La paz de mil años que se aproxima
“Gobernarán como reyes con él por los mil años.”—Rev. 20:6.
1. Paz planetaria en la Luna o paz aquí en la Tierra... ¿cuál de las dos prefiere la gente, y por qué?
CUANDO los tres astronautas en su nave espacial de hechura humana describieron sus diez órbitas alrededor de la Luna al tiempo de la Navidad del año 1968, observaron que las cosas estaban muy pacíficas en la Luna, que estaba a solo 70 millas ó 115 kilómetros de distancia de ellos. Cuando regresaron a salvo a nuestra Tierra, volvieron a entrar en un mundo en el cual rabiaban las guerras y donde se expresaban grandes temores de que estallara una tercera guerra mundial, una guerra nuclear. No obstante, se sintieron muy felices al hallarse de nuevo en nuestra Tierra afligida. ¿Y por qué no? ¿Quién será el que quiera ir a la Luna para disfrutar de paz planetaria? Lo que la gente común desea es paz mundial aquí mismo en la Tierra, donde debemos estar. No están errados en el deseo de su corazón, porque es aquí mismo en la Tierra que disfrutarán de una paz de mil años, y ésta habrá de empezar ya muy pronto. ¿Qué hay si usted viviera para verla empezar? Usted de veras se consideraría altamente favorecido.
2, 3. (a) ¿Por qué ha perdido la gente la confianza en que los gobernantes mundanos puedan establecer una paz mundial duradera? (b) ¿Qué hay de una explosión demográfica, y qué efecto tiene ésta en la paz?
2 Las condiciones actuales del mundo sin duda harán que usted pregunte: “¿Quién introducirá y mantendrá esta paz de mil años?” Después de todo el despliegue que los hombres que están envueltos en los asuntos mundiales se han dado como pacificadores, como establecedores y mantenedores de la paz, usted correctamente ha perdido la confianza en que los hombres puedan hacer tal cosa colosal. A usted le parece que los obstáculos al establecimiento de una paz mundial duradera son insuperables para los hombres. Usted está enterado del aumento explosivo de la población humana de la Tierra, y leyó el anuncio de una página entera de periódico, bajo el encabezamiento: “La bomba demográfica amenaza la paz del mundo,” pues la “Campaña para detener la explosión demográfica” publica anuncios de esta clase repetidas veces. (Times de Nueva York, 9 de febrero de 1969) También, bajo el titular sacudidor “Inglés prevé un infierno en la Tierra” usted leyó la declaración que lord Ritchie-Calder, presidente de la Sociedad para la Conservación, hizo en Londres, Inglaterra, el 23 de noviembre de 1968, en la cual dijo, en parte:
3 “Siempre me espanto cuando oigo a la gente hablar complacientemente acerca de la explosión demográfica como si perteneciera al futuro, o del hambre mundial como si amenazara, cuando centenares de miles de personas pueden testificar que ya está aquí... jurarlo con respiración jadeante. . . . Lo que a mí me interesa es conservar a salvo el espíritu humano, no del infierno de ultratumba, sino del infierno sobre la Tierra.”—Times de Nueva York, con fecha del 24 de noviembre de 1968.
4. ¿Qué problema indicó Huxley que era el problema más apremiante del mundo, y qué pregunta ahora quita la tranquilidad de ánimo?
4 Esto solo sirve para confirmar lo que dijo en la misma ciudad Julián Huxley, anterior director general de la Organización Educativa, Científica y Cultural de las Naciones Unidas, unos catorce años antes (7 de septiembre de 1954) cuando dirigió la palabra a la conferencia de Parlamentarios a favor del Gobierno Mundial, a saber, que “el problema más apremiante del mundo era el aumento de la población, que amenaza con superar por mucho los víveres.” (Times de Nueva York, 8 de septiembre de 1954) Por lo tanto, la persona pensadora pregunta: ¿Cuál será la situación en cuanto a población y alimentos en otros catorce años? Lo que razonablemente se nos da motivo para esperar no nos causa tranquilidad de ánimo.
5. ¿Por qué no cambia el cuadro general el que se ponga fin a las guerras menores, y qué desenvolvimientos perturbadores se ven actualmente en el Lejano Oriente?
5 El que se ponga fin a las guerras menores, como las de Vietnam y el Oriente Medio, no puede cambiar el cuadro general. Todavía queda la hostilidad de los dos grandes grupos políticos. Al considerar el “Negocio de la nación,” el Times de Nueva York del 6 de diciembre de 1968 (página 96, párrafos 4, 5) dijo: “ . . . la guerra fría, aunque muy cambiada, ni con mucho está terminada. Sus peligros no están disminuyendo. Más bien pudiera decirse que están aumentando.” Expresó el temor de que la continuada disgregación del bloc soviético de naciones quizás incite a los rusos a emprender nuevas y desesperadas medidas. Esto nos recuerda que la vecina de al lado de la Unión Soviética, la China comunista, es para ella un gran problema, sí, y para gran parte del resto del mundo. Añadido a la aterradora inmensidad de su población está el hecho intranquilizador de que la China comunista ahora es potencia nuclear con la capacidad para disparar proyectiles de largo alcance. Si sigue con éxito en el campo de proyectiles y empieza a acumular sus armas en el año 1972, y entonces persiste en esto, los chinos comunistas “deben estar en condiciones de desplegar 15 ó 20 Proyectiles Balísticos Intercontinentales para alrededor de 1975.”—Times de Nueva York, 3 de febrero de 1969.
6, 7. El 20 de enero de 1969, ¿quién se ofreció para resolver los problemas de la paz mundial, y cuáles fueron sus palabras?
6 Verdaderamente, los problemas que tienen que resolverse para lograr la paz mundial por medios humanos son formidables, y sin embargo hay hombres que se ofrecen para abordar tales problemas. Aparentemente uno de éstos es el presidente número treinta y siete de los Estados Unidos de Norteamérica. En el discurso que pronunció después de su inauguración el 20 de enero de 1969, dijo:
7 “He prestado juramento hoy en la presencia de Dios y mis conciudadanos, de sostener y defender la Constitución de los Estados Unidos. A ese juramento, ahora agregó este sagrado compromiso: Consagro mi puesto, mis energías y toda la sabiduría de que pueda hacer acopio a la causa de paz. . . . El mayor honor que la historia puede conferir es el título de pacificador. Este honor ahora llama a los Estados Unidos... la oportunidad de ayudar a sacar al mundo por fin del valle del tumulto y conducirlo al alto terreno de la paz con que ha sonado el hombre desde la aurora de la civilización. Si logramos hacerlo las generaciones venideras dirán de nosotros los que ahora vivimos que nos valimos de nuestro momento con maestría, que ayudamos a hacer seguir el mundo para la humanidad. . . . Nuestro destino no brinda la copa de la desesperanza, sino el cáliz de la oportunidad. Entonces, echemos manos de ella, no con temor, sino con alegría... y ‘viajeros en la Tierra juntos,’ avancemos, firmes en nuestra fe, constantes en nuestro propósito, cautelosos respecto a los peligros, pero sostenidos por nuestra confianza en la voluntad de Dios y la promesa del hombre.”—Times de Nueva York del 21 de enero de 1969.
8. ¿Cuál de las bienaventuranzas de Cristo posiblemente tenía presente el presidente que acababa de tomar juramento, pero qué profecía bíblica definitivamente tenía presente?
8 Posiblemente el presidente haya tenido presentes las famosas palabras del Hombre de quien él afirma ser seguidor, según las registró el biógrafo de Jesús, Mateo Leví: “Bienaventurados los pacificadores; porque ellos serán llamados hijos de Dios.” (Mat. 5:9, Mod) Pues, por lo menos el presidente tenía presente una profecía antigua del siglo octavo antes de nuestra era común. ¿Cómo podemos estar seguros de esto? Porque, mientras prestaba juramento con la mano derecha levantada, tenía la mano izquierda sobre dos Biblias de familia, sostenidas una encima de la otra por su esposa y abiertas en la profecía de Isaías, capítulo dos, versículo cuatro, que dice: “Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y ellos forjaran sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces: no alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.” (Mod) (Times de Nueva York, 20 de enero de 1969, primera página, última columna) El que tuviera su mano izquierda en ese versículo de la Biblia no fue accidental, sino de propósito. En ese versículo de la Biblia se halla expresada “la voluntad de Dios” de hace más de dos milenios, y ahora el presidente agregaba “la promesa del hombre.”
¿DEPENDE DE LOS GOBERNANTES POLÍTICOS?
9. ¿Depende la realización de dicha profecía bíblica de una condición, y qué hay, entonces, acerca de un mundo sin guerras?
9 Ciertamente si las palabras proféticas de Isaías, capítulo dos, versículo cuatro, indican la voluntad del Dios Todopoderoso, se realizarán sin falta y algún día habrá paz universal. Pero ¿requiere una condición la realización final de esas palabras proféticas? ¿Es condicional su realización, dependiendo acaso de la “promesa del hombre”? ¿Depende su realización de la “promesa” de los gobernantes políticos de las naciones y gente? Si así fuera, bueno, pues, ¿llegaría a haber algún día un mundo sin guerras en la Tierra?
10, 11. (a) Para producir el estado del mundo que Dios se ha propuesto tener, ¿cómo piensan producirlo los hombres del mundo? (b) ¿Qué comparación hace Dios entre el camino de ellos y el suyo?
10 Puede que hombres prominentes e influyentes del mundo vean el estado final del mundo que Dios se ha propuesto tener. Impulsados por emoción religiosa, quizás con toda sinceridad prometan usar su puesto político, sus energías y toda la sabiduría de que puedan hacer acopio para trabajar en el interés de realizar ese estado del mundo que Dios se ha propuesto tener. Pero, ¿qué hay si tales hombres, al hacer su promesa, piensan en trabajar para realizarla de su propia manera según la sabiduría de este mundo, y no de la manera de Dios según la sabiduría de él expuesta en su Palabra escrita, la Santa Biblia? ¿Tenemos razón para creer que Dios prosperará los esfuerzos que hagan para realizar la “promesa” de ellos cuando proceden según su propia determinación? O, ¿pudiera ser cierto que tales hombres de “promesa” realmente estén trabajando contra la “voluntad de Dios”? ¿Ha sido la manera en que el hombre ha procedido hasta ahora para traer una paz universal, duradera, la manera de Dios? El hecho claro de que la manera en que el hombre ha procedido hasta ahora para hacerlo carece de la bendición de Dios contestaría: ¡No! Pero por medio del mismo profeta Isaías Dios mismo da la respuesta a esta pregunta vital, diciendo:
11 “Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos, dice Jehová. Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos que vuestros pensamientos. Porque . . . así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin fruto, sino que efectuará lo que yo quiero, y prosperará en aquello a que yo la envié.”—Isa. 55:8-11, Mod.
12, 13. (a) Después de la I Guerra Mundial, ¿de qué manera procedió el hombre para impedir otra guerra mundial? (b) ¿Cómo respaldó el Concilio Federal de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos esa manera de proceder como si fuera la voluntad de Dios?
12 La palabra de Dios, hablada y escrita, nunca fallará. Pero ¿qué hay de la palabra de “promesa” hecha por hombres en poder político? Al fin de la I Guerra Mundial en 1918 tales hombres estaban resueltos a impedir que ocurriera otro conflicto mundial. ¿Qué camino emprendieron o de qué manera decidieron proceder para impedir tal conflicto los que tuvieron que ver con el tratado de paz? Pues, incorporaron en el tratado de paz el llamado Pacto de la Sociedad de las Naciones. Cuando el tratado de paz entró en vigor, también entró la Sociedad de las Naciones. Por medio de aquella Sociedad de las Naciones los hombres que la apoyaron prometieron mucho. Aparentemente la Sociedad de las Naciones era conforme a la voluntad de Dios, porque el clero religioso de la cristiandad apoyó a aquella Sociedad. El Concilio Federal de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos dijo como si fuera vocero de Dios:
13 “Tal Sociedad no es meramente un expediente político; es más bien la expresión política del Reino de Dios en la Tierra. . . . La Iglesia puede dar un espíritu de buena voluntad, sin el cual ninguna Sociedad de las Naciones podrá durar. . . . La Sociedad de las Naciones tiene sus raíces en el Evangelio. Igual que el Evangelio, su objetivo es ‘paz en la Tierra, buena voluntad para con los hombres.’”—Federal Council Bulletin, tomo II, núm. 1, con fecha de enero de 1919, páginas 12-14.
14. (a) ¿Qué demostró que las iglesias estaban equivocadas en cuanto a la Sociedad de las Naciones? (b) ¿Qué actitud adoptan ahora los religiosos en cuanto a la organización de las Naciones Unidas? ¿Da esto garantía de que durará?
14 Evidentemente aquellas iglesias de la cristiandad se equivocaron en cuanto a esto, porque aquella Sociedad de las Naciones no duró. La sabiduría del hombre la había creado con el propósito de que impidiera la guerra, pero eso mismo fue lo que la puso fuera de acción: la II Guerra Mundial. La Sociedad pasó sus efectos a las Naciones Unidas, la organización para la paz mundial que llegó a existir el 24 de octubre de 1945. Una vez más esta organización internacional para paz y seguridad mundiales aparenta ser conforme a la “voluntad de Dios,” puesto que el clero de la cristiandad la apoya piadosamente. Hasta los papas de la Ciudad del Vaticano se han declarado en apoyo de ella, pues el papa Paulo VI le dirigió la palabra personalmente en una ocasión en su centro de dirección en Nueva York. Hoy ciento veintiséis naciones son miembros de ella, entre ellas la nación que recientemente inauguró su presidente treinta y siete. El nuevo presidente ha indicado cómo él va a cumplir la “promesa del hombre,” y va a hacerlo por medio de trabajar con las Naciones Unidas, junto con otras alianzas internacionales pero más pequeñas. Pero la bendición del clero de la cristiandad no da más garantía de que esta organización de las Naciones Unidas durará que la que dio para la Sociedad de las Naciones.
15. ¿Hay base para que la historia les confiera el título de Pacificador a la Sociedad de las Naciones y a las Naciones Unidas? ¿Están cumpliendo las Naciones Unidas la profecía bíblica cincelada en el muro de su plaza?
15 La historia no puede conferir a la Sociedad de las Naciones el honor de llevar el título de Pacificador. No hay base para que la historia honre a las Naciones Unidas con el título de Pacificador. A la vez que las Naciones Unidas profieren palabras grandiosas acerca de paz y llevan a cabo negociaciones para restaurar o mantener la paz en diferentes zonas de la Tierra, las naciones que son miembros de ella se preparan para guerra. Los miembros más fuertes de su Consejo de Seguridad son las naciones más poderosamente armadas de toda la historia humana. La paz mundial hoy, si se puede decir que la hay, es una paz de terror, una paz que se mantiene únicamente debido al temor aterrador de guerra nuclear, bacteriológica y radiológica que significa la ruina de la civilización moderna. ¿Dónde, pues, está el cumplimiento de las palabras que se hallan prominentemente cinceladas en un muro en la calle 42 frente a la plaza de las Naciones Unidas en medio de la ciudad de Nueva York? ¿Cuáles palabras? Éstas: “Forjarán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces: no alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.
NO DEPENDE DE LA “PROMESA DEL HOMBRE”
16. ¿Qué requisito preliminar predicho en Isaías 2:4 no están cumpliendo las naciones que pretenden hacerse pacificadores?
16 Sin importar lo que haga la historia humana escrita por hombres no inspirados en cuanto a honrar a hombres y naciones con títulos, Dios mismo no se propone conferir el “mayor honor” del título de Pacificador a ningún político de esta última mitad del siglo veinte. Este honor en Su mano no está llamando ahora con señas a ningún miembro de las Naciones Unidas ni a ninguna nación que no sea miembro. No hay una sola nación ni un solo pueblo del mundo que acepte de la boca de Dios lo que dice la profecía de Isaías 2:4 que acontecería antes de que se forjaran las espadas en rejas de arado y las lanzas en hoces y antes de que no aprendieran más la guerra las naciones. Esas primeras palabras de este versículo profético dicen: “Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos.”
17, 18. (a) ¿Qué profecía correspondiente repite ese requisito? (b) ¿Cómo se portan las naciones en cuanto a ese requisito, y qué título no les conferirá a ellas la historia divina?
17 Una profecía de aquel mismo tiempo antiguo que corresponde a la de Isaías 2:4, la profecía de Miqueas 4:3, dice: “Y juzgará entre muchos pueblos, y reprenderá a fuertes naciones, hasta en tierras lejanas; y ellas forjarán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no levantará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.”—Mod.
18 Las naciones no están dejando que el Señor Jehová las juzgue. Someten sus problemas a la Asamblea General o al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas o a su Tribunal Internacional de Justicia en La Haya en los Países Bajos. No se rigen por los juicios que están puestos en claro en la Palabra escrita de Dios, la Santa Biblia. Las naciones, aun las “fuertes naciones” que están en “tierras lejanas” de donde vivían los profetas Isaías y Miqueas, no aceptan ninguna reprensión del Señor Jehová según se expone en su Palabra escrita o según la citan sus voceros de dicha Palabra escrita. Si de veras aceptaran su juicio y su reprensión y les hicieran caso, forjarían sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en hoces y no levantarían la espada de guerra una contra otra y ni siquiera aprenderían más la guerra. Pero todo el mundo sabe que no proceden así. Por lo tanto, a pesar de la “promesa del hombre,” no se puede esperar de las naciones una paz mundial duradera, sea que estén en una organización unida u obren individualmente. No hay gobernante político ni nación que aún vaya a presentarse y sea el que o la que la historia divina honre en gran manera con el título de Pacificador.
19. ¿Depende Isaías 2:4 de la “promesa del hombre”? ¿Qué hecho puede servirles de consuelo a las personas que anhelan la paz?
19 Nada a semejanza de un mundo desarmado, aprendedor de la paz, puede esperarse de la “promesa del hombre” que se apega al camino y la sabiduría del hombre, no al camino y la sabiduría de Dios, que están tanto más alto sobre los del hombre como el cielo mismo. El Dios Todopoderoso, Creador del cielo y la Tierra, no depende de la “promesa del hombre.” Su predicción del futuro en nada depende de ella. Su palabra en Isaías 2:4 es una profecía incondicional. Aunque la gente y fuertes naciones de hoy estén planeando y obrando contra ella, esa gloriosa profecía se cumplirá. Dios se encargará de ello, pues ¿qué hombre, qué pueblo, qué nación fuerte puede tener éxito en oposición a Él? Sírvale de consuelo este hecho seguro a toda persona que anhela una paz universal duradera como se predijo en la Palabra de Dios.
20, 21. (a) ¿Por qué no ha cambiado Dios en cuanto a su propósito declarado? (b) ¿Con qué palabras de Isaías 9:6, 7 anunció Jehová con anticipación a su Pacificador?
20 Dios no cambia en cuanto a su propósito declarado. Ya por casi dos milenios él ha tenido al que ha ungido o consagrado para servir de Pacificador para toda la humanidad. Por medio del profeta Isaías Dios predijo el desarme de los habitantes de la Tierra y el que no aprenderían más la guerra. Por el mismo profeta Dios anunció con anticipación a este Pacificador. Ya hemos considerado Isaías, capítulo dos, versículo cuatro. Diríjase ahora al Isa. capítulo nueve, los versículos seis y siete, y lea acerca del nacimiento y la obra de este Pacificador:
21 “Porque un Niño nos ha nacido, un Hijo nos es dado: y el dominio estará sobre su hombro; y se le darán por nombres suyos: Maravilloso, Consejero, Poderoso Dios, Padre del siglo eterno, Príncipe de Paz. Del aumento de su dominio y de su paz no habrá fin; se sentará sobre el trono de David y sobre su reino, para establecerlo, y para sustentarlo con juicio y justicia, desde ahora y para siempre. ¡El celo de Jehová de los Ejércitos hará esto!”—Mod.
22. ¿Cómo indica esta profecía aquel en quien tenemos que cifrar nuestras esperanzas para un reinado pacífico de mil años?
22 Oiga de nuevo esas palabras proféticas: “Del aumento de su dominio y de su paz no habrá fin.” En esas palabras se da la inquebrantable promesa de Dios de que habrá un dominio o gobierno interminable de paz sin fin. Es el gobierno de un niño nacido en el linaje del rey David, el hijo cuyo nombre había de ser “Príncipe de Paz.” Su vida tendrá que ser tan larga como su gobierno pacífico... sin fin, inmortal. El hecho de que su nombre también había de ser “Padre del siglo eterno” (Mod) o “Padre eterno” (Val) confirma esto. Esto resultaría en que él fuera el Heredero Permanente del rey David, puesto que la profecía divina dice que este gobierno pacífico sin fin estaría “sobre el trono de David y sobre su reino, para establecerlo, y para sustentarlo con juicio y justicia, desde ahora y para siempre.” Es en el reinado de este Heredero Permanente del rey David como Príncipe de Paz que tenemos que cifrar nuestras esperanzas para la paz de mil años que se aproxima. Él es a quien Jehová Dios honra con el título de Pacificador, y no a ningún político ni a ninguna nación de este siglo veinte.
23. ¿Por qué no debemos perder fe en el cumplimiento de la profecía de Isaías a pesar de haber pasado tanto tiempo desde que se dio?
23 Es cierto que han pasado más de dos milenios y medio desde que Isaías el profeta de Dios profirió y escribió esa profecía, y ahora nos hallamos en un tiempo en que las naciones procuran evitar la guerra mundial que sería la más grande y la peor de toda la historia humana. Pero es preciso que no perdamos fe en el cumplimiento de la profecía de Isaías acerca del Pacificador y de paz eterna en la Tierra. El celo de Jehová de los Ejércitos respalda esta profecía, que Él mismo inspiró por su espíritu santo. La profecía termina diciendo: “¡El celo de Jehová de los Ejércitos hará esto!” Su celo no se ha enfriado para esta fecha respecto a la profecía, puesto que su propio nombre y reputación están comprometidos en relación con ella. Él nunca ha mentido en ningún otro asunto; tampoco resultará mentiroso en lo que tiene que ver con esta profecía. Él es “Dios, que no puede mentir.”—Tito 1:2; Heb. 6:18, Mod.
ALGUIEN MAYOR QUE EL REY SALOMÓN
24. ¿Qué muestra la historia en cuanto a si cualquiera de los reyes de Jerusalén desde el tiempo de Isaías en adelante resultó ser el prometido Príncipe de Paz?
24 El vocero de Dios, el profeta Isaías, siguió profetizando hasta durante el reinado del rey Ezequías de Jerusalén, pero Ezequías no resultó ser el “Niño” o “Hijo” prometido que había de ser honrado con el título de Pacificador, Príncipe de Paz. Tampoco resultaron ser el prometido Príncipe de Paz los siete reyes que siguieron a Ezequías sobre el “trono de David” en Jerusalén, hasta el último rey, Sedequías. De hecho, en el año undécimo del reinado del rey Sedequías la santa ciudad de Jerusalén y su templo construido años antes por el rey Salomón fueron destruidos por los ejércitos de la Babilonia pagana, y el pueblo vencido fue llevado como desterrados a la lejana Babilonia. No fue sino hasta setenta años después que algunos desterrados puestos en libertad empezaron a edificar la ciudad de Jerusalén y un templo para la adoración de Dios.
25. ¿Cuándo y dónde empezó a cumplirse la profecía de Isaías por el nacimiento del “Niño,” el “Hijo,” el Heredero Permanente de David?
25 Bueno, pues, ¿se había frustrado y enfriado el “celo de Jehová de los Ejércitos”? ¡De ninguna manera! A pesar de este aparente fracaso de la profecía de Isaías, el celo de Dios ardía con el mismo fervor de siempre en pro de la ejecución de la profecía. El “trono de David” nunca volvió a establecerse en Jerusalén, pero eso no importó. El linaje de la familia real del rey David no fue extirpado, sino que siguió adelante. Entonces, quinientos treinta y cinco años después que empezó la reconstrucción de Jerusalén, la profecía de Isaías empezó a cumplirse por el nacimiento del “Niño” prometido, el “Hijo” que había de ser el Heredero Permanente del rey David. Esto aconteció en el segundo año antes del comienzo de nuestra era común; en otras palabras, en el año 2 a. de la E.C. Aconteció en la ciudad natal del rey David, a saber, Belén de Judá, en cumplimiento de la profecía de Miqueas (5:2).
26, 27. Según Lucas, ¿a quiénes hizo Dios testigos en la noche que nació el niño?
26 A fin de probar que se había cumplido su antigua profecía, el celoso Jehová de los Ejércitos ciertamente tendría testigos del nacimiento del prometido Príncipe de Paz. En primer lugar hizo que ángeles fueran testigos del nacimiento del niño. Entonces hizo que pastores de Belén fueran testigos del suceso. De noche, temprano en el otoño del año 2 a. de la E.C., el ángel del Señor Jehová se les apareció a aquellos pastores que cuidaban sus ovejas en el campo cerca de Belén. Un investigador de los hechos relacionados con el nacimiento, un médico que se llamaba Lucas, aunque él mismo no asistió al parto, informa: “Un ángel del Señor fulguró sobre ellos, la gloria del Señor brilló todo alrededor de ellos. Les dio mucho miedo, pero el ángel les dijo: ‘No tengáis miedo. Son buenas nuevas las que os traigo, nuevas de un gran gozo que es para toda la Gente. Hoy tenéis un salvador que os nació en el pueblo de David, el Señor mesías. Y ésta es la prueba para vosotros: hallaréis a un bebé envuelto y acostado en una casilla para ganado.’ Luego una hueste del ejército del cielo apareció de repente al lado del ángel, elogiando a Dios y diciendo: ‘¡Gloria a Dios en el alto cielo, y paz en la tierra para los hombres a quienes favorece!’”—Luc. 2:8-14, Mof.
27 Nos dice el médico Lucas que los pastores fueron y hallaron al niño recién nacido, y así llegaron a ser testigos oculares del nacimiento del “Señor mesías,” junto con los ángeles celestiales. El doctor Lucas termina diciendo: “Entonces los pastores se fueron de vuelta, glorificando y elogiando a Dios por todo lo que habían oído y visto... tal como se les había dicho que les sucedería.”—Luc. 2:15-20, Mof.
28. Cuarenta días después, ¿quiénes llegaron a ser testigos del nacimiento del niño?
28 Cuarenta días después un hombre temeroso de Dios, Simeón, y luego la profetisa Ana, vieron e identificaron al niño cuando fue traído al templo en Jerusalén. Así ellos también llegaron a ser testigos del cumplimiento de la profecía de Isaías acerca del Príncipe de Paz.—Luc. 2:22-38.
29. ¿Por qué nombre y títulos se le llamó a éste, y qué quiere decir su nombre?
29 El ángel se refirió al niño como “el Señor mesías.” Los judíos de habla griega de aquel día dirían “el Señor Cristo,” porque “mesías” y “Cristo” quieren decir la misma cosa, “el ungido.” Es decir, el ungido de Dios. Según la instrucción que Dios le dio a la madre virgen del niño, a él se le puso el nombre personal de Jeshua; pero los judíos de habla griega como el médico Lucas lo llamaban Jesús. Por eso con su título se le llamaba Jeshua Mesías o Jesucristo. (Luc. 1:26-33; Mat. 1:1, 20-25) Porque era descendiente del rey David también se le llamaba “el Hijo de David.” ¿Por qué se le dio el nombre personal Jesús? El Dictionary of the Bible, por el Dr. William Smith (página 1346), edición de 1894, dice que el nombre Jeshua o Jesús significa “Ayuda de Jehová,” o “Salvador.” Esto corresponde a lo que el ángel de Dios le dijo a su padre adoptivo, el carpintero José, en Nazaret: “Tienes que ponerle por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.”—Mat. 1:18-25.
30. (a) ¿Por qué no le tocó al rey Salomón introducir el reinado de un milenio de paz? (b) ¿De quién fue tipo él, cuando era fiel?
30 Entre los antepasados reales estaba el hombre más sabio de la antigüedad, el rey Salomón hijo de David. Su nombre significa “Pacífico,” o “Paz.” Muy apropiadamente, reinó en Jerusalén, nombre que significa “Posesión de la Paz Doble.” A pesar de esta combinación de nombres, el reinado de Salomón no introdujo un milenio de paz. A lo más introdujo una paz de cuarenta años. A pesar de su sabio comienzo como rey de Jerusalén, resultó malo en su vejez. Se hizo opresivo para con el pueblo de Israel. Cedió a la presión de sus muchas esposas extranjeras y se unió a ellas en adorar a otros dioses que no eran Jehová Dios. Así perdió la paz que tenía con el único Dios vivo y verdadero, quien expresó su indignación arrancando diez de las doce tribus de Israel del reino de los sucesores de Salomón. (1 Rey. 11:7-12:24; Neh. 13:26, 27) Pero durante el período de más de la mitad de su reinado de cuarenta años que Salomón fue fiel a Jehová como Dios y escribió tres libros de la Santa Biblia, Salomón fue usado como figura profética del Mesías o Cristo verdadero.
31. (a) ¿Por qué pudo Jesús referirse a sí mismo como “algo más que Salomón”? (b) ¿Por qué no recibió él el trono de David en la Tierra?
31 A diferencia de Salomón, Jesucristo como hombre perfecto en la Tierra nunca resultó infiel a Dios. Dignamente llevó el nombre Jeshua o Jesús, que significa “Ayuda de Jehová,” o “Salvación de Jehová.” Salomón su antecesor había sido ungido con aceite santo para ser rey sobre todo Israel, pero Jesús fue ungido con espíritu santo del cielo al tiempo de su bautismo en agua en el río Jordán, ocasión en que Juan el Bautista oyó la voz de Dios decir: “Éste es mi amado Hijo, en quien tengo mi complacencia.” (Mat. 3:13-17, Mod) Así Jesús llegó a ser El Ungido o Cristo de Dios en un sentido superior a Salomón. Sin egoísmo o exageración Jesús podía referirse a sí mismo como “algo más que Salomón.” (Mat. 12:42) Por su fidelidad mantuvo su derecho al “trono de David” o a la gobernación como rey sobre todo Israel que dicho trono simbolizaba. Pero Dios nunca le dio al Jesús ungido aquel “trono de David” en la Tierra. (Luc. 1:32, 33) Primero, Dios probó la fidelidad de Jesús hasta el límite, dejándolo morir como un sacrificio humano perfecto en un madero de ejecución, para que así Jesús ‘salvara a su pueblo de sus pecados.’—Mat. 1:21.
32. (a) ¿Cómo se nos indica si Jesús se mantuvo en paz con Dios hasta la noche en que fue traicionado? (b) ¿Por qué no aceptó Jesús el reinado ni de parte del Diablo ni del hombre?
32 Jesús el ungido se mantuvo en paz con Jehová Dios hasta el mismo fin de su vida terrestre. Poco antes de que fuera traicionado y entregado a los ejecutores les dijo a los once fieles de sus doce apóstoles: “La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy a ustedes como el mundo la da.” (Juan 14:27) Horas después, cuando estuvo de pie ante el juez encargado de su juicio, el gobernador romano Poncio Pilato, el pacífico Jesús le dijo: “Mi reino no es parte de este mundo. . . . mi reino no es de esta fuente.” No fue por solicitud de Jesús que Poncio Pilato puso sobre la cabeza de Jesús en el madero de ejecución la notificación que decía: “Jesús el nazareno el rey de los judíos.” (Juan 18:36; 19:16-22) Jesús rehusó aceptar el puesto de rey de mano del Diablo o el hombre. Murió en el madero de ejecución, esperando hasta que su Dios Jehová le diera el “trono de David su padre” al cual él era el Heredero Permanente. (Mat. 4:8-11; Luc. 1:32, 33; Juan 6:14, 15) Murió fiel y leal a lo que había predicado, a saber, “El reino de Dios se ha acercado.”—Mar. 1:14, 15; Mat. 4:12-17.
33. ¿Por qué vive ahora Jesucristo, a diferencia de Salomón, y cómo puede él traer la paz de mil años?
33 Hoy, después de casi tres milenios, el infiel Salomón todavía duerme en la muerte con sus antecesores. (1 Rey. 11:41-43, Val) Hoy, después de más de mil novecientos años desde que murió como sacrificio en el madero de ejecución fuera de los muros de Jerusalén, ¡Jesucristo vive! Al tercer día desde que murió, el Dios Todopoderoso Jehová lo levantó de entre los muertos a vida como su Hijo espiritual en el cielo, vistiéndole con inmortalidad e incorrupción. A medida que Jesucristo se manifestó a sus discípulos después de su resurrección de entre los muertos, durante cuarenta días antes de su ascensión al cielo, llegó a haber más de quinientos testigos oculares del resucitado Jesucristo. (Hech. 1:1-5; 2:22-36; 1 Cor. 15:3-9) Dado que él ahora está vivo para siempre jamás, realmente puede llegar a ser “Padre eterno” (Val) para con el mundo moribundo de la humanidad. También, en cuanto a su gobierno pacífico sobre la humanidad, no hay por qué tenga fin y de él “no habrá fin.” (Isa. 9:6, 7, Mod) Él es el Gobernante celestial que puede traerle a la humanidad desgarrada por la guerra la paz de mil años. ¡Las Naciones Unidas no pueden hacerlo!
LA PAZ MILENARIA SE APROXIMA
34. (a) ¿Por qué parece que esta época es la más apropiada para que él empiece su gobierno pacífico? (b) ¿Quién especialmente tiene que ser removido primero, y por qué?
34 Pero, ¿cuándo comienza su gobierno de una paz sin fin el Príncipe de Paz? La gente dispuesta a lo justo hoy clama por tal gobierno. ¿No señala la mismísima situación del mundo a esta época como la más apropiada para que Jehová Dios introduzca tal gobierno conforme a su inquebrantable promesa de Isaías 9:6, 7? Parece que sí. Pero primero hay que quitar del camino a los obstructores de la paz. El obstructor más grande es uno sobre quien ni las Naciones Unidas ni ninguna nación individual ni pueblo individual tienen control alguno, porque es sobrehumano. Es el que ofreció dar a Jesucristo todos los reinos de este mundo si él dejaba de adorar a Jehová como Dios y adoraba al gran Tentador en su lugar. Éste, el obstructor más grande de la paz, se llama Satanás el Diablo. Es el príncipe de legiones de diablos o demonios. (Mat. 4:8-11; 12:24-28, Mod) Jesucristo lo llamó también “el gobernante de este mundo,” mientras que el apóstol cristiano Pablo lo llamó “el dios de este sistema de cosas.” El apóstol Juan dice: “El mundo entero está yaciendo en el poder del inicuo.”—Juan 12:31; 14:30; 2 Cor. 4:4; 1 Juan 5:19.
35. (a) ¿Qué título profético tiene Cristo que da a entender que puede poner a Satanás fuera del poder? (b) ¿Quiénes en la Tierra demuestran que son obstructores de la paz, y cuándo y cómo tendrá que quitarlos del camino Cristo?
35 Se necesitará más que todos los hombres en conjunto para poner fuera del poder sobre la humanidad a ese mayor obstructor de la paz. Esto lo hará el celestial Jesucristo, porque, según los varios nombres por los cuales se le había de llamar, él es el “Poderoso Dios.” Esto él lo hará después que primero elimine a los obstructores visibles de la paz aquí en la Tierra. (Rev. 19:11 a 20:3) Esto requiere que él primero sea un Rey Guerrero que reine en medio de sus enemigos terrestres, y que por fin los sojuzgue completamente, tal como lo predijo el rey David en Salmo 110:1-6. Ha tenido que hacer esto, porque, desde el fin de los “tiempos de los gentiles” en el año 1914, las naciones e imperios de este mundo han rehusado cederle pacíficamente su gobernación terrestre; hasta la cristiandad ha rehusado hacerlo. (Luc. 21:24, Mod; Sal. 2:1-6) Hasta este año, después de más de medio siglo, las naciones han rehusado hacerlo. ¿Qué querrá decir esto dentro de poco para toda la humanidad? Esto: el estallido de la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en la situación mundial que se llama Har-Magedón o Armagedón. (Rev. 16:14, 16) Esa guerra quitará a todos los obstructores humanos de la paz.
36. Después que sean quitados estos obstructores de la paz, ¿qué período de tiempo empieza, y cómo nos vino a la memoria tal período por lo que dijo el presidente estadounidense en su discurso inaugural?
36 Después de quitar así a todo humano y demonio que obstruyen la paz mundial, vendrá el reinado del Príncipe de Paz sobre toda la Tierra. Se aproxima el tiempo que Dios ha fijado para esto, y junto con él la paz de mil años. Mil años es igual a un milenio. Esto nos recuerda algo que se dijo en el discurso inaugural mencionado que el presidente estadounidense pronunció el 20 de enero de 1969. Él hizo observaciones sobre el acercamiento de cosas de interés a los estadounidenses y a toda la cristiandad. En el párrafo ocho de su discurso el presidente que acababa de prestar juramento dijo: “En ocho años los Estados Unidos celebrarán su ducentésimo aniversario como nación. Y dentro de la vida de la mayoría de las personas que ahora viven, la humanidad celebrará aquel grandioso nuevo año que solo viene una vez en mil años... el principio del tercer milenio.” El presidente se refería a 2001 A.D.a
37. ¿En qué milenio se interesan más los estudiantes de la Biblia que temen a Dios, y desde cuándo empieza a contarse ese milenio?
37 Las siguientes observaciones que hizo el presidente mostraron que él contaba con que hubiese unos Estados Unidos en el primer año de ese tercer milenio. Pero para personas temerosas de Dios y que son estudiantes de la Santa Biblia que contiene las antiguas Escrituras Hebreas y también las Escrituras Griegas Cristianas, hay un milenio más importante que tiene captada su atención. ¡Es el séptimo milenio! No, no el séptimo milenio midiendo desde 1 A.D., sino el séptimo milenio de la existencia del hombre aquí en la Tierra, el séptimo milenio medido desde la creación por Dios del hombre perfecto y la mujer perfecta en el jardín de Edén. Esto por lo general se mide según la regla Anno Mundi o el calendario “En el Año del Mundo,” haciéndose referencia aquí al mundo de la humanidad.
38. (a) Según el calendario de los judíos ortodoxos, ¿cuándo se calcula que fue inaugurado el presidente estadounidense? (b) ¿Cuándo, según la cronología de Ussher, terminan seis milenios de la existencia del hombre?
38 ¿Tiene este hecho algo que ver con el acercamiento de la paz de mil años o de un milenio? ¡Claro que sí! Según el calendario de los judíos ortodoxos, el nuevo presidente estadounidense pronunció su discurso inaugural al principio del quinto mes lunar del año 5729 A.M. (Anno Mundi), la cual fecha está basada únicamente en las antiguas Escrituras Hebreas. Pero según cronólogos o investigadores del tiempo que también toman en cuenta las inspiradas Escrituras Griegas Cristianas, el calendario judío está atrasado por más de doscientos años. En ciertas ediciones de la Santa Biblia, católicas y protestantes, se han dado fechas conforme a la cronología del célebre prelado anglicano de Irlanda arzobispo James Ussher (1581-1656 E.C.). La fecha de Ussher para la creación del hombre es 4004 a. de la E.C. Según este cálculo seis mil años o seis milenios de la existencia del hombre terminarían en el otoño del año venidero de 1996 E.C. después del cual comenzaría el séptimo milenio de la existencia del hombre.
39. Según la investigación más reciente de la cronología de la Biblia, ¿cuándo terminarían los seis milenios?
39 Más recientemente investigadores concienzudos de la Santa Biblia han hecho una reexaminación de la cronología bíblica. Según sus cálculos los seis milenios de la vida de la humanidad en la Tierra terminarían a mediados de los años setenta. Así, el séptimo milenio desde la creación del hombre por Jehová Dios empezaría dentro de menos de diez años.b
40. Para conmemorar su descanso en el séptimo día de creación, ¿qué ley relacionada con el sábado dio Dios a su pueblo escogido?
40 Además del cambio global que según indican las condiciones mundiales de la actualidad se acerca rápidamente, la llegada del séptimo milenio de la existencia del hombre en la Tierra sugiere un cambio alegre para la humanidad herida por la guerra. Según los primeros dos capítulos de la Santa Biblia el hombre y la mujer fueron creados hacia el fin del sexto día de creación. Ahora vivimos en el séptimo día de creación, y en este séptimo día Jehová Dios ha estado descansando de la creación terrestre. Para correr paralelo con este descanso de Dios en su séptimo día de creación, él dio a su profeta Moisés los Diez Mandamientos, en el cuarto de los cuales Dios mandó que su pueblo escogido descansara el séptimo día de la semana. (Éxo. 20:8-11) Por lo tanto ese día fue el día sabático o día de descanso semanal, el día de desistir del trabajo humano.
41. (a) En cierto día de sábado, Jesús señaló hacia el futuro ¿a qué Sábado, o Día de Descanso mayor? (b) Según el modo en que Dios mide el tiempo, ¿a qué corresponde el milenio durante el cual Cristo gobierna?
41 El Señor Jesucristo, el Príncipe de Paz que había de venir, señaló hacia el futuro a un Sábado o Día de Descanso mayor. Señalando hacia el futuro a éste, dijo en cierto día de descanso semanal cuando se le hizo objeto de crítica: “Señor del sábado es lo que el Hijo del hombre es.” (Mat. 12:1-8) Se refería a su reinado pacífico de mil años. Jehová Dios mide los asuntos humanos según una regla de mil años de largo. Inspiró al profeta Moisés a escribir, en el Salmo 90:4: “Mil años son a tus ojos solo como el día de ayer cuando ha pasado.” También inspiró al apóstol cristiano Pedro a escribir: “Un día para con el Señor es como mil años, y mil años como un día.” (2 Ped. 3:8, Mod) En visión profética el apóstol Juan vio a Satanás el Diablo y sus demonios atados y abismados por mil años, durante los cuales mil años Jesucristo reinó con sus victoriosos discípulos sobre toda la humanidad. (Rev. 5:9, 10; 20:1-7) Entonces, según el modo que Dios ve el tiempo, esos mil años de su Hijo Jesucristo corresponderían a solo “un día.”
42. (a) Para que Jesús fuera ‘Señor del sábado,’ ¿en qué período de tiempo tendría que ser su reinado milenario? (b) ¿Por qué sería tiempo apropiado para un descanso sabático el fin de seis mil años de estar esclavizado el hombre bajo Satanás?
42 Para que el Señor Jesucristo fuera “Señor, pues, aún del sábado,” su reinado de mil años tendría que ser el séptimo en una serie de períodos de mil años o milenios. (Mat. 12:8, Besson.) Así, sería un reinado sabático. Desde temprano en la existencia de la humanidad Satanás el Diablo ha andado suelto, obligando a la familia humana a afanarse en penosa esclavitud, haciendo que la Tierra se llenara de violencia antes del diluvio global del día de Noé y haciendo que la misma vieja Tierra se llene de aun mayor violencia hoy. Ya dentro de poco, seis milenios de su inicua explotación de la humanidad como esclavos suyos terminarán, dentro de la vida de la generación que ha presenciado los sucesos mundiales desde el fin de los Tiempos de los Gentiles en 1914 hasta ahora, conforme a las palabras proféticas de Jesús en Mateo 24:34. Bueno, pues, ¿no sería el fin de seis milenios de laboriosa esclavitud de la humanidad bajo Satanás el Diablo el tiempo apropiado para que Jehová Dios introdujera un milenio sabático para todas sus criaturas humanas? ¡Sí por cierto! Y su Rey Jesucristo será Señor de ese Sábado.
43. (a) ¿Qué clase de día era el antiguo día sabático semanal en cuanto a actividad? (b) Durante su reinado sabático, ¿estarán ociosos Cristo o sus súbditos en la Tierra?
43 En la antigüedad, cuando el pueblo escogido de Dios estaba bajo los Diez Mandamientos que se dieron por medio de su profeta Moisés, el día sabático semanal era un día pacífico. Para que coincidiera con el propio desistimiento de Dios de su trabajo terrestre en su séptimo día de creación, su pueblo estaba bajo mandato divino de desistir del trabajo arduo de los seis días anteriores, e igualmente sus animales domésticos. (Éxo. 20:1-11) Así mismo el reinado sabático de Cristo por mil años será un tiempo pacífico para esta Tierra y sus habitantes. Será un tiempo de descanso de todo el guerrear y violencia de los seis milenios anteriores. Las espadas, símbolos del guerrear asesino, se habrán forjado o batido en rejas de arado, y las lanzas en hoces o en podaderas para las vides. La vida no será aburrida en ese sábado milenario que suministrará descanso. No será tiempo de ociosidad. El Señor del Sábado, Jesucristo el Rey, no estará ocioso, ni permitirá que sus súbditos terrestres lo estén.
44. (a) Cuando Jesús estuvo en la Tierra, ¿por qué hizo tantas de sus obras milagrosas en el día sabático semanal? (b) ¿Cómo concuerda esto con la declaración que Pablo hizo en Hebreos 10:1?
44 ¿Por qué sería que Jesucristo, cuando estuvo en la Tierra como judío bajo los Diez Mandamientos, hizo tantas de sus obras milagrosas en el día sabático semanal, sanando a los enfermos y a los lisiados? No fue únicamente para demostrar que era correcto hacer lo bueno en sábado. También fue para prefigurar que, durante su reinado sabático, él libertará a la humanidad de la esclavitud a Satanás el Diablo y sus demonios y la librará por completo de los efectos mortíferos del pecado y la imperfección heredados de nuestros primeros padres humanos, Adán y Eva. La guerra y la violencia durante los pasados seis milenios han llevado a millones de humanos a una muerte prematura y al sepulcro; pero el Señor del Sábado, Jesucristo, hará subir de los sepulcros a miles de millones de la humanidad muerta, exactamente como profetizó que lo haría. (Juan 5:28, 29) No fue en ningún sentido una frase vana o frívola cuando su apóstol veraz Pablo escribió que la ley sabática de Dios tenía una “sombra de las buenas cosas por venir.”—Heb. 10:1; Col. 2:16, 17.
REJAS DE ARADO, PODADERAS PARA EL PARAÍSO
45. (a) ¿Cómo han hecho ya conforme dice Isaías 2:4 los testigos de Jehová? (b) ¿Cómo seguirá teniendo aplicación este rasgo de la profecía después del Armagedón y de ser abismado Satanás?
45 Ya, aun durante este tiempo en que existe peligro de guerra, los testigos cristianos de Jehová han hecho conforme dice la profecía de Isaías 2:4 y han forjado espadas en rejas de arado y lanzas en podaderas. Después de la guerra universal de Har-Magedón y después que sean atados y abismados Satanás y sus demonios, esta profecía seguirá teniendo aplicación. ¿Por qué? Para que los sobrevivientes humanos de la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” usen sus rejas de arado y sus podaderas para transformar esta Tierra cubierta de las cicatrices de la guerra en el glorioso Paraíso que Jehová Dios le dijo al hombre en el principio que hiciera de ella. (Gén. 1:26-28; 2:8-14) La Palabra de Dios no volverá a él sin fruto, sin cumplirse. No, sino que bajo el reinado de mil años de su Hijo Jesucristo toda esta Tierra será cultivada hasta que llegue a ser un Paraíso eterno lleno de criaturas humanas libertadas y hechas perfectas. Dentro de ese séptimo milenio sabático el Rey y Señor del día de descanso deshará toda la obra del más grande de todos los perturbadores de la paz, Satanás el Diablo.—Luc. 23:43.
46. ¿Qué prefiguró el tratamiento que recibían los que violaban la antigua ley sabática en cuanto a los que traten de ser perturbadores durante el milenio sabático y al fin de él?
46 Bajo la vigencia de los Diez Mandamientos entre el antiguo pueblo escogido de Dios se le daba muerte a todo violador del día sabático, y así mismo los que no le rindan obediencia al Señor del milenio sabático venidero y que perturben la paz serán destruidos. (Núm. 15:32-36; Éxo. 31:13-17) Después que Satanás el Diablo y sus demonios sean soltados del abismo y de nuevo traten de perturbar la paz de nuestra Tierra, serán destruidos, y con ellos todos los que vuelvan a tratar de convertir esta Tierra en un campo de batalla, una arena de guerra. (Rev. 20:7-10, 15) Los que se mantienen en paz con Dios permanecerán en la Tierra hecha Paraíso como sus cuidadores eternos.
47. Según Salmo 72:7 respecto al Salomón Mayor, ¿hasta cuándo durará la paz terrestre?
47 Entonces no habrá por qué tomar un cohete a la Luna para hallar un planeta pacífico, porque entonces se cumplirá la oración a favor del Salomón Mayor, Jesucristo el Rey, según se registra en Salmo 72:7: “En sus días el justo brotará, y la abundancia de paz hasta que la luna ya no sea.” Esa paz nunca se acabará, así como la Luna nunca se acabará. La paz terrestre que así se establece y se mantiene durante el sábado o día de descanso de mil años del Mesías continuará para siempre.
48. ¿Quiénes están ya preparándose para ese milenio pacífico, y a quiénes se les invita a unirse a ellos en dicha preparación?
48 Los testigos cristianos de Jehová de hoy día están preparándose gozosamente para esa paz de mil años que se aproxima. A todos los que anhelan disfrutar de esa predicha “paz en la tierra para los hombres a quienes [Dios] favorece” se les invita cordialmente a unirse a ellos en preparación para ese bendito milenio de paz.
[Notas]
a La cristiandad mide el tiempo por el calendario Anno Domini, la era Año del Señor, la cual comenzó con el año que se designa A.D. (o A.C.) 1.
b Vea el libro Aid to Bible Understanding, página 333, bajo “Chronology.” También, el libro Vida eterna, en libertad de los hijos de Dios, páginas 26-35, bajo el encabezamiento secundario “Por terminar seis mil años de existencia humana,” publicado en 1966.
[Comentario de la página 199]
El mensaje oportuno y alentador que este artículo contiene se presentó como discurso público a auditorios que contaron con una concurrencia combinada de 840.572 personas en ciudades principales de Norteamérica y Europa durante julio y agosto del año pasado.