Sotavento (Islas de)
En el mar Caribe moteado de sol, y extendiéndose desde las Islas Vírgenes americanas hasta Dominica, que está a unos 560 kilómetros al sur de Puerto Rico, están las Islas de Sotavento. Por siglos estos puntitos semejantes a gemas —Anguila, San Martín, Saba, San Eustaquio, Saint Kitts, Nevis, Antigua y Barbuda, Montserrat y Dominica— permanecieron sin cambio en el estilo de vida. Sin embargo, la búsqueda de tesoros y de poder tuvo su repercución en ellas. Aun antes de que llegaran los europeos, bandas merodeadoras de indios caribes invadieron a los indios nativos, los arauacos.
El primer saludo que se hizo en el extranjero a un buque de guerra de la entonces recién nacida nación de los Estados Unidos retumbó en la isla holandesa de San Eustaquio en el año 1776. Antigua, isla bañada por el sol, el refugio de los buques de guerra del almirante Nelson, era vital para el poderío naval británico en el Caribe. Y hay quienes dicen que fueron las limas agrias de la isla de Montserrat, que se usaban para combatir el escorbuto, lo que hizo que a los marinos británicos les dieran el sobrenombre de “limeys.”
Entre la gente de estas islas se nota una diferencia de antecedentes culturales. Por ejemplo, hay los normandos-británicos de San Bartolomé, con sus extravagantes sombreros blancos, que han cambiado poco desde la llegada de sus antiguos antepasados. Además, se hablan dialectos del francés, holandés e irlandés... todo lo cual hace recordar a los primeros colonizadores europeos.
HALLANDO VERDADEROS TESOROS
Hoy día es muy poco el botín material que se puede encontrar en cualquiera de estas islas, que una vez eran famosas por sus tesoros. Pero aquí ciertamente se encuentran “cosas deseables”... gente con profundo aprecio por el mensaje del Reino.—Ageo 2:7.
A diferencia de los exploradores de tiempos antiguos, que estaban armados de sables y espadines, temprano en el siglo veinte cristianos valerosos comenzaron a servir aquí llevando en la mano “la espada del espíritu,” la Palabra de Dios. (Efe. 6:17) Ellos mismos buscaron verdaderos tesoros, verdadero entendimiento de las Escrituras. Pero no escondieron estas cosas espirituales. Con gozo las compartieron con otras personas en estas islas dispersas en el mar.—Compare con Mateo 12:35.
Para los años 1914 a 1920 era difícil el viaje en las goletas y los vapores que surcaban estas aguas. Eran numerosos los peligrosos arrecifes y las violentas tormentas. Además, después que los viajeros llegaban a una de estas Islas, podía suceder que tuvieran que permanecer en ella por semanas, aun meses, antes de que un barco que regresara les permitiera continuar su viaje.
Sin embargo, a pesar de estas dificultades, sucedió que unas personas de las Islas de Sotavento se relacionaron con el mensaje del Reino para 1914. ¿Cómo fue esto? Quizás por haberse puesto en comunicación, personalmente, con los Estudiantes de la Biblia (como se conocía en aquel tiempo a los testigos de Jehová), o por haber recibido literatura que se hubiera enviado aquí, o por haber escuchado a personas como E. J. Coward dar el testimonio en Barbados y Trinidad. W. R. Roch, de Antigua, recuerda haber escuchado al hermano Coward hablar (acerca del ‘segundo advenimiento de Cristo’) en el edificio del tribunal de Roseau, Dominica, allá en 1914.
LA VERDAD LLEGA A MONTSERRAT
De manera semejante la verdad bíblica penetró en Montserrat, comúnmente llamada, como se llama a Irlanda, “Emerald Isle” (isla de color de esmeralda), debido a la fuerte influencia de sus colonizadores irlandeses. Allá en 1916 se podía escuchar a James Lynch, dependiente de un negocio de productos médicos, dar discursos en la esquina de una calle de Plymouth, la capital de Montserrat, acerca del ‘segundo advenimiento de Cristo.’ Los que conocieron a Lynch dicen que en aquel tiempo tenía más de 60 años de edad. Alrededor de 1916 él organizó un grupo, principalmente de jóvenes, y con ellos estudiaba la Biblia en su hogar.
En 1919, los Estudiantes Internacionales de la Biblia celebraron una asamblea en Barbados. Entre los presentes estuvo W. H. Rock, que entonces tenía 19 años de edad y fue el único delegado de Montserrat. En aquella reunión él conoció a W. R. Brown y lo invitó a visitar la isla. El hermano Brown hizo esto el mismo año siguiente en compañía de la joven con quien acababa de casarse. Describiendo aquella visita, Brown escribió años después: “Mi esposa y yo nos casamos en 1920, pero había trabajo que hacer. Dos días después de nuestra boda partimos de Trinidad en dirección a Montserrat con el Foto-Drama de la Creación. Testificamos en Dominica, Barbados y Granada, y entonces regresamos a Trinidad. Fue una gozosa luna de miel en el servicio de Jehová.”
El Foto-Drama de la Creación (una presentación fotográfica de información respecto al propósito de Dios para la Tierra y el hombre), se exhibió en diferentes localidades de Montserrat durante la visita del hermano Brown y su esposa. Edward Edgecombe, quien falleció recientemente, rememoró una de aquellas exhibiciones y dijo: “Las diapositivas estaban muy bien organizadas y todos recibimos gran estímulo al verlas. A todos nos impresionó la gran cantidad de datos de que disponía el hermano Brown y la claridad con que podía presentarlos.” El hermano Brown y su esposa estuvieron bastante ocupados durante su visita, y fueron por muchas partes compartiendo la verdad con muchas personas.
COMIENZOS EN DOMINICA
En su viaje de regreso a Trinidad en 1920, los Browns se detuvieron en Dominica. El hermano Brown había estado allí en 1915 y le había dejado tomos de Estudios de las Escrituras a un comerciante de apellido De Boin. A su vez, él los pasó a E. F. Dumas. El Sr. Dumas leyó los libros. El interés que éstos despertaron en él lo llevó a escribir a la Sociedad Watch Tower para solicitar un surtido de literatura para distribuirlo entre los comerciantes, el clero y otras personas. Mientras tanto, le escribió al hermano Brown y lo invitó a visitar a Dominica. Los Browns se detuvieron allí en 1920 y exhibieron el Foto-Drama en un saloncito.
Dos años después, el hermano Brown le escribió a J. F. Rutherford, el entonces presidente de la Sociedad, y le dijo “Por la ayuda de Jehová he dado el testimonio en la mayoría de las islas del Caribe y he hecho discípulos en muchas de éstas. ¿Debo volver a visitarlas con el testimonio?” La respuesta que recibió decía: “Diríjase hacia Sierra Leona, África occidental, con su esposa e hijo.” Así fue que, en Trinidad, temprano en 1923, el hermano Brown y su familia se embarcaron en el SS Orange Nassau, de camino a su nuevo hogar en África occidental; allí el hermano Brown llegó a ser conocido como “Brown el de la Biblia.”
El celo que desplegó el hermano Brown en la obra de declarar el mensaje del Reino en las islas había ayudado a muchos. En las muy pequeñas islas del Caribe, primeramente en Montserrat y entonces en Dominica, algunos habían hecho descubrimientos gozosos. Habían encontrado verdaderos tesoros espirituales. Pero, ¿darían buen uso a estas cosas valiosas y por lo tanto obtendrían verdaderas bendiciones de su recién hallada riqueza espiritual?
SE PRESENTA UN TIEMPO DE PRUEBA
Un período de prueba comenzó aquí alrededor de 1922. Algunos que habían abrazado las verdades bíblicas ‘enterraron sus talentos,’ por decirlo así, mientras que otros se dieron cuenta de que era necesario dar buen uso a aquellas riquezas. (Compare con Mateo 25:14-30.) En el grupo de Montserrat se desarrolló una división y todos con la excepción del hermano James Lynch se fueron tras un nuevo grupo. Se requirió verdadero valor y una fe firme para permanecer con la congregación cristiana verdadera, pero el hermano Lynch lo hizo. Sirvió en fidelidad hasta terminar su carrera terrestre en 1926 a la edad de 75 años.
Pasarían otros 10 años antes de que el mensaje del Reino llegara de nuevo a las costas de Montserrat. Mientras tanto, ¿qué estaba sucediendo en otras partes de las Islas de Sotavento?
DESENVOLVIMIENTOS EN DOMINICA
Primeramente, veamos lo que estaba sucediendo respecto a las semillas de la verdad que se habían plantado en Dominica. Podría decirse que ésta es una isla de “luz solar licuada,” pues tiene lluvias poco usuales. En Roseau, que está al nivel del mar, la precipitación alcanza un promedio anual de 190 a 200 centímetros, pero esto aumenta grandemente mientras más alto se está en la isla. Por ejemplo, el promedio anual de la precipitación es de 910 centímetros en Fresh Water Lake, y no se ha determinado la cantidad en las más elevadas laderas del monte Diablotin, que se eleva a 1.447 metros de altura. Pero las preciosas aguas de la verdad también comenzaron a fluir en Dominica a pesar de los esfuerzos resueltos que algunos hicieron para evitar que esto sucediera.
Lennard Lee recuerda los primeros años de la década de los treinta y la lucha por sobrevivir la enconada persecución que se lanzó contra los verdaderos cristianos en Dominica. Él mismo observó a E. F. Dumas predicando en la calle en Roseau, pero recuerda que muchos trataban a Dumas muy rudamente; hasta le prendían rabos de burro y le tiraban piedras. Un grupo de abogados y otras personas influyentes, entre ellos el carcelero, formaron lo que se llamó el Gremio de la Acción. Ellos venían y le advertían a Dumas que “recibiría algo” si tan siquiera mencionaba el nombre del obispo mientras predicaba en la calle. Amenazaban a Dumas meneándole palos en la cara. Al ver la injusticia de estas acciones, Lee investigó los asuntos, y eso condujo a que aprendiera la verdad.
En aquellos días Lee trabajaba de carpintero en la construcción de la escuela de un convento. Se esperaba que los obreros hicieran la señal de la cruz a ciertas horas del día. Aunque en aquel tiempo Lee no sabía todas las razones por las cuales aquello era incorrecto, percibía que era impropio y rehusó hacerlo. Esto le costó el trabajo, pero fortaleció su determinación de apegarse al verdadero cristianismo a pesar de la oposición que afrontara.
Desde luego, los curas mostraban amargo enojo contra cualquiera que se liberaba de su control. Esta animosidad se manifestaba de diferentes formas. Por ejemplo, Lennard Lee recuerda que en una ocasión el Sr. Dumas estaba trasladando una casa de un lugar a otro. Había empleado a unos hombres para que hicieran este trabajo, pero el cura se reunió con ellos y les ordenó que dejaran de trabajar. Ellos, puesto que eran católicos, le obedecieron... ¡y dejaron la casa justamente en el medio de la calle! Allí permaneció por algunos días hasta que Dumas pudo conseguir que otros hombres terminaran el trabajo de trasladar la casa.
Con el tiempo, el consejo del pueblo pasó una ley que requería que todos los que desearan predicar en las calles de Roseau tenían que obtener una licencia. Dumas rehusó hacer esto. Fue arrestado mientras predicaba y, habiéndosele hallado culpable, tuvo que pasar dos días en la cárcel. Cuando la oposición a la obra de predicar el Reino continuó, los testigos de Jehová de la localidad se comunicaron con la sucursal de la Sociedad Watch Tower en Trinidad y ésta les indicó que alguien visitaría a Dominica aquel año. Así fue que en 1934, tal como se había prometido, un precursor cuyo nombre era Waldo Roberts llegó a Dominica. El hermano Roberts encontró en Roseau un grupo de 10 personas que se esforzaban por servir a Jehová. Esta visita resultó en que se estableciera la primera compañía (congregación) del pueblo de Jehová en Dominica.
¿Cuán activos estaban estos individuos en la proclamación de las “buenas nuevas”? Bueno, un informe mostró que durante lo que se llamó el “Período de Alabanza del Reino” (del 29 de septiembre al 7 de octubre de 1934) hubo 10 trabajadores que presentaron 463 testimonios durante 110 horas de servicio en el campo. Colocaron 5 libros y 145 folletos en las manos de las personas a quienes dieron testimonio. Incidentalmente, esto fue parte del informe personal de servicio del hermano Roberts. Aquel período de nueve días fue muy feliz; fue la primera vez que se hizo la obra de testificar de casa en casa de manera organizada en Dominica.
Durante aquel tiempo, también había un grupito que celebraba reuniones de estudio bíblico en La Roche, en la costa oriental de la isla. Así que las aguas de la verdad estaban llegando a ser más que simplemente un chorrillo en Dominica. En realidad estas aguas subían y pronto podrían infiltrarse a todas partes de la isla.
LA VERDAD SE PROPAGA HASTA ANTIGUA
Ahora vamos a seguir investigando cómo adelantó la obra en varias islas, y vamos a estar “saltando” de una a otra. Así que, como orientación, ¿por qué no da un vistazo al mapa que acompaña nuestra historia? Desde Dominica mire a unos 160 kilómetros al norte. Pase por alto a Guadalupe y sin dificultad hallará a Antigua. Esta es nuestra próxima parada.
A mediados de los años treinta, las “buenas nuevas” comenzaron a llegar a otras islas del grupo de las de Sotavento. Esto se debió a que celosos proclamadores del Reino de Barbados y Trinidad estuvieron dispuestos a trasladarse a nuevos territorios, y uno de éstos fue Antigua.
A diferencia de lo que sucede en el caso de Dominica, Antigua es afectada por largas sequías. ¿A qué se debe esto? La razón es que casi no tiene montañas, y éste es un factor que contribuye a que el nivel de lluvia o precipitación anual sea de solo 107 centímetros.
En comparación con Dominica, donde el catolicismo es tan fuerte, en Antigua hay una variedad de las principales religiones de la cristiandad. La religión anglicana era la principal entre éstas, aunque los católicos romanos, metodistas, moravos y otras organizaciones religiosas se presentaron en la escena con el transcurso del tiempo. ¿Pero cómo llegó el cristianismo verdadero a esta isla?
En 1934, William Byam, de la isla de Antigua, y quien había aprendido la verdad en Trinidad, regresó a Antigua para diseminar las “buenas nuevas” en la isla por medio de servir de precursor. Aparentemente dos cristianas de Trinidad también vinieron a Antigua durante aquel año. El informe anual combinado de estos tres Testigos indica que estuvieron bastante ocupados en el servicio de Jehová. Informaron 1.008 horas en el servicio del campo, 2.720 testimonios, la distribución de muchas publicaciones, así como la celebración de 20 reuniones de congregación. Se recibieron informes de la predicación en Antigua durante los cuatro años siguientes, pero entonces la obra cesó, en lo que respecta a informes de ella.
Sin embargo, hoy día algunos Testigos recuerdan vívidamente que el hermano Byam presentaba ardientes verdades de la Palabra de Dios en las esquinas de las calles de Saint John, la capital de Antigua. Por ejemplo, el hermano Donald Meade recuerda lo siguiente: “Byam predicaba acerca de los curas y del clero y particularmente acerca de la vestidura de éstos. Los llamaba ‘los hombres de las batas largas.’ Recuerdo que animaba a la gente a no apoyar al clero.” El hermano William Tonge, ahora fallecido, en una ocasión informó que Byam “acostumbraba venir a Pigotts cada jueves y dar una conferencia en el pasto.”
William Byam era una figura familiar que caminaba de aldea en aldea, con una linterna en la mano, y presentaba sermones. Byam murió en 1939, y parece que por algún tiempo después la única persona que estuvo declarando las “buenas nuevas” en Antigua fue el hermano Tonge, aunque no informaba ninguna actividad a la oficina de la Sociedad en Trinidad. Sin embargo, las semillas de la verdad estaban plantadas ya y esperaban recibir más riego.—1 Cor. 3:6.
COMIENZOS EN SAINT KITTS Y NEVIS
Ahora, por favor dé otro vistazo a nuestro mapa. A unos kilómetros al oeste de Antigua están las islas de Saint Kitts y Nevis. Fue durante los años treinta y a principios de los años cuarenta que nuestra obra comenzó en estas islas.
Temprano en los años treinta las “buenas nuevas” se extendieron a Saint Kitts, isla madre de los caribes, en la cual se estableció la primera población inglesa permanente en el año 1624. Alrededor del año 1932 una pareja holandesa de apellido Bennett visitó la isla y testificó brevemente; distribuyeron algunas publicaciones cristianas entre los habitantes. También fue en 1932 que E. P. Roberts (oriundo de Trinidad y hermano de Waldo Roberts, a quien ya hemos mencionado) llegó a Saint Kitts.
En los años treinta se hizo alguna predicación de casa en casa en Saint Kitts y hubo buenos resultados. Algunos individuos fueron bautizados antes de que Roberts partiera con destino a Montserrat en el año 1936. Después de su partida, un grupo se reunía para estudios bíblicos en el hogar de Edwin Saunders, en Irish Town.
La familia Saunders y Adina Day dieron comienzo a nuestra obra en Nevis entre 1939 y 1940. Para aquel tiempo había cuatro o cinco publicadores del Reino en aquella isla.
¡LA VERDAD RESUENA!
Ciertamente la verdad bíblica se estuvo esparciendo en las Islas de Sotavento durante los años treinta. Y realmente Jehová estaba haciendo que prosperaran nuestros esfuerzos por de las “buenas nuevas.” Pero, para redondear nuestro repaso de aquella década, quisiéramos que usted supiera acerca de un rasgo particularmente efectivo de nuestro servicio a Jehová.
En 1934 se introdujo en las Islas de Sotavento un nuevo medio de llegar al público. En aquel tiempo, la Sociedad Watch Tower producía discursos bíblicos en discos que se podían tocar en un equipo portátil de transcripción. Aquellas grabaciones se usaron con gran beneficio aquí, pues la gente no estaba particularmente inclinada a leer, pero estaba muy deseosa de escuchar. Así que se despertó mucho interés en la Palabra de Dios.
Antes de que pasara mucho tiempo estuvimos usando fonógrafos portátiles en nuestro servicio del campo al igual que lo hacían los testigos de Jehová en otras partes. Muchas personas recibieron con interés y aprecio los relativamente cortos discursos bíblicos grabados de cuatro minutos y medio que se tocaban con aquel equipo. Nosotros llamábamos a las puertas y las personas nos invitaban a entrar en sus hogares, donde podían escuchar sin sentir incomodidad, particularmente en la católica Dominica, donde, por temor y amenazas, los curas ejercían dominio sobre una población predominantemente analfabeta.
La máquina de transcripción fue muy útil en las reuniones públicas. Por ejemplo, la hermana Beatrice Pond, quien entonces trabajaba de doméstica en Plymouth, Montserrat, recuerda las reuniones que se celebraban al aire libre en Salem. Ella informó lo siguiente: “La gente salía y escuchaba y se acercaba.” La hermana añade: “Algunos decían: ‘Mejor es que escuchen,’ y otros comentaban: ‘¡Escucha a eso!’”
OTRA CLASE DE RESPUESTA
Sin embargo, tenemos que admitir que algunos hermanos no siempre manifestaron tacto al usar las máquinas de transcripción. Considere el ejemplo de lo que sucedió allá en junio de 1936 en Roseau, Dominica, durante la celebración de Corpus Christi.
Había una parada en las calles y algunos hermanos pensaron que esto ofrecería una buena oportunidad para dar el testimonio. Por lo tanto, pusieron la máquina de transcribir en la terraza del segundo piso de un hogar y comenzaron a tocar el disco que trataba del “Año Santo.” ¡Aquel disco realmente enfureció a la muchedumbre! Una señora se apartó de la procesión, corrió escaleras arriba, y derribó al suelo el altavoz.
Entonces una gran masa de gente embistió contra la verja de hierro del frente del edificio. Algunos hermanos pudieron empujar embalajes de madera contra las puertas y de esa manera detener por el momento a la muchedumbre. Mientras tanto, los Testigos corrieron al patio trasero. Pero no pudieron evadir la chusma. Un hermano relata: “Luchamos con ellos y, desde luego, se desató un gran tumulto.”
Aunque el obispo instó a la policía a arrestar a los hermanos, los agentes dijeron que no podían hacerlo porque no estaban autorizados para entrar en la propiedad de los Testigos. Sin embargo, por causa de este desafortunado incidente, hubo mucha oposición a la testificación por algún tiempo después. De hecho, a los hermanos hasta los apedrearon mientras iban a las reuniones.
RESPONDIENDO AL SONIDO DE LA VERDAD
Sin embargo, la gente en general recibió bien los discursos grabados por el entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, J. F. Rutherford. De hecho, fue de esta manera que muchas personas escucharon por primera vez las “buenas nuevas.”
Veamos un ejemplo de esto: Charles Payne, un nativo moreno con un fuerte acento irlandés, se relacionó con el mensaje del Reino por primera vez allá en el año 1936 cuando lo oyó difundido desde un automóvil con altoparlantes. Payne, un montañés buen trabajador y dado a la bebida, se enorgullecía de su habilidad de carpintero, cortaba majestuosos cedros a mano y usaba la madera para hacer muebles de calidad para los habitantes más ricos de la isla. Para aquel tiempo tenía 31 años de edad, era padre de dos hijos y trabajaba de capataz de un grupo de obreros de construcción que estaban edificando una escuela en la parte septentrional de Montserrat. En la cocina de un vecino había hallado el libro Liberación, publicado por la Sociedad, y se lo había llevado a su casa para leerlo. Durante una conversación a la hora del almuerzo en el trabajo, una señora le dijo a Payne: “Un señor está predicando en el muelle y le paga a la gente dos chelines y seis peniques para que se unan a su religión.”
Payne tuvo la oportunidad de investigar este informe tan raro cuando E. P. Roberts lo visitó en su hogar mientras participaba en la obra de testificar. Después de obtener un libro, Payne le preguntó a Roberts si él era el hombre que estaba pagando dos chelines y seis peniques a cualquiera que se uniera a su religión. Él corrigió el errado informe y a continuación le explicó nuestra obra, y esto condujo a una consideración bíblica con la familia Payne.
Charles Payne era un lego a quien se permitía dirigir servicios religiosos y también superintendente de la escuela dominical de la Iglesia Anglicana. Inmediatamente él comenzó a hablar acerca de los tesoros espirituales que acababa de hallar. Esto le causó algunas dificultades, pero él las aguantó con firme determinación.
Payne había firmado un contrato para construir un comulgatorio para una de las iglesias de Antigua. Le pagarían por etapas según fuera terminando el trabajo. Sin embargo, debido a la celosa predicación de Payne, dos sacerdotes anglicanos trataron de quitarle el trabajo. Fueron a ver a Payne y, durante la discusión, uno de ellos dijo que Payne había recibido el segundo pago por su trabajo. Entonces Payne llamó al sacerdote mentiroso y les ordenó a los dos que salieran de su patio.
Por esto, uno de los sacerdotes entabló acción jurídica contra Payne. En la corte, este sacerdote insistió en que se le llamara “reverendo,” pero Payne sostuvo que para él aquel hombre no era ningún reverendo. El juez amenazó a Payne con formularle cargos de desacato al tribunal si no llamaba al sacerdote “reverendo.”
Payne contestó: “Estoy a su merced y usted puede hacer conmigo como guste. Pero para mí él no es reverendo. Si él desea puedo llamarlo ‘rector,’ pero no ‘reverendo.’” Finalmente el clérigo dijo: “Continúe adelante, hable.” Payne tuvo que pagar dos guineas y los gastos del juicio, pero finalmente le pagaron como habían acordado por la construcción del comulgatorio. Algún tiempo después, en el año 1939, Charles Payne y su esposa se bautizaron en símbolo de su dedicación a Jehová Dios.
PERSEVERANDO DURANTE TIEMPO DE GUERRA
Con la II Guerra Mundial vinieron problemas especiales para los proclamadores del Reino en las Islas de Sotavento. Durante los años de aquel conflicto, se proscribió la importación de la literatura de la Sociedad Watch Tower, y esto ciertamente se dejó sentir. No obstante, el pueblo de Jehová en esta parte del mundo se mantuvo ocupado con las publicaciones que podían obtener. También usaron la máquina de transcripción y los fonógrafos en todo caso posible.
En Saint Kitts, el gobierno mantuvo en su almacén publicaciones que se habían enviado a los hermanos. El 20 de marzo de 1944 estas cajas que contenían los libros Hijos y El Nuevo Mundo, así como la edición de la Sociedad Watchtower de la Versión Normal Americana de la Biblia, en inglés, fueron enviadas a una fábrica de elaboración de azúcar. ¿Con qué fin? Se dieron instrucciones de quemar la literatura en la caldera.
Sin embargo, los hermanos Franklin Nisbett y Arthur Henry estaban trabajando en aquella fábrica en aquel tiempo. Alguien corrió excitadamente a donde ellos y dijo: “¡Hay unos libros de los testigos de Jehová en el cuarto de la caldera, y parece que los van a quemar esta mañana!”
Los dos hermanos dejaron el trabajo que estaban haciendo y se las arreglaron para apoderarse de casi una caja completa de las Biblias y suficientes libros para la congregación. De hecho, muchos empleados se llevaron libros a sus hogares y así, a pesar de los esfuerzos que se hicieron por destruir la literatura, alguna llegó a manos de la gente.
En Montserrat, donde también estaba en vigor la proscripción, dos publicadores del Reino estaban haciendo lo que podían y se mantenían en contacto con la Sociedad a pesar de las dificultades que tenían que ver con el correo. En Dominica, durante el año de servicio de 1944, tres publicadores del Reino dedicaron 74 horas al servicio de predicar en el campo y colocaron 94 publicaciones en manos de la gente, además de haber hecho algunas revisitas. Es verdad que los hermanos de Dominica, Saint Kitts y Antigua necesitaban alguna ayuda espiritual. No obstante, perseveraron en la actividad cristiana y se esforzaron por agradar a Jehová durante aquellos difíciles años de la guerra.
NECESIDAD DE PELEAR VIGOROSAMENTE POR LA FE
¿Por qué era tan importante el suministrar ayuda espiritual? Porque en ciertas congregaciones se habían desarrollado problemas internos. Sí, los siervos fieles de Jehová tuvieron que ‘luchar tenazmente por la fe.’—Jud. 3.
Por ejemplo, algunos no querían asociarse con la congregación de Saint Kitts debido a la conducta del siervo de la compañía (superintendente presidente). Este fue reemplazado por otro pero las facciones divisivas continuaron y tres grupos se reunían por separado. Con el tiempo, se nombró a Franklin Nisbett siervo de compañía, pero todavía se necesitaba ayuda.
Con el transcurso del tiempo los problemas internos que había en Saint Kitts terminaron. Mientras eso sucedía, no fue fácil para algunos el permanecer fieles y continuar sirviendo a Jehová. El hermano Arthur Henry, de Saint Kitts, dice que las palabras de Salmo 72:4 le ayudaron a apegarse a la congregación del pueblo de Dios durante aquellos tiempos difíciles. Según la Versión Autorizada, la versión en inglés que entonces se usaba, este texto dice: “Juzgará a los pobres del pueblo . . . y quebrará en pedazos al opresor.”
DISENSIÓN EN DOMINICA
En Dominica, por lo general los hermanos no estaban participando en la testificación de casa en casa. En aquel tiempo Phillip C. Pemberton era precursor en Roseau, y él y Lennard Lee tenían diferencias entre sí y con E. F. Dumas. Los tres estaban celebrando reuniones en sus hogares respectivos y enviando a la Sociedad cartas en las cuales cada uno criticaba a otro. Sin embargo, la Sociedad les escribía estimulándolos a dejar su riña y efectuar la obra del Reino.
Muchos de los hermanos se quedaban en su casa debido a estas diferencias insignificantes, aunque testificaban de manera poco usual. Escribían textos bíblicos en pizarras colocadas frente a sus hogares. Los que pasaban podían leer estos textos. Esta práctica continuó por algunos años, pero finalmente se abandonó.
El hermano Hodge Dominique recuerda que a veces hubo disputas, y en por lo menos una ocasión no hubo reunión de servicio debido a una riña entre los hermanos. Cuando Dumas partió para los Estados Unidos en 1943, el hermano Lee atendió los asuntos de la congregación. Recordando lo que sucedió, declara:
“Bueno, yo vi en La Atalaya que otros estaban yendo de casa en casa. Por eso dije a los hermanos: ‘Solo tenemos una reunión como otras organizaciones religiosas a menos que salgamos y hagamos la obra.’ Ellos rehusaron, de modo que me fui y puse a otro hermano a cargo de ellos y subí a La Roche para estimular a aquéllos también. Pero ellos no quisieron concordar con la idea de testificar de casa en casa.
“Cuando Dumas regresó, dijo que había oído que yo había dado comienzo a la obra de casa en casa, y sostuvo que yo estaba amenazando su posición. Consideramos el asunto y decidimos que yo haría la obra de casa en casa y no molestaría a los demás del grupo.”
Como sucedió en el caso de otros Testigos, el hermano Lee fue apedreado y golpeado muchas veces mientras testificaba en las aldehuelas católicas alrededor de Roseau. Para este tiempo murió su cuñada, aparentemente de angustia y dolor, solo tres semanas después de haber sido excomulgada de la Iglesia Católica por haberse negado a echar al hermano Lee de su casa cuando un cura le ordenó que hiciera aquello. La esposa del hermano Lee, Lictina, fue echada del hogar de sus padres debido a que rehusó dejar de asociarse con el pueblo de Jehová. No obstante, la actividad cristiana continuó en Dominica.
En aquel tiempo los hermanos de Roseau se reunían en un salón que era parte de un edificio que era posesión de E. F. Dumas. Él se oponía a la testificación de casa en casa. Además, abrigaba resentimientos debido a que la Sociedad no lo había apoyado con relación al uso de la máquina de transcripción de la manera que había provocado el alboroto de 1936.
En junio de 1947 Joshua W. Steelman vino a Roseau como siervo para los hermanos (lo que ahora se llama un superintendente de circuito). Como resultado de esta visita, la congregación local fue reorganizada para mejor servicio del Reino. Dos meses después de la visita del hermano Steelman, los Testigos se vieron obligados a salir del edificio que poseía E. F. Dumas, y empezaron a reunirse en el hogar del hermano Lee.
Dumas después escribió tratados para justificarse y envió estos tratados a los hermanos y a la Sociedad. En febrero de 1948 Dumas fue expulsado de la congregación cristiana. Murió en 1957.
NUESTRAS ACTIVIDADES EN ANTIGUA
Veamos ahora lo que había estado ocurriendo en Antigua y su isla del mismo condado, Barbuda, centros del tráfico de esclavos a principios del siglo diecinueve. Cuando E. P. Roberts llegó a la isla en 1939, halló al hermano Byam todavía predicando en las calles, pero con poco fruto de sus esfuerzos.
Con el tiempo, Roberts, quien había demostrado mucho celo altruista en la proclamación de las “buenas nuevas,” empezó a dar mal uso a las cosas preciosas que se le habían confiado. Por algunos años mantuvo a los hermanos en temor, enseñando que eran “recogedores de leña y sacadores de agua” y haciéndoles pensar que se suponía que ellos trabajaran como esclavos para él porque profesaba ser un seguidor ungido de Jesucristo. (Jos. 9:23) Hasta se llamaba “profeta.” Roberts fue expulsado en 1948, pero por la gran misericordia de Jehová fue aceptado de nuevo al compañerismo del pueblo de Jehová en enero de 1962.
Este breve resumen muestra claramente que las condiciones no eran muy favorables para el avance de los intereses del Reino cuando Joshua W. Steelman visitó a Antigua como siervo para los hermanos del 2 al 5 de julio de 1947. Sin embargo, en la ciudad de Saint John él trabajó en estrecha asociación con los hermanos en el servicio del campo, y pronunció un discurso de servicio espiritualmente edificante antes de partir. En aquel tiempo, el hermano Steelman también visitó congregaciones en otras partes de las Islas de Sotavento.
Del 28 al 30 de mayo de 1948 se celebró una excelente asamblea en Saint John, Antigua. Cinco hermanos visitantes, junto con uno o dos discursantes locales, presentaron todo el programa de la asamblea. Cuatro individuos se bautizaron en aquella reunión. Se había organizado un desfile de bicicletas para anunciar el discurso público “La venidera alegría de toda la humanidad.” ¡Cuánto se alegraron los hermanos al ver una concurrencia de 184 personas para aquel discurso público! Ciertamente las buenas cosas que se oyeron en aquella asamblea agitaron el corazón de los que eran del pueblo de Jehová.
Es verdad que los hermanos de Antigua habían sido sacudidos hasta cierto punto por las pruebas que habían afrontado. Pero al fin y al cabo su fe había sido fortalecida. En 1947 había 26 publicadores activos en la congregación de Saint John. Aquel año, 67 personas asistieron a la Cena del Señor. Sin embargo, en el año 1948 la concurrencia a la Conmemoración de la muerte de Cristo aumentó a 91 en Saint John.
EMPIEZA UNA ‘NUEVA ERA’
Con la llegada de 1949 amaneció una ‘nueva era’ en las Islas de Sotavento. Se comenzó a enfatizar el dar ayuda espiritual y entrenamiento a los proclamadores del Reino. Por ejemplo, en febrero de 1949 se celebró la primera asamblea de circuito en Roseau, Dominica. Hodge Dominique (entonces el superintendente presidente allí), junto con Peter Brown y A. E. Tharp, de Trinidad, presentaron el entero programa de la asamblea. Todos los presentes se alegraron por el hecho de que 76 personas asistieran al discurso público a pesar de lluvias intensas. Dos individuos se bautizaron en símbolo de su dedicación a Jehová Dios. Sí, toda la asamblea fue un éxito, y los hermanos dieron gracias a Jehová por su dirección amorosa y el desarrollo espiritual que se manifestó entonces.
Lionel Williams, un apicultor de Barbados, vino a Dominica en 1948. Los hermanos realmente apreciaron la ayuda que él les dio con relación a las reuniones de servicio y la Escuela Teocrática. Cuando B. H. Berry visitó la isla como superintendente de circuito, el hermano Williams lo acompañó en un viaje de 29 kilómetros por senderos como los que hay en las selvas y cruzaron ríos para organizar un grupo de personas que se reunían en La Roche.
Por eso, durante las postrimerías de los años cuarenta hubo excelentes desenvolvimientos en la obra de la proclamación del Reino en las Islas de Sotavento. En verdad había amanecido una ‘nueva era.’ Pero antes de que aquella década terminara, la obra de predicar en estas islas fue fortalecida por otro acontecimiento.
AYUDA DESDE GALAAD
En 1949 empezaron a entrar en las Islas de Sotavento más esgrimidores de ‘la espada del espíritu, la palabra de Dios,’ después de haberse graduado de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower. (Efe. 6:17) De hecho, 1949 fue un año de máxima entrada de misioneros con entrenamiento de Galaad en estas islas. El hermano E. F. Krueger y su esposa y el hermano L. M. Frazier y su esposa llegaron a Saint Kitts mientras el hermano Wilfred A. Howlett y su esposa fueron a Antigua.
¡Qué felices fueron aquellos días! Una recepción típica fue la que recibieron el hermano Howlett y su esposa al llegar a Antigua por vapor. ¡Sí, la entera congregación los esperaba en el muelle la mañana en que llegaron, y recibieron el saludo de rostros sonrientes y brazos abiertos! En Saint Kitts, los Kruegers y Fraziers hallaron a un grupo bastante bien organizado de 15 publicadores dedicados del Reino. Sin embargo, no fue sin dificultad que se obtuvo de los funcionarios locales el permiso para entrar en la isla. Los miembros del consejo de Saint Kitts muchos de los cuales eran católicos, habían presentado vigorosa oposición. Robert Bradshaw, que en aquel caso era representante de una unión en el consejo, presentó el argumento de que si se permitía que otros entraran en la isla, también se debería otorgar la entrada a estos misioneros. Hasta su muerte en 1978, el Sr. Bradshaw, quien fue primer ministro del Estado, mostró una actitud favorable para con los misioneros.
Las metas de los que acababan de llegar eran dar entrenamiento personal a los hermanos en la obra de predicar el Reino, y ayudarlos como congregación. Por eso, era cosa segura el que la ayuda procedente de Galaad produciría buenos resultados.
NUEVOS “MARINEROS” EN ESTAS AGUAS
En otro tiempo los bucaneros vagaban por estas aguas y hacían víctimas de los barcos españoles. Se dice que estos bucaneros tuvieron su origen en la isla de Tortuga, pero que habían sido colonizadores de Saint Kitts y habían huido de los franceses. De hecho, el nombre “bucanero” parece haberse originado de la costumbre de los navegantes de asar carne sobre un fuego o boucaner y vender la carne a los viajeros que pasaban. Sin embargo, en contraste con los bucaneros del pasado, un nuevo tipo de “marinero” apareció en estas aguas a fines del año 1949. Con estos hombres llegó un excitante método de esparcir las “buenas nuevas” a los isleños.
El 18 de noviembre de 1949, la goleta de 20 metros de la Sociedad llamada Sibia se hizo a la vela desde Santo Tomás y se dirigió hacia San Martín en las Islas de Sotavento. A bordo había cuatro predicadores de las “buenas nuevas”... Gust Maki, Ronald Parkin, Arthur Worsley y Stanley Carter. Y, por supuesto, el barco estaba cargado con muchas cajas de Biblias y literatura cristiana.
Detalles obtenidos del diario del hermano Parkin nos ayudan a rememorar el primer viaje de la Sibia. ¡Subamos a bordo!
“Llegamos a San Martín en la noche del 19 de noviembre y desembarcamos en el puerto francés de Marigot. Esta es una isla francesa y holandesa. Algunos jóvenes, consumiéndose de curiosidad, vienen a visitarnos a nuestra llegada y nos alegramos mucho de que puedan hablar inglés. Escuchan atentamente el mensaje del Reino. Nos sorprendemos al enterarnos de que ya hay un testigo de Jehová en la isla. Lo conocemos cuatro días después.
“Es George Manuel, quien viene al muelle para saludarnos y dedica el día entero con nosotros en el servicio de testificar en el campo. La gente es hospitalaria y disfrutamos de algunas excelentes consideraciones de asuntos. Pero el predicador adventista del séptimo día ciertamente no está complacido con nuestra presencia.
“El 25 de noviembre conocemos a un Sr. Duchene, quien muestra gran interés en la obra del Reino. Otros también se interesan, y esto causa gran conmoción en el pueblo. La noche del 27 de noviembre, el hermano Carter presenta un discurso público al aire libre, y unas 200 personas asisten. Después del discurso contestamos muchas preguntas.
“El 29 de noviembre, el hermano Parkin presenta un discurso público al aire libre, y cerca de 250 personas vienen a escucharlo. El hermano Worsley presenta un discurso público el día siguiente en una zona llamada Columbier. Un tal Sr. Flemming nos ha permitido usar su patio con este fin y unos sacerdotes furiosos amenazan con excomulgarlo. Aquel predicador adventista del séptimo día verdaderamente se ha llenado de ira. Las cosas continúan ‘calentándose’ a medida que presentamos más discursos públicos, y el cura comienza a dar advertencias a su ‘rebaño’ en la misa de la mañana. Pero entre la gente la situación permanece igual. Todavía escuchan el mensaje del Reino.
“Para el 5 de diciembre hemos pasado al lado holandés de la isla, y llegamos a Philipsburg. Tenemos que obtener permiso del gobierno para presentar discursos públicos, pero nuestras actividades marchan bien. Después de aproximadamente dos semanas regresamos a Marigot y conducimos algunos estudios bíblicos.
“El 25 de diciembre zarpamos con dirección a la isla británica de Anguila. Al presente no hay transportación en la isla; así que tenemos que caminar de un lugar a otro. Pero nuestros esfuerzos son recompensados a medida que esparcimos el mensaje del Reino y colocamos publicaciones cristianas. En la aldea Sandy Ground, el hermano Carter presenta un discurso y cerca de 100 personas asisten.
“El 31 de diciembre regresamos a Marigot, donde nos reabastecemos de combustible. Entonces volvemos a Anguila para más testificación. Para el 11 de enero hemos regresado a Marigot y al día siguiente dejamos atrás la isla de San Martín, pero con memorias agradables de nuestro primer viaje para dar testimonio en las Islas de Sotavento.”
MAYOR USO DE LOS BARCOS
Cuando la Sociedad Watch Tower produjo películas basadas en la Biblia, los hermanos que tripulaban la Sibia exhibieron las películas en varios lugares. A veces, la única manera de hacer funcionar el proyector era por medio de usar el generador portátil de la goleta. Así que la embarcación servía de más de una manera.
Aquellos primeros días de dar el testimonio por medio del uso de embarcaciones estuvieron llenos de experiencias satisfacientes a medida que se buscaba a personas de actitud de oveja en estas islas distantes. Sí, el hermano Ronald Parkin recuerda que aquellos días “estaban llenos de obra misional y gozos del servicio de Jehová.” Dice que había “bendiciones que no se pueden describir con palabras,” y exclama: “¡Qué bueno es Jehová al permitirnos participar en esta gran obra de recogimiento!”
Con el tiempo el barco de la Sociedad Luz reemplazó a la goleta Sibia. Hasta el año 1957 esta última embarcación hizo viajes regulares por las aguas del Caribe en un circuito en el cual se incluía a las Islas de Sotavento y otras islas del sur. Y, ¿qué desenvolvimientos hubo, entre otros, durante aquellos años?
Bueno, temprano en los años cincuenta comenzó a formarse un núcleo del pueblo de Jehová en South Hill, Anguila, en el hogar de Eugene Bradley. En 1957 se enviaron dos precursores especiales a otro lugar de la isla... a un lugar llamado Stoney Ground. La obra del Reino continuó adelantando, y hoy en día hay 14 proclamadores del Reino asociados con la congregaciones de Anguila.
Fue el 18 de noviembre de 1951 que se efectuó el primer bautismo de un cristiano dedicado en San Martín. Se bautizaron dos hermanos, George Dormoy y Leonce Boirard, el director del puerto. Hoy en San Martín hay dos congregaciones que cuentan con 100 proclamadores del Reino que sirven allí.
Como se ve, en parte debido al uso de barcos para esparcir las “buenas nuevas,” ha habido progreso cristiano en las Islas de Sotavento. Al mirar al pasado, a los días en que las embarcaciones Sibia y Luz se usaron extensamente en el Caribe, nos vienen algunos recuerdos vívidos. Por ejemplo, en aquellos días los hermanos usaban varios métodos para atraer un auditorio. E. F. Krueger, ahora fallecido, una vez relató que él se paraba en la calle y tocaba su armónica hasta que se congregaba una buena muchedumbre. Entonces sacaba su Biblia y comenzaba a pronunciar un discurso.
NUESTRA OBRA PROSPERA
La obra de predicar el Reino y hacer discípulos estaba creciendo en las Islas de Sotavento temprano en los años cincuenta. Por ejemplo, había progreso en Saint Kitts, esa fértil isla famosa por su producción de azúcar y melaza. De hecho, el crecimiento fue suficiente como para justificar la celebración de la primera asamblea de circuito en Saint Kitts, del 17 al 19 de noviembre de 1950. Samuel McKenzie y Arnold Stoute, otros dos graduados de Galaad que habían llegado recientemente, participaron en el programa.
Pronto los hermanos McKenzie y Stoute emprendieron sus asignaciones en Charlestown, Nevis, donde encontraron al hermano Walter Joseph, su esposa y otras dos personas proclamando las “buenas nuevas.” Comenzaron a celebrar reuniones regulares en el hogar de Joseph, y el grupito que se había organizado como congregación allá en el 1947 comenzó a progresar notablemente.
El precursor Benjamin Smith estaba ocupado en trabajar con otros nueve publicadores en la cercana Gingerland. Sin embargo, los misioneros descubrieron que seis publicadores todavía asistían a los servicios de organizaciones religiosas falsas. Por eso, inmediatamente los quitaron de las filas de los proclamadores del Reino.
Nuestra obra verdaderamente estaba logrando progreso en islas como la de Saint Kitts. Sin embargo, obviamente se necesitaba más ayuda espiritual y había mucho que hacer todavía. Por eso, ¿se podría hacer más para adelantar los intereses del Reino en las Islas de Sotavento?
SE ESTABLECE UNA SUCURSAL
El año 1954 fue un año memorable para el pueblo de Jehová en estas islas. Temprano en la primavera, la Sociedad Watch Tower hizo arreglos para acelerar nuestra obra por medio de establecer una sucursal separada para las Islas de Sotavento. Este arreglo puso nuestras actividades bajo supervisión más eficaz. Los hermanos Roy F. Bruhn y Kenneth Gannaway fueron enviados a atender la nueva sucursal. Bajo este arreglo, se formaron dos nuevas congregaciones en Antigua, en All Saints y Pigotts.
Un hombre de negocios de Saint John, Antigua, ayudó a resolver los problemas que hubo inicialmente en cuanto a hallar un lugar para la sucursal. Contra las presiones que ejercieron en él sus asociados, él insistió en que, mientras la Sociedad quisiera su edificio, estaba disponible. Así que la nueva sucursal comenzó en este local. Poco tiempo después se transfirió de aquel edificio a uno mejor en la misma manzana de casas, y la sucursal, una casa misional y un Salón del Reino permanecieron allí por los siguientes 14 años.
Milton G. Henschel, de la central mundial de la Sociedad en Brooklyn, visitó a las Islas de Sotavento del 30 de marzo al 1 de abril de 1954, y se hicieron arreglos para una asamblea de tres días en conexión con esa visita. Los Testigos de la localidad verdaderamente apreciaron el excelente consejo bíblico que se suministró por medio de los discursos que el hermano Henschel presentó en la asamblea. ¡Imagínese, también, el gozo de los hermanos como resultado de la exhibición inesperada de la película de la Sociedad “La Sociedad del Nuevo Mundo en Acción”! El hermano Henschel regresó a las Islas de Sotavento como superintendente de zona en el año 1961 y otra vez en 1966.
SE VE EXPANSIÓN GRADUAL
A estas alturas, unas estadísticas comparativas pudieran ayudar a mostrar el progreso que fue alcanzando nuestra obra después de haberse establecido la sucursal en las Islas de Sotavento. En 1954 llegaron informes de servicio de siete islas... Antigua, Anguila, Dominica, Montserrat, Nevis, Saint Kitts y San Martín. Durante aquel año de servicio hubo 193 proclamadores del Reino que dedicaron 34.367 horas a la obra de declarar las “buenas nuevas.” La asistencia combinada al Memorial fue de 303 personas. Diez años más tarde, durante el año de servicio de 1964, hubo 396 proclamadores del Reino que informaron 114.047 horas en la obra de hacer discípulos. Durante aquel año, un total de 575 personas asistieron a la Cena del Señor en todas estas islas.
Había habido otros desenvolvimientos notables durante los años que transcurrieron entre una fecha y la otra. Por ejemplo, los hermanos que tripulaban la embarcación de la Sociedad, Luz, habían continuado visitando las islas distantes hasta la mitad del año 1957, cuando la embarcación fue vendida y tres miembros de la tripulación recibieron asignaciones a casas misionales. Hace años ya que el otro miembro de la tripulación, Arthur Worsley, ha estado sirviendo como miembro de la familia de Betel en Brooklyn, Nueva York.
En 1957 Alban Joseph llegó a ser el primer hermano nativo que emprendió la obra de circuito en las Islas de Sotavento. Además, Carlton Hull, de Saint Kitts, quien se graduó en la Asamblea Internacional “Voluntad Divina” que se celebró en la ciudad de Nueva York en 1958, fue el primero de tres isleños de las Islas de Sotavento que se graduaron de la Escuela de Galaad dentro del período de un año. En 1959 Gerald Christopher y Kennedy Phillip, ambos de Saint Kitts, asistieron a la Escuela.
Jehová continuó bendiciendo nuestros esfuerzos, a pesar de la partida de algunos isleños hacia Inglaterra y los Estados Unidos en busca de empleo. Otros ‘obreros para la siega’ llegaron aquí para ayudar a efectuar la obra. Por ejemplo, en 1966 el hermano Ernest Jackson y su esposa, de los Estados Unidos, emprendieron su asignación misional en Montserrat. El hermano Paul Ondejko y su esposa, canadienses, entraron en Saint Kitts un año después. Y, por supuesto, el creciente número de proclamadores del Reino locales continuó efectuando la obra fielmente en su servicio a Jehová.
LA OBRA DE CIRCUITO DESEMPEÑA SU PARTE
Desde que Joshua W. Steelman visitó las Islas de Sotavento como superintendente viajante allá en 1947, la obra de los superintendentes viajantes ha desempeñado un papel significativo en el adelanto de la predicación del Reino en estas islas. Así que, permítanos decirle un poco acerca del progreso de esta actividad a través de los años.
Durante los primeros días de la obra de circuito en las Islas de Sotavento, los hermanos viajantes a menudo llevaban consigo pequeñas camas plegables y cocinaban su propia comida, ya que sus humildes compañeros de creencia sencillamente no podían hospedarlos. El viajar era extremadamente difícil, particularmente en Dominica. Debido a aquello, en aquellos días ninguno de los superintendentes de circuito era casado. Roseau y Portsmouth solo llegaron a tener comunicación por carretera en 1956. Aun así, por causa de las carreteras tortuosas tomaba cerca de dos horas y media el recorrer por automóvil los más de 80 kilómetros entre estas ciudades, a pesar de que la distancia real es de solo 32 kilómetros. Un observador comentó: “La Isla consta de tantos picos, cordilleras y barrancos que, en proporción con el área que tiene, es más escarpada que Suiza.” El patois, un dialecto francés que hablan unos 70.000 habitantes de las islas, presenta otra barrera que tiene que vencer la verdad de la Biblia.
Cuando los superintendentes de circuito visitaban la isla de Dominica, era a través de escabrosos caminos de las montañas por donde los superintendentes de circuito a menudo tenían que caminar para ir de un pueblo a otro. El vigor y celo de Fred Snow lo impulsaba a esforzarse por echarse menos tiempo, durante cada visita, en la caminata que hacía desde Grand Bay y sobre la montaña Paix Bouche hasta La Roche.
Por supuesto, a través de los años muchos hermanos han participado en la obra de circuito por todas las Islas de Sotavento. No es posible relatar todas sus experiencias. Pero una cosa es segura: sus esfuerzos han sido apreciados.
Al reflexionar sobre las primeras visitas de los superintendentes de circuito a Dominica, Hodge Dominique dice: “Cuando yo recibía una carta de la Sociedad donde declaraba que un hermano vendría a visitarnos, un grupo de nosotros permanecíamos en el muelle hasta mucho después de las once de la noche mirando hacia el mar para ver si se acercaban barcos. Los hermanos solían venir en un barco francés antes de que la Sociedad estableciera la sucursal en Antigua. Recuerdo lo mucho que el superintendente de circuito siempre se alegraba de vernos, y yo lo llevaba directamente a mi casa.” De hecho, aquel aprecio, la asociación estrecha, y el intercambio de estímulo que resultaba de tal asociación, han beneficiado a través de los años tanto a los superintendentes viajantes como a las personas a quienes ellos visitaban.—Rom. 1:11, 12.
En los últimos años de la década de los cincuenta comenzaron a aparecer pistas de aterrizaje al borde de zonas selváticas en la mayor parte de las islas, y como resultado de esto aumentó el turismo. Aquello, sin embargo, también hizo posible que los superintendentes de circuito y sus esposas viajaran entre las islas en cuestión de minutos. Esto ciertamente era mucho mejor que esperar por semanas, y a veces por meses, los dos barcos que rendían servicio entre las islas.
También, por la ayuda financiera procedente de Gran Bretaña, el Canadá y los Estados Unidos, las islas comenzaron a experimentar mejoras con respecto a la electricidad, el agua y las carreteras. Naturalmente, estas mejoras beneficiaron a la gente en general, incluso a los Testigos de la localidad y a los superintendentes viajantes.
CAMBIOS EN EL MODO DE VIDA
Con el transcurso del tiempo ha habido muchos cambios en estas islas y entre sus habitantes. Sin embargo, no hay nada que haya tenido mayor efecto en la vida de la gente que la Palabra y el espíritu de Jehová Dios. A medida que se ha ido esparciendo el mensaje del Reino aquí, se ha ido hallando a ‘las cosas deseables’ y éstas se han puesto de parte de Jehová. (Ageo 2:7) Por naturaleza, muchos de estos isleños son cautelosos, aunque amigables. Algunos, aunque son recatados como los caribes, los habitantes originales, están cambiando de actitud y aceptando estudios bíblicos de casa.
Toda parte de nuestro territorio, toda aldea aislada, ha llegado a ser importante para nosotros a medida que hemos declarado las “buenas nuevas.” Por ejemplo, unos 400 descendientes de los caribes habitan tierras reservadas para ellos en la zona del río Gaulette, en el lado de Dominica que da hacia el Atlántico. Estas personas todavía hacen a mano canoas del tipo de piragua como las que se usaron en el pasado con fines de guerra, pero que ahora se venden a los extranjeros para la pesca. Sí, el mensaje del Reino ha llegado a estos descendientes de los caribes y ha tenido buen efecto en su vida. ¡Qué deleite fue el ver a las primeras dos personas de este grupo bautizarse durante el año de servicio de 1970!
También es animador el hecho de que hermanos y hermanas jóvenes han aceptado responsabilidad entusiásticamente y han segado la bendición de Jehová. Por ejemplo, en los últimos años varios de estos individuos jóvenes, de manera parecida a lo que hicieron los primeros proclamadores de las “buenas nuevas” en estas islas, han organizado grupitos de personas interesadas en la verdad en las aldeas ubicadas acá y allá en el territorio. Tal obra ha tenido un tremendo efecto fortalecedor en las congregaciones del centro, particularmente en Antigua, Saint Kitts y Dominica.
EDIFICANDO CON EL FUTURO EN MIRA
Además de los cambios en el modo de vida, en los últimos años el mismísimo contorno de estas islas ha cambiado. Gigantes mecanizados han sacado enormes secciones de tierra para construir urbanizaciones y hoteles de lujo. Pero los testigos de Jehová también han estado edificando con el futuro en mira.
Allá en 1966, con la continua expansión de nuestra obra, se desarrolló un problema con relación a la ubicación de la sucursal y casa misional, que entonces se encontraba en el segundo piso de un edificio alquilado en Saint John, Antigua. En aquel año se hizo un esfuerzo sincero por encontrar vivienda más adecuada y establecimiento más conveniente para la sucursal. Este esfuerzo, también, tuvo la bendición de Jehová. Así, en noviembre de 1966 se compró una porción de tierra en Saint John, y la Sociedad erigió allí un excelente edificio de dos pisos. En la planta baja hay un espacioso Salón del Reino y también un almacén de literatura y otros departamentos de la sucursal. En el segundo piso se proveyó alojamiento cómodo para hasta ocho misioneros. El edificio fue dedicado el 26 de enero de 1968 durante la visita de zona que hizo Robert W. Wallen, miembro del personal de las oficinas centrales de la Sociedad en Brooklyn. Más de 200 personas estuvieron presentes en aquella gozosa ocasión.
Sin embargo, esto no ha sido todo lo que se ha hecho en nuestra obra de edificar con el futuro en mira. En varias partes de estas islas el pueblo de Jehová ha construido excelentes lugares de adoración. Con la excepción de dos congregaciones, todas las demás de las Islas de Sotavento son propietarias de Salones del Reino. Durante 1976 los hermanos de Antigua construyeron uno de los salones más grandes, con asientos para 500 personas adentro y arreglos para beneficio de concurrencias mayores.
FUERTES VÍNCULOS DE AMOR CRISTIANO
Hoy en día no hay razón para que los cristianos verdaderos de las Islas de Sotavento hayan de pensar que son isleños aislados que están muy alejados de sus compañeros de creencia de otras partes de la Tierra. Más bien, pueden sentir el vínculo del amor y la unidad estrecha que es característica del pueblo de Jehová por toda la Tierra. (Juan 13:34, 35) No hay duda de que muchos factores han contribuido a esta actitud, pero parece especialmente apropiado mencionar uno de ellos.
Los hermanos y hermanas de estas islas han recibido gran estímulo espiritual de los visitantes de las oficinas centrales de Brooklyn. Por ejemplo, allá en noviembre de 1968 nos animó mucho la primera visita que nos hizo el hermano N. H. Knorr, entonces presidente de la Sociedad. Las 281 personas que estuvieron presentes para escuchar su discurso tuvieron la oportunidad de mirarse en el “espejo” que el discípulo Santiago menciona. Se les instó a ‘aceptar con apacibilidad la implantación de la palabra de Dios,’ y se les ayudó a verse a la luz de los tiempos peligrosos en los cuales vivimos. (Sant. 1:21-24) Después de eso, un grupo de unos 20 a 30 hermanos y hermanas pasaron una hora en el aeropuerto, bajo el cielo tropical tachonado de estrellas, participando en conversación afectuosa mientras el hermano Knorr esperaba el avión para el siguiente trayecto de su viaje a las sucursales del Caribe y América del Sur.
También nos han edificado grandemente las visitas recientes de miembros del presente Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová. Los hermanos Lloyd Barry, Albert Schroeder y John Booth visitaron a Saint Kitts y Antigua durante el mes de agosto de 1976. Los hermanos Barry y Schroeder usaron una noche de su horario ocupado para ir por avión hasta Saint Kitts. Aquella noche, menos de una hora antes de cuando les tocaba hablar a un auditorio, los visitantes expresaron su deseo de testificar en el territorio para conocerlo. Es fácil imaginarse el gozo que sintieron los Testigos de la localidad y sus huéspedes cuando salieron al anochecer y participaron en dar testimonio a los isleños. Tan solo poco tiempo después los hermanos se deleitaron al ver a 375 personas congregadas para escuchar los discursos animadores que presentaron los hermanos visitantes.
John Booth sirvió en una asamblea de distrito en las Islas de Sotavento hacia fines de agosto de 1976. Pero otros hermanos del Cuerpo Gobernante también nos han visitado. En octubre de 1976 Lyman Swingle pasó dos días en Dominica animando a los hermanos. E. C. Chitty nos hizo una visita de zona en 1977, al igual que Daniel Sydlik en 1978. Por eso no es sorprendente el que los hermanos y hermanas de las Islas de Sotavento se sientan estrechamente unidos a sus compañeros siervos de Jehová de las oficinas centrales de la Sociedad. Y no hay duda de que el pueblo de Jehová en estas islas atesora el vínculo del amor cristiano que los une a los adoradores de Jehová por toda la Tierra.
ASAMBLEA INTERNACIONAL “FE VICTORIOSA”
¡Qué emocionante fue para los hermanos y hermanas de las Islas de Sotavento ver anfitriones de la Asamblea Internacional “Fe Victoriosa” que se celebró en Saint John, Antigua, del 23 al 27 de agosto de 1978! Se deleitaron por el hecho de que entre los delegados había hermanos y hermanas de Suecia, Inglaterra, los Estados Unidos, el Canadá y el Caribe. La concurrencia máxima a la asamblea fue de 1.717 personas, y 35 de éstas se bautizaron.
Un hecho que fue especialmente animador para los misioneros, y que dio testimonio del crecimiento espiritual que manifestaban los hermanos locales, fue el de que el entero funcionamiento de la asamblea estuviera a cargo de los isleños de las Islas de Sotavento. El hermano Karl Klein, del Cuerpo Gobernante, sirvió en la asamblea, y varios miembros de las familias de Betel de Brooklyn y Londres participaron en el programa.
SIEMPRE REGOCIJÁNDONOS EN EL SERVICIO DE JEHOVÁ
Después de haber hecho discípulos en estas hermosas islas, el hermano W. R. Brown escribió al hermano J. F. Rutherford en 1922: “¿Debo volver a visitarlas con el testimonio?” El hermano W. R. Brown fue enviado a otro lugar, pero en los años que han transcurrido desde entonces muchos otros individuos como el hermano Brown ‘han vuelto a visitar estas islas con el testimonio vez tras vez,’ y muchas personas de preciosas cualidades se han congregado en torno de la casa de Jehová, para servirle en fidelidad. (Isa. 2:2-4; Ageo 2:7) ¿Pero qué hay del futuro? ¡Las perspectivas son excelentes! Al presente hay 716 proclamadores del Reino en las Islas de Sotavento. Para la Cena del Señor celebrada el 23 de marzo de 1978 hubo 1.594 presentes en las 18 congregaciones y dos grupos aislados.
Al repasar los años en los cuales se ha testificado acerca del Reino en las Islas de Sotavento, queda manifiesto que hay un registro imborrable de fidelidad. Hemos disfrutado del gran amor de Jehová y de su paciente dirección por medio del “esclavo fiel y discreto.” (Mat. 24:45-47) Y estamos gozosos en el servicio de Dios. Hasta que él diga que la obra está terminada, los cristianos verdaderos de las Islas de Sotavento continuarán regocijándose a medida que esparcen las magníficas nuevas: “¡Jehová mismo ha llegado a ser rey! Esté gozosa la tierra. Regocíjense las muchas islas.”—Sal. 97:1.
[Ilustración de la página 247]
La “Sibia,” una goleta que se usó para esparcir las “buenas nuevas” por todas las Islas de Sotavento y otros lugares del Caribe
[Mapa de la página 232]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
ISLAS DE SOTAVENTO
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