A mí!”. (Vs. 26.) Todos los hijos de Leví respondieron, y entre estos estuvo Aarón. Ellos mataron a tres mil idólatras, probablemente los principales fomentadores de la rebelión. No obstante, Moisés recordó más tarde al resto del pueblo que ellos también compartían la culpa. (Vs. 30.) Así que Aarón no fue el único que recibió la misericordia de Dios. De sus acciones subsiguientes se desprende que no estuvo de acuerdo en su corazón con el movimiento idolátrico, sino que cedió a la presión de los rebeldes. (Vs. 35.) Jehová mostró que Aarón había recibido su perdón por medio de mantener en vigor su nombramiento de sumo sacerdote. (Éxo. 40:12, 13.)

Después de haber apoyado lealmente a su hermano menor en muchas experiencias difíciles y poco después de que Moisés lo instalara como sumo sacerdote para servir de representante de Dios, Aarón participó insensatamente con su hermana Míriam en criticar a Moisés por haberse casado con una cusita y en desafiar la singular relación y posición que tenía Moisés delante de Jehová Dios, al decir: “¿Es simplemente por Moisés solo por quien Jehová ha hablado? ¿No ha hablado también por nosotros?”. (Núm. 12:1, 2.) Jehová intervino rápidamente, puso a los tres ante Él enfrente de la tienda de reunión, y reprendió con severidad a Aarón y Míriam por mostrar falta de respeto al nombramiento de Dios. El hecho de que solo Míriam fuese herida de lepra puede ser indicación de que ella fue la instigadora de la acción y que Aarón de nuevo mostró debilidad al unirse a ella. Por otra parte, si Aarón hubiera sido herido de lepra como Míriam, su nombramiento como sumo sacerdote, según la ley de Dios, habría quedado sin efecto. (Lev. 21:21-23.) Él no demostró sólo su buena actitud de corazón al confesar inmediatamente su falta y disculparse por la insensatez cometida, sino que además suplicó fervientemente a Moisés que intercediera a favor de Míriam para que Dios la sanase. (Núm. 12:10-13.)

Aarón compartió nuevamente la responsabilidad de un mal, esta vez con Moisés, cuando no santificó ni honró a Jehová Dios delante de la congregación en el incidente relacionado con sacar agua del peñasco de Meribá en Qadés. Por esta acción, Dios decretó que ninguno de los dos tendría el privilegio de ver entrar a la nación en la Tierra Prometida. (Núm. 20:9-13.)

El primer día del mes de Ab, en el año cuadragésimo del éxodo, la nación de Israel estaba acampada en la frontera de Edom enfrente del monte Hor. El pueblo iba a cruzar el Jordán al cabo de unos meses, pero no Aarón, que ya tenía ciento veintitrés años de edad. Por orden de Jehová, y mientras todo el campamento observaba, él, su hijo Eleazar y Moisés subieron a la cumbre del monte Hor. Allí Aarón dejó que su hermano le quitara las prendas de vestir sacerdotales y se las pusiera a su hijo y sucesor en el sumo sacerdocio, Eleazar. Entonces Aarón murió, y probablemente fue enterrado allí por Moisés y Eleazar mismos. Durante treinta días Israel lamentó su muerte. (Núm. 20:24-29.)

Debe notarse que no se presenta a Aarón en ninguna de las tres ocasiones en que se desvió como el que iniciara la mala acción, sino que más bien parece que permitió que la presión de las circunstancias o la influencia de otras personas lo desviara del proceder de rectitud. Particularmente en su primera transgresión, pasó por alto el principio implícito en el mandato: “No debes seguir tras la muchedumbre para fines malos”. (Éxo. 23:2.) No obstante, en el resto de las Escrituras su nombre recibe mención honorable y el propio Hijo de Dios reconoció la legitimidad del sacerdocio aarónico. (Sal. 115:10, 12; 118:3; 133:1, 2; 135:19; Mat. 5:17-19; 8:4.)

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir