¿Está usted simplemente demasiado ocupado?
“¡DEMASIADO ocupado! ¡Demasiado ocupado! ¡Demasiado ocupado!” Esa fue la respuesta en una puerta tras otra al tocar un ministro en ellas para estimular interés en el estudio de la Biblia en grupo de familia. Algunas personas, en visitas previas, habían aceptado literatura bíblica y hasta habían elogiado al ministro por su buen trabajo, pero estaban demasiado ocupadas para detenerse y dedicar más tiempo a una vital consideración de la Biblia. El ministro no pudo menos que pensar en una ilustración que dio Jesucristo, en la que se habla acerca de ciertos individuos invitados a un banquete especial: “Todos a una comenzaron a rogar que se les excusara.” Uno había comprado un campo; otro, cinco yuntas de bueyes, y un tercero había adquirido una esposa. Todos estaban demasiado ocupados.—Luc. 14:16-20.
No hay duda en cuanto a la identidad del anfitrión de la ilustración de Jesús. Uno de sus oyentes acababa de referirse a ‘comer pan en el reino de Dios,’ y Jesús continuó con el mismo tema. (Luc. 14:15) Aunque esas actividades de los invitados eran bastante legítimas y, a su manera, importantes, ¿qué comparación podría haber entre ellas y la invitación amable de parte del Señor Soberano de todo el universo? Ninguno de nosotros desearía verse entre aquellos de quienes el Señor del banquete dijo: “Ninguno de aquellos varones que fueron invitados gustará mi cena.”—Luc. 14:24.
Pero, ¿en qué posición está usted? ¿Está demasiado ocupado para hacer más que solo obtener una revista bíblica útil de vez en cuando y leer superficialmente sus interesantes artículos? ¿Está demasiado ocupado para apartar tiempo para seria consideración y estudio del mensaje de la Biblia para nuestro día? Es verdad, vivimos en tiempos en que parece que el ganarse la vida, el mantener en marcha un hogar y el criar una familia consumen muchas horas. Hay muy poco tiempo para las cosas que uno quizás quiera hacer. Pero, ¿es la investigación de lo que Dios dice en su Palabra escrita una de las cosas que usted quiere hacer? Esa es una pregunta que usted hace bien al considerar.
¿DEMASIADO OCUPADO PARA ESCOGER LA VIDA?
A pesar de estar tan ocupadas como lo están hoy muchas personas, hay períodos de alivio de la tensión después de un día de trabajo. Es posible apartar algún tiempo para algo que verdaderamente le interesa a usted. Por ejemplo, quizás haya un programa favorito de televisión que usted ve. Y probablemente emplee tiempo en leer el periódico, quizás para mantenerse al día con los más recientes resultados de los deportes. Todo esto puede ser un agradable cambio de su trabajo, pero simplemente son diversiones agradables, que tienen poco que ver con el bienestar futuro de usted mismo y de su familia.
Póngase a considerar: Un banquete de alimento dador de vida es lo que Dios ha servido para las personas que sean dignas de ello en nuestro tiempo. (Isa. 25:6-8) Como lo expresó Jesús: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.” (Juan 17:3) También Jesús declaró, mientras estuvo bajo tentación en el desierto: “No de pan solamente debe vivir el hombre, sino de toda expresión que sale de la boca de Jehová.” (Mat. 4:4) Pero, ¿está usted demasiado ocupado para adquirir ese conocimiento?
¡La vida de sus amados y su propia vida están implicadas! El ‘adquirir conocimiento’ de Dios es la manera de conseguir vida eterna. ¿Puede usted darse el lujo de pasar por alto ese camino? ¡Ciertamente el premio de la vida es lo suficientemente precioso para justificar el que usted aparte tiempo para adquirir este conocimiento vital! Quizás usted crea que con asistir a un servicio eclesiástico casi cada domingo cumple adecuadamente con sus deberes religiosos. Pero, ¿realmente provee suficiente alimento espiritual un servicio eclesiástico breve, formal, para que usted lo digiera durante toda una semana? Y especialmente en estos días en que tantos clérigos están haciendo caso omiso de grandes porciones de la Palabra de Dios, la Biblia, y sustituyéndolas con sus propias filosofías, es apropiado preguntar: ¿Está usted realmente aprendiendo la Palabra de Dios al asistir a la iglesia?
No, nada puede sustituir la consideración y el estudio regular de la Biblia. Una hora o dos empleadas en el estudio sistemático de temas bíblicos cada semana es tiempo bien empleado. Tal estudio puede ser refrescante y sumamente interesante. Y hay beneficios inmediatos: Uno podrá explicar por qué cree así; si es padre o madre, aprenderá a criar a sus hijos “en la disciplina y consejo autoritativo de Jehová” (Efe. 6:4); y tendrá la satisfacción de saber que está adquiriendo el conocimiento que conduce a la vida eterna.—2 Tim. 3:15.
PONGA EN PRIMER LUGAR LO MAS IMPORTANTE
Tal como al artista le es provechoso dar unos pasos atrás y examinar el efecto general de su producción artística, a uno también le será provechoso echarle un buen vistazo al cuadro general de su modo de vivir. ¿Adónde conduce? ¿Qué impresión le da? ¿Está bien planeado? ¿Es el alimento, la ropa y el abrigo su interés principal? Ciertamente son artículos de primera necesidad, pero ¿es prudente hacer a un lado lo que es vital para su bienestar espiritual solo para intensificar la búsqueda de esas cosas?
Al enseñar a sus discípulos Jesús sabía que necesitaban alimento, bebida y ropa, sin embargo les aconsejó que no se inquietaran acerca de ello. ¿Por qué? Dijo él: “Porque todas éstas son las cosas en pos de las cuales las naciones van con empeño. Pues su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas. Sigan, pues, buscando primero el reino y Su justicia, y todas estas otras cosas les serán añadidas.” (Mat. 6:31-33) El reino de Dios es el instrumento por medio del cual Dios se propone bendecir a la humanidad con un justo nuevo orden, mientras que este mundo, sus deseos y actitudes habrán de pasar. (1 Juan 2:15-17) El conocimiento del Reino y de sus requisitos, por lo tanto, es parte del conocimiento de Dios y de Cristo que tenemos que adquirir si queremos conseguir la vida eterna.
Por supuesto, se requiere fe para poner las necesidades materiales en un lugar secundario en su vida. Pero es por eso que el adquirir conocimiento exacto es tan importante. Y la Biblia misma dice: “La fe sigue a lo oído. A su vez lo oído es por medio de la palabra acerca de Cristo.” (Rom. 10:17) El conocimiento dador de vida de Dios y Cristo edifica una fe firme en los que con regularidad apartan tiempo para estudio e investigación en la Biblia. Note estas excelentes palabras de aliento a los que verdaderamente quieren el premio de la vida que Dios ofrece a sus criaturas: “Si sigues buscando esto como a la plata, y como a tesoros escondidos sigues en busca de ello, en tal caso entenderás el temor de Jehová, y hallarás el mismísimo conocimiento de Dios.”—Pro. 2:4, 5.
CUANDO SE OFRECE AYUDA
No, no basta con simplemente leer y disfrutar de algunas ayudas bíblicas de vez en cuando. Uno tiene que investigar y estudiar a fin de alcanzar la clase de conocimiento que conduce a la vida eterna. Somos afortunados al estar viviendo en el tiempo en que predijo el profeta de Dios que ‘el verdadero conocimiento se haría abundante.’ (Dan. 12:4) Ahora es el tiempo de Dios para que las cosas secretas de Dios sean reveladas a los que las buscan con anhelo. (Mat. 11:25) Si usted está consciente de que depende de Dios para tener un futuro feliz, está en situación para ser bendecido con su mensaje. Pero, ¿cómo?
Considere la experiencia de un viajero en el camino entre Jerusalén y Gaza. Utilizaba el tiempo de viajar leyendo una porción de las Escrituras Hebreas, pero estaba perplejo en cuanto a su significado y aplicación. Entonces Dios dirigió a uno de sus testigos para que lo abordara y le ofreciera ayuda. “¿Verdaderamente sabes lo que estás leyendo?” le preguntó al viajero. “¿Realmente cómo podría saberlo, a menos que alguien me guiara?” fue la respuesta.—Hech. 8:26-33.
Como en aquellos días, así aun ahora Dios tiene sus testigos en la Tierra a quienes ha iluminado en cuanto a su Libro de verdad y a quienes ha equipado para enseñar a gente de toda clase que está anuente a aprender. Cuando tocan a su puerta y emprenden el ayudarle a usted en su estudio del conocimiento de Dios y de Cristo, y eso sin obligación, ¿por qué no aceptar la ayuda que se ofrece? Aparte tiempo para un estudio regular de lo que la Biblia describe como más valioso que los metales preciosos.—Pro. 3:13-18.
TIEMPO PARA HACER ALGO
Allá en los días de Noé los habitantes de la Tierra estaban demasiado ocupados en los asuntos comunes de la vida, en miras materialistas, “comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres dándose en matrimonio,” demasiado ocupados para hacerle caso al mensaje de advertencia de Dios. ¿Cuáles fueron las consecuencias? “Vino el diluvio y los barrió a todos.” Pero, ¿qué tiene eso que ver con la situación hoy día? Mucho, pues Jesús pasó a decir: “Así será la presencia del Hijo del hombre.” (Mat. 24:38, 39) ¿No es, entonces, hora de que los hombres y mujeres que hasta ahora han estado demasiado ocupados con los asuntos comunes de la vida hagan algo para su propia protección y la de sus amados? Ciertamente lo es.
Casi por cincuenta años ya los testigos de Jehová han anunciado el mensaje de advertencia como el del día de Noé. En estos “últimos días” se han acumulado numerosas evidencias que muestran el cumplimiento de las profecías bíblicas que señalan a éste como el período más crucial de la historia. Los Testigos han estado advirtiendo acerca de la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso,” que ahora se ha acercado. (Rev. 16:14, 16) Lo han estado invitando a usted a participar en el estudio de cosas espirituales que significan vida eterna para los que participan de ellas. ¡Ciertamente es hora de que usted haga algo en cuanto a ello!
Usted ha disfrutado de las ayudas bíblicas que los Testigos le dejaron. Quizás haya expresado encomio por la constancia de ellos en la actividad de educación bíblica. No salga perdiendo. ¡Ese banquete al que usted está invitado está disponible a los que responden AHORA! Es hora de que se ocupe usted mismo del asunto vital de supervivencia para usted mismo y para los que ama. Ponga en primer lugar el conseguir el favor y aprobación de Dios.