Siempre gozosos en el servicio de Jehová
“Regocíjense en Jehová y estén gozosos, ustedes los justos; y clamen gozosamente, todos ustedes los que son rectos de corazón.”—Sal. 32:11.
1. (a) ¿En qué respectos es incomparable Jehová? (b) ¿Qué provisión ha hecho Jehová para la humanidad, y cómo?
¡LA BONDAD amorosa de Jehová es incomparable! “Sus maravillosas obras para con los hijos de los hombres” realmente hacen brotar expresiones de gracias desde el corazón, incitan a los que aman la justicia a dar a conocer su nombre y propósitos sin igual. (Sal. 107:21, 22) El Dios vivo, Jehová, sobrepasa a todos los otros dioses en grandeza y sabiduría. ¿No es Jehová nuestro Creador, el Dador de la vida misma? ¿No creó Jehová al hombre para que le sirviera eternamente en un paraíso de placer? Y después que nuestros primeros padres faltos de aprecio arrojaron a la raza al pecado y la muerte, ¿no hizo Jehová la maravillosa provisión inmerecida por medio de Cristo para rescatar a la humanidad del poder del sepulcro? ¡Qué gozo da contemplar hoy la “señal” de que este Hijo resucitado rige en el reino de los cielos, a la vez que se prepara para expulsar de la Tierra toda la iniquidad! Muy pronto, en el paraíso restaurado, todo lo que respira alabará de nuevo a Jehová.—Isa. 42:8; Gén. 2:7-9; Juan 11:25, 26; Heb. 1:1-3, 13.
2. ¿Cuál ha sido siempre la principalísima necesidad de toda la humanidad?
2 ¡Qué gozo incomparable se encuentra al servir a Jehová Dios! Este servicio también es algo que necesitan todos los que desean entrar en las bendiciones eternas de su nuevo orden. De hecho, la principalísima necesidad de toda la humanidad siempre ha sido, y es, servir a Jehová. Al Israel de la antigüedad se le pidió que ‘sirviera a Jehová con todo su corazón y alma.’ (Deu. 11:13) La recién formada congregación cristiana servía diariamente “con gran regocijo y sinceridad de corazón.” (Hech. 2:46) Y al esperar con deleite la creación por Dios de un nuevo orden para la humanidad, el profeta Isaías nos insta hoy a ser “gozosos para siempre” y que sirvamos a Dios con “gozo” y “alborozo.”—Isa. 65:17, 18.
3. ¿Cómo difiere la condición de Babilonia la Grande de la condición de los cristianos verdaderos hoy día?
3 ¿Se regocija hoy el mundo de la humanidad? ¿Qué nos muestra la situación en el frente internacional y doméstico? Con cada nuevo día los “dolores de aflicción” que según predijo Jesús señalarían el fin del presente sistema de cosas se hacen más angustiosos. (Mat. 24:3-12) Los líderes religiosos de la cristiandad encuentran que sus instituciones y doctrinas basadas en Babilonia ya no pueden retener a los rebaños inquietos. Por eso, pastores protestantes se lamentan de iglesias vacías, y el papa Paulo VI deplora la crisis del sacerdocio diciendo que le causa “gran preocupación y gran dolor.” Es tal como Jehová predijo: “Ustedes mismos clamarán a causa del dolor de corazón y aullarán a causa de puro quebranto de espíritu.” Por otra parte, los cristianos que se basan en la Biblia, el propio pueblo de Dios, ‘comen’ a grado cabal de una abundancia de alimento espiritual, ‘beben’ a grado cabal de las verdades bíblicas vivificantes y ‘claman gozosamente a causa de la buena condición de corazón.’ Son fortalecidos para rendir servicio gozoso a Jehová, y para dar a conocer Su salvación en toda la Tierra, “porque ha obrado de manera sobresaliente.”—Isa. 65:13, 14; 12:2-5.
4. ¿Cómo y por qué debemos expresar aprecio por la provisión de Jehová?
4 Es necesario que todos los que buscan vida eterna en el venidero sistema de cosas rindan este servicio gozoso a Jehová. (Mar. 10:28-30) No se puede prescindir de este servicio sin sufrir pérdida o daño. La maravillosa y amorosa provisión de Jehová, hecha para la humanidad por medio de su Hijo, exige expresión de agradecimiento apreciativo de parte de todos. (Rom. 11:33-36) La plena intensidad de este aprecio solo puede demostrarse por medio de servir a Jehová a su manera, dando a conocer a otros las buenas nuevas del Reino. Aun antes de este crucial “tiempo del fin,” el apóstol Pablo lo expresó de esta manera: “Necesidad me está impuesta. Realmente, ¡ay de mí si no declarare las buenas nuevas!”—1 Cor. 9:16.
SERVIDUMBRE CON GOZO
5. ¿Qué está envuelto en la dedicación a Jehová?
5 Los que realmente llegan a amar y apreciar a Jehová se dedican a él. ¡Qué privilegio es éste... dedicarse uno mismo y todo lo que uno tiene a la Persona más elevada —el Dios amoroso— de todo el Universo! (Neh. 9:5, 6) Realmente, todo lo que tenemos que valga la pena proviene de Jehová. De modo que ¿no es apropiado, sí, imperativo, que de esta abundancia le paguemos de vuelta? (Job 41:11; Sal. 116:12, 13; Sant. 1:17) Al dedicarnos a Jehová se forma un vínculo especial con él, sí, nos ponemos en servidumbre a nuestro Creador, sujetos a su dirección. Como Josué de la antigüedad, que adoraba a Jehová ‘exento de tacha y en verdad,’ los cabezas dedicados de familia pueden declarar hoy: “En cuanto a mí y a mi casa, nosotros serviremos a Jehová.”—Jos. 24:14, 15.
6. ¿Es carga difícil la servidumbre a Jehová? Explique.
6 ¿Es esta servidumbre a Dios una carga que ha de evitarse? ¡Ciertamente que no! El ponerse en sujeción a Jehová y a su ley solo puede traer bendición y gozo. Vemos en toda la Tierra que las cosas vivientes de la creación de Dios florecen bajo la ley divina. En su Sermón del Monte, Jesús nos invita: “Aprendan una lección de los lirios del campo, cómo crecen; no se afanan, tampoco hilan; pero les digo que ni aun Salomón en toda su gloria se vistió como uno de éstos.” (Mat. 6:28, 29) Si los lirios del campo, que se desarrollan de acuerdo con leyes implantadas de crecimiento, pueden desplegar una gloria tan conmovedora, ¡cuánto más agradable a la vista de Jehová ha de ser la belleza moral de los humanos que sostienen las leyes y los principios justos de Él! Tal como la servidumbre a las leyes de la creación de Dios no trae penalidad, sino más bien bendición, a la abundancia de cosas vivas en esta Tierra, así la servidumbre en la que entra el cristiano al dedicar su vida a su Creador solo trae gozo satisfaciente, y al fin vida eterna.—Sal. 104:24; 145:16, 17.
7. (a) ¿Cómo son remunerados los que entran en servidumbre a Dios? (b) ¿Qué peligros pueden exigir acción positiva?
7 Los que están en servidumbre a Dios hallan significado, belleza y propósito en la vida. Hay gozo incomparable al hacer la voluntad de Dios, sirviéndole diariamente. Hay la seguridad satisfaciente de la bendición de Dios. (Pro. 10:22) Pero tal como una gloriosa flor del campo puede ser azotada por el aire o por el suelo contaminado, así el crecimiento cristiano puede ser atrofiado por la intrusión del espíritu de Satanás, el espíritu del “aire,” los pensamientos inmorales, las plagas del materialismo y el vivir disipado. Estas contaminaciones no producen gozo ni al hombre ni a su Creador. A menos que los venenos sean erradicados y reemplazados por nutrimento saludable, la planta enferma se marchita y muere.—Rev. 16:17; Jud. 12; 2 Tim. 1:13, 14.
8. ¿Por qué es provechoso respetar las leyes de Dios?
8 Aunque quizás les disguste admitirlo, los científicos constantemente tienen que reconocer la servidumbre del hombre a las leyes físicas de Dios. Todo el que se sale de los límites de esas leyes se pone en camino al desastre. Por eso mientras las vidas de los tres astronautas de la descompuesta Apolo XIII pendían de la balanza, ellos y ayudantes en la Tierra lucharon desesperadamente por mantener la nave espacial dentro de la estructura de las leyes del Creador, para un retorno a salvo a la Tierra. En realidad, su problema fundamental estribaba en que, en primer lugar, se habían salido del propósito establecido del Gran Legislador: “En cuanto a los cielos, a Jehová pertenecen los cielos, pero la tierra [no el espacio sideral] se la ha dado a los hijos de los hombres.” Los cristianos dedicados respetan las leyes físicas y morales de Dios.—Sal. 115:16.
OTROS VÍNCULOS TEOCRÁTICOS
9. ¿Cómo difiere la dedicación en la congregación cristiana de la dedicación en el Israel de la antigüedad?
9 Allá en 1513 a. de la E.C., la entera nación de Israel llegó a estar en servidumbre debido a su dedicación a Jehová. Desde su nacimiento, cada israelita formaba parte de esa nación dedicada. Sin embargo, la situación es diferente con el Israel espiritual en el nuevo pacto, en que cada persona tiene que crecer en conocimiento exacto y aprecio al grado de hacer una dedicación personal a Jehová.—Efe. 3:14-19.
10. ¿Cómo pueden beneficiarnos hoy los principios que aplicaban en Israel? Ilustre.
10 Sin embargo, los mismos principios que aplicaron en el Israel de la antigüedad nos enseñan mucho que es práctico para la congregación cristiana hoy día. Por ejemplo, los hijos todavía tienen que estar sujetos a sus padres, y los padres pueden tomar a pechos las leyes que operaban en Israel en cuanto a entrenar a sus pequeñuelos. ¿Cuándo debe comenzar este entrenamiento? Bueno, ¿cuándo comenzaba en Israel? El registro nos dice que “los pequeñuelos” tenían que estar presentes en las asambleas del pueblo de Dios desde sus años más tempranos. (Deu. 29:10-13; 31:12; 2 Cró. 20:13) El mismo principio se aplicaba en la congregación cristiana primitiva, pues Loida y Eunice enseñaron a Timoteo los santos escritos de modo que él los conoció... ¿desde los cinco años de edad? ¿desde los tres años? ¿desde un año? No, sino “desde la infancia.”—2 Tim. 1:5; 3:15; vea también Lucas 1:80; 2:40-52.
11. ¿Cuál es el valor de entrenar a los jóvenes desde la infancia?
11 ¿Por qué debe negárseles a los niñitos —aun a los infantes— su lugar en el arreglo teocrático? El dejar de hablarles acerca de nuestro maravilloso Dios desde la infancia es invitar el desastre. Además, si se les lleva a las reuniones cristianas desde la infancia, crecerán apreciando éstas como parte del modo de vivir cristiano.—Pro. 4:1-13.
12. (a) ¿Qué instrucción dan las Escrituras sobre el disciplinar a los hijos? (b) ¿Cómo pueden los padres mostrar consideración amorosa a otros?
12 Pero, ¿qué hay si los padres aprenden la verdad después que los hijos han empezado a crecer? Aquí, es posible que se presenten problemas. Pero los padres que aman a sus hijos deben comenzar sin demora a entrenarlos en el camino teocrático. (Pro. 22:6; 23:13, 14) Tal como las leyes del instinto hacen que la madre osa le dé una zurra a su cachorro descarriado, así la ley de Dios expresada claramente en su Palabra exige que los padres humanos disciplinen a sus jovencitos... no con ira ni con sermoneo irritante, sino razonablemente y por amor. (Efe. 6:4) Además, hasta que surta efecto la disciplina, los padres pueden mostrar consideración amorosa a otros sentándose en algún lugar del Salón del Reino donde los “pequeñuelos” ingobernables causen menos distracción.
13. ¿Cuál es el valor del entrenamiento en el hogar, y cómo puede impartirse?
13 La disciplina que produce más resultados es la que se administra diariamente en el hogar. Aquí el padre amoroso puede disponer de tiempo para inculcar respeto a la ley y a los principios, para razonar con los pequeñuelos, contestar preguntas, edificar amor al arreglo de la familia y respeto al arreglo teocrático en la familia de Jehová que tiene miembros en toda parte de la Tierra. (Deu. 11:18, 19; 32:45, 46) A los pequeñuelos se les puede entrenar a sentarse sosegadamente con su padre amoroso durante cinco minutos, quince minutos, treinta minutos... mientras se usan ayudas bíblicas para ahondar por sonido en los corazoncitos los conmovedores acontecimientos e instrucción del registro bíblico. (Gál. 6:6; Sal. 78:4) La Atalaya ha publicado artículos preparados especialmente para que los padres los lean con sus hijos. Los padres han usado bien éstos para edificar aprecio juvenil a las cosas espirituales. Sí, significa esfuerzo de parte de los padres. Hay que hacer planes y apartar tiempo. Pero el entrenamiento diario de los pequeñuelos edifica el vínculo de familia. Los jovencitos llegarán a amar a sus padres por su compañerismo, y por los sacrificios que éstos hacen en el interés de ellos. Serán estimulados a hacerse útiles ellos mismos, creciendo moral, espiritual y teocráticamente hasta el grado de hacer su propia dedicación a Dios.—Deu. 29:29.
14. ¿Cómo pueden fortalecerse los vínculos que valen la pena?
14 Nuestro vínculo de dedicación a Jehová exige respeto a otros vínculos... el vínculo de familia, el vínculo del matrimonio, el vínculo del amor en la congregación cristiana. (Efe. 5:33; 6:1-4; Col. 3:14) ¡Piense en todas las cosas que los del pueblo de Dios pueden hacer juntos! La familia puede considerar el texto diario bíblico, recibiendo una bendición diaria como la más grande de todas las familias, la familia de Betel de Brooklyn de más de 1.500 miembros. A las horas de comer y en otras ocasiones cuando están juntos, su familia puede considerar interesantes preguntas bíblicas, informes recientes de La Atalaya y ¡Despertad!, o experiencias que han tenido en el servicio del campo. Pueden participar en saludables aficiones de familia o en paseos juntos. O si la familia natural de uno todavía no participa en estudiar la Biblia, es posible hacer mucho de esto en asociación con hermanos y hermanas cristianos.—Mat. 19:29; Rom. 12:13.
15. ¿Cómo debemos considerar el vínculo de la dedicación?
15 ¿Es este vínculo de la dedicación una penalidad? Más bien, es un gozo constante que produce refrigerio y satisfacción que no son parte de la experiencia de otros del mundo de la humanidad.—Mat. 11:28-30.
INTERESES DEL REINO
16. ¿Cuál debe ser nuestro interés sustentador en la vida, y por qué?
16 ¿Cuáles son nuestros intereses? ¿No debe nuestro Dios, Jehová, ocupar el primer y más preeminente lugar en nuestra vida? Queremos conocer a este Dios amoroso, para poder ser como él. Sus magníficas cualidades se reflejan en su Hijo, Jesucristo, que dio a conocer a su Padre celestial mientras estuvo en la Tierra. (Juan 1:14, 18; 8:19; 15:15; 17:3-6) ¿Deberíamos ser menos celosos que nuestro Dechado en glorificar el nombre de Jehová? Jesús declaró: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra.” (Juan 4:34) Eso también debe ser nuestro alimento y nuestro interés sustentador en la vida. Si nuestro interés principal es Jehová y su adoración, y amamos la verdad, entonces de veras nos regocijaremos al rendir devoción exclusiva a nuestro Dios.—Deu. 6:4-7; Mar. 12:28-30.
17, 18. (a) ¿Cuáles son los intereses morales de los que aman a Jehová? (b) ¿Qué contraste se nota entre los que aman los principios morales de Dios y los que los pasan por alto? (c) ¿Cómo podemos disfrutar de paz con Dios?
17 Los intereses del cristiano tienen que ser intereses morales, tienen que estar en armonía con las leyes justas de Jehová. El salmista dice: “Oh amadores de Jehová, odien lo que es malo.” (Sal. 97:10) Jehová no tolera lo que es malo, y esto se demostró claramente en el día de Moisés cuando Israel cultivó un apego inmoral al Baal de Peor. Jehová mediante una plaga mató a 24.000 israelitas, y la plaga solo se detuvo cuando el recto Finees tomó medidas directas y atravesó con una lanza al inmoral Zimri y a su “amiga” madianita. El sacerdote Finees odiaba lo que Jehová odia, y obró en armonía con ello. Muchos sacerdotes del día moderno son muy diferentes, cómo a menudo lo muestran los despachos de la prensa. Por ejemplo, un informe de la AFP, con fecha del 5 de junio de 1970, describió “una reunión sumamente afín” entre el partido holandés de homosexuales y un cardenal, el primado católico romano de Holanda. El tema que se consideró según este informe fue “bendición religiosa” para los homosexuales. ¡Cómo podría alguien que ama a Dios y a la justicia tomar en consideración la homosexualidad y mucho menos sentarse y negociar acerca de ella!—Gál. 5:19-21; Rom. 1:24-27, 32.
18 Hoy, una avalancha de inmoralidad desciende sobre la humanidad a través de los medios noticieros y de la diversión. Pero nosotros no tenemos que participar con el mundo en banquetear de este alimento envenenado. ¡Eso sería fatal! Seamos celosos como Finees en sostener las normas de pureza moral. Continuemos disfrutando de paz con Dios alimentando nuestra mente con las cosas puras de su Palabra y por medio de su servicio.—Fili. 4:8, 9.
19. En contraste con el mundo, ¿qué actitud cultivan los cristianos?
19 El mundo moderno se ha hecho orgulloso, independiente, rebelde y exigente. (2 Tim. 3:1-13) ¡Qué diferente de los adoradores de Jehová, que cultivan la humildad y la obediencia siguiendo el ejemplo de Jesús! “Retengan en ustedes esta actitud mental que también hubo en Cristo Jesús, quien, aunque existía en la forma de Dios, no dio consideración a un arrebatamiento, a saber, que debiera ser igual a Dios. No, antes bien se despojó a sí mismo y tomó la forma de esclavo y vino a estar en la semejanza de los hombres. Más que eso, hallándose en figura de hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, sí, muerte en un madero de tormento.” (Fili. 2:5-8) ¡Qué excelente ejemplo para todos los que quieren dar el primer lugar en su vida a los intereses del reino de Jehová!—Mat. 6:33.
CUÍDESE DE INTERESES MUNDANOS
20, 21. (a) ¿Por qué es inútil, y hasta peligroso, buscar intereses mundanos? (b) ¿Qué meta que vale la pena puede alcanzarse, y cómo?
20 ¿Para qué vive la gente hoy día? ¿Es para agradar a Dios? O, ¿es para agradarse ella misma? En el caso de la mayoría, ¿no es para obtener para ella misma tanto como sea posible de esta breve vida? Algunos acumulan dinero por amor al dinero. Otros acumulan posesiones. Algunos se arruinan moral y físicamente por causa de “emociones electrizantes.” Otros aspiran a un puesto elevado o prominencia en la sociedad. ¡Qué falta de perspicacia! Uno de los más acaudalados hombres de la historia, el sabio rey Salomón, declaró: “Y yo, yo mismo, me volví hacia todas las obras mías que habían hecho mis manos y hacia el duro trabajo que había trabajado duro para lograr, y, ¡mira! todo era vanidad y un esforzarse tras viento, y no había nada que sirviese de ventaja bajo el sol.” (Ecl. 2:11) ¿Se esfuerza usted así en vano? O, ¿es su meta un lugar permanente en el nuevo sistema de cosas de Dios?
21 ¿Le intriga a usted el despliegue ostentoso y material del mundo? Si así es, usted está en camino al peligro, pues el deseo que tiene miras erradas, “cuando se ha hecho fecundo, da a luz el pecado.” Los intereses mundanos intrusos pueden exigir cada vez más de la vida de una persona, hasta que esté hundida en el pecado. “El pecado, cuando se ha realizado, produce la muerte.” Pero la persona que da a Jehová el primer lugar en su corazón y que hace la voluntad de Dios “permanece para siempre.”—Sant. 1:14, 15; 1 Juan 2:15-17.
22. ¿Qué aprecio debemos mostrar por el sacrificio de Jesús?
22 Por medio de la preciosa sangre de Jesús, los testigos dedicados de Jehová han sido libertados del pecado, para llegar a ser esclavos de la justicia. ¡Mantengámonos firmes, por lo tanto, jamás dejándonos esclavizar de nuevo por los intereses mundanos!—Rom. 6:17, 18; Gál. 5:1.
SERVICIO “DE CORAZÓN” A JEHOVÁ
23, 24. (a) ¿Cómo podemos agradar a Jehová? (b) ¿Por qué no han logrado hacerlo muchos en períodos anteriores y posteriores?
23 El simple homenaje de boca no alcanza a cumplir los requisitos de Jehová. Así le recordó Jesús al pueblo religioso de su día, y le aplicó Isaías 29:13: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy alejado de mí.” (Mat. 15:8) La obediencia sincera de un corazón apreciador es lo que le agrada a Jehová. Es con todo nuestro corazón, y con todas nuestras otras facultades, que tenemos que amar y servir a nuestro único Dios, Jehová. (Mar. 12:29, 30) Tenemos que perseverar gozosamente, en servicio positivo a Jehová, año tras año. Cuando Josué expresó la determinación clara de su casa de servir a Jehová, todo Israel le contestó: “Es inconcebible, por parte nuestra, dejar a Jehová para servir a otros dioses. . . . En cuanto a nosotros, también, nosotros serviremos a Jehová, porque él es nuestro Dios.”—Jos. 24:15-18.
24 “Inconcebible,” dijeron. Pero más tarde sus descendientes sí fueron tras otros dioses. ¿Y por qué? Porque dejaron que su amor a Jehová perdiera intensidad. Su servicio perdió su impulso positivo. Dejaron de meditar diariamente en su Palabra, cesaron de progresar. Retrocedieron de su fe y espiritualidad. Su mente se les torció hacia los caminos mundanos, y su conciencia se les cauterizó de modo que ya no distinguían entre lo correcto y lo incorrecto. Si hubieran continuado regocijándose de corazón en servir a Jehová, jamás les habría sobrevenido el desastre.—Deu. 4:3-10; Jos. 1:7-9; Heb. 10:36-39; 1 Tim. 4:1, 2.
25. ¿Qué clase de hijos debemos llegar a ser para Jehová?
25 Esto debe servir como advertencia al pueblo de Jehová hoy día. ¡Cuán importante es que continuemos sirviendo gozosamente a Jehová, sin cesar! ¡Cuán importante es que estudiemos y nos reunamos con regularidad para mantener la espiritualidad y el gozo! ¡Cuán importante es que acariciemos gozosamente el incomparable privilegio de servir a Jehová como sus testigos! Recuerde que en lo que se deleita Jehová, el Creador y Dueño de toda la Tierra, es en la obediencia amorosa a su voz.—Éxo. 19:5; 1 Ped. 1:13-16.
26. ¿Qué actitud debemos tener en cuanto al (a) reino de Dios, (b) mundo y sus naciones, y (c) hablar la Palabra de Dios?
26 Todas nuestras esperanzas, todo nuestro servicio, toda nuestra vida cotidiana tienen que estar concentrados en el reino de Dios. Todos nuestros intereses valiosos son intereses del Reino. Nuestra oración diaria es que venga el Reino, con su gloriosa revelación del poder de Cristo, y que se efectúe la voluntad de Dios, como en el cielo, también sobre la Tierra. (Mat. 6:9, 10; 2 Tes. 1:6-8) No queremos ninguna parte de la depravación del mundo, ninguna de las inquietudes de los gobernantes, ninguna de las perplejidades de las naciones. Las naciones están en contra de Jehová y su Ungido, Jesús. En breve, serán hechas añicos. (Luc. 21:25, 26; Sal. 2:2-9) La humanidad está acercándose rápidamente a la “tribulación grande como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder.” A medida que se empeoran los “dolores de aflicción,” concédase que seamos como los cristianos del primer siglo en cuanto a orar a Jehová por denuedo para seguir hablando su Palabra.—Mat. 24:7, 8, 21; Hech. 4:24-30.
27. ¿Cómo podemos alcanzar la meta de vida eterna?
27 ¿Qué queremos en la vida? ¡Ciertamente no queremos vivir según las arenas cambiantes del código moral del mundo... que recientemente se han convertido en arenas movedizas que absorben a los incautos para destruirlos! Tampoco queremos tener que ver con la religión decrépita del mundo o con su política corrompida, sus ideologías u odios, su frustración o su confusión. Queremos vivir la vida verdadera, ¿no es verdad? Entonces tenemos que amar la justicia y odiar la iniquidad, tal como lo hace Jehová, y edificar “un fundamento excelente para el futuro.” (Sal. 11:7; Pro. 6:16-18; 1 Tim. 6:17-19) Tenemos que continuar abundando cada vez más en amor, atesorando el conocimiento bíblico y llevando a estar “llenos de fruto justo” en el servicio de Dios. (Fili. 1:9-11) Con la meta de vida eterna en mira, concédase que estemos de común acuerdo, entonces, con Cristo Jesús y con todos los otros testigos fieles al servir a Jehová “con corazón completo y con alma deleitosa.”—1 Cró. 28:9.