‘Ofrezca a Dios un sacrificio de alabanza’
“Nosotros ofrecemos como novillos la ofrenda de nuestros labios.”—Ose. 14:2, AN.
1. ¿Cómo decían los sacerdotes judíos que la mesa de Jehová era despreciable, y cuál fué la reacción de Jehová?
JEHOVÁ acusó a los sacerdotes judíos del siglo cinco antes de Cristo de despreciar su nombre y de decir: “¡La mesa de Jehová es cosa despreciable!” (Mal. 1:6, 7) Fingiendo sobresalto y asombro, aquellos líderes religiosos preguntaron en qué sentido habían ellos hecho eso. Jehová contestó: “Cuando ustedes ofrecen en sacrificio animales ciegos, ¿no es eso malo? Y cuando ofrecen los que están cojos o enfermos, ¿no es eso malo? Presenten eso a su gobernador; ¿se complacerá con ustedes o les mostrará favor?” El pacto de la ley requería sacrificios animales, y los sacerdotes los estaban ofreciendo. Pero también requería que se ofrecieran animales sanos, sin mancha, y esto los sacerdotes no lo estaban haciendo. En vez de eso ellos escogían los animales de condición inferior, los enfermos y los cojos y los ciegos, y los ofrecían en el altar o mesa de Jehová. De esa manera menospreciaban su nombre y trataban su mesa con desprecio. No pensarían siquiera por un instante en presentar tales ofrendas enfermizas a su gobernador humano cuando trataran de agradarle y conseguir su favor. Sin embargo cuando pedían el favor del Altísimo Dios retenían los animales sin mancha y le ofrecían las selecciones inferiores que les costaban poco o nada, pues casi no tenían valor de todos modos. ¿Surtiría efecto esto? Jehová dijo que no: “Con tal dádiva de la mano de ustedes, ¿mostrará él favor a alguno de ustedes?” Fueron maldecidos como timadores, porque ellos habían hecho un voto, tenían los medios con que pagarlo, pero egoístamente rehusaban hacerlo: “Maldito sea el timador que tiene un macho en su rebaño, y lo promete solemnemente, y no obstante sacrifica al Señor lo que está dañado.”—Mal. 1:8, 9, 14, Norm. Rev.
2, 3. ¿Qué sacrificios comparables a sacrificios animales ofrecen los cristianos hoy día?
2 ¿No era crasamente pecaminoso y presuntuoso el que hiciera eso una nación que pretendía ser el pueblo de Jehová? El que el pueblo trajera sacrificios enfermos y el que los sacerdotes los ofrecieran en la mesa de Jehová era una manera sumamente despreciativa de tratar al Todopoderoso Dios, era el colocarlo muy por debajo de sus gobernantes humanos a quienes ellos ni siquiera pensarían en tratar tan ruin e insultantemente. Si usted hubiese vivido en esos días, usted no hubiera mostrado tal desprecio a la mesa de Jehová, ¿no es verdad? O ¿lo hubiera mostrado usted? ¿Lo muestra usted ahora? Muchas, muchas personas lo muestran. Pero ¿cómo pueden hacerlo, usted pregunta, cuando ya no se ofrecen sacrificios animales en un altar? Hay ofrendas que deben hacerse ahora que se comparan a los sacrificios animales que se hacían en ese entonces, y los sacrificios que se hacen ahora tienen que ser tan limpios y sanos e inmaculados como se requería que fueran los antiguos sacrificios animales. ¿Cuáles son estos sacrificios modernos? ¿Los está haciendo usted? Y ¿son sus sacrificios enfermos o saludables, cojos o enteros, ciegos o iluminados?
3 Oseas 14:2 (AN) declara: “Tomen con ustedes palabras, y vuelvan a Jehová: díganle: Quita toda la iniquidad, y acepta lo que es bueno: así ofreceremos como novillos la ofrenda de nuestros labios.” Si poco a poco hemos ido perdiendo el favor de Jehová por nuestras acciones debemos tomar palabras que expresen arrepentimiento y pidan perdón y con éstas volver a él, ofreciendo estas palabras como novillos de sacrificio. Y no sólo para expresar arrepentimiento han de ofrecerse palabras, sino también para declarar públicamente el nombre y alabanza de Jehová, así como se ofrecían frutos de la cosecha bajo la ley mosaica: “Por medio de él ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, esto es, el fruto de labios que hacen declaración pública a su nombre.” De modo que hoy han de ofrecerse a Jehová como sacrificio de alabanza palabras, los novillos y frutos de nuestros labios. El cristiano tiene que ofrecer palabras de verdad y doctrina sana, palabras que magnifiquen a Jehová y sus propósitos, y especialmente ahora el cristiano tiene que ofrecer palabras correctas acerca de las buenas nuevas del justo nuevo mundo de Dios.—Heb. 13:15, NM.
4. En este asunto de sacrificio, ¿cómo se asemeja la cristiandad a los sacerdotes judíos dignos de censura?
4 Los cristianos afirman que siguen en las pisadas de Cristo, lo cual incluiría un voto de ofrecer los frutos y novillos verbales que él ofreció. Semejantes a los israelitas con animales aceptables en sus rebaños, los millones que dicen ser cristianos tienen a su disposición palabras aceptables. La Biblia, que circula extensamente en cientos de idiomas, está llena de estas palabras. Para ofrecerlas de sus labios los cristianos sólo necesitan pagar el tiempo y el esfuerzo que se requieren para transmitirlas a la mente y al corazón. Pero la mayoría de los millones de personas de la cristiandad considera este costo muy elevado, así como los israelitas infieles pensaron que era muy elevado el costo de sacrificar animales sin mancha y por eso los substituyeron con los animales sin valor, con las sobras. Los israelitas daban animales finos a los gobernantes humanos para conseguir su favor, y los millones de la cristiandad dedican lo mejor de su tiempo y esfuerzo a servir a los líderes nacionales y patrones mundanos para conseguir favor y prestigio, recompensa y comodidades carnales. Jesús dijo: “Devuelvan las cosas de César a César, pero las cosas de Dios a Dios.” La tendencia moderna es pagarle todo a este mundo y sus obras de la carne, incluyendo lo que pertenece a Dios. Sólo de las sobras y migajas de su tiempo y energía siquiera considerarán dar a Jehová. De estas sobras tal vez ofrezcan una pizca de esfuerzo para dar la apariencia de devoción a Dios.—Luc. 20:25, NM.
5. ¿Cómo contaminan la mesa de Jehová muchos que dicen ser cristianos?
5 ¿A qué equivale esto? A decir: “¡La mesa de Jehová es cosa despreciable!” A decir que su mesa tendrá sólo las migajas y las sobras. Las palabras sacrificadas en su mesa deben constituir alimento espiritual nutritivo, pero si su habla cristiana no es más que el repetir como loro los credos y las tradiciones religiosas aprendidos de memoria que Jesús dijo que invalidaban la Palabra de Dios, entonces usted ciertamente está contaminando la mesa de Jehová. (Mat. 15:6) Si los novillos de sus labios son palabras que enseñan tales doctrinas paganas como el alma inmortal, aunque la Biblia dice: “El alma que pecare, ésa es la que morirá”; y el tormento eterno para los pecadores, cuando la Palabra de Dios dice: “El salario que paga el pecado es muerte”; y la trinidad, a pesar de la declaración que hizo Jesús: “El Padre es mayor que yo,” entonces esos novillos verbales están enfermos y cojos y ciegos y el que se alimente de ellos estará espiritualmente enfermo y lisiado y no iluminado. (Eze. 18:4; Rom. 6:23; Juan 14:28, NM) Millones de personas que creen que son cristianas repiten palabras sin entendimiento verdadero y efectúan formalismos y rituales y ceremonias religiosos, así como los antiguos judíos efectuaban el formalismo del sacrificio por medio de ofrecer animales dañados. Personas de esta clase se acercan a Jehová con la boca y lo honran con los labios, pero su corazón está muy lejos de él; por consiguiente Jehová dice acerca de ellas: “Su religión es una burla, una mera tradición aprendida de memoria.”—Isa. 29:13, Mo.
6. ¿Qué esfuerzo diligente harán los testigos cristianos verdaderos de Jehová?
6 Los testigos cristianos verdaderos de Jehová no actuarán tan desdeñosamente para con la mesa de Jehová. Constituyen como primer interés suyo el tomar las palabras selectas de la Biblia y ofrecerlas como los frutos y novillos de sus labios. Ellos usan las palabras que son sanas e iluminadoras y productoras de salud espiritual, aun cuando en estos últimos días los de la mayoría apóstata “no aguantarán la enseñanza sana.” (2 Tim. 4:3, NM) Todavía hay una minoría de muchos miles que está consciente de su necesidad espiritual, y a medida que estas personas se apartan de las ofrendas doctrinales de las religiones ortodoxas que han sido contaminadas con paganismos antiguos y filosofías modernas y especulaciones científicas, y se dirigen a la verdad bíblica que les sirven los testigos de Jehová, serán alimentadas y satisfechas espiritualmente. De modo que tenemos que estar seguros de que hemos estudiado para conseguir las respuestas correctas, las palabras potentes y las explicaciones claras que magnificarán a Jehová y su Palabra y propósitos. Es esencial que no sean inciertas y enfermizas y débiles, sino tan poderosas que venzan y echen fuera de la mente de nuestro oyente las palabras falsas implantadas allí. Las palabras necesarias están en la Biblia; tenemos que sacarlas y usarlas como un sacrificio de alabanza.
LECTURA BÍBLICA
7. ¿Qué tenemos que hacer para conseguir sabiduría sana de la Biblia?
7 Si nuestros sacrificios verbales no son los buenos sacrificios disponibles en la Biblia, si somos demasiado perezosos mentalmente para averiguar cuáles son los mejores, entonces el alimento espiritual que pongamos en la mesa de Jehová no será adecuado y les parecerá despreciable a otros, siendo algo que no puede contrarrestar sus creencias o argumentos antagónicos. Sólo si estudiamos previamente podemos contestar eficazmente: “El corazón del justo estudia para responder.” Y hay que estudiar la Biblia con ahinco para conseguir estas verdades así como el minero tiene que cavar para conseguir metales preciosos: “Hijo mío, ¡oh si tú recibieras mis palabras, y atesoraras mis mandamientos dentro de ti; de modo que hagas atento a la sabiduría tu oído, e inclines tu corazón hacia la inteligencia! Porque si clamares tras el entendimiento, y a la inteligencia levantares tu voz; si la buscares como a plata, y cavares por ella como por tesoros escondidos; entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca proceden la ciencia y la inteligencia. Para los rectos tiene guardada la sana razón; escudo es para los que andan en integridad.” Jehová ha atesorado la sabiduría sana para nosotros en la Biblia; si la buscamos diligentemente él promete que la hallaremos.—Pro. 15:28, VA; 2:1-7.
8. ¿Qué precedentes hay para la lectura regular de la Biblia?
8 Debemos leer la Biblia regularmente. Al rey de Israel se le mandó que escribiera “en un libro para sí mismo una copia de esta ley” y “él debe leer en ella todos los días de su vida.” En aquellos días eran contadas las copias de las Sagradas Escrituras que había y pocas personas tenían copias individuales; por eso se ordenaba que se celebraran lecturas públicas: “Leerás esta ley en frente de todo Israel a oídos de él.” En una ocasión especial poco después que Israel entró en Canaán “resultó que no hubo ni una sola palabra de todo lo que Moisés había mandado que Josué no leyera en voz alta en frente de toda la congregación de Israel, junto con las mujeres y los pequeñitos y los residentes temporarios que andaban en medio de ellos.” Siglos después el rey Josías “comenzó a leer a oídos de ellos todas las palabras del libro del pacto que se había hallado en la casa de Jehová,” y el resultado fué una purga nacional contra la adoración demoníaca. Después de muchos siglos todavía se hacía lectura pública con regularidad: “Porque desde tiempos antiguos Moisés ha tenido en ciudad tras ciudad aquellos que le predican, porque es leído en voz alta en las sinagogas cada sábado.”—Deu. 17:18, 19; 31:11; Jos. 8:35; 2 Rey. 23:2; Hech. 15:21, NM.
9. ¿Por qué no basta el sólo leer la Biblia, y qué otra ayuda está disponible?
9 Hoy somos más afortunados, con prensas rotativas que imprimen millones de ejemplares de la Biblia. Cualquiera que tiene sed fácilmente puede beber las aguas de vida por medio de tener su propia Biblia y leerla. Pero a veces no basta con sólo leerla. Puede que uno necesite ayuda para entenderla, como el etíope a quien Felipe el evangelista vió leyendo el libro de Isaías. “¿Sabe usted verdaderamente lo que está leyendo en voz alta?” preguntó Felipe. “¿Verdaderamente cómo podría saberlo, a menos que alguien me guiara?” contestó. Felipe dió la guía necesaria para que lo entendiera correctamente. (Hech. 8:26-38, NM) Hoy Jehová provee instrucción para suplementar la lectura bíblica usando para ello su organización del “esclavo fiel y discreto” que él prometió serviría “alimento [espiritual] al debido tiempo.” Mucha de esta ayuda se da por medio de la distribución de ayudas impresas para el estudio de la Biblia, y con éstas la persona puede obtener un entendimiento ensanchado de su lectura de la Biblia. En unas cuantas páginas una de estas ayudas puede recoger todos los textos que están esparcidos a través de la Biblia sobre cierto tema, y ahorrarle tiempo de esta manera al estudiante y también servir de garantía de que él no pasará por alto ninguno de los textos que son esenciales para un entendimiento pleno. Aun con estas ayudas impresas el nuevo estudiante a menudo necesita la ayuda de otra persona, y Jesús prometió su ayuda aun cuando sólo dos se reunieran para aprender: “Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”—Mat. 24:45; 18:20, NM.
10. ¿Qué casos muestran que cuando se leía la Biblia en público esto incluía explicaciones?
10 Así como el que lee en privado puede necesitar ayuda, así los que escuchan la lectura pública derivan provecho de explicaciones concomitantes. Durante su reinado el rey Josafat envió príncipes y levitas y sacerdotes “para que enseñaran en las ciudades de Judá”: “Y comenzaron a enseñar en Judá y con ellos estaba el libro de la ley de Jehová, y ellos continuaron recorriendo todas las ciudades de Judá y enseñando entre la gente.” Ciertamente este programa de educación en las Escrituras implicaba más que sólo leer la ley; sin duda incluía explicaciones y aplicaciones de la ley y exhortaciones a la obediencia. Después del cautiverio el gobernador Nehemías hizo que la ley se leyera en voz alta desde el amanecer hasta el mediodía y la gente escuchó atentamente, pero se decían palabras aparte de las escritas para estar seguros de que todos entendieran: “Y ellos continuaron leyendo en voz alta del libro, de la ley de El Dios [verdadero], siendo explicada ésta, y poniéndosele significado [a ella], y continuaron haciendo explicaciones en la lectura.” Jesús hizo lectura pública en la sinagoga de Nazaret, y, cuando terminó, él explicó: “Hoy se cumple esta escritura que acaban de oír.” Es probable que él haya dicho más que lo que el breve registro conserva. Después de escuchar la lectura pública en una sinagoga, el apóstol Pablo, al ser invitado por los funcionarios que presidían, discursó largo rato, y tanto se apreció esto que la gente le pidió de favor que hablara el siguiente sábado también, y “el sábado siguiente casi toda la ciudad se congregó para oír la palabra de Jehová.” Pablo dió instrucciones al joven Timoteo para que exhortara y enseñara junto con la lectura pública: “Continúa aplicándote a la lectura pública, a la exhortación, a la enseñanza.”—2 Cró. 17:7-9; Neh. 8:3, 8; Luc. 4:16-21; Hech. 13:15-44; 1 Tim. 4:13, NM.
ASISTIENDO A LAS REUNIONES
11. ¿Por qué es vital la asistencia a las reuniones de congregación hoy en día?
11 El leer la Biblia, tanto privada como públicamente, acompañado esto de una consideración y explicación, sean éstas impresas u orales, contribuye mucho hacia conseguir de la Biblia las palabras que necesitamos para ofrecer novillos verbales aceptables. Pero hoy Jehová por medio de su organización visible proporciona ayuda adicional por medio de arreglar reuniones de congregación. En estas reuniones él nos pone una mesa espiritual, y al no asistir decimos que esta mesa es despreciable, la menospreciamos como si no tuviera valor verdadero. No obstante, nos es esencial esa mesa para nuestra alimentación y fortaleza espirituales, tanto a nosotros individualmente como a nosotros como una congregación de cristianos. En las reuniones podemos declarar nuestra esperanza ante otros por medio de comentar, y por medio de los comentarios de ellos podemos oír declarada su esperanza; podemos estimular a otros por medio de comentar, y por medio de los comentarios de ellos nosotros mismos podemos ser estimulados. Esto es especialmente vital en este presente tiempo del fin: “Mantengamos firmemente la declaración pública de nuestra esperanza sin titubear, pues fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para incitar al amor y a las obras rectas, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos, y tanto más al ver que el día se acerca.”—Heb. 10:23-25, NM.
12. ¿Qué reuniones son patrocinadas por la congregación?
12 Las congregaciones de los testigos de Jehová se reúnen varias veces a la semana. Una de las reuniones es aquella en que se presenta un discurso público diseñado especialmente para los recién interesados, pero la entera congregación debe asistir; todos aprenderán algo. Y ¿quién daría la bienvenida al público si la congregación no estuviera presente? Si usted está asociado con la congregación usted debe estar allí para dar la bienvenida a los nuevos y para contestar sus preguntas. El estudio de La Atalaya es vital. Todos los de la congregación deben estudiar la lección, asistir, escuchar, comentar y mostrar amistad para con todos, especialmente para con los nuevos. La escuela del ministerio teocrático entrena a la congregación en cuanto a qué decir, cómo formularlo, y cómo presentarlo a otros en el servicio ministerial. El leer la Biblia sistemáticamente es parte del curso de estudio. La reunión de servicio es otra sesión de entrenamiento, que se especializa en dar instrucción sobre el testificar de casa en casa, presentar sermones a las puertas y conducir estudios bíblicos dentro de los hogares. Nadie que esté profundamente interesado en ofrecer novillos y frutos de los labios sin mancha faltará a la reunión de servicio. Otra reunión patrocinada por la congregación es el estudio de libro que se celebra en casas particulares situadas estratégicamente en todas partes del territorio de la congregación. En estos pequeños grupos de estudio se usan libros que son ayudas para el estudio de la Biblia, y la pequeñez de estos grupos hace fácil que los que asisten lleguen a conocerse, comenten y se ayuden unos a otros a ofrecer a Dios sacrificios de alabanza inmaculados.
13. ¿Cómo nos mejorarán como cristianos las reuniones de congregación?
13 Las congregaciones, con sus siervos nombrados y las reuniones señaladas, están organizadas para hacernos crecer y llegar a ser cristianos maduros, capaces de resistir las olas sucedientes de impiedad por medio de las cuales Satanás trata de derribarnos. Así es como fué en los días de los apóstoles: “Y él dió algunos como apóstoles, algunos como profetas, algunos como misioneros, algunos como pastores y maestros, teniendo como mira el entrenamiento de los santos para la obra ministerial, para la edificación del cuerpo del Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad en la fe y en el conocimiento acertado del Hijo de Dios, a un hombre ya crecido, a la medida de crecimiento que pertenece a la plenitud del Cristo; a fin de que ya no seamos niños, aventados como por olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza por medio de la trampería de los hombres, por medio de astucia en tramar el error.” Por medio de asistir a las reuniones y comentar usted puede ‘seguir examinándose para ver si está en la fe.’ Si sus comentarios se extravían otras personas más maduras pueden traerlo de nuevo al pensamiento correcto. ¿De qué otra manera pueden ustedes como congregación llenar el requisito divino de que “todos ustedes deben hablar de acuerdo” y “estén aptamente unidos con la misma mente y con la misma forma de pensar”?—Efe. 4:11-14; 2 Cor. 13:5; 1 Cor. 1:10, NM.
14, 15. ¿Por qué les es importante a los testigos de Jehová el asociarse en las reuniones de congregación?
14 Pero el valor de asistir a las reuniones de congregación no termina con el aprender y llegar a una unidad de mente y mejorar el sacrificio de alabanza que ofrecemos a Jehová. Hay un valor en tan sólo el asociarnos. Parece que allí se halla una concentración del espíritu de Jehová que sostiene nuestro propio ánimo teocráticamente. La mayoría de nosotros tenemos que emplear tanto tiempo en el mundo asociándonos con personas corruptas, oyendo su habla irreverente y obscena y observando sus prácticas viles, que cuando vamos a las reuniones de congregación es semejante a pasar de un barrio bajo de una ciudad a un refrescante lugar de descanso en las montañas. “Las malas asociaciones corrompen las costumbres provechosas,” pero las buenas asociaciones borran las costumbres perjudiciales y ponen en su lugar buenas costumbres. (1 Cor. 15:33, NM) Esparcidos en los mares de la humanidad alejada de Jehová somos semejantes a diminutas islas en constante peligro de ser gastadas y dejadas al mismo nivel que el mar por el oleaje interminable, pero cuando nos congregamos nos fortalecemos mutuamente y llegamos a ser una tierra firme e impenetrable ante los mares acometedores. Adquirimos valor e impavidez frescos, renovando nuestra fuerza para resistir al mundo. Pero si cedemos a lazos sutiles que nos mantienen lejos de las reuniones pronto nos rendiremos: “Por lo tanto, no desistamos de hacer lo que es recto, porque segaremos al tiempo debido si no nos rendimos.”—Gál. 6:9, NM.
15 Si estamos solos y padeciendo de los golpes y maltratamiento del mundo es probable que perdamos ánimo, pensando que estamos solos en nuestra integridad y que ciertamente seremos anonadados. Hace mucho tiempo el profeta Elías había sido celoso por Jehová y para escapar del cumplimiento de una amenaza horrenda contra él huyó por su vida. Mientras estaba metido en una cueva solo, Jehová le preguntó a Elías: “¿Qué estás haciendo aquí, Elías?” El profeta contestó: “No he tolerado absolutamente ninguna rivalidad contra Jehová el Dios de ejércitos, pues los hijos de Israel han abandonado tu pacto, tus altares los han derribado y a tus profetas los han muerto con la espada, de modo que he quedado yo solo y ellos empiezan a buscar mi alma para quitármela.” Elías creía que él era el único que quedaba que se interesaba en la causa de Jehová; pero no era así: “He dejado que siete mil permanezcan en Israel, todas las rodillas que no se han doblado ante Baal y toda boca que no lo ha besado.” (1 Rey. 19:13, 14, 18, NM) El asistir con regularidad a las reuniones nos mantendrá en contacto fortalecedor con nuestros hermanos.
16. ¿Por qué es insensatez el que un cristiano se aisle para tratar de seguir solo?
16 A Satanás le gusta dividir y conquistar, dispersar el rebaño y llevarse a los individuos extraviados. La congregación tiene que permanecer junta para que sus miembros se ayuden mutuamente. Si estamos solos, ¿quién nos ayudará cuando caigamos? Si estamos solos es más difícil mantener caluroso nuestro celo por Jehová. Juntos podemos ayudar a recalentar el celo enfriado de los inactivos. Se exponen estos principios en Eclesiastés 4:9-12 (NC): “Más valen dos que uno solo, porque logran mejor fruto de su trabajo. Si uno cae, el otro le levanta; pero ¡ay del solo, que si cae, no tiene quien le levante! También si duermen dos juntos, uno a otro se calientan; pero el solo, ¿cómo podrá calentarse? Si uno es agredido serán dos a defenderse, y la cuerda de tres hilos no es fácil de romper.” Si caemos, si nuestro celo se enfría; si sucumbimos cuando Satanás ataca, no podremos ofrecer sacrificios públicos de alabanza a Jehová. Para evitar esta calamidad no debemos dejar de congregarnos. No sea una oveja solitaria, porque una oveja alejada del rebaño es una oveja perdida. Los fieles siervos pastores de la congregación se esfuerzan diligentemente por restaurar las ovejas perdidas al rebaño de la sociedad del nuevo mundo. (Mat. 18:12-14) De modo que no sobreestime su fuerza espiritual y piense que usted puede seguir solo tras intereses egoístas, tratando con desprecio el principio sano de congregarse: “El solitario busca sus propios intereses egoístas; él riñe contra todo principio sano.”—Pro. 18:1, UTA.
17. ¿Cómo tenemos que recibir instrucción de Jehová?
17 Si hemos de adquirir frutos aceptables y novillos de los labios sin mancha tenemos que recibir instrucción de Jehová. Recíbala por medio de leer la Biblia. Recíbala por medio de estudio sistemático. Tómela en las reuniones de congregación. Especialmente allí Jehová sirve una comida espiritual en su mesa. ¡Venga y cómala! ¿Se le sirven a usted sus comidas mientras yace en la cama? Si usted las considera de suficiente valor como para ir a la mesa por ellas, ¿no considera de tanto valor como eso el alimento espiritual, que es más importante? Jehová no complace a la pereza sirviendo comidas espirituales en la cama o en casas fuera de los lugares de reuniones de congregación. ¡Vaya hasta la mesa, vaya hasta el Salón del Reino! A menos que hagamos todas estas cosas necesarias no estamos siendo diligentes en obtener las palabras que necesitamos para sacrificios de alabanza sanos, saludables e iluminadores. Quedaremos vergonzosamente deficientes en cuanto a cumplir la exhortación inspirada: “Haz todo lo posible para presentarte aprobado a Dios, un trabajador que no tiene de qué avergonzarse, manejando la palabra de la verdad correctamente.”—2 Tim. 2:15, NM.
[Ilustración de la página 207]
“El corazón del justo estudia para responder.”—Pro. 15:28, VA.