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  • El rescate del Códice Sinaítico

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  • El rescate del Códice Sinaítico
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1988
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1988
w88 15/10 págs. 30-31

El rescate del Códice Sinaítico

SE HA descrito al Códice Sinaítico como “el libro más importante, excitante y valioso que existe”. Esto no se debe solo a que tenga por lo menos 1.600 años de antigüedad, sino también a que es un eslabón vital en nuestro catálogo de manuscritos bíblicos. La historia de su redescubrimiento por Tischendorf, hace poco más de cien años, es fascinante.

Konstantin von Tischendorf nació en Sajonia, en el norte de Europa, en el año 1815, y estudió griego en la Universidad de Leipzig. Durante sus estudios le perturbó la alta crítica de la Biblia, en boca de famosos teólogos alemanes que procuraban probar que las Escrituras Griegas Cristianas no eran auténticas. Sin embargo, Tischendorf se convenció de que un estudio de los manuscritos primitivos demostraría que el texto bíblico era genuino. Como resultado de esto, se resolvió a investigar por su propia cuenta todos los manuscritos conocidos, y a la vez tenía la esperanza de descubrir otros manuscritos durante sus viajes.

En mayo de 1844, después de pasar cuatro años investigando las mejores bibliotecas de Europa, Tischendorf llegó al monasterio de Santa Catalina, situado a 1.400 metros (4.500 pies) de altura sobre el mar Rojo en Sinaí. Para subir a aquel monasterio semejante a una fortaleza había que usar un cesto suspendido por una soga, y pasar por una abertura pequeña en el muro.

HALLAZGOS REMUNERADORES

Aunque se le permitió buscar en las tres bibliotecas por unos días, Tischendorf no logró nada. Entonces, precisamente cuando se disponía a partir, halló lo que había estado buscando: ¡pergaminos antiguos! Había un cesto grande lleno de estos en la sala de la biblioteca principal. El bibliotecario le dijo que iban a quemarlos, tal como habían hecho con otros dos cestos llenos. Tischendorf se sorprendió al hallar entre estos pergaminos 129 hojas del manuscrito más antiguo que hasta entonces había visto, una traducción griega de partes de las Escrituras Hebreas. Le dieron 43 hojas, pero le negaron las demás.

Tischendorf visitó de nuevo el monasterio en 1853 y descubrió solo un fragmento de Génesis del mismo manuscrito del siglo IV. Estaba convencido “de que el manuscrito contenía originalmente todo el Antiguo Testamento, pero la mayor parte de este había sido destruido mucho tiempo atrás”. Probablemente el manuscrito completo consistía en 730 hojas. Estaba escrito en letras griegas unciales (mayúsculas) sobre vitela, pieles muy finas de oveja y cabra.

Seis años después Tischendorf visitó por tercera vez a los monjes de Sinaí. En la víspera de su partida le mostraron por casualidad, no solo las hojas que había salvado del fuego quince años antes, sino muchas otras también. Estas contenían todas las Escrituras Griegas Cristianas además de una parte de la traducción de las Escrituras Hebreas al griego.

Se le permitió a Tischendorf llevar el manuscrito al Cairo, Egipto, para copiarlo, y con el tiempo llevarlo al zar de Rusia como regalo de los monjes. Hoy día el manuscrito está en el Museo Británico, y se exhibe al lado del Códice Alejandrino. Las primeras 43 hojas que Tischendorf había recibido están en la biblioteca de la Universidad de Leipzig, en la República Democrática Alemana.

Debemos agradecer a Tischendorf que dedicara su vida y talentos a buscar manuscritos antiguos de la Biblia, y particularmente el que rescatara de la destrucción al gran Códice Sinaítico. Pero nuestro mayor agradecimiento es a Jehová Dios, quien se ha encargado de conservar con tanta exactitud su Palabra para beneficio nuestro hoy día.

[Fotografías en la página 31]

Monasterio de Santa Catalina al pie del tradicional monte Sinaí. [Recuadro] Su biblioteca actual

[Reconocimiento]

Pictorial Archive (Near Eastern History) Est.

[Reconocimiento]

Pictorial Archive (Near Eastern History) Est.

[Reconocimiento en la página 31]

Cortesía del Museo Británico, Londres

[Recuadro en la página 30]

Usos del Códice

El símbolo para el Códice Sinaítico es la letra hebrea א. Este códice confirma la exactitud de manuscritos bíblicos más recientes escritos en papiro. También es útil para el investigador bíblico moderno por hacer resaltar errores sutiles que se introdujeron en copias posteriores.

Por ejemplo, Juan 1:18 dice: “A Dios ningún hombre lo ha visto jamás; el dios unigénito que está en la posición del seno para con el Padre es el que lo ha explicado”. La nota al pie de la página en la “Biblia con Referencias (Traducción del Nuevo Mundo)” revela que el Códice Sinaítico y otros manuscritos antiguos apoyan la lectura “el dios unigénito”, en vez de “el Hijo unigénito”. La referencia אc en esta nota también sirve como corrección, ya que este códice apoya el que se restaure el artículo definido en “el dios unigénito”. La posición de Jesucristo es singular, como lo atestigua este versículo.

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