¿Puede el Sol proveer las necesidades de energía del hombre?
PARA operar los artefactos modernos —automóviles, acondicionadores de aire, cocinas eléctricas, y otros— se requieren inmensas cantidades de energía. Sin embargo, el carbón, el petróleo y el gas natural que se usan para producir esa energía han empezado a agotarse. Muchos consideran que la energía nuclear, que se espera sirva de sustituto, es demasiado peligrosa para la salud y seguridad pública.a Bueno, pues, ¿hay alguna otra fuente de energía?
Afortunadamente sí la hay. “Sobre los Estados Unidos cada 20 minutos cae suficiente energía solar para satisfacer todas las necesidades de energía del país por un año.” (The World Book Encyclopedia, 1970) Otro cálculo revela que cada día el Sol provee a nuestra Tierra con energía casi igual a la que “está encerrada en todas las reservas de carbón, petróleo, gas natural y uranio que se hallan en la Tierra.”—Science Digest, junio de 1965.
En realidad, la cantidad de energía disponible del Sol es colosal. Y piense: Esa energía solar se renueva día tras día. ¡Y está libre de contaminación! ¿Sería posible que el propósito del Creador fuera que el Sol satisficiera todas las necesidades de energía del hombre?
Uso corriente de la energía solar
En Sol siempre ha sido la fuente de la energía corporal del hombre, pues le ha suministrado la energía física para hacer cosas. Esto ha sido según el maravilloso propósito del Creador. ‘¿Cómo es eso?’ puede que usted pregunte.
Bueno, la luz solar provee la energía necesaria para que las plantas vivas transformen el anhídrido carbónico y el agua en la base de todo alimento, un azúcar simple. De este azúcar se producen todos los otros hidratos de carbono, las numerosas grasas y proteínas. Por eso, sea que los humanos coman la vegetación o los animales que viven de ésta, ¡en realidad están accionados indirectamente por la energía del sol! Es verdaderamente asombrosa la manera en que las plantas fueron diseñadas para atrapar la radiante energía solar y almacenarla para el uso del hombre... algo que los humanos no pueden hacer.
Hay aún otra manera en que el hombre ha estado usando la luz solar para algunas de sus necesidades de energía. Hace más de cien años el ingeniero George Stephenson mostró aprecio por la manera en que la energía solar era utilizada por el hombre. Mientras observaba un tren ferroviario desaparecer en la distancia, se volvió a su amigo y preguntó: “¿Qué es lo que mueve a la locomotora?”
“Pues, uno de tus ingenieros de Newcastle, por supuesto,” fue la respuesta.
“No,” dijo Stephenson, “¡la luz solar!”
Stephenson explicó a su sorprendido amigo: “Es la luz que ha yacido en la Tierra por muchos miles de años; la luz absorbida por la planta durante su crecimiento es esencial para la condensación del carbón, y esta luz, que ha estado enterrada en el carbón por tantos años, es ahora excavada y, al volver a ser librada, como en esta locomotora, sirve a los grandes fines humanos.”
Así, por asombroso que esto parezca, las máquinas modernas, incluso las enormes turbinas en las centrales generadoras de electricidad, son, de hecho, ¡propulsadas indirectamente por la energía del sol!
Sin embargo, no solo el carbón, sino también el petróleo y el gas natural, representan energía solar preservada, pues se cree que los depósitos de éstos probablemente fueron formados por el calor y la presión sobre plantas y animales en un pasado remoto. Aun el agua que hace girar las turbinas en las centrales hidroeléctricas primero ha sido “bombeada” de los océanos por el Sol y ha caído como lluvia o nieve antes de regresar a los mares. (Ecl. 1:7) ¡Por lo tanto la energía del sol indirectamente hace funcionar a nuestros automóviles, autobuses y aeroplanos, así como a nuestros artefactos y utensilios eléctricos!
Pero considere: ¿Está el hombre utilizando prudentemente la energía del sol? ¿Es prudente el descuidadamente extraer y bombear de la tierra a una velocidad acelerada este maravilloso depósito de energía? ¿Es el derrotero de la sabiduría el derrochar esta reserva de energía solar almacenada, contaminando los ríos y los lagos con mucha de su energía calorífica, y arrojando al aire los desperdicios venenosos?
Como alternativa, ¿no sería mucho más prudente usar directamente la tremenda cantidad de energía, libre de contaminación, del sol que diariamente baña la Tierra? El hombre ha demostrado que puede captar la energía radiada del espacio exterior. Por ejemplo, hasta la distante luz de las estrellas ha sido usada para accionar un relevador a fin de encender bujías eléctricas. ¿Por qué, pues, no capta el hombre directamente la energía solar?
Uso directo de la energía solar
Lo cierto es que el hombre ya lo ha hecho, pero solo de una manera limitada. Por ejemplo, se han construido varias casas equipadas con calefacción solar. Una zona de colección, que consiste fundamentalmente en una placa negra que absorbe los rayos del sol, es instalada sobre el techo. El calor del sol se usa para elevar la temperatura del aire o el agua, que entonces se hace circular por toda la casa, o se almacena en un tanque aislado.
Es probable que hoy día el más extenso uso de la energía solar sea para calentar el agua. En el Japón se han producido más de un millón de calentadores solares para agua caliente, y éstos pueden verse en muchos techos japoneses.
Un uso de la energía solar más directo y espectacular aún es en los grandes hornos industriales. El más grande de esos hornos, ubicado en Odeillo al sur de Francia, ¡perfora agujeros a través de gruesas planchas de acero casi instantáneamente! Setenta y tres grandes espejos planos están colocados sobre la ladera de una colina. Cada uno rastrea el Sol a través del cielo y refleja sus rayos en un punto fijo sobre un enorme reflector parabólico, el cual, a su vez, enfoca los muchos rayos sobre una zona de solamente treinta centímetros de ancho. En esta zona supercalentada, el corazón del horno, las temperaturas alcanzan a 3.800°C, ¡lo que demuestra el colosal poder de la luz del sol!
A través de los años también se han construido varias máquinas propulsadas por el Sol. Por ejemplo, la luz solar puede usarse para calentar un líquido que produce vapor, el cual, a su vez, hace funcionar una turbina. Sin embargo, el generar electricidad por ese método ha sido descartado como impráctico. Pero hay algunos que están comenzando a examinar más cuidadosamente las posibilidades. Esto se debe a que, por lo menos en teoría, se han desarrollado métodos más eficaces para convertir la energía solar en energía eléctrica.
El año pasado se dijo que la Fundación Nacional de Ciencia estaba tan intrigada con un método propuesto que buscaba dinero para construir una central experimental de 100.000 kilovatios en el desierto cerca de Yuma, Arizona. Se dice que ésta podría convertir en electricidad hasta 30 por ciento de la energía recibida del sol.
Por supuesto, se requerirían grandes zonas de colección para atrapar la luz solar a fin de captar la energía necesaria para generar grandes cantidades de electricidad. ¿Qué zona? Teóricamente, solo unos 260 kilómetros cuadrados del desierto de Arizona, menos del uno por ciento de la superficie terrestre de ese estado, podrían producir toda la energía y calor necesarios para el Canadá y los Estados Unidos. Sin embargo, debido a la pérdida de energía al convertir la luz del sol en electricidad, y la necesidad de espaciar los colectores solares para evitar sombras, de hecho se necesitarían zonas de colección mucho, mucho más grandes. Y hay otros problemas asociados con ese sistema de energía.
Uso de células solares
En 1954 se realizó un logro científico que hizo posible, en escala comercial, un uso todavía más directo de la energía solar. En ese año los científicos diseñaron una batería o pila solar que consistía en varias células o celdas individuales de silicio. Este dispositivo convierte directamente en electricidad tanto como de doce a catorce por ciento de la energía de la luz solar que cae sobre él, y se han expresado esperanzas de mejorar esta eficacia.
La transformación de la luz solar en electricidad se lleva a cabo instantánea y silenciosamente. La luz que da en las células solares produce una corriente de electrones que pueden ser captados para hacer funcionar una radio, hacer andar un motor, cargar una acumuladora, etcétera. Así el desarrollo de la batería solar abrió horizontes completamente nuevos para el uso de la energía del sol.
Pero, aunque nota las grandes posibilidades de la batería solar, D. S. Halacy, Jr., también nota un problema en su libro The Coming Age of Solar Energy:
“Allá en los primeros días de la batería solar, la idea del techo con tejas solares era una idea atractiva. ¡Un techo de seis por doce metros, que convirtiera la energía solar en electricidad con un 10 por ciento de eficacia, proveería suficientes kilovatios-hora para surtir a un hogar con solo cinco días al mes en que brilla el Sol! La obvia mosca muerta en el ungüento era entonces, como ahora, el precio del tejado solar. A precios corrientes [1963] un techo de esa clase costaría cientos de miles de dólares.”
El precio todavía es alto. Es verdad que el silicio, la materia prima usada, es abundante. Pero el preparar estas células solares es un trabajo costoso y meticuloso, que requiere mano de obra especializada. Por eso el principal uso de esas baterías solares ha sido proveer energía para los satélites espaciales, cuyos programas pueden sufragar los altos costos.
No obstante, las células solares ya han sido utilizadas en una escala comercial para impulsar cosas como radios, relojes, equipos de televisión y cámaras cinematográficas; y algunos de estos artefactos se han vendido en el mercado. Para comunicaciones radiales de larga distancia, estaciones a 4.800 kilómetros de distancia han usado individualmente como su única fuente de energía un panel de baterías solares de 1,85 metros cuadrados con más de 7.800 células solares. ¡Hasta un automóvil experimental ha sido guiado por varios kilómetros usando energía solar!
El futuro para la energía solar
Al llegar a este punto es muy posible que una persona piense que ya están haciéndose esfuerzos totales para desarrollar esta energía con sus maravillosas posibilidades y su carencia de contaminación, pues como reparó un ingeniero: “La tecnología que se requiere para utilizar la energía solar está dentro de nuestro alcance.”
Sin embargo, ¿qué se está haciendo? El año pasado S. David Freeman, consejero en las normas gubernamentales de Estados Unidos en asuntos de energía, dijo: “La energía solar es una de las oportunidades que estamos desaprovechando.”
Se reconoce el hecho de que todavía hay muchos problemas que superar si la energía solar ha de aliviar la escasez de energía. Por ejemplo, el costo del material fotovoltaico para las baterías solares es elevado, y los actuales medios de almacenar la electricidad son costosos. Pero con esfuerzos concentrados, ¿no podrían resolverse esos problemas?
Algunos científicos piensan que sí podrían. Piensan que el material fotovoltaico podría producirse por unos cuantos dólares por metro cuadrado de superficie, ¡lo cual haría posible el techar su casa con tejas solares! Pero no se haga demasiadas esperanzas, pues el descuido de los esfuerzos en desarrollar la energía solar para el uso del hombre ha empañado esa perspectiva. ¿Y por qué este descuido?
La tecnología para resolver algunos de nuestros muchos problemas de combustible a menudo está al alcance, sin embargo se desperdicia la oportunidad. Por ejemplo, un funcionario de la Comisión de Energía Atómica declaró: “Si hubiéramos hecho la investigación hace 15 años, habríamos tenido centrales de combustible fósiles limpios (el convencional carbón, petróleo, o gas) por los pasados 10 años.”
Entonces, ¿por qué, no hicieron las centrales de energía eléctrica la investigación necesaria para desarrollar instalaciones libres de contaminación? Porque eso cuesta dinero.
Es parecido a lo que sucede con la industria automotriz. S. Smith Griswold, jefe de Control de la Contaminación del Aire del Distrito de Los Ángeles, dijo: “Para la gente interesada en las ganancias, los gastos para el desarrollo y la producción de controles de escape son pérdidas.”
Así es que uno se pregunta si una de las principales razones por las cuales no se han hecho nuevos desarrollos radicales en captar la energía solar es debido al temor de perjudicar a las empresas lucrativas de la actualidad. ¿Cómo es eso?
Bueno, considere esto: Digamos que con esfuerzos concentrados la luz solar pudiera convertirse económicamente en electricidad, tal como lo sugieren algunos científicos. Y digamos que cada hogar pudiera tener un pequeño panel de células solares fijado a su techo que proveería todas sus necesidades de energía. Pues, ¡en breve las compañías de servicios públicos se verían obligadas a cerrar sus puertas! Las grandes empresas de petróleo, carbón, gas y energía nuclear también serían afectadas adversamente. ¿Es de esperar que estas grandes empresas fueran los principales promotores de tales desarrollos revolucionarios? Difícilmente.
Es obvio que se necesita un gran cambio. Es necesario desmantelar a un grado considerable el modo de vivir industrializado, y ponerle fin a la tendencia hacia más industrialización. Pero es evidente que los gobiernos de hoy día no cooperarán voluntariamente para hacer esto.
Sin embargo, podemos confiar en que el Creador del hombre, el Dios Todopoderoso, hará lo que los gobiernos humanos no han hecho ni se puede esperar que hagan. De hecho, se ha acercado el tiempo para que él haga sentir su omnipotente poder y borre todo este inicuo sistema de cosas. Esto significa que todo el sistema del hombre que tanto ha contaminado la Tierra será desbaratado para siempre.
No obstante, la Tierra no será despoblada completamente; quedarán personas que genuinamente aman a Dios y que aprecian sus maravillosas creaciones. Ellas usaran los recursos de la Tierra de tal manera que no le causarán daño al ambiente. ¿Significa esto que el género humano vivirá un modo de vivir primitivo sin energía para operar los artefactos?
No, eso no es necesario. La Tierra tiene energía que puede ser captada sin contaminar el ambiente. Bajo la guía de la justa administración de Dios el hombre aprenderá a extraer eficazmente de la tierra las fuentes de energía, y las usará prudentemente, de una manera que sea totalmente provechosa. Todos tendrán toda la energía que necesitan para vivir cómodamente y para disfrutar plenamente de la vida. Entonces no habrá escasez de energía, ¡ni habrá el problema de la contaminación!—Sal. 37:9-11, 29; Rev. 21:3, 4.
[Nota]
a Vea ¡Despertad!, del 8 de enero de 1973.