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  • Cultive una buena disposición mental
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1958
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1958
w58 15/7 págs. 425-427

Cultive una buena disposición mental

¿QUÉ haría usted si de repente supiera que el Rey Soberano del universo estuviese disgustado con usted? ¿Abandonaría su lugar y se lanzaría en busca de amparo, algún lugar imaginario que fuera más seguro? ¿Se resentiría usted de su reprimenda y vara correctiva de disciplina y se rebelaría contra ella, o reconocería humildemente lo que hizo mal, se volvería de tal proceder y aceptaría la disciplina correctiva de Jehová? Usted sería sabio si hiciera lo último, porque la Biblia dice: “Si el espíritu del gobernante se levantare contra ti, no dejes tu lugar; porque la sumisión hace que se eviten grandes ofensas.”—Ecl. 10:4, Leeser.

Hace poco, durante la I Guerra Mundial, el resto de la manada pequeña tuvo precisamente esa clase de experiencia. Debido a la presión política y religiosa de esos días de angustia se hizo culpable de tenerle temor al hombre. Fué tomado cautivo por el enemigo. Entonces se afligió cuando reconoció su condición y rogó a Jehová que lo perdonara.

Diferente al grupo del “esclavo malo,” no se quejó por la disciplina de Jehová ni la rechazó. No quería nada más que retener su lugar en la misericordia de Jehová y su lugar de servicio. Para los del resto vino a ser cuestión de aguantar su disciplina con esperanzas de apaciguar su espíritu. “Hijo mío, no tengas en poco la disciplina de Jehová, ni desfallezcas cuando seas corregido por él; porque a quien ama Jehová él disciplina, de hecho él azota a todo el que recibe como hijo. Es para disciplina que ustedes están aguantando.” (Heb. 12:5-7) ¡Mitigó el espíritu de Jehová! Fueron restaurados a su favor con mayores y mejores privilegios. Pronto cantaban: “Yo te alabaré, oh Jehová, pues aunque te airaste contra mí, ya te vuelves de tu ira, y me das consolación.”—Isa. 12:1, Mod.

SE DEFINE “ESPÍRITU”

En vista de la manera en que la palabra “espíritu” se usa en Eclesiastés 10:4 y en muchos otros lugares de la Biblia, se hace patente que éste es uno de los diferentes usos o significados de la palabra hebrea rúahh, que por lo general se traduce espíritu. De acuerdo con el significado fundamental general de la palabra hebrea, el significado en este caso también se refiere a algo invisible, pero algo que puede producir resultados visibles. Este uso particular que se le da a la palabra se relaciona con el estado de la mente o la disposición mental o actitud mental de uno. Eso es algo que ningún ojo humano puede escudriñar. Pero puede producir y produce acciones físicas visibles.

Nuestra mente es esa facultad de nuestro cerebro que hace posible que busquemos información o evidencia y que razonemos a base de ella y lleguemos a conclusiones definitivas. Con nuestra mente ponemos en marcha nuestros procesos mentales en cualquier campo de pensamientos que deseamos como resultado de estar dotados de la habilidad de decidir para nosotros mismos en qué queremos pensar. No somos autómatas; tenemos libre albedrío. Aquello en que permitimos que nuestra mente piense constantemente hace impresiones duraderas en nuestro cerebro, dándole cierta propensión o inclinación que, a su vez, influye en nuestra conducta. Cuando los pensamientos del hombre en cierto campo se hacen tan fijos que afectan su conducta pronto se cristalizan en acción física visible. Por tener el hombre libre albedrío, dos derroteros están delante de él en cuanto a su pensar, su actitud mental y la personalidad que resulta.

DISPOSICIÓN BUENA Y MALA

La persona de término medio hoy en día no está informada respecto a la operación de Satanás y sus demonios debido a que no conoce la Palabra de Dios. Al apoyarse en la sabiduría mundana y el razonamiento humano que están manchados de influencia demoníaca, fácilmente cae presa de los ardides de Satanás. Su modo de pensar está torcido hacia el interés propio; y, teniendo como socios a personas de la misma disposición mental, no está capacitada para dominar completamente su espíritu o disposición mental. “Como ciudad derribada y sin muro, es aquel que no sabe refrenar su propio espíritu.” No puede resistir las presiones de este mundo. Por eso es indigna de confianza, tal como se predijo en conexión con los últimos días de este sistema.—Pro. 25:28, Mod; 2 Tim. 3:2, 3.

El hombre habla de aquello en que piensa. Actos violentos acompañan al habla vil y desaforada, dando los dos fuerte evidencia de la depravada disposición mental y mala condición del corazón de la mayoría del género humano de hoy en día. La contienda es cosa común, por no seguirse el consejo de Jehová (Pro. 17:14) y no ejercerse dominio sobre el espíritu.

En contraste vívido con personas de esta clase están los que han sido sacados de este sistema de cosas corrupto y reunidos en la sociedad del nuevo mundo. ¡No hay habla sucia allí! No se toleran actos viles o violentos. Pues, ¿cómo podría haber tales personas cuando se considera la disposición mental que dan evidencia de tener los que forman la sociedad? Esa disposición la explica claramente Pablo al decir: “Nosotros sí tenemos la mente de Cristo.” Cristo Jesús tuvo una mente que era perfecta y santa y sin engaño. Siempre la tenía completamente dominada y concentrada en hacer la voluntad del Padre. Su actitud no fué una de superioridad o de estar hinchado de conocimiento, aunque él poseía conocimiento que era inferior al de solamente Uno. Era de genio apacible y humilde de corazón.—1Cor. 2:16.

Se observan estas mismas cualidades entre los testigos de Jehová hoy en día, aunque no en perfección. Se han desnudado de la vieja personalidad y se han vestido de la nueva personalidad. Tienen la mente llena de pensamientos piadosos procedentes de la Palabra de Dios y su disposición está de acuerdo con lo que Jehová ha decretado que tengan aquellos entre quienes él habita. (Isa. 57:15, Mod) Ejercen dominio propio y dirigen el curso de sus pensamientos y deseos para que se les pueda describir como personas que tienen una buena disposición mental y condición justa del corazón. La misma vida que viven de día en día da evidencia de esto a todo el que quiera observarlo.

Esto no quiere decir que ya no podamos enojarnos o encolerizarnos. Podemos hacerlo, y por eso es que tenemos que vigilar de continuo. Podemos enojarnos contra la acción disimulada del enemigo; quizás a veces sintamos enojo contra algunos dentro de la organización; puede que de vez en cuando hasta nos sintamos enojados con nosotros mismos. Pues, aun Pablo y Bernabé en una ocasión dejaron que los arrebatara un estallido de enojo entre ellos. En estos casos, sin embargo, nuestro enojo y su manifestación son muy diferentes al estallido desenfrenado de alguna persona endemoniada y medio loca que no tiene dominio de su espíritu. Efesios 4:25-27 le hace frente a nuestro problema y nos da el consejo correcto: “Por lo cual, ahora que ustedes han echado a un lado la falsedad, hable verdad cada uno de ustedes con su prójimo, porque somos miembros que nos pertenecemos unos a otros. Enójense, y no obstante no pequen; no se ponga el sol mientras estén ustedes en un estado irritado, ni dejen espacio para el Diablo.” Tenemos que dominar nuestro enojo.—Pro. 17:27.

CULTIVANDO LA DISPOSICIÓN CORRECTA

En estos últimos días, con la ejecución de los juicios de Jehová directamente frente a nosotros, es vital que cultivemos y retengamos la disposición correcta, porque no se permitirá que otra clase de disposición sobreviva al Armagedón. Puede hacerse. Para alentarnos y asegurarnos de que es posible Jehová nos aconseja en su Palabra que imitemos a su Hijo: “Retengan en sí mismos esta actitud mental que también estaba en Cristo Jesús.” (Fili. 2:5) Para conocer la actitud mental de Cristo hay que estudiar el Registro Sagrado, donde sus pensamientos y enseñanzas están registrados. La mente de él no abrigaba queja alguna ni rezongaba él por su asignación. Se deleitaba en satisfacer el menor deseo de su Padre. Debemos cultivar esa actitud.

De modo que hemos de dejar de amoldar nuestra mente según el modelo egoísta de este mundo y rehacer nuestra mente para que se asemeje a la de Cristo Jesús, mente que conoce la buena y aceptable y completa voluntad de Dios. (Rom. 12:2, 11, 12) Por medio de adquirir conocimiento acertado cambiamos la inclinación de nuestra mente y adquirimos como nuestra fuerza en la vida un propósito altruísta correcto. La oración es necesaria; nos da fuerza. La fuerza activa de Jehová entra en acción, dándonos el deseo de servirle y la habilidad para hacerlo. Su fuerza activa junto con su Palabra nos transformará para que nuestra personalidad nueva reciba su aprobación.

Es un error pensar que tal transformación pueda efectuarse aparte de la sociedad del nuevo mundo. Es absolutamente necesario asociarse con ella y participar en sus actividades. Por medio de trabajar con ella y reunirnos con nuestros hermanos en las diferentes reuniones de congregación y arreglos para servicio en el campo avanzamos a la madurez. Siempre hay que recordar que aprendemos la verdad del conducto de comunicaciones de Jehová, la clase del “esclavo fiel y discreto.” (Mat. 24:45-47) Recibimos de su espíritu mediante nuestra asociación continua con su conducto. A veces recibimos reprimendas o disciplina por medio del mismo instrumento, porque todos necesitamos disciplina para mantener una actitud mental correcta. La asociación afectuosa con los hermanos preserva esa actitud. Difícilmente podemos abrigar enojo o rencor y tener una buena disposición. Seguimos “vigilando cuidadosamente que nadie vaya a ser privado de la bondad inmerecida de Dios; que no brote raíz venenosa alguna y cause perturbación y muchos sean contaminados por ella.” (Heb. 12:15) No se debe hallar orgullo en nosotros debido al puesto que ocupemos en la organización o debido a cualquier otro motivo. El ser culpable de esa disposición causaría un levantamiento del espíritu de Jehová que significaría, al menos, una caída aturdidora en son de disciplina por medio de la organización o, a lo más, la destrucción por el Ejecutor de Jehová.

Ya muy pronto, en la furia destructiva del Armagedón, la ira de Jehová se manifestará contra todos los orgullosos de este sistema de cosas y contra todos los que se identifiquen con él. Aunque nunca expresará su ira contra la leal sociedad del nuevo mundo, puede expresarla contra cualquiera de la sociedad que corrompe su buena disposición mental. Vigile de continuo, entonces, para que nunca suceda cosa semejante. Entonces podrá usted participar del triunfo de Jehová y regocijarse en la salvación gloriosa que él obrará a favor de los que siguen teniendo la actitud de su amado Hijo. “La bondad inmerecida de nuestro Señor Jesucristo sea con el espíritu que ustedes manifiestan, hermanos.” “Que el espíritu y alma y cuerpo de ustedes los hermanos sea conservado intachable en la presencia de nuestro Señor Jesucristo.”—Gál. 6:18; 1 Tes. 5:23.

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