Ponderando las noticias
Salvación en un solo paso
● Al repasar dos biografías recientes del evangelista Billy Graham, el New York Review of Books comenta lo siguiente acerca del estilo de evangelismo de “una vez salvo, siempre salvo” de Graham: “El evangelismo corriente representa lo más que se puede lograr cuando se va en pos de la fe sin obras. Graham ha perfeccionado la noción de una parroquia global, es decir, ninguna parroquia en absoluto. Él queda sin la necesidad de efectuar visitas particulares, recoger cajas de ropa vieja en el sótano de la iglesia, solemnizar bodas, enterrar a los muertos . . . No solo queda en esta condición él, sino que también los que se salvan, si lo desean, quedan sin tener que enfrentarse a las exigencias de obras hechas en comunidad con otras personas. Con el equipo que se les suministra para la salvación, son como pacientes que hacen una sola visita a una clínica y que por eso quedan registrados en las estadísticas de las curaciones. El compromiso no exige que uno asista a misa o vaya por las casas y toque los timbres de las puertas, venda La Atalaya, ni rechace las transfusiones de sangre y el servicio militar.”—16 de agosto de 1979, página 4.
La evidencia muestra que la manera superficial en que Graham ve la salvación tiene poco efecto duradero en la vida de la mayoría de la gente a la cual él “salva.” Indudablemente esto se debe a que esas personas buscan la rápida curación que Graham “vende” tan bien, y no escuchan la precisa declaración bíblica: “La fe, si no tuviere obras, es muerta en sí misma.”—Sant. 2:17, 26, Versión Valera.
¿“Santo,” o espía?
● El Dr. Tom Dooley, un hombre muy aclamado por su obra médica en las selvas del sureste de Asia en las postrimerías de los años cincuenta, está bajo investigación para ser canonizado como “santo” católico romano. Pero unos documentos obtenidos por medio del Acta de Libertad de Información de los E.U.A. revelan que Dooley estuvo trabajando para la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) durante ese tiempo. “Suministraba información acerca de la transferencia de soldados, la llegada de pertrechos, las actitudes de la gente,” explica Maynard Kegler, un sacerdote que promueve a Dooley como “santo,” y añade: “Esto no va a perjudicar de ninguna manera la causa de que se le reconozca como santo.”
Sin embargo, Jim Winters, escritor para la revista Notre Dame Magazine, y quien escribió acerca de las cosas que se han descubierto con relación a la CIA, dice que Dooley “practicó una forma de medicina altamente política,” en la cual ensalzó “los gozos del capitalismo” al oído de miles de personas. “No estaba sencillamente entregando píldoras, estaba ‘efectuando alguna obra de relaciones públicas para los Estados Unidos,’” declara Winters. “Si se hubiera mantenido fuera de la política . . . todavía quizás fuera un héroe hoy. Pero optó por dar carácter político a sus libros, sus discursos, su medicina.”
¿Reflejan esas acciones la conducta de una persona a quien correctamente se pudiera llamar un “santo” en el sentido bíblico? No parece probable eso, en vista de lo que dijo Jesús acerca de sus apóstoles y discípulos que eran “santos” en el verdadero sentido de la palabra: “No pertenecen al mundo, como yo tampoco pertenezco al mundo.” ¿Puede usted imaginarse a cualquiera de ellos “efectuando alguna obra de relaciones públicas” para el Imperio Romano?—Juan 17:16, Nueva Biblia Española.
¡1.187 religiones!
● La Encyclopedia of American Religions, recientemente publicada, tiene una sorprendente lista de 1.187 confesiones religiosas “principales” de los Estados Unidos. El ministro metodista J. Gordon Melton pasó 15 años en investigación para su compendio de religiones norteamericanas, y condujo centenares de entrevistas para establecer los hechos. Antes de su Encyclopedia, probablemente la mayor lista haya sido la de Profiles in Belief (Perfiles de creencia), en la cual se mencionaban 735 religiones norteamericanas.
Era de esperarse que hubiera tal proliferación de sectas religiosas basadas en las ideas de diferentes hombres, pues el apóstol Pablo predijo lo siguiente acerca de los que afirman que son cristianos: “Vendrá tiempo en que no sufrirán la sana doctrina; antes, por el prurito de oír, se amontonarán maestros conforme a sus pasiones.”—2 Tim. 4:3, Versión Nácar-Colunga.
Allá en el primer siglo había quienes decían: “‘Yo pertenezco a Pablo,’ ‘Mas yo a Apolos,’ ‘Mas yo a Cefas,’ ‘Mas yo a Cristo.’” Pero Pablo declaró que “no haya divisiones entre ustedes,” y explicó que esas divisiones eran una característica de “hombres carnales,” que solo se estaban alimentando de la “leche” de la Palabra de Dios y no del fuerte alimento espiritual que era necesario para hacer de ellos un cuerpo unido de “hombres espirituales.”—1 Cor. 1:10-12; 3:1-4.