¿Cuál es el punto de vista bíblico?
¿Debería uno desquitarse?
“¡YA TE haré pagar por eso!” ¿Le suena familiar esa amenaza? A través de la historia humana ha sido común para la gente el devolver mal por mal, o desquitarse. Esta actitud está especialmente esparcida hoy día.
El desquitarse adopta muchas formas. Los jóvenes frecuentemente golpean a otros jóvenes que quizás les molesten. Los conductores irritados se desquitan contra otros conductores o peatones tocando las bocinas o tratando de obstruir a otros conductores de algún modo. Los miembros de la familia se desquitan gritándose los unos a los otros, o dándose “el tratamiento del silencio.” El desquitarse ha segado la vida de millones de personas en guerras internacionales y en “enemistades de sangre” entre familias o clanes.
¿Por qué se desquita la gente? Para algunos, “cobrárselas” es un asunto de orgullo. Otros razonan que, si alguien no se desquita cuando lo lastiman o perjudican, en realidad está animando a otros a aprovecharse de él.
¿Qué opina usted? Si alguien lo maltrata, ¿sería prudente pasar por alto el asunto? ¿O debería uno desquitarse?
Nadie sabe más acerca de cómo deberían tratarse los humanos los unos a los otros que Jehová Dios, nuestro Creador. El punto de vista de Dios de cómo debería responder la gente cuando otros la presionan se encuentra en las Sagradas Escrituras, las cuales son ‘inspiradas de Dios y provechosas . . . para rectificar las cosas.’ (2 Tim. 3:16) ¿Qué, pues, dice la Biblia acerca de desquitarse?
En Proverbios 24:29, la Palabra de Dios instruye: “No digas: ‘Tal como me hizo a mí, así voy a hacerle a él.’” Primera de Pedro 3:9 agrega que los cristianos no deben devolver “injuria por injuria.” Así es que el desquitarse, tanto de palabra como de hecho, debe ser evitado. Hasta el pensar acerca de devolver mal por mal desagrada a Dios. “Un corazón que fabrica proyectos perjudiciales” se alista entre las “seis cosas que Jehová de veras odia.”—Pro. 6:16, 18.
En vez de desquitarse, la Biblia anima a perdonar y mostrar amor a todos, aun a los enemigos de uno. (Luc. 17:3, 4; 10:27; 6:27, 35) En su Sermón del Monte, Jesús enfatizó la importancia de perdonar, diciendo: “Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, su Padre celestial también los perdonará a ustedes; mientras que si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco perdonará su Padre las ofensas de ustedes.”—Mat. 6:14, 15.
Pero, ¿es práctico seguir ese consejo? Sí. Es probable que los que están determinados a cobrárselas a alguien por un agravio empeoren las cosas. Proverbios 26:21 declara: “Como carbón para las ascuas y leña para el fuego, así es un hombre contencioso para enardecer una riña.” Por otra parte, las personas que rehúsan devolver mal por mal frecuentemente hallan que su situación mejora. “Una respuesta, cuando es apacible, aparta la furia.”—Pro. 15:1.
Además, las Escrituras advierten: “El orgullo está antes de un ruidoso estrellarse, y un espíritu altivo antes del tropiezo.” (Pro. 16:18) A los ojos de Jehová el que se desquita se pone él mismo al nivel del que lo ofendió.—Pro. 26:4.
La salud física de uno también puede estar implicada. Las emociones como el enojo, el odio y el resentimiento, las cuales frecuentemente llevan a desquitarse, pueden ser muy perjudiciales para la salud. El médico norteamericano T. R. Van Dellen recientemente declaró: “Raramente se alista el enojo en un certificado de defunción, pero esa emoción es una causa de muerte más común de lo que mucha gente cree.” El Dr. Hans Selye, director del Instituto de Medicina y Cirugía Experimental de la Universidad de Montreal, señaló:
“No es la persona odiada o el patrón desconcertante el que consigue úlceras, hipertensión, y enfermedad del corazón. Es el que odia o el que permite que se le desconcierte. ‘Ama a tu prójimo’ es uno de los consejitos médicos más seguros que jamás se hayan dado.”
Además, el que trata de vengarse de los males cometidos contra él, verdaderamente está saliéndose de su posición. ¿Por qué? Porque, en Romanos 12:19, la Palabra de Dios dice: “No se venguen ustedes mismos, amados, sino cédanle lugar a la ira; porque está escrito: ‘Mía es la venganza; yo pagaré, dice Jehová.’” El que se desquita por lo tanto está presumiendo de desempeñar el papel de Dios.
Las personas que están vivas hoy en día pueden cobrar ánimo en particular. ¿Por qué? Porque han visto el cumplimiento mundial de la “señal” que dio Jesús concerniente a “la conclusión del sistema de cosas.” (Mat. 24:3-25:46) Por lo tanto, la generación actual todavía vivirá para ver a Dios tomar acción para liberar a la Tierra de toda forma de iniquidad.—Mat. 24:32-34.
Una persona que obedece el consejo de las Escrituras de no desquitarse quizás halle que otros lo acusen de cobardía. Pero, ¿está justificada tal acusación? A juzgar por su propia experiencia, ¿qué es lo que ha hallado usted que exige más valor: encolerizarse y desquitarse, o mantener el gobierno de uno mismo? La Palabra de Dios declara: “El que es tardo para la cólera es mejor que un hombre poderoso, y el que domina su espíritu que el que toma una ciudad.”—Pro. 16:32.
Contraste con esto lo que se dice en Proverbios 25:28: “Como una ciudad en que se ha hecho irrupción, que no tiene muro, es el hombre que no tiene freno para su espíritu.” ¿Desea usted convertirse en una ciudad que se deja completamente abierta para el ataque por fuerzas hostiles? ¿Desea usted impresionar a las personas que animan las riñas? Las Escrituras aconsejan: “No tengas compañerismo con nadie dado a la cólera; y con el hombre que tiene arrebatos de furia no debes entrar, para que no te familiarices con sus sendas y ciertamente tomes un lazo para tu alma.”—Pro. 22:24, 25.
Jehová Dios pone el modelo perfecto de cómo deberían responder las personas al ser provocadas. El salmista escribió acerca de Jehová: “No ha hecho con nosotros aun conforme a nuestros pecados; ni conforme a nuestros errores ha traído sobre nosotros lo que merecemos.”—Sal. 103:10.
Pero, aun si uno hace lo más que puede para evitar la riña y a los que la causan, no hay duda de que otros lo irritarán a veces. ¿Cómo debería responder uno?
Bueno, ¿qué hizo Jesús cuando los opositores incrédulos de la verdad de Dios trataron de hacerle mal? Primera de Pedro 2:23 nos informa: “Cuando lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar.” ¿Qué hizo Jesús en vez de desquitarse? El mismo versículo continúa: “Sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia.” Debido a que Jesús dependió fielmente de su Padre al estar bajo presión, Jehová Dios lo sostuvo a través de todas sus pruebas. Dios hará lo mismo por usted si sigue el fiel ejemplo de Cristo y ‘arroja su carga sobre Jehová mismo,’ en vez de tratar de vengarse.—Sal. 55:22; 1 Ped. 2:21; 5:9, 10.
Estas son razones poderosas para evitar el desquitarse. Viola los mandamientos de Dios y, por lo tanto, puede perjudicar la relación de uno con Jehová. Las emociones asociadas con el desquitarse pueden suscitar serios trastornos físicos. La determinación de vengarse puede conducir a violaciones más graves de la ley de Dios, incluso a la violencia y el asesinato. Además, Jehová promete que él mismo pronto destruirá toda la iniquidad. En vista de esto, ¿debería uno desquitarse?