Reconociendo los requisitos de Dios para la vida
1, 2. ¿Cuáles son las dos preguntas que se hacen a todos los candidatos del bautismo en agua efectuado por los testigos de Jehová?
EL ORADOR, un testigo de Jehová, al concluir su discurso sobre el tema del bautismo preguntó a los que estaban por ser bautizados: “ (1) ¿Se ha reconocido usted delante de Jehová como pecador que necesita salvación, y ha expresado usted reconocimiento ante él de que esta salvación procede de él, el Padre, por medio de su Hijo, Jesucristo?” Después de obtener un audible “Sí” en respuesta, preguntó enseguida: “ (2) Sobre la base de esta fe en Dios y en su provisión para la salvación, ¿se ha dedicado usted sin reservas a Dios para hacer la voluntad de El de aquí en adelante conforme se la revele él a usted por medio de Jesucristo y por medio de la Biblia bajo el poder esclarecedor del espíritu santo?” Al obtener una respuesta audible de “Sí” a esta segunda pregunta, el orador informó a los que estaban por ser sumergidos que eran elegibles para la ceremonia pública del bautismo en agua.
2 Los testigos de Jehová presentan estas mismas dos preguntas a todos los candidatos a la inmersión en agua, sea que la ceremonia se arregle para bautizar a uno o dos o para bautizar a millares, como sucedió, por ejemplo, en la ciudad de Nueva York en julio de 1958 cuando 7.136 personas fueron sumergidas en agua durante la Asamblea Internacional “Voluntad Divina” de los testigos de Jehová.
3. ¿Qué preguntas se pueden hacer apropiadamente acerca de la información que contienen estas dos preguntas básicas?
3 Pero al leer las dos preguntas ya mencionadas quizás usted pregunte: ¿Cuál es el significado del bautismo en agua que llevan a cabo los testigos de Jehová y qué efectúa? ¿Cómo reconoce uno delante de Jehová que uno es pecador y que necesita salvación? ¿Cómo llega uno a saber que la salvación proviene de Jehová, el Padre, por medio de su Hijo, Jesucristo? Además, ¿qué hace uno para dedicarse sin reservas a hacer la voluntad de Dios, y de qué manera le es revelada a tal persona la voluntad de Dios por medio de Jesucristo y por medio de la santa Biblia y bajo el poder esclarecedor del espíritu santo? Todas estas preguntas merecen que las consideremos seriamente, y para obtener respuestas veraces y satisfactorias dirijámonos a la Palabra de verdad de Dios y consideremos lo que dice sobre este tema.
EL SIGNIFICADO DEL BAUTISMO EN AGUA
4. (a) ¿Qué significado hubo en el bautismo que llevó a cabo Juan el Bautista? (b) ¿Cómo había sido hecha consciente de su estado pecaminoso la nación judía, y qué le harían comprender los sacrificios que hacía?
4 Para comenzar, consideremos el significado del bautismo en agua. El discípulo Lucas registra lo siguiente que sucedió en la primavera del año 29 E.C.: “En el año decimoquinto del reinado de Tiberio César, cuando Poncio Pilato era gobernador de Judea, . . . en los días del principal sacerdote Anás y de Caifás, la declaración de Dios vino a Juan el hijo de Zacarías en el desierto. De modo que vino por toda la comarca del Jordán, predicando bautismo en símbolo de arrepentimiento para perdón de pecados.” (Luc. 3:1-3) Juan el Bautista llevó a cabo esta obra de bautizar para los judíos arrepentidos. Su bautismo, se nos dice, fue “en símbolo de arrepentimiento para perdón de pecados.” Lucas nos dice además que Juan estaba cumpliendo las palabras del profeta Isaías, porque estaba ‘preparando el camino de Jehová.’ (Luc. 3:4) Juan el Bautista fue el precursor de aquel que toda carne vería como el medio de Dios para la salvación, a saber, Jesucristo. La nación judía estaba en una relación de pacto con Jehová Dios y por eso dicha nación estaba obligada a guardar las leyes y mandamientos de Jehová como pueblo escogido de él. Dado que eran pecadores, habiendo nacido imperfectos, eran transgresores de las leyes que Jehová les había dado. Por siglos el Dios Todopoderoso había estado grabando en la mente de ellos que eran pecadores que necesitaban que alguien los redimiera de su condición caída. Por medio de su profeta Moisés, Dios les dio un conjunto de leyes y mandamientos que trajeron enérgicamente a su atención el hecho de que eran pecadores y que sus pecados tenían que ser expiados. Por medio de Moisés, Jehová Dios dijo que cada año habría un día de expiación para la nación de Israel y en ese día, el día décimo del mes séptimo, tendrían que hacerse sacrificios por sus pecados y que estos sacrificios continuarían como un estatuto o ley hasta ‘tiempo indefinido.’ Por medio de este recordatorio anual la nación judía recordaría sus pecados y vería la necesidad de ofrecer sacrificios animales para expiar sus pecados. Al mismo tiempo comprendería que la sangre de toros y de cabras jamás la libraría de sus pecados ni la perfeccionaría. De otra manera las ofrendas de animales habrían cesado.—Heb. 10:4.
5. ¿Por qué fue necesario para los judíos el bautismo por Juan el Bautista?
5 Para el año 29 E.C. los judíos habían celebrado el día de expiación por muchos siglos, pero durante ese tiempo se habían deslizado de Dios y hasta habían sido desterrados y habían cesado de existir como nación de Dios que disfrutaba de independencia. Ahora Juan el Bautista estaba instándolos a arrepentirse y a bautizarse para el perdón de los pecados contra las leyes justas de Dios. Al ser bautizados en el río Jordán por Juan los judíos estaban manifestando que estaban arrepentidos de sus pecados contra la ley de Dios. Se estaban preparando para la venida de aquel que sería el medio de Dios para salvar a la humanidad, a saber, Jesús.
6. ¿Por qué levantó objeciones Juan el Bautista en cuanto a la necesidad de que Jesús se bautizara?
6 Al fin de aproximadamente seis meses de bautizar, Jesús vino a Juan el Bautista, teniendo Jesús ahora unos treinta años de edad. Jesús le pidió a Juan que lo bautizara. Pero Juan raciocinó: ¿Cómo pudiera ser que Jesús viniera a él para ser bautizado? Juan sabía que su bautismo era en símbolo de arrepentimiento de pecados contra la ley de Dios, y sabía que Jesús no era humano común, sino, más bien, un individuo inmaculado, porque más tarde dijo: “¡Mira, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!” (Juan 1:29) Por eso Juan el Bautista le dijo a Jesús: “Yo soy el que necesito ser bautizado por ti, ¿y vienes tú a mi?” Entonces Jesús contestó: “‘Deja que sea, esta vez, porque de esa manera nos es apropiado llevar a cabo todo lo que es justo.’ Entonces dejó de impedírselo.”—Mat. 3:14, 15.
7. (a) ¿Qué significado hubo en el bautismo de Jesús por Juan? (b) ¿Por qué fue el bautismo en el Pentecostés de los primeros seguidores de Jesús un bautismo simbólicamente como el de Jesús?
7 Ahora bien, ¿cuál fue el significado de este bautismo de Jesús por Juan? No fue en símbolo de arrepentimiento de pecados, porque Jesús no tenía ninguno. No fue en símbolo de que Jesús estuviera dedicando allí su vida a Dios, porque él era judío y miembro de una nación ya dedicada a Dios y en relación de pacto con Dios. Por lo tanto, mediante este proceder de bautismo en agua Jesús estaba simbolizando otra cosa, a saber, el presentarse delante de Jehová para hacer la voluntad de Jehová para ese tiempo. Es decir, Jesús estaba presentándose a su Padre celestial, Jehová Dios, para ser usado a favor del “reino de los cielos” como Jehová lo creyera conveniente. Dios estuvo complacido con la presentación de Jesús de sí mismo y se nos dice que una voz desde los cielos dijo: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado.” (Mat. 3:17; Heb. 10:5-7) Los primeros seguidores de Jesús fueron personas de la nación judía, cuyos miembros estaban en una relación de dedicación a Jehová Dios, nación que estaba apartada para Dios, y que se hallaba obligada a hacer la voluntad de Dios como se manifestaba en el pacto de la Ley. El relato bíblico nos muestra que en 33 E.C., en el Pentecostés, el apóstol Pedro instó a tales judíos a que se bautizaran con un bautismo en agua “en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados,” a saber, para llegar a ser discípulos de Jesucristo. (Hech. 2:37-41; Mat. 28:19, 20) Pudiera llamarse un bautismo de presentación de ellos mismos a Dios para hacer su voluntad como discípulos de Jesucristo. El apóstol Pablo, alrededor de 52 E.C. instó a ciertos discípulos de Éfeso a que se bautizaran en el nombre del Señor Jesús. (Hech. 19:4-6) Estos previamente habían sido bautizados con el bautismo de Juan en símbolo de arrepentimiento. Sin embargo, por el nuevo bautismo estos creyentes circuncisos estaban dedicándose a Jehová para hacer su voluntad y llevar a cabo sus mandamientos bajo el nuevo pacto. Siendo miembros de una nación ya rechazada por Jehová Dios y que había dejado de estar bajo su favor especial desde el año 36 E.C., su bautismo en el nombre de Jesús fue un bautismo en símbolo de dedicación, una dedicación de ellos mismos a Dios por medio de Cristo Jesús.—Dan. 9:24-26.
8. (a) ¿Qué significado apropiado asumió el bautismo cuando fue bautizado el primer no judío, Cornelio?(b) Por eso, ¿qué se les hizo necesario entonces a todos los que deseaban hacerse cristianos?
8 Sí, realmente, con la predicación de las buenas nuevas del Señor Jesús al primer no judío, a saber, el centurión italiano Cornelio, en el año 36 E.C., se le dio un significado apropiado al bautismo en agua. Las naciones no judías o gentiles no estaban en una relación de dedicación a Jehová tal como la nación de Israel lo había estado hasta el 36 E.C. No estaban en ningún pacto nacional con el Creador del cielo y de la Tierra. Por eso, cuando se les abrió el camino al favor de Dios en 36 E.C., ante todo tuvieron que llegar a la conclusión, en su propia mente, de que querían dedicarse a Dios para hacer su voluntad. Aquellas personas tuvieron que solicitar a Dios una conciencia limpia. Por lo tanto, tuvieron que dedicarse a Dios, o apartarse sin reservas para hacer la voluntad de Dios, y luego cuando fueron sumergidas o bautizadas en agua tal bautismo simbolizó apropiadamente el llegar a estar muertas a su derrotero previo en la vida y el llegar a estar vivas a la voluntad de Dios para los discípulos de Jesucristo. De modo que de allí en adelante pusieron su corazón, mente, alma y fuerzas en hacer la voluntad de Dios en cumplimiento de su dedicación. Así están dedicadas a Dios incondicionalmente, para que él haga con ellas como guste según su Palabra. El bautismo en agua llegó a ser una declaración pública apta de tal dedicación. El bautismo en agua, entonces, es un paso necesario para el creyente que desea disfrutar de la salvación que Dios provee por medio de Jesucristo. Esta salvación les viene a los que creen la Palabra de Dios y ponen por obra los mandamientos de Dios.—1 Ped. 3:21.
RECONOCIÉNDONOS COMO PECADORES
9. ¿Cómo llega uno a saber que es pecador que necesita salvación?
9 Pero ahora consideremos la pregunta: ¿Cómo llega uno a la conclusión de que delante del Dios del universo, Jehová, es pecador y necesita salvación por medio de Cristo? Solo hay que dirigirse a la Palabra de Dios para saber uno que ha nacido imperfecto y pecaminoso. Abra su Biblia en el libro de Salmos. Allí leemos: “¡Mira! Con error fui dado a luz con dolores de parto, y en pecado me concibió mi madre.” (Sl 51:5) Salomón el hijo de David también mencionó el hecho de que “no hay hombre que no peque.” (1 Rey. 8:46) El apóstol Juan bajo inspiración escribió: “Si hacemos la declaración: ‘No tenemos pecado,’ a nosotros mismos nos estamos extraviando y la verdad no está en nosotros.” (1 Juan 1:8) El pecado es errar el blanco de la perfección. Nuestros primeros padres nos iniciaron a todos nosotros en el camino del pecado y de la muerte por su desobediencia a las justas y perfectas leyes de Dios. El hecho de que ningún hombre continúa viviendo para siempre es prueba de que todos los hombres nacen en pecado. Pues, como dice el apóstol Pablo, “el salario que el pecado paga es muerte.”—Rom. 6:23.
10. ¿Cree toda la gente que la humanidad nace en pecado y que la muerte es resultado del pecado? ¿Por qué contesta usted así?
10 Hoy existen muchos que no creen estas verdades bíblicas. Para los más de 160 millones de budistas del mundo ningún acto es pecado. Se desconoce la idea del pecado. Simplemente se trata de un acto malo que produce un resultado malo. Por eso, si uno fuera budista sería difícil que comprendiera los resultados que produce el pecado, o, de hecho, sería difícil reconocerse como pecador. Para muchos millones de personas de diversas religiones, la muerte procede de Dios. Un clérigo católico declaró después que una joven había sido asesinada por su hermano que Dios de hecho le había dicho a esta muchacha que la razón de su muerte era: “Porque te amo y te quiero en casa.”
11. ¿Cómo podemos llegar a conclusiones correctas en cuanto a nosotros mismos como pecadores?
11 Entonces, para llegar a la conclusión correcta y exacta acerca de nosotros mismos como pecadores es preciso que le prestemos atención a Dios, el Creador del hombre, y comprendamos que el pecado produce la muerte y que por lo tanto tenemos que dirigirnos a Dios para recibir salvación. En el jardín de Edén, después de poner al hombre en aquel paraíso, Dios le dijo: “De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho. Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo no debes comer de él, porque en el día que comas de él positivamente morirás.” (Gén. 2:16, 17) Tanto Adán como Eva desobedecieron esa ley de Dios y recibieron la recompensa correspondiente, a saber, la muerte. Toda su prole, la familia humana, nació después de aquel pecado de desobediencia en el jardín de Edén y por eso todos nacieron en pecado y condenados a muerte. Reconociendo ese hecho, dijo el apóstol Pablo: “Porque así como en Adán todos están muriendo, así también en el Cristo todos serán vivificados.” (1 Cor. 15:22) Mediante observación uno sabe que el hombre muere, y se hace patente que la raza humana necesita salvación y liberación de la muerte. El hombre necesita ser salvado de las consecuencias espirituales y físicas del pecado. Cuando uno llega a este estado de ánimo, entonces uno puede preguntar: “¿Cómo llega uno a saber que la salvación procede del Padre, Jehová, por medio de su Hijo, Jesucristo?”
SALVACIÓN DE JEHOVÁ POR MEDIO DE CRISTO
12. ¿Qué tenemos que comprender acerca de alguna salvación por el hombre?
12 Uno puede llegar a comprender que la salvación de Jehová viene por medio de su Hijo Jesucristo solo cuando comprende lo absolutamente inútil que es esperar redención por el hombre imperfecto. Esta es la palabra de Jehová a los hijos del hombre: “Oigan esto, pueblos todos. Presten oído, habitantes todos del sistema de cosas, ustedes los hijos de la humanidad así como los hijos del hombre, el rico y el pobre juntamente. Los que están confiando en sus medios de mantenimiento, y que siguen jactándose acerca de la abundancia de sus riquezas, ninguno de ellos puede de manera alguna redimir siquiera a un hermano, ni dar a Dios un rescate por él.” (Sal. 49:1, 2, 6, 7) Por eso, al dirigirse uno a otra fuente, a la sabiduría de Dios, puede llegar a conocer la salvación por Jehová mediante un estudio de su Palabra de verdad, la Biblia.
13, 14. Bosqueje los pasos que dio Jehová Dios para efectuar la redención por medio de Jesucristo.
13 Tan rápidamente como Jehová averiguó que Adán y Eva habían desobedecido su ley en Edén se puso a hacer provisión para redimir a la prole de la primera pareja humana. Inmediatamente mencionó el producir una descendencia que aplastaría al originador de la rebelión, a saber, al principal enemigo de Jehová, Satanás el Diablo. (Gén. 3:15) Después, usó a la nación de Israel como tipo por medio del cual dio muchas ilustraciones y referencias que conducían hacia aquel que sería el redentor de la humanidad, a saber, Cristo Jesús. Por ejemplo, por medio de las bendiciones que su siervo Jacob pronunció sobre sus doce hijos predijo la venida del justo que había sido prometido. Al cuarto hijo, Judá, dijo Jacob: “El cetro no se apartará de Judá, ni el bastón de mando de entre sus pies, hasta que venga Silo; y a él pertenecerá la obediencia de los pueblos.” (Gén. 49:10) Más tarde dijo de este Prometido, por medio de su profeta Isaías: “Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; y el gobierno principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará Maravilloso Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz. De la abundancia del gobierno principesco y de la paz no habrá fin, sobre el trono de David y sobre su reino a fin de establecerlo firmemente y sustentarlo por medio del derecho y por medio de la justicia, desde ahora en adelante y hasta tiempo indefinido. El mismísimo celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”—Isa. 9:6, 7.
14 Años después de haberse declarado estas palabras inspiradas de Isaías, Dios hizo que su siervo Daniel escribiera con estas palabras acerca de Este que vendría. “Y debes saber y tener la perspicacia de que desde la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías el Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas.” (Dan. 9:25) Al venir a la Tierra y nacer milagrosamente como hijo perfecto de la esposa de José, la virgen María, Jesús creció hasta la edad viril. Vino a Juan el Bautista en el río Jordán, y Juan bajo inspiración dijo de Jesús: “¡Mira, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!”—Juan 1:29.
15. (a) ¿Cómo testificó Jesús que él era salvador del hombre? (b) ¿Qué dijeron los apóstoles Pablo y Juan acerca de esto?
15 Este, Jesús mismo, dijo sobre el propósito con que vino a la Tierra: “El Hijo del hombre no vino para que se le sirviera, sino para servir y para dar su alma en rescate en cambio por muchos.” (Mat. 20:28) El apóstol Pablo corrobora este testimonio de Jesús con estas palabras: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, un hombre, Cristo Jesús, que se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos.” (1 Tim. 2:5, 6) El apóstol Juan habló de Jesús así: “Nosotros mismos hemos contemplado y estamos dando testimonio de que el Padre ha enviado a su Hijo como Salvador del mundo.”—1 Juan 4:14.
16. ¿Por qué dio estos pasos Jehová?
16 Aquel que se puso a hacer estas maravillosas provisiones para la humanidad es Jehová Dios, el Creador del hombre. Se nos dice en Su Palabra: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16) Este amor de parte de Dios es grande. Él ni siquiera desea que mueran los inicuos, sino, más bien, que se aparten de su iniquidad. Dice por medio de Ezequiel: “‘Tan ciertamente como que yo estoy vivo,’ es la expresión del Señor Jehová, ‘no me deleito en la muerte del inicuo, sino en que alguien inicuo se vuelva de su camino y realmente siga viviendo.’” (Eze. 33:11) Uno llega a conocer estas cosas y mucho más por medio de estudiar la Palabra de Dios, su verdad revelada, la Santa Biblia.
HACIENDO UNA DEDICACIÓN SIN RESERVAS
17. ¿Cuál debe ser la actitud de uno al establecer estos puntos sobre la salvación?
17 Al establecer una base para esta creencia en Dios y en su provisión para salvación por medio de su Hijo, Cristo Jesús, ahora el estudiante desea saber cuál es el siguiente paso que ha de dar a fin de asegurarse el llegar a estar bajo los beneficios de la provisión que Dios hace. Pudiéramos asemejar esto a una persona que ha sido recipiente de muchas bendiciones y quiere hacer algo en pago a su benefactor para mostrar su aprecio. El salmista se sintió así y lo expresó con estas palabras: “¿Qué le pagaré de vuelta a Jehová por todos sus beneficios para conmigo? La copa de magnífica salvación alzaré, y el nombre de Jehová invocaré. Mis votos pagaré a Jehová, sí, enfrente de todo su pueblo.” (Sal. 116:12-14) El individuo que comprende que es pecador, y sabe que la salvación proviene de Jehová y por medio de su Hijo, Cristo Jesús, entonces estudia la Palabra de Dios para averiguar cuál es la voluntad de Dios para él. Aprende por tal estudio que Dios pide ciertas cosas de él.
18. (a) ¿Cómo bosquejó Salomón los requisitos de Dios para los que desean conseguir su favor? (b) ¿A que hicieran qué animó Jesús a las personas?
18 El sabio rey Salomón resumió bien lo que Dios pide de los que quieren beneficiarse de sus provisiones para la vida. Después de bosquejar mucha de la vanidad de esta vida dice esto a los que quieren conseguir la aprobación de Dios: “La conclusión del asunto, habiéndose oído todo, es: Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos. Porque esto es el deber todo del hombre. Porque el Dios verdadero mismo traerá toda clase de obra a juicio con relación a toda cosa escondida, en cuanto a si es buena o es mala.” (Ecl. 12:13, 14) Si uno teme al Dios verdadero, Jehová, es decir, le tiene temor reverente, teme desagradarle y se esfuerza por hacer su voluntad, entonces uno guardará sus mandamientos. Uno encontrará bosquejado en la Palabra de Dios el proceder que le agrada a Dios y que muestra que uno quiere hacer la voluntad de Dios a la manera de Dios. El escudriñar con diligencia las Santas Escrituras le revelará que los mandamientos de Dios no son gravosos. De hecho, Jesús, el rescate de la humanidad y uno de aquellos en cuyo nombre se bautiza la persona, dijo esto a los que animó a seguirle: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y háganse mis discípulos, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.”—Mat. 11:28-30.
19. ¿Qué papel desempeña la oración en la determinación de uno de dedicarse a Jehová?
19 La persona que está interesada en apartarse para hacer la voluntad de Dios se dirigirá a Jehová en oración por medio de Cristo Jesús y pedirá que el espíritu de Jehová le acompañe y le indique, por medio de la Biblia, exactamente qué tiene que hacer para merecer el favor y la bendición de Jehová. Jesús en su sermón del monte dio este estímulo: “Sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán; sigan tocando, y se les abrirá.” (Mat. 7:7) Enterándose de que el deseo de Jehová es que uno se aparte para hacer la voluntad de Él, entonces uno debe dar los pasos necesarios para ponerse en condición aceptable a fin de que Jehová dé reconocimiento a su dedicación y bautismo en agua y trate con uno. Por lo tanto, dirijámonos a la Palabra de Dios y averigüemos lo que él quiere de los que desean agradarle.
“Jehová es mi Pastor. Nada me faltará. En prados herbosos me hace recostar; me conduce por descansaderos donde abunda el agua. Refresca mi alma. . . . Aunque ande en el valle de sombra profunda, no temo nada malo, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado son las cosas que me consuelan. . . . Mi copa está bien llena.”—Sal. 23:1-5.