No permita que la soledad arruine su vida
LA SOLEDAD puede arruinar la vida tanto de jóvenes como de ancianos. La escritora Judith Viorst dice en la revista Redbook: “La soledad es como una losa en el corazón. [...] La soledad nos deja vacíos y desesperados. La soledad nos hace sentir como un hijo huérfano, como la oveja descarriada, tan pequeños y perdidos en un mundo tan grande y poco compasivo” (septiembre de 1991).
La separación de los amigos, los alrededores desconocidos, el divorcio, la pérdida de seres queridos o la falta de comunicación: todos estos son factores que pueden provocar la soledad. Algunas personas se sienten muy solas aunque vivan rodeadas de mucha gente.
¿Qué puede hacer?
Si le azota la soledad, ¿debe convertirse usted necesariamente en una víctima indefensa? ¿Puede hacer algo para impedir que la soledad lo destruya poco a poco o le arrebate las ganas de vivir? Por supuesto que puede. Se ha escrito mucho al respecto. Y la Palabra inspirada de Dios, la Biblia, ofrece muy buen consejo. Este ánimo puede ser justo lo que necesita para combatir la soledad. (Mateo 11:28, 29.)
Puede animarle, por ejemplo, leer acerca de Rut, una joven que vivió en el Oriente Medio hace unos tres mil años. Se habían conjugado todas las condiciones para que se sintiera sola. Cuando murió su esposo, se mudó con su suegra a Israel, un entorno desconocido. (Rut 2:11.) Aunque Rut estaba lejos de su familia y sus anteriores amigos, y era extranjera en una tierra extraña, la Biblia no indica que la embargara la soledad. Puede leerse el relato en el libro bíblico de Rut.
Al igual que Rut, es importante que usted mantenga una actitud positiva. El modo de ver los asuntos y los sucesos puede fomentar la soledad. Ann, que atendió a su padre enfermo durante cuatro años de debilitamiento progresivo, da testimonio de ello. Cuando su padre falleció, experimentó una gran soledad. “Me sentí completamente vacía, inútil, como si nadie me necesitara ya —dice—. Pero me encaré al hecho de que mi vida había cambiado, y me di cuenta de que, para combatir la soledad, tenía que aprovechar de la mejor manera mis nuevas circunstancias.” A veces no se pueden cambiar las circunstancias, pero es posible cambiar el modo de verlas.
Mantenerse ocupado en actividades provechosas no es la única solución para combatir la soledad, si bien es una buena ayuda. Irene, que enviudó a los seis meses de casada, lo vio en su propio caso. “Me di cuenta de que la soledad me afectaba más cuando estaba menos ocupada —dice—, de modo que me concentré en interesarme por los demás y ayudarlos a enfrentarse a sus problemas.” Ayudar a otros da felicidad, y los cristianos que están solos pueden hallar mucho que hacer en la obra del Señor. (Hechos 20:35; 1 Corintios 15:58.)
Permita que le ayuden los amigos
The New York Times Magazine dice que los niños que se sienten solos han sido dañados por “las heridas de la falta de amigos” (28 de abril de 1991). Muchas personas que se sienten solas, tanto jóvenes como mayores, carecen de amigos. Por lo tanto, es una gran ventaja disfrutar de la verdadera amistad que provee la afectuosa congregación cristiana. Esfuércese por ampliar su círculo de amigos en la congregación, y permítales que le ayuden de cualquier modo que les sea posible. Este es uno de los propósitos de la amistad: ayudar en momentos de angustia. (Proverbios 17:17; 18:24.)
Tenga presente, no obstante, que debido a su dolor emocional, puede que a sus amigos les resulte difícil ayudarle. ¿Por qué? El escritor Jeffrey Young explica: “Algunas personas que sufren de soledad [...] ahuyentan a los posibles amigos, ya sea monopolizando la conversación o diciendo cosas desagradables o inadecuadas. De un modo u otro, las personas que sufren de soledad crónica tienden a sabotear las relaciones estrechas”. (U.S.News & World Report, 17 de septiembre de 1984.)
A veces uno puede empeorar la situación aislándose de los demás. Peter, un hombre de 50 años cumplidos, hizo eso. Cuando murió su esposa, se retiró de la gente, pese a que en su interior deseaba su ayuda. “Algunos días —dice— sencillamente no podía estar cerca de nadie, y acababa aislándome de la gente.” Esto es peligroso. Si bien cierto tiempo de soledad puede ser provechoso, el aislamiento es perjudicial. (Proverbios 18:1.) Peter se dio cuenta de ello. Dice: “Con el tiempo lo superé, afronté la situación y, con la ayuda de mis amigos, pude reconstruir mi vida”.
No piense, sin embargo, que los demás tienen la obligación de ayudarlo. Intente no ser exigente. Acepte de buen gusto y agradezca toda bondad que se tenga con usted, pero recuerde asimismo el buen consejo de Proverbios 25:17: “Haz cosa rara tu pie en la casa de tu semejante, para que no tenga su suficiencia de ti y ciertamente te odie”. Frances, que se sumió en una profunda soledad cuando murió su esposo después de treinta y cinco años de matrimonio, piensa que es importante la cautela a este respecto. “Sea razonable en lo que espera de los demás —dice— y no exija demasiado. No esté siempre en la puerta de alguien pidiendo ayuda.”
Jehová se interesa
Aun si los amigos humanos le fallan en ocasiones, todavía cuenta con Jehová Dios como Amigo. Tenga la seguridad de que se interesa por usted. Mantenga fuerte su confianza en él y busque refugio constantemente en su cuidado protector. (Salmo 27:10; 91:1, 2; Proverbios 3:5, 6.) Rut la moabita lo hizo, y fue muy bendecida. Hasta llegó a ser antepasada de Jesucristo. (Rut 2:12; 4:17; Mateo 1:5, 16.)
Ore constantemente a Jehová. (Salmo 34:4; 62:7, 8.) Margaret encontró en la oración una fuente de gran fortaleza para combatir la soledad. Participaba con su esposo en el ministerio de tiempo completo hasta que este murió siendo todavía joven. “Siempre me fue bien orar en voz alta y contarle todo a Jehová, todos mis temores y preocupaciones —dice—. Esto me ayudaba a mantener la perspectiva correcta cuando me azotaba la soledad. Y ver que Jehová contestaba aquellas oraciones me infundía confianza.” También la beneficia mucho seguir el consejo del apóstol Pedro: “Humíllense, por lo tanto, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los ensalce al tiempo debido; a la vez que echan sobre él toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes”. (1 Pedro 5:6, 7; Salmo 55:22.)
La buena relación con Jehová le ayudará a conservar algo que la gente que se siente sola pierde a menudo: la autoestima. Cuando su esposo murió de cáncer, la periodista Jeannette Kupfermann escribió acerca de “los sentimientos de poca autoestima y de inutilidad”. Dijo: “Es este sentimiento de inutilidad el que lleva a muchas viudas a una depresión casi suicida”.
Recuerde que Jehová le tiene en alta estima. Él no piensa que usted no vale para nada. (Juan 3:16.) Dios le apoyará como apoyó a su pueblo de Israel en tiempos pasados. Le dijo: “No te he rechazado. No tengas miedo, porque estoy contigo. No mires por todos lados, porque soy tu Dios. Yo ciertamente te fortificaré. Yo cierta y verdaderamente te ayudaré. Sí, yo verdaderamente te mantendré firmemente asido con mi diestra de justicia”. (Isaías 41:9, 10.)
No culpe a Dios
Sobre todo, no culpe a Dios de su soledad. Jehová no es el responsable. Su propósito siempre ha sido que usted y toda la humanidad disfruten de compañerismo bueno y satisfaciente. Cuando Dios creó a Adán, dijo: “No es bueno que el hombre continúe solo. Voy a hacerle una ayudante, como complemento de él”. (Génesis 2:18.) Y lo hizo creando a Eva, la primera mujer. De no haber sido por la rebelión satánica, ni el hombre ni la mujer ni las familias que estos produjeron habrían experimentado jamás la soledad.
El que Jehová haya permitido temporalmente la iniquidad ha dado lugar a la soledad, así como a otras clases de sufrimiento. Sin embargo, tenga muy presente que todo ello es temporal. Las pruebas de la soledad parecen menos difíciles de soportar vistas a la luz de lo que Dios hará por usted en su nuevo mundo. Entretanto, él lo apoyará y lo consolará. (Salmo 18:2; Filipenses 4:6, 7.)
Saber esto puede fortalecerlo. Cuando Frances (mencionada anteriormente) enviudó, halló gran consuelo en las palabras de Salmo 4:8, especialmente durante la noche: “En paz ciertamente me acostaré y también dormiré, porque tú, sí, tú solo, oh Jehová, me haces morar en seguridad”. Medite en los sentimientos que se reflejan en el libro de los Salmos. Reflexione en cómo se interesa Dios por usted, según se explica en Salmo 23:1-3.
¿Cómo ayudar a las personas que se sienten solas?
Un modo principal de ayudar a las personas que se sienten solas es tratarlas con amor. La Biblia anima repetidas veces al pueblo de Dios a tenerse amor, especialmente en tiempos de prueba. “En amor fraternal ténganse tierno cariño unos a otros”, escribió el apóstol Pablo. (Romanos 12:10.) En realidad, la Palabra inspirada de Dios dice: “El amor nunca falla”. (1 Corintios 13:8.) ¿Cómo puede usted tratar con amor a las víctimas de la soledad?
Las personas que se preocupan por los demás no rechazan ni pasan por alto a quienes se sienten solos, sino que les demuestran tierno cariño y los ayudan pacientemente siempre que es posible. Son como Job, quien dijo: “Yo libraba al afligido que clamaba por ayuda, y al huérfano de padre y a cualquiera que no tuviera ayudador. [...] Y el corazón de la viuda yo alegraba”. (Job 29:12, 13.) Los ancianos nombrados de la congregación cristiana y los amigos compasivos pueden actuar de la misma manera bondadosa, satisfaciendo las necesidades humanas fundamentales de comprensión, afecto y consuelo. Deben mostrar empatía y, en ocasiones, pueden prestarse para habla confidencial. (1 Pedro 3:8.)
Normalmente, las pequeñas atenciones que los amigos tienen con quienes se sienten solos son de gran importancia. Por ejemplo, cuando un compañero de creencia pierde a un ser querido en la muerte, pueden ayudarle mucho los actos bondadosos que emanan de una verdadera amistad. No descarte pequeñas bondades, como una invitación a comer, un oído compasivo o la conversación animadora. Estas cosas son fuente de verdadera ayuda para combatir la soledad. (Hebreos 13:16.)
Es probable que todos experimentemos momentos de soledad de vez en cuando. No obstante, esta no tiene por qué convertirse en un azote. Llene la vida con actividades provechosas y constructivas. Permita que le ayuden los amigos cuando les sea posible. Tenga confianza en Jehová Dios. Mantenga muy presente la animadora promesa de Salmo 34:19: “Son muchas las calamidades del justo, pero de todas ellas lo libra Jehová”. Acuda a Jehová por ayuda, y no permita que la soledad arruine su vida.
[Ilustración en la página 23]
A pesar de sus difíciles circunstancias, no hay indicación de que Rut permitiera que la soledad arruinara su vida
[Recuadro en la página 24]
MANERAS DE COMBATIR LA SOLEDAD
▪ Manténgase cerca de Jehová y de su Palabra
▪ Busque consuelo leyendo la Biblia
▪ Mantenga una actitud cristiana positiva
▪ Manténgase ocupado en actividades provechosas
▪ Amplíe su círculo de amistades
▪ Facilite la ayuda de sus amigos
▪ No se aísle, sino cultive amor extrovertido
▪ Confíe en que Jehová se interesa por usted
[Recuadro en la página 24]
CÓMO AYUDAR A QUIENES SE SIENTEN SOLOS
▪ Déles comprensión, afecto y consuelo
▪ Préstese para habla confidencial
▪ Siga haciendo las pequeñas cosas que ayudan