Ponderando las noticias
Se encuentran minas antiguas
● En el desierto del Neguev, cerca de la población de Eilat en el golfo de Akaba, un grupo arqueológico respaldado por británicos ha localizado lo que llaman las ‘más antiguas minas de cobre subterráneas que jamás se han encontrado.’ Descritas como ‘enormes y complicadas,’ se cree que las minas datan de aproximadamente 1400 a. de la E.C. Tenían pozos de ventilación que permitían a los mineros trabajar a más de cien metros bajo la superficie. Según el “Sunday Times” de Londres, un análisis de las muestras de escoria, hecho por un laboratorio de Chessington, Surrey, mostró que el “método para fundir que se usaba entonces en Israel era enteramente tan eficaz como las técnicas del día presente al separar el cobre del mineral.” Dice que hay que volver a escribir “la entera prehistoria de la tecnología de los metales.”
Quizás hallazgos como éste sorprendan a los arqueólogos, pero la Biblia muestra que, aun antes del diluvio global del día de Noé, los hombres hacían herramientas de cobre y de hierro.—Gén. 4:22.
Ayes monetarios de las iglesias
● La apatía religiosa ha hecho necesario cerrar veintenas de iglesias viejas en Inglaterra. Muchas han sido vendidas y convertidas de las iglesias teatros o simplemente lugares de habitación. La Iglesia Anglicana está especialmente preocupada en cuanto a muchas de sus catedrales grandes... que sufren de los efectos corroyentes de la contaminación, el deterioro de la vejez y los elevados costos de la inflación que sube vertiginosamente. Por medio de llamamientos públicos han reunido millones de libras esterlinas para reparar catedrales en York, Winchester y Cantorbery. La catedral de Salisbury ahora cobra una cuota voluntaria por entrar para sufragar sus gastos. Pero la situación sigue siendo crítica. El cabeza de la Iglesia Anglicana piensa pedir ayuda al Estado.
En Nigeria, el “Sunday Times” informa que “muchas parroquias católicas romanas en el estado central-oriental no tienen un solo centavo.” Para enfrentarse a la situación, el “Daily Times” dice, un obispo de la zona “de repente elevó las cuotas para los servicios eclesiásticos entre 300 y 400 por ciento.” Las cuotas para las bodas han subido y los bautismos de adultos ahora cuestan aproximadamente el doble de los de niños.
El Vaticano ha tenido problemas de otra clase: malas inversiones. Informando sobre el imperio que se desmorona del financiero italiano Michele Sindona, la revista “Business Week” alista al Vaticano como uno de los “grandes perdedores.” De las inversiones del Vaticano en dos bancos de Sindona (uno ahora en bancarrota y el otro clausurado por las autoridades suizas), la revista dice que “en Roma los peritos en asuntos de especulación colocan la pérdida total de la Iglesia entre 40 millones y 50 millones de dólares.” El “National Catholic Reporter” comenta que si todo el dinero dado a la Iglesia Católica fuese depositado en una sola cuenta bancaria, “la Iglesia de Roma, incorporada, sin duda sería la más grande corporación multinacional del mundo.” “Y,” agrega, “dólar por dólar, probablemente estaría entre las corporaciones más mal dirigidas del mundo.”
Raíces del hambre... ¿dónde?
● Se habla mucho en cuanto a la escasez de alimento de alcance global. Sin embargo, se acumula la evidencia que muestra que la ‘escasez’ se debe sustancialmente al sistema mundial de distribución y uso del alimento... no a ninguna incapacidad de la Tierra para alimentar a la presente población o aun una población considerablemente ensanchada. De consiguiente, un artículo en la revista “Harper’s” (febrero de 1975) dice que en las fotografías de tierras abrasadas o de gente que se muere de inanición, no han captado las “raíces del hambre.” ¿Por qué no? Porque esas raíces yacen en un sistema comercial codicioso que “parece tan normal . . . mientras que de hecho está condenando a la mayoría de la humanidad a hambre continua.” Rechazando el punto de vista de que la situación para la humanidad casi es desesperanzada, el artículo dice: “Se puede traer el sufrimiento ante nuestros ojos [por fotografías], pero el mal yace en otra parte... en . . . una máquina económica que no se puede ver pero que causa a desigualdades insostenibles y desdicha interminable.”