Abrahán y los heteos
Los heteos eran descendientes del patriarca bíblico Het, quien era nieto de Cam por Canaán. (Gén. 10:6, 15) El vocablo heteo(s) ocurre 47 veces en las Escrituras hebreas, mientras que el nombre Het se usa 14 veces, señalando así a una gente antigua sobresaliente que aparece en las escenas de la historia bíblica desde los tempranos días postdiluvianos hasta el período de los reyes hebreos. (Gén. 15:20; 2 Sam. 11:3; 2 Cró. 8:7) La historia seglar antigua no sabía nada acerca de este pueblo antiguo antes de 1871, fecha en la cual los arqueólogos empezaron a descubrir inscripciones en que se mencionaba a los heteos, lo que confirmó el registro bíblico acerca de su existencia.
En 1906 en Asia Menor, a 90 millas al este de Angora, Turquía, principiaron las excavaciones de lo que resultó ser la antigua ciudad capital hetea, Bogaskoi, donde se encontraron unas diez mil tablillas escritas en heteo y en otros idiomas muertos del pasado. Muchos de estos documentos en forma de tablilla ya han sido descifrados y de ellos se ha reconstruído mucho del idioma, las leyes y la cultura de los heteos. Ahora se acepta comúnmente que los heteos dirigían un vasto imperio antiguo que dominaba la mayor parte de Asia Menor y cuyo control político se extendió sobre casi toda la Palestina aproximadamente desde 2000 hasta 1200 a. de J.C. Por lo tanto el gobierno y ley heteos dominaban gran parte de la tierra de Canaán durante la estadía de Abrahán en la Tierra Prometida.
Las Escrituras enseñan claramente que aunque Jehová Dios dió a Abrahán la promesa de que Palestina sería el hogar futuro de su posteridad, sin embrago Abrahán mismo permaneció como residente temporáneo mudándose de un lugar a otro con sus rebaños todo el resto de su vida. (Gén. 15:18-21; Heb. 11:9) Esto significaba que para hacer cualesquier transacciones legales o de negocio con las organizaciones de ciudad que existían en Palestina, se hacía necesario que Abrahán cumpliera con la ley dominante de aquellas ciudades. Traducciones de doscientos párrafos de legislación hetea se publicaron en inglés y hebreo en Londres de 1951, reconstruyendo doscientas leyes de las tablillas que se encontraron en 1906 y subsiguientemente. Varias de estas leyes suministran interesante información de fondo para las relaciones que Abrahán tuvo con los hijos de Het.
Al morir Sara, la esposa de Abrahán, cerca de Kiryat-arba (más tarde llamado Hebrón) en 1881 a. de J.C., Abrahán negoció con los hijos de Het para comprar la cueva de Macpela para que le fuera cementerio familiar. En tiempos pasados muchos estudiantes de las Escrituras han considerado el registro acerca de la negociación de Abrahán delante de la junta municipal de los heteos como un ejemplo sobresaliente del regateo oriental atormentador que implicaba formalismos hipócritas en que Efrón, el heteo, astutamente resistía para conseguir un precio caro. Se consideraba como una exhibición de generosidad oriental falsa el que Efrón hiciera tan resplandeciente pretensión de ofrecer el campo a Abrahán como regalo absolutamente gratuito. (Gén. 23:11) Con destreza Efrón entonces menciona ‘incidentalmente’ el alto precio de 400 siclos, el cual Abrahán se halla obligado a aceptar como el precio final del negocio. Después de eso los ancianos del gobierno de la población confirman a Abrahán la posesión.—Gén. 23:1-20.
En vista de la publicación de las leyes heteas puede haber una manera completamente diferente de entender este registro bíblico. Parece que el gobierno heteo fué un estado feudal en que el rey dominante exigía por ley una contribución territorial feudal que se pagaba en servicio o posiblemente, como alternativa, con el pago anual de dinero. Se obligaba al que fuera dueño de la tierra a pagar los tributos feudales al rey. Cuando se vendía un lote de terreno entero, el nuevo dueño estaba obligado por la ley hetea a aceptar la responsabilidad del pago de los impuestos o tributos feudales al rey. No obstante, la ley hetea hacía una excepción de que si sólo se vendía una parte del campo o del lote de terreno, entonces la obligación feudal todavía quedaba en manos del dueño principal y no pasaba al nuevo dueño de la parte menor.
La ley hetea, párrafo núm. 46, decía en parte: “Si alguien ocupa campos en un pueblo como posesión feudal a modo de herencia, si todos los campos le son dados él ha de pagar los tributos feudales; si sólo unos pocos de los campos le son dados él no ha de pagar los tributos feudales, sino que serán pagados de su propiedad paternal.” El núm. 47B decía: “Si alguien compra todos los campos de un soldado, él ha de pagar los tributos feudales, y si él compra sólo unos pocos de los campos, no ha de pagar los tributos feudales.”
Abrahán sin duda estaba bien informado acerca de estas leyes territoriales de los heteos y él también debe haber estado enterado acerca de la siguiente ley que implicaba un rito religioso pagano que había de llevarse a cabo cuando se compraba un campo principal entero. El párrafo de ley núm. 169 decía: “Si alguien compra un campo y divide el lindero, él ha de tomar harina y echarla delante del dios del sol y decir: ‘Planta tú cada árbol elzi que hay en mi tierra.’ También dirá: ‘Dios del sol y dios del tiempo, que no descanse ningún enojo sobre mí.’” Con este fondo legal veamos qué entendimiento diferente puede obtenerse del registro bíblico.
Abrahán se acerca a los ancianos o gobernadores heteos de la ciudad de Hebrón admitiendo que él es un residente temporáneo entre ellos y que desea obtener posesión de un lugar de entierro para su difunta esposa. (Gén. 23:3, 4) Los ancianos responden cortésmente conviniendo en que Abrahán obtenga un lugar de entierro en el territorio de ellos. (Gén. 23:5, 6) En un esfuerzo por evitar el pago de tributos feudales por generaciones futuras y también para evitar el cumplimiento de ritos religiosos paganos, Abrahán pide que se le venda únicamente la cueva de Macpela que forma parte del campo de Efrón.—Gén. 23:7-9.
Efrón, el dueño de este campo entero, aparentemente era uno de los ancianos de la ciudad que estaban sentados en la puerta de Hebrón oyendo casos legales de juicio. En respuesta pronta a la súplica de Abrahán, Efrón ofrece en venta el campo entero incluyendo la cueva de Macpela. (Gén. 23:11) La palabra hebrea traducida “doy” en el versículo 11 es la misma palabra que se traduce “doy” en el versículo 13, la cual está asociada con dinero, así teniendo el significado fijo en este capítulo de o “vender” o “pagar.” Parecía que Efrón no estaba dispuesto a dividir su propiedad y de ese modo llegar a ser responsable por los tributos feudales de la pequeña parte que Abrahán le comprara. De manera que Efrón ofrece vender el campo entero para que, como nuevo propietario, Abrahán llevara todas las obligaciones legales en conexión con el tributo feudal.
Abrahán responde que él estaría dispuesto a pagar la suma grande que fuera necesaria para el campo entero con tal que sólo tuviera un lugar donde enterrar a su amada difunta. (Gén. 23:13) Efrón no cede a la petición de Abrahán. Permanece firme e insiste en que el campo entero vale cuatrocientos siclos, lo cual, después de todo, es una cantidad pequeña entre Abrahán y él. El registro bíblico indica que Abrahán compró el campo entero, incluyendo todos los árboles y la cueva que estaban allí. Esto implica que Abrahán al fin tuvo que consentir en asumir cualesquier impuestos feudales que fueran asignados a la compra de este terreno entero, los cuales tendrían que pagarse al rey de los heteos.—Gén. 23:14-20.
Cuando los ancianos de la ciudad confirmaron este traspaso de derechos propietarios a Abrahán no hay registro al efecto de que se le requiriera llevar a cabo el rito de formalismo religioso pagano en conexión con tal compra. Quizás lo disculparon porque los heteos reconocían a Abrahán como “un jefe de Dios.”—Gén. 23:6, NM.
El hecho de que el traspaso de terreno hizo referencia a árboles también indica fondo legal heteo, porque es un rasgo característico de los documentos de negocio heteos el alistar el número exacto de árboles en cada venta de inmuebles.
Otra vez hallamos la arqueología bíblica confirmando la confiabilidad de las sagradas Escrituras. En realidad este registro de Génesis 23 prueba que el compilador de Génesis ha de haber vivido mucho antes de 1200 a. de J.C. para haber podio tener conocimiento acerca de las leyes heteas y su imperio, ya que este estado antiguo dejó de existir como poder dominante primitivo en el Levante alrededor de 1200 a. de J.C. De nuevo se pone de manifiesto que los modernistas y altos críticos que han rechazado a Moisés como el compilador temprano de Génesis están muy equivocados. ¡Si hace un siglo los altos críticos hasta se burlaban de la frecuente referencia que se hacía a los heteos en la Biblia, pretendiendo ellos que tal pueblo nunca había existido! La Biblia sigue demostrando que es infaliblemente verídica en sus registros acerca de todas las civilizaciones contemporáneas.
[Notas]
The Westminster Dictionary of the Bible, 1944 pág. 251.
Light From The Ancient Past, por J. Fínegan, 1946, pág. 165.
The Hittite Laws, por E. Neufeld, Londres, 1951.
The Hittite Laws, págs. 14, 15.
Ibid., pág. 46.
Bulletin of the American Schools of Oriental Research, febrero de 1953, págs. 15-18.