ESTRELLA
(heb. koh·kjáv; gr. a·stér, á·stron).
Estos términos del hebreo y del griego se aplican, en un sentido general, a cualquier cuerpo luminoso del espacio, exceptuando el Sol y la Luna, que son designados por otros nombres.
NÚMERO DE ESTRELLAS
Dios habló al hombre de las estrellas para significar un número incontable, comparable al de los granos de arena en las orillas del mar. (Gén. 22:17; 15:5; Éxo. 32:13; compárese con Nehemías 9:23; Nahúm 3:15, 16; Hebreos 11:12.) Puesto que tan solo son unos pocos miles las estrellas que se pueden ver claramente a simple vista, tiempo atrás muchos pensaron que esta comparación era desproporcionada. Pero en la actualidad la evidencia muestra que el número de estrellas en realidad es comparable a todos los granos de arena de la Tierra.
Es de interés notar que, aunque Moisés habló de que Israel había visto en cierto sentido el cumplimiento de la promesa abrahámica, los censos de la población que se registran en la Biblia nunca incluyeron el número total de personas que componían la nación. (Deu. 1:10; 10:22; 28:62.) Posteriormente, se dice que David se abstuvo de numerar a los “de veinte años de edad para abajo, porque Jehová había prometido hacer que Israel fuese tantos como las estrellas de los cielos”. (1 Cró. 27:23.) Ese concepto de carácter incontable con relación a las estrellas distingue a los escritos de la Biblia de los puntos de vista contemporáneos de pueblos antiguos.
DISPUESTAS DE MANERA ORDENADA
Además, en diversos textos de la Biblia se subraya el orden en que estos cuerpos celestes están dispuestos; en estos textos se hace referencia a “estatutos”, “disposiciones reglamentarias” y “órbitas”. (Jer. 31:35-37; Jue. 5:20; compárese con Judas 13.) En las preguntas que Dios le hace a Job, alude a las tremendas fuerzas que por las leyes físicas mantienen unidas a ciertas constelaciones: “¿Puedes tú atar firmemente las ligaduras de la constelación Kimá, o puedes desatar las cuerdas mismas de la constelación Kesil? ¿Puedes tú hacer salir la constelación Mazarot a su tiempo señalado? [...] ¿Has llegado a conocer los estatutos de los cielos, o podrías tú poner su autoridad en la tierra?”. (Job 38:31-33; véanse CONSTELACIÓN ASH; CONSTELACIÓN KESIL; CONSTELACIÓN KIMÁ; CONSTELACIÓN MAZAROT.) Por consiguiente, The New Bible Dictionary, editado por Douglas (pág. 1.215), dice: “Afirmamos que la Biblia supone de manera consecuente un universo que es completamente racional, de tamaño vasto, en contraste con el punto de vista típico del mundo contemporáneo, según el cual el universo no era racional y no mayor de lo que en realidad se podía demostrar con los simples sentidos”. La expresión del apóstol Pablo en cuanto a la diferencia que existe entre las estrellas se puede apreciar aún más a la luz de la astronomía moderna, la cual muestra las diferencias que existen en lo que tiene que ver con el color, tamaño, cantidad de luz producida, temperatura e incluso densidad relativa. (1 Cor. 15:40, 41.)
LA ADORACIÓN DE ESTRELLAS
Aunque la adoración de estrellas estaba difundida entre las antiguas naciones del Oriente Medio, de acuerdo con el punto de vista bíblico sostenido por los siervos fieles de Dios, estos astros eran simplemente cuerpos materiales sujetos a las leyes y el control divino, y no dominaban al hombre sino que servían como lumbreras e indicadores de tiempo. (Gén. 1:14-18; Sal. 136:3, 7-9; 148:3.) Al advertir a Israel contra hacer cualquier representación del Dios verdadero Jehová, Moisés les mandó que no fuesen seducidos a adorar al Sol, la Luna y las estrellas, que “Jehová tu Dios ha repartido a todos los pueblos debajo de todos los cielos”. (Deu. 4:15-20; compárese con 2 Reyes 17:16; 21:5; 23:5; Sofonías 1:4, 5.) Las naciones paganas identificaban a sus dioses con ciertas estrellas y por lo tanto llegaron a considerar esos cuerpos estelares desde un punto de vista nacionalista. Sakut y Keván, mencionadas en Amós 5:26 como dioses adorados por el Israel apóstata, se consideran los nombres babilonios del planeta Saturno, al que Esteban llama Refán cuando cita este texto. (Hech. 7:42, 43.) La adoración a las estrellas desempeñaba un papel muy importante en Babilonia, pero no resultó ser de ningún valor al tiempo de su destrucción. (Isa. 47:12-15; véase ASTRÓLOGOS.)
USO FIGURATIVO
En la Biblia se habla de las estrellas en sentido figurado y en metáforas o símiles para representar a ciertas personas; como en el sueño de José, en el cual sus padres estaban representados por el Sol y la Luna, y sus 11 hermanos, por 11 estrellas. (Gén. 37:9, 10.) En Job 38:7 se establece un paralelo entre “las estrellas de la mañana” que gozosamente clamaron cuando se fundó la Tierra y los “hijos de Dios” angélicos. El resucitado y ensalzado Jesús habló de sí mismo como “la brillante estrella de la mañana” y les prometió a sus seguidores que si vencían que les daría “la estrella de la mañana”, lo cual daba a entender que participarían con él en su puesto y gloria celestiales. (Rev. 22:16; 2:26, 28; compárese con 2 Timoteo 2:12; Revelación 20:6.)
Los siete “ángeles” de las congregaciones a los cuales se les dieron mensajes escritos están simbolizados por siete estrellas en la mano derecha de Cristo. (Rev. 1:16, 20; 2:1; 3:1.) El “ángel del abismo” llamado Abadón también está representado por una estrella. (Rev. 9:1, 11; véase ABADÓN.)
En el dicho proverbial que se registra en el capítulo 14 de Isaías, el jactancioso y ambicioso rey de Babilonia, a quien se le llama el “resplandeciente” (heb. heh·lél, “Lucifer” [nota al pie de la página, BJ]), aparece intentando elevar su trono “por encima de las estrellas de Dios”. (Isa. 14:4, 12, 13.) Se habla metafóricamente de una “estrella” al referirse proféticamente a los reyes davídicos de Judá (Núm. 24:17), y la historia bíblica muestra que la dinastía babilonia por un tiempo sí se elevó por encima de estos reyes de Judá al conquistar Jerusalén. Una profecía similar, registrada en el capítulo 8 de Daniel, describe al “cuerno” pequeño de una potencia futura pisando ciertas estrellas del “ejército de los cielos” y avanzando contra el Príncipe del ejército y su santuario (Dan. 8:9-13), mientras que, en comparación, en el capítulo 12 de Daniel se dice de aquellas personas que tienen “perspicacia” y llevan a otros a la justicia que brillan “como las estrellas” en el “tiempo del fin”. (Dan. 12:3, 9, 10.) En contraste, los que se desvían inmoralmente de la verdad son comparados a “estrellas sin rumbo fijo”. (Jud. 13.)
El oscurecimiento de las estrellas, del Sol y de la Luna es una figura retórica que frecuentemente se utiliza en las advertencias proféticas del desastre que viene como resultado del juicio de Dios. (Isa. 13:10; Eze. 32:7; Rev. 6:12, 13; 8:12; compárese con Job 9:6, 7.) En Eclesiastés 12:1, 2, se dice que se apagan estas lumbreras como descripción del crepúsculo de la vida de la persona de edad avanzada. En otros textos se habla de estrellas que caen o son arrojadas a la Tierra. (Mat. 24:29; Rev. 8:10; 9:1; 12:4.) Se predicen “señales” en el Sol, la Luna y las estrellas como evidencia del tiempo del fin. (Luc. 21:25.)
“LUCERO”
La expresión “lucero” (gr. fo·sfó·ros) aparece una vez, en 2 Pedro 1:19, y tiene un significado similar a “estrella de la mañana”. En ciertas estaciones del año estas estrellas son las últimas que salen sobre el horizonte oriental antes de que el Sol aparezca, de manera que son heraldos del amanecer de un nuevo día. La referencia previa de Pedro a la transfiguración de Jesús en magnífica gloria parece establecer una relación con su poder real como la “raíz y la prole de David, y la brillante estrella [a·stér] de la mañana”. (Rev. 22:16; 2:26-28; véanse CIELO; EXPANSIÓN.)
‘LAS ESTRELLAS PELEARON CONTRA SÍSARA’
La siguiente frase del relato de Jueces 5:20 ha dado pie a diversas interpretaciones: “Desde el cielo pelearon las estrellas, sí, desde sus órbitas pelearon contra Sísara”. Algunos consideran esta frase simplemente como una referencia poética a la ayuda divina. (Compárese con Jueces 4:15; Salmos 18:9.) Otros piensan que se produjo una lluvia de meteoritos, o que a Sísara le fallaron las predicciones astrológicas. Clarke’s Commentary (vol. 11, pág. 121) dice: “Quizás no signifique más que esto: el tiempo, que era medido y regido por los cuerpos celestes, parecía que sólo existía para la destrucción de los cananeos”. Puesto que el registro bíblico no detalla cómo “lucharon” las estrellas, parece suficiente considerar la declaración como una evidencia de acción divina de naturaleza milagrosa, acción que se llevó a cabo en favor del ejército de Israel. (Gén. 18:14.)