El sacerdocio real
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre éstos la segunda muerte no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y gobernarán como reyes con él por los mil años.”—Apo. 20:6, NM.
1. ¿De quiénes se forma el sacerdocio real, y qué beneficios vienen como resultado del establecimiento y funcionamiento de éste?
LOS miembros de este sacerdocio real son los ministros de Jehová que sirven en todos los asuntos que tienen que ver con su organización universal, y un gran servicio será gobernar como reyes con Cristo Jesús por mil años. Este dominio se efectuará desde los cielos y sobre los habitantes de la tierra, quienes entonces vivirán bajo el reino de Dios. Es el establecimiento y funcionamiento de este sacerdocio real lo que da la esperanza a personas de todas las naciones de que Jehová es su Dios y de que hay esperanza de reconciliarse con él. El sacerdocio real se compone de Cristo Jesús, el gran Sumo Sacerdote, y subsacerdotes que en número ascienden a 144,000. Ha de ser un sacerdocio eterno “a semejanza de Melquisedec.” (Heb. 5:6, NM) La felicidad y santidad pertenecen a los que tienen parte en este orden de sacerdotes, porque ellos participan de la “primera resurrección,” y sobre ellos “la segunda muerte no tiene autoridad.” Durante el dominio de este reino de sacerdotes paz, felicidad y vida vendrán a todos los de la humanidad que sean bendecidos con ser súbditos del Rey Sacerdote del Nuevo Mundo de Jehová.
2. ¿Cuál debe ser la actitud mental de los que saben acerca del sacerdocio real?
2 El texto de Apocalipsis 20:6 indica dos clases: Los gobernantes, y los gobernados. No importa a qué clase usted espera pertenecer, el ser obedientes y fieles a la verdad son requisitos constantes. Es menester que los miembros en perspectiva del sacerdocio real mantengan su visión clara y su esperanza brillante, y que hagan completamente la voluntad de Dios. Los que tienen esperanza de vida eterna sobre la tierra en el nuevo mundo teocrático están ansiosos de enterarse de los requisitos y fidelidad del cuerpo real de sacerdotes que ha de gobernar durante los mil años, y aprender a ser fieles. Los ungidos tienen gusto en saber el propósito de Jehová de bendecir y dar vida a millones de humanos. De modo que también los que esperan vivir en la tierra para siempre tendrán gusto en saber acerca del sacerdocio real, al cual estarán sujetos.
3. ¿Cuándo declaró Jehová por primera vez su propósito de tener un sacerdocio real, y cómo fué una teocracia?
3 El propósito de Jehová de tener un reino de sacerdotes se expresó a los de su pueblo típico, Israel, en el monte Sinaí. Moisés fué inspirado a informarles: “Ahora si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces seguramente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece. Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.” (Éxo. 19:5, 6, NM) Israel iba a ser un reino sagrado bajo Jehová, una teocracia verdadera, una nación real, viviendo bajo las reglas y ritos del Altísimo. La palabra “reino” como se usa en el versículo seis tiene el significado de realeza, dinastía, soberanía. Esto significaba que Jehová se proponía tener una raza real, sacerdotal, una dinastía de sacerdotes, en que cada miembro cumpliera con los requisitos y tuviera los atributos de rey y sacerdote.
4. Mediante el pedir Israel un rey, ¿qué estaba haciendo realmente? ¿Cómo trató al Hijo Rey de Jehová?
4 Los del pueblo de Israel se pusieron descontentos, y pidieron al juez Gedeón que gobernara sobre ellos como rey. Gedeón contestó: “Yo mismo no gobernaré sobre ustedes, ni mi hijo gobernará sobre ustedes. Jehová es el que gobernará sobre ustedes.” (Jue. 8:23, NM) En el día de Samuel los ancianos de Israel le dijeron: “Ahora pues, pon sobre nosotros un rey que nos juzgue, como es usanza de todas las naciones. Pero disgustóle a Samuel la propuesta, . . . Y Jehová respondió a Samuel: . . . no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado.” (1 Sam. 8:5-7) Típicamente Israel era el reino de Jehová, pero fué infiel y desobediente. Después, cuando Jehová le envió a su Hijo, Cristo Jesús, el heredero del Reino, lo rechazó a él, la Piedra de Sión. Esta casa típica de Israel había perdido de vista el propósito de Jehová, y estaba edificando en oposición a la voluntad de Jehová. Jesús le dijo: “‘La piedra que los edificadores rechazaron es la que ha llegado a ser la principal piedra angular. De parte de Jehová ha sucedido esto y es maravilloso a nuestra vista.’ Por eso es que les digo a ustedes: El reino de Dios será quitado de ustedes y dado a una nación que produzca sus frutos.”—Mat. 21:42, 43, NM.
BUENAS NUEVAS A LAS NACIONES
5. ¿Cómo explicaron los apóstoles Pedro y Pablo el propósito de Jehová al enviar las buenas nuevas del Reino a los gentiles?
5 El rechazamiento de la nación de Israel por Jehová y el quitarle el Reino abrió la puerta para que gente de las naciones tuviera el gran privilegio de llegar a ser parte de la nación sacerdotal. Cornelio de los gentiles incircuncisos fué el primero, y Pedro dijo cuando lo visitó: “‘Ustedes bien saben cuán ilícito es para un judío unirse o acercarse a un hombre de otra raza; y no obstante Dios me ha mostrado que no debo llamar a ningún hombre contaminado o inmundo.’ . . . ‘Con certeza percibo que Dios no es parcial, sino que en toda nación el hombre que le teme y obra justicia es aceptable a él.”’ (Hech. 10:28-35, NM) Pablo fué comisionado para ir a las naciones, como Jesús dijo de él: “Este hombre es un vaso escogido para mí para llevar mi nombre a las naciones así como también a reyes y a los hijos de Israel.” De nuevo, a los judíos, “Pablo y Bernabé dijeron: ‘Fué necesario que la palabra de Dios se hablara primeramente a ustedes. Siendo que la están empujando lejos de ustedes y no se juzgan dignos de vida eterna, ¡miren! nos dirigimos a las naciones. De hecho, Jehová nos ha impuesto el mandato con estas palabras: “Te he designado como luz de las naciones, para que seas una salvación hasta la parte más distante de la tierra.”’”—Hech. 9:15; 13:46, 47, NM.
6. ¿De qué manera comenzaba Jehová a cumplir sus promesas a Abrahán?
6 Recalcando naciones, Pablo escribió: “Está escrito: ‘Por eso es que abiertamente te reconoceré [Jehová] entre las naciones y cantaré alabanza a tu nombre.’ Y de nuevo él dice: ‘Alégrense, naciones, con su pueblo.’ Y otra vez: ‘Alaben a Jehová, todas ustedes las naciones.’” A los colosenses Pablo dijo: “No siendo desviados de la esperanza de esas buenas nuevas que ustedes oyeron, y las cuales fueron predicadas en toda la creación que está bajo el cielo. De estas buenas nuevas, yo, Pablo, llegué a ser ministro.” (Rom. 15:9-11; Col. 1:23, NM) “Ahora la Escritura, viendo de antemano que Dios declararía a la gente de las naciones justa por causa de la fe, declaró las buenas nuevas con anterioridad a Abrahán, a saber: ‘Por medio de ti todas las naciones serán bendecidas.’” De nuevo: “La bendición de Abrahán llegará a ser para las naciones por medio de Jesucristo.” (Gál. 3:8, 9, 14, NM) Jehová estaba usando a Pablo, sacerdote real en perspectiva, para llevar a cabo su gran propósito de hacer que las grandes nuevas llegaran a gente en naciones aparte de Israel según la carne.
7. ¿Qué significa el recibir las “buenas nuevas”? Mencione algunos de los beneficios.
7 Para estos ‘llamados’ viene la unión con Cristo, el Sacerdote Real. Pablo escribió: “Anteriormente eran gentes de las naciones en cuanto a la carne; ‘incircuncisión’ . . . sin Cristo, alejados del estado de Israel y extranjeros a los pactos de la promesa, y no tenían esperanza y estaban sin Dios en el mundo. Pero ahora en unión con Cristo Jesús ustedes que en un tiempo estaban lejos han venido a estar cerca por la sangre del Cristo.” Y de nuevo él dice: “Porque todos ustedes son uno en unión con Cristo Jesús. Además, si ustedes pertenecen a Cristo, son realmente la simiente de Abrahán, herederos con respecto a una promesa.” (Efe. 2:11-13; Gál. 3:28, 29, NM) Las buenas nuevas para las naciones significan el ser traídas en armonía con Jehová Dios y ser bendecidas con la seguridad de sus promesas. Esto es servicio verdadero por el gran Sumo Sacerdote de Dios, Cristo Jesús, porque no sólo trae a la gente de las naciones cerca de Dios sino que trae a Dios cerca de ellas. Compañerismo puro y santo resulta. Estas buenas nuevas fueron presentadas a todas las naciones, pero no toda la gente las acepta. A los que las aceptan Jehová está cumpliendo su promesa de que “todas las naciones serán bendecidas” a causa de Abrahán y su simiente. Estas buenas nuevas todavía están siendo declaradas. De hecho, hoy están siendo proclamadas de una manera más amplia y extensa que nunca antes. Al tiempo presente las buenas nuevas están llamando a otra clase de entre las naciones, pero la obra todavía se está llevando a cabo por el sacerdocio real.
EL SACERDOCIO REAL ESPIRITUAL
8. Explique cómo se efectúa el propósito de Dios de tener un sacerdocio real, aunque el Israel natural fracasó.
8 El propósito de Jehová de tener un sacerdocio real se lleva a cabo, aunque el Israel natural fracasó. Pablo escribe: “Porque no todos los que brotan de Israel son realmente ‘Israel’. Ni porque son la simiente de Abrahán son todos ellos hijos. . . . Es como él dice también en Oseas: ‘A los que no son mi pueblo los llamaré “mi pueblo”, . . . serán llamados “hijos del Dios vivo”.’” “Dios no rechazó a su pueblo, a quien él primero reconoció. . . . La mismísima cosa que Israel busca encarecidamente no la obtuvo, pero los escogidos la obtuvieron. A los demás se les embotaron las sensibilidades.” (Rom. 9:6, 7, 25, 26; 11:2, 7, NM) El rechazamiento de los judíos trajo riquezas a otros, porque aunque algunos del verdadero sacerdocio real fueron escogidos del Israel natural, la mayoría iba a ser escogida de las naciones. Es de esta manera que se efectúa el propósito original de Jehová de tener una nación real de sacerdotes. Concerniente a ellos Pablo escribió: “Dios hace que todas sus obras cooperen juntas para el bien de los que aman a Dios, de los que son llamados de acuerdo con su propósito; porque aquellos a quienes dió primer reconocimiento él también preordenó para que fueran hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él pudiera ser el primogénito entre muchos hermanos. Además, . . . los que él llamó son los que él también declaró ser justos. Finalmente los que él declaró justos son los que él también glorificó.” “Si, pues, somos hijos, también somos herederos: herederos por cierto de Dios, pero coherederos con Cristo, con tal que suframos juntos para que también podamos ser glorificados juntos.”—Rom. 8:28-30, 17, NM.
9. ¿Cómo identifica el apóstol Pedro al sacerdocio real?
9 El apóstol Pedro escribe “a los escogidos conforme a la presciencia de Dios el Padre” y dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque conforme a su gran misericordia nos dió un nuevo nacimiento a una esperanza viva mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, a una herencia incorruptible, inmaculada e inmarcesible. Está reservada en los cielos para ustedes, quienes están siendo protegidos por el poder de Dios mediante la fe para una salvación lista para ser revelada en el último período de tiempo.” Pedro les dice además: “Viniendo a él [Cristo] como a una piedra viva, desechada, es verdad, por los hombres, pero escogida, preciosa, para con Dios, ustedes mismos también como piedras vivas están siendo edificados en casa espiritual para servir el propósito de un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptos a Dios mediante Jesucristo. Porque está contenido en la Escritura: ‘¡Miren! estoy poniendo en Sión una piedra, escogida, una piedra angular de fundamento, preciosa; y el que descansa su fe en ella de ninguna manera sufrirá desilusión.”’ (1 Ped. 1:3-5; 2:4-6, NM) Este edificio espiritual es la casa real porque está edificado sobre el fundamento verdadero, el Rey ungido de Jehová, el Hijo real, el Heredero de Dios. El apóstol está identificando aquí a la nación real de sacerdotes, al sacerdocio real de Dios: es Cristo Jesús y los miembros de su cuerpo, un sacerdocio de los cielos.
10. Muestre mediante textos bíblicos cómo una persona obtiene la esperanza de ser parte del sacerdocio real celestial.
10 Tal esperanza maravillosa está mucho más allá de la imaginación humana. Sólo podía ser inspirada por Jehová y hecha posible por el poder del espíritu santo. Es este espíritu de parte del Creador el que aguza la mente, vivificándola para esperanzas celestiales. Por consiguiente está escrito a los que tienen dicha esperanza: “Es a ustedes a quienes Dios dió vida aunque estaban muertos en sus transgresiones y pecados.” “Sin embargo, si ustedes fueron levantados con Cristo, sigan buscando las cosas de arriba, donde el Cristo está sentado a la diestra de Dios,” y “a causa de la esperanza que está siendo reservada para ustedes en los cielos.” Los que disfrutan de esta esperanza son un templo espiritual en Cristo: “En unión con él el edificio entero, trabado armoniosamente, está creciendo para ser templo santo para Jehová. . . . lugar donde habite Dios por el espíritu.” El templo santo y celestial es el sacerdocio real.—Efe. 2:1; Col. 3:1; 1:5; Efe. 2:21, 22, NM.
11. ¿Por qué debe estar muy agradecido todo el pueblo de Jehová de que el Reino llegue a estar completo? Y ¿cuál será su posición en el universo?
11 Todos los de esta clase que todavía están sobre la tierra, junto con los cientos de miles de las otras ovejas del Señor, están profundamente agradecidos por esta maravillosa provisión de la destreza de Dios como artífice, a saber, el reino de los cielos. Significa una habitación para Jehová mediante el espíritu, y esto es algo que el Altísimo no ha poseído antes. Sí, aunque esté más allá de nuestra imaginación, no obstante es verídico. Es el santo templo celestial. El reino de sacerdotes es el templo y será el lugar más alto del universo, porque está escrito concerniente a Cristo que Dios lo sentó “por encima de todo gobierno y autoridad y potestad y señorío y todo nombre que se nombra, no solamente en este sistema de cosas, sino también en el que ha de venir. Él también sujetó todas las cosas debajo de sus pies, y le hizo cabeza sobre todas las cosas de la congregación, la cual es su cuerpo.” Por lo tanto la Biblia lo llama “El Gobernante de los reyes de la tierra.” El apóstol Juan habla de él como uno “que nos ama y que nos libró de nuestros pecados por medio de su propia sangre— y nos hizo ser un reino, sacerdotes para su Dios y Padre.” Note particularmente la expresión “y nos hizo ser un reino,” de hecho, un reino de sacerdotes. Estas dignidades reales y sagradas son las dos más elevadas que pueden existir entre los hombres y claramente indican el estado superlativamente alto que pertenecerá a los hijos de Dios.—Efe. 1:21-23; Apo. 1:5, 6, NM.
12. ¿Cómo sabemos que la alabanza de Jehová será cantada en el cielo y sobre la tierra; y nos hace esto felices, y por qué?
12 Los miembros en perspectiva del sacerdocio real tienen un celo consumidor por ver el edificio de Dios en los cielos terminado con ellos mismos como parte de él. Pues será el santuario permanente de Jehová, el templo, donde su nombre será alabado para siempre, y se ve que es un conjunto santo de 144,000 sacerdotes bajo Jesucristo cantando alabanzas a Jehová. Todo el cielo oirá su canción gozosa y agradecida y todos los habitantes de la tierra sabrán de esta melodía, la más grata al oído del universo, porque todos serán dirigidos por el cantante más melodioso de la Sión celestial, el Señor Jesús, el Sacerdote Real. ¡Ese verdaderamente será un coro de coros, adorando a Jehová en conjunto santo, en la hermosura de la santidad, sí, hasta en la santidad de su santuario! En ese día feliz todo estará en su debido lugar, porque el gobierno teocrático estará difundido en todo. Todas las cosas creadas hablarán de la gloria y majestad del Santo, del Altísimo Dios, Jehová. ¡Ahora está tan cerca el día en que toda la impiedad será suprimida, en que toda forma y expresión de iniquidad cesará, en que ninguna cosa mala existirá! En ese día deleitable disfrutarán de paz, serenidad y felicidad como porción suya todos los vivientes. “Tú eres digno, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y debido a tu voluntad existieron y fueron creadas.”—Apo. 4:11, NM.
13. (a) ¿Qué quiso decir el salmista cuando deseó encontrar “moradas para el poderoso Dios de Jacob”? (b) ¿Cómo se cumple este cuadro profético, y cuáles son los deseos santos del pueblo de Jehová?
13 Los miembros del sacerdocio real desean ver realizadas estas cosas milagrosas, y por eso diligentemente trabajan hacia ese fin. No habrá satisfacción, ni descanso, hasta que todo lo que vive exprese alabanza a Jehová, hasta que “toda criatura que está en el cielo y sobre la tierra y debajo de la tierra y sobre el mar, y . . . todas las cosas en ellos [digan]: ‘Al que está sentado sobre el trono y al Cordero sea la bendición y la honra y la gloria y la fuerza por siempre jamás.”’ (Apo. 5:13, NM) El antiguo rey de Sión, David, quien tipificó al gran Sacerdote Real, tuvo deseos semejantes y éstos fueron registrados para nuestro provecho. Él deseó y anheló ver el arca de Dios, que representaba la presencia divina, depositada segura y tranquilamente en el santuario. Escuche sus declaraciones: “No entraré al abrigo de mi casa, ni subiré al descanso de mi cama; no concederé sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento, hasta que halle lugar para Jehová, moradas para el poderoso Dios de Jacob.” (Sal. 132:3-5) ¡Sí, un descanso para Jehová! ¡Qué pensamiento tan maravillosamente elevado e inspirador! El espíritu de Jehová hace que estos deseos broten en la mente y corazón. El salmista continúa: “¡Levántate, oh Jehová, al lugar de tu reposo, tú, y el arca de tu fortaleza! Vístanse tus sacerdotes de justicia, . . . Porque Jehová ha elegido a Sión; deseóla como habitación para sí; dijo: Este es para siempre el lugar de mi reposo; aquí habitaré, porque la he deseado.” (Sal. 132:8, 9, 13, 14) Sión es la ciudad real, la “capital” del universo, formada del Rey Cristo Jesús y las 144,000 “piedras vivas,” y es el lugar de habitación escogido, permanente y tiernamente amado de Jehová. A él le ha tomado miles de años el preparar y edificar su propio establecimiento o templo. Mediante el sacerdocio real él mantendrá comunión con todas sus criaturas. Él hace del sacerdocio real de Sión una institución de salvación, porque él viste a sus sacerdotes de salvación. Su entero aspecto proclama salvación. Hoy los miembros que quedan sobre la tierra publican salvación a miles y miles. “Y salvadores subirán al Monte de Sión, para juzgar la serranía de Esaú; y de Jehová será el reino.”—Abdías 21.
REQUISITOS Y RESPONSABILIDADES DEL SACERDOCIO REAL
14. Declare el primer requisito de Jehová para su pueblo. ¿Debemos servir sólo a causa de la recompensa? Explique.
14 El primer requisito era y todavía es la obediencia. Cuando primero se mencionó el sacerdocio real a los israelitas en el monte Sinaí, Jehová dijo: “Ahora pues, si escuchareis atentamente mi voz y guardareis mi pacto, me seréis posesión exclusiva, tomada de entre todos los pueblos; pues que mía es toda la tierra: y vosotros me seréis un reino de sacerdotes y una nación santa.” (Éxo. 19:5, 6, margen) Jehová dijo al primer sumo sacerdote de Israel, Aarón: “En la tierra de ellos tú no tendrás herencia alguna, ni habrá porción para ti entre ellos; yo soy tu porción y tu herencia.” (Núm. 18:20) Los del fiel sacerdocio real no pueden servir sólo por la recompensa celestial, aunque su corazón tiene que estar puesto en ella. Pero la gran recompensa celestial será suya sólo si ellos sirven a Jehová con obediencia completa y hacen de Él su herencia.
15. Concerniente al sacerdocio típico ¿cuáles eran algunos defectos que descalificaban? ¿Descalifican defectos físicos ahora? Si no, ¿qué clase de defectos o impiedad descalifican?
15 En el sacerdocio típico el aspecto entero del sacerdote reflejaba la más elevada pureza y devoción exclusiva a Jehová. La ley era específica concerniente a la condición corporal y regulación de la vida. Defectos físicos tales como ceguedad, cojera, nariz chata, pies rotos, ser enano, defecto de los ojos, etc., hacían a un hombre inepto para el sacerdocio. (Lev. 21:16-24) Se ha dicho que había ciento veinte defectos que descalificaban a un sacerdote. Entonces, si tales requisitos estrictos se hicieron para el sacerdocio típico, ¿cuánto más estrictos deben ser para el antitípico? Cierto es que los defectos físicos no descalifican a uno de modo que no pueda ser miembro del sacerdocio real celestial, pero otros defectos sí, porque nada profanado entrará jamás en el cielo. “El Cristo también amó a la congregación . . . limpiándola con el baño de agua por medio de la palabra, para presentarse a sí mismo la congregación en su esplendor, sin que tuviera una mancha o arruga o alguna de tales cosas, sino que fuera santa y sin tacha.” “Ningún fornicario ni persona impura ni persona voraz—que significa ser idólatra—tiene herencia alguna en el reino del Cristo y de Dios.” “Busquen la paz con toda persona, y la santificación sin la cual nadie verá al Señor.”—Efe. 5:25-27; 5:5; Heb. 12:14, NM.
16. ¿Cómo permanece el pueblo de Jehová en una condición depurada?
16 Es un pensamiento horrendo y aterrador el siquiera contemplar la posibilidad de ser descalificado de ser miembro del sacerdocio real. Por lo tanto los miembros en perspectiva tienen que dar consideración atenta, devota y apropiada a los requisitos de Jehová. Todos tienen que permanecer en una condición depurada, en un estado purificado por la preciosidad de la sangre de Cristo Jesús y su justicia, que está disponible. También mediante la bondad inmerecida de nuestro Padre celestial, los que están alineados para el sacerdocio real deben recordar esto: “Puesto que por la sangre de Jesús tenemos denuedo en lo que toca al camino para entrar al lugar santo, el cual inauguró para nosotros como un camino nuevo y vivo a través de la cortina, es decir, su carne, y puesto que tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero en plena seguridad de fe, habiendo tenido nuestro corazón rociado de una conciencia inicua y nuestro cuerpo lavado con agua limpia.” (Heb. 10:19-22, NM) El gran Sacerdote Real, Cristo Jesús, es nuestra protección.
17. Explique las palabras de Pablo en Hebreos 5:1 y su aplicación a Cristo Jesús.
17 Algunas de las responsabilidades principales se mencionan ahora. Pablo escribe: “Porque todo sumo sacerdote tornado de entre los hombres es asignado, en el interés de los hombres, sobre las cosas pertenecientes a Dios, para que él ofrezca dones y sacrificios por los pecados.” (Heb. 5:1, NM) Esta descripción muestra una asignación divina del sacerdocio, siendo la idea esencial la de servir a favor de Dios y de los hombres caídos, y ésta es la verdadera esencia del sacerdocio. Se declara además: “Porque todo sumo sacerdote es asignado para ofrecer tanto dones como sacrificios; por lo cual fué necesario que éste también tuviera algo que ofrecer.” “Cuando vino Cristo como sumo sacerdote de las buenas cosas que han acontecido mediante la tienda más grande y más perfecta no hecha con manos, es decir, no de esta creación, él entró, no, no con la sangre de cabras y de novillos, sino con su propia sangre, una vez para siempre en el lugar santo y obtuvo una exoneración eterna para nosotros.” “Cristo entró . . . en el cielo mismo, para comparecer ahora ante la persona de Dios a favor nuestro.” (Heb. 8:3; 9:11, 12; 9:24; 10:12, NM) El sacrificio que él ofreció fué su propia vida entregada voluntariamente, y él presentó a su Padre celestial el valor de la vida humana perfecta, y todo esto para la alabanza de Jehová y para que nosotros pudiéramos ser los recipientes del favor divino.
18. Muestre cómo los “labios del sacerdote guardan la ciencia.”
18 Los del sacerdocio real tienen que ser maestros y guardianes de la ley de Dios. “Porque los labios del sacerdote han de guardar la ciencia, y de sus labios los hombres deben buscar la ley; porque mensajero es de Jehová de los Ejércitos.” “Y para que enseñéis a los hijos de Israel todos los estatutos que les ha hablado Jehová por conducto de Moisés.” (Mal. 2:7; Lev. 10:11; Deu. 33:10; 17:9-11) Estos maestros asignados tenían que enseñar teocráticamente, porque recaía responsabilidad tremenda sobre sus hombros, y Dios los consideraba obligados a cumplir esta responsabilidad. Administraban la ley de Jehová; por consiguiente él era el verdadero juez en Israel. Los sacerdotes fieles enseñaban la ley y mantenían al pueblo de Jehová en las sendas rectas. Verdaderamente cuidaban de las “ovejas.”
19. Muestre cómo el sacerdocio tiene deberes de dar instrucción sobre la ley a la santa nación de Dios.
19 El sumo sacerdote tenía los deberes de instructor de la ley en la santa nación de Dios por virtud del principio de la teocracia, porque todos los poderes del estado están unidos en Jehová. Aun cuando la congregación actúa, es en el nombre de Jehová. Él es el Legislador. “Porque Jehová es nuestro Juez, Jehová es nuestro Legislador, Jehová es nuestro Rey; él nos salvará.” (Isa. 33:22) Así como el poder legislativo se ejercía mediante Moisés y sólo la ley fundamental era válida, así en el desarrollo de la teocracia el Profeta mayor que Moisés, Cristo Jesús, administra la ley de Jehová. “A él tienen que escuchar conforme a todas las cosas que les hable. Realmente, cualquier alma que no escuche a ese Profeta será completamente destruída de entre el pueblo.” (Hech. 3:22, 23, NM) Obediencia gozosa se requiere hoy día.
20. Mencione algunas de las cualidades que tienen que tener los del sacerdocio y por qué debemos considerarlas.
20 Cuidadosamente considere las cualidades y deberes del gran Rey Sacerdote, quien pone el ejemplo para sus subsacerdotes. Él pudo “tratar moderadamente con los ignorantes y los que yerran”; también pudo “salvar cabalmente a los que se acercan a Dios por medio de él, porque él siempre está vivo para abogar por ellos. Porque tal sumo sacerdote como éste era adecuado para nosotros, uno de bondad amorosa, sin engaño, inmaculado, separado de los pecadores”; uno siempre disponible para servicio porque “todo sacerdote ocupa su puesto de día en día para rendir servicio público.” A sus subsacerdotes, también, se les requiere que ofrezcan sacrificios: “Por medio de él ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, esto es, el fruto de labios que hacen declaración pública a su nombre. Además, no olviden el hacer bien y el compartir cosas con otros, porque con dichos sacrificios Dios queda bien complacido.”—Heb. 5:2; 7:24-26; 10:11; 13:15, 16, NM.