Romanos... buenas nuevas para judío y gentil
LA CARTA inspirada del apóstol Pablo a los judíos y gentiles cristianos de Roma ciertamente fue buenas nuevas para ellos. Debido al rescate provisto por Jesucristo, el judío y el gentil estaban en pie de igualdad ante Jehová Dios, y por medio de ejercer fe en Jesucristo podían ser declarados justos por Dios. Ya los judíos no estaban en esclavitud a la Ley, y no se requería que los conversos gentiles al cristianismo fueran circuncidados para que llegaran a ser adoradores de Jehová. ¡Qué “buenas nuevas”! De hecho, Pablo usa el término “buenas nuevas” doce veces en esta carta.—Rom. 1:9, 17; 3:20-30.
¿Cuándo y desde qué lugar escribió Pablo esta carta? El libro de Hechos y el mismo libro de Romanos aclaran que Pablo escribió esta carta mientras estaba en Corinto, alrededor del año 56 E.C. Hablando con exactitud, Pablo la dictó y uno de sus colaboradores, Tercio, la escribió.—Rom. 16:22.a
¿Cómo principió la congregación cristiana de Roma? Bien pudo haber sido formada por judíos y prosélitos que hubiesen venido a Jerusalén en el Pentecostés de 33 E.C., hubiesen oído las buenas nuevas acerca de Jesucristo según las predicaron Pedro y otros, se hubiesen bautizado y entonces hubiesen regresado a Roma.—Hech. 2:5, 10.
En esta carta Pablo no solo manifiesta su amor afectuoso a sus hermanos de Roma, sino también excelente sensibilidad. ¿Por qué? Porque, repetidas veces, cuando tuvo que aconsejarlos o corregirlos añadió una expresión suavizante, por decirlo así. Por ejemplo, después de recalcar que es la circuncisión del corazón más bien que la circuncisión de la carne lo que vale con Dios —un punto que a algunos cristianos judíos se les hacía difícil aceptar— hace notar entonces que, no obstante, los judíos llevaban ventaja en virtud de que Dios les había confiado las “sagradas declaraciones formales,” es decir, las Escrituras inspiradas.—Rom. 2:28 a 3:2.
Se pudiera decir que, de una manera general, las cartas inspiradas de Pablo tratan de tres esferas de pensamiento y actividad cristianos: exposición de doctrina cristiana, asuntos que se relacionan con él mismo personalmente y exhortación en cuanto al comportamiento cristiano; esto aplica a Romanos.
DOCTRINA... LAS BUENAS NUEVAS
Al desarrollar el tema de ser declarados justos con la fe como fundamento, Pablo usa el término “justo(s)” unas cincuenta y cinco veces en todas sus cartas, y el término se encuentra más a menudo en el libro de Romanos que en todo otro libro de las Escrituras Griegas Cristianas. El término relacionado “justicia” también aparece, proporcionalmente, con mucho más frecuencia en Romanos que en todo otro libro de la Biblia entera.
Pablo principia diciendo que es apóstol de las buenas nuevas, que no se avergüenza de ello y que ‘el justo vivirá en virtud de su fe.’ (Rom. 1:1, 16, 17) Estas buenas nuevas extienden la esperanza de vida eterna a los que trabajan en lo que es bueno. Dios no es parcial, y por eso los gentiles, aunque no tenían una declaración de las leyes de Dios, tenían una ley escrita en su corazón.—Rom. 2:7-16.
Prescindiendo de quiénes acepten o quiénes no acepten la verdad de la Palabra de Dios, en lo que toca a los cristianos éstos dejan que “sea Dios hallado veraz, aunque todo hombre sea hallado mentiroso.” (Rom. 3:4) Todos los hombres nacen pecadores, y puesto que ésa es la realidad, nadie puede ser declarado justo por la Ley; más bien, ésta puso de relieve la imperfección y la pecaminosidad del hombre. Aparte de la Ley, Dios ha hecho posible la justicia por medio de fe en el sacrificio de Jesucristo, y así no ha permitido ninguna base para jactancia. Para mostrar la superioridad de la fe sobre las obras de la Ley, Pablo hace notar que Abrahán fue declarado justo debido a su fe, aun antes de ser circuncidado.—Rom. 4:1-12.
Pablo pasa a mostrar lo grande del amor que Dios expresó al dar su Hijo para que muriera por nosotros, algo que hizo mientras todavía éramos pecadores. Tal como el pecado y la muerte vinieron a todos los hombres debido a la desobediencia de un solo hombre, Adán, así también por medio de la obediencia de un solo hombre, Jesucristo, muchos llegarán a ser justos y conseguirán la vida.—Rom. 5:12; 6:23.
Por lo tanto, todo el que está en unión con Cristo, sea judío o gentil, está libre de condenación. Dios, al proveer esto, no es injusto, pues él tiene derecho a determinar las cosas. Mostró ese derecho cuando escogió a Isaac y no a Ismael, y a Jacob en vez de a Esaú, y también en sus tratos con Faraón de la antigüedad. Como el Gran Alfarero, puede hacer lo que sea de su agrado con los vasos humanos; sí, todo depende “de Dios.”—Rom. 8:1; 9:6-26.
Vez tras vez Pablo recalca la importancia de la fe para la salvación. Los que invoquen el nombre de Jehová serán salvos, pero ¿cómo pueden invocar a aquel de quien no han oído, y cómo pueden oír a menos que alguien les predique? Es verdad que la mayoría sobrepujante de los judíos no aceptó a Cristo, pero aquello no significó derrota para Dios. No; un resto aceptó a Cristo, tal como en los días de Elías había un resto de 7.000 personas que no habían apostatado. Entonces Pablo ilustra la manera en que muchos judíos, como ramas de un olivo cultivado, fueron podados como miembros en perspectiva de la descendencia de Abrahán, por su falta de fe en Jesús. Ramas de acebuche fueron injertadas en su lugar, pero esto no es base para jactancia, porque, si carecen de fe, también pueden ser podadas.
ASUNTOS PERSONALES
Las epístolas inspiradas de Pablo son ciertamente cartas personales que están repletas de porciones pequeñas de información que nos hacen conocerlo mejor y amarlo tanto más. Así, después de su introducción, Pablo encomia a los cristianos de Roma por su vigorosa fe y les revela su amor al escribir: “Anhelo verlos, para impartirles algún don espiritual a fin de que sean hechos firmes; o, más bien, para que haya un intercambio de estímulo entre ustedes, por cada uno mediante la fe del otro, tanto la de ustedes como la mía.”—Rom. 1:11, 12.
En su exposición añade el toque humano afectuoso al incluirlos continuamente, por medio del pronombre personal “nosotros,” así como por referencias repetidas a sí mismo... “las buenas nuevas que yo declaro,” “estoy hablando en términos humanos,” etcétera. En el capítulo siete habla de su propia lucha con el pecado en la carne. (Rom. 2:16; 6:19; 7:7-25) Luego habla del pesar que siente a causa de la incredulidad de sus hermanos judíos, lo cual le hace suplicar a Dios a favor de ellos. Se preocupa mucho por ellos aunque es “apóstol a las naciones,” es decir, los gentiles.—Rom. 9:1-5; 10:1, 2; 11:13, 14, 25.
En su consejo de que presentemos nuestro cuerpo al servicio de Dios, Pablo nos insta personalmente: “Les suplico [yo] por las compasiones de Dios, hermanos.” (Rom. 12:1) Y los dos capítulos 15, 16 finales tratan especialmente de sus asuntos personales. En el capítulo quince habla del alcance de sus actividades de predicación así como de su deseo de predicar en campos que no han sido tocados. Menciona que va a llevar una contribución a los hermanos necesitados de Jerusalén y pide a los hermanos que oren por él. En su capítulo 16 final menciona por nombre a veintiséis cristianos de Roma y les envía saludos, así como a otros. Les advierte de ciertos peligros y ora por su bienestar espiritual.
EXHORTACIÓN SOBRE COMPORTAMIENTO CRISTIANO
Pablo, en su carta a los Romanos, da mucha admonición y estímulo. No es una persona que considere asuntos doctrinales extensamente sin introducir asuntos de comportamiento o conducta. Por ejemplo, en el capítulo uno habla de la ira de Dios contra hombres impíos que son inexcusables, puesto que las cualidades de Dios se pueden ver en la creación. Sin embargo, a pesar de esto, como dice él, ellos siguen adorando a criaturas en vez de al Creador y se entregan a toda clase de inmoralidad, y por eso merecen destrucción.
En el capítulo dos Pablo nos amonesta contra el juzgar a otros mientras que nosotros mismos estamos haciendo las mismas cosas por las cuales los juzgamos. También, nos aconseja contra predicar que otros deben guardar los mandamientos de Dios cuando al mismo tiempo nosotros mismos los quebrantamos. Luego, en el capítulo cinco, nos estimula a alborozarnos en la tribulación, ya que ésta lleva a una condición aprobada, la cual, a su vez, lleva a esperanza y confianza. Puesto que Cristo murió por nosotros, debemos estar muertos al pecado y ahora ‘presentar nuestros miembros como esclavos a la justicia con la santidad en mira.’—Rom. 6:1-23.
Continuando, Pablo muestra que tenemos que tener la mente puesta en las cosas del espíritu, lo cual significa vida, y que el espíritu de Dios les da testimonio de que son hijos espirituales de Dios a los que en realidad lo son. Dios obra en todas las cosas para el bien de los que lo aman, y por eso, “si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” Sí, el amor de Dios es tan fuerte que ningún poder en el cielo ni en la Tierra, pasado o futuro, puede separarnos de ese amor. (Capítulo 8) En el capítulo diez recalca que, para conseguir la salvación, tanto tenemos que creer en nuestro corazón como hacer confesión con nuestros labios. En el capítulo 12 nos insta a rehacer la mente de modo que podamos servir a Dios de manera aceptable y a mostrarnos tierno cariño unos a otros.
Después, en el capítulo trece, Pablo suministra razón apremiante para que obedezcamos a las autoridades seglares, como en el pago de los impuestos. De nuevo nos advierte contra el juzgar a otros, esta vez respecto a alimento; pues el reino de Dios no significa comer y beber. Más bien, debemos interesarnos en hacer lo que es correcto y vivir en paz unos con otros. ¿Somos fuertes? Entonces pacientemente toleremos a aquellos cuya conciencia es débil. Además, nos recuerda que la Palabra de Dios fue registrada para instrucción nuestra, para que por medio de su consuelo y nuestro aguante tengamos esperanza. (Rom. 15:1-4) Y en conclusión advierte contra los hombres egoístas que quieren causar divisiones, y nos aconseja que seamos sabios en cuanto a lo que es bueno pero inocentes en cuanto a lo que es malo. ¡Verdaderamente, todo ello constituye excelente admonición!
¡Saquemos provecho hoy igualmente al leer esta carta y al esforzarnos por aplicarla en nuestra vida!
[Nota]
a Por lo general se sostiene que Romanos ocupa el primer lugar en la colección de las cartas de Pablo por lo larga que es. Sea como sea, sin duda esto fue providencial, ya que las verdades que se presentan allí son fundamentales y se pudiera decir que el resto de sus cartas se basan en estas verdades o las dan por sentadas.