Capítulo 11
Cómo mantener abiertas las líneas de comunicación
1, 2. ¿Qué es comunicación, y por qué es importante?
LA COMUNICACIÓN es más que simplemente habla. Como lo expresó el apóstol Pablo: Si el oidor no entiende las palabras que uno profiere, ‘uno está hablando al aire.’ (1 Corintios 14:9) ¿Comprenden los hijos suyos lo que usted dice, y entiende usted realmente lo que ellos tratan de decirle?
2 Para que haya verdadera comunicación, es preciso que los pensamientos, ideas y sentimientos se transmitan de una mente a otra. Si al amor se le puede llamar el corazón de la vida familiar feliz, entonces a la comunicación se le podría llamar su sangre vital. Si la comunicación entre los cónyuges deteriora, esto significa dificultad; tiene igual grado de gravedad, si acaso no tiene más, el deterioro de la comunicación entre padres e hijos.
DEMOS UNA MIRADA DE LARGO ALCANCE
3. ¿Durante qué período en la vida del niño deben los padres esperar problemas en la comunicación familiar?
3 Las líneas de comunicación entre padres e hijos no se ven sometidas a la mayor tensión durante los años tempranos de la vida del niño, sino durante la adolescencia... cuando los hijos tienen entre 13 y 19 años de edad. Los padres deben reconocer que esto es lo que va a suceder. Los primeros años tempranos de la vida de sus hijos están relativamente libres de problemas o dificultades, pero es irreal esperar que, por eso, esos años posteriores hayan de reflejar la misma condición. Definitivamente vendrán problemas, y el que haya comunicación clara y eficaz puede ser un factor clave en la solución o simplificación de éstos. Al comprender esto, los padres verán que es necesario mirar al porvenir, pensar en el porvenir, porque “mejor es el fin de un asunto posteriormente que su principio.”—Eclesiastés 7:8.
4. ¿Tiene que estar siempre en forma de conversación la comunicación entre los miembros de la familia? Explique.
4 Muchas cosas contribuyen al establecimiento de las líneas de comunicación entre los miembros de la familia, y a ampliarlas y fortalecerlas y mantenerlas en función. Con el transcurso de los años, un hombre y su esposa pueden desarrollar una profundidad de confianza y comprensión mutua que les haga posible comunicarse hasta sin palabras... para ellos, tan solo una mirada, una sonrisa o una caricia basta para decir mucho. La aspiración de ellos debería ser edificar la misma firme base de comunicación con sus hijos. Antes que el bebé entienda lo que se le dice, los padres le comunican sentimientos de seguridad y amor. Mientras los niños van creciendo, si la familia trabaja, juega y, más importante aún, adora junta, entonces se establecen fuertes líneas de comunicación. Sin embargo, se requiere verdadero esfuerzo y sabiduría para mantener abiertas y francas estas líneas de comunicación y hacer que sigan funcionando.
ANIME A SU HIJO A SER EXPRESIVO
5-7. (a) ¿Por qué es bueno que los padres tengan cuidado en cuanto a impedir que el niño hable? (b) ¿Cómo pudieran los padres instruir a los hijos en la cortesía y urbanidad?
5 En algunos países se suele decir que “a los niños se les debe ver y no oír.” Cierto... a veces. Es necesario que los niños aprendan que, como dice la Palabra de Dios, hay “tiempo de callar y tiempo de hablar.” (Eclesiastés 3:7) Pero los niños anhelan atención, y los padres deben guardarse de sofocar la libre expresión innecesariamente. No espere que un niñito responda a las experiencias de la misma manera que lo hace un adulto. El adulto ve un acontecimiento individual como simplemente parte del extenso panorama de la vida. El niño puede excitarse mucho y estar tan completamente absorto en algún asunto de interés inmediato que se olvide de casi toda otra cosa. Pudiera suceder que un niñito irrumpiera en la habitación y empezara a relatar excitadamente algún acontecimiento a su padre o madre. Si el padre o la madre le cortan la palabra al niño diciendo en tono irritado: “¡Cálmate!” o expresan ira de alguna otra manera, el entusiasmo del niño puede quedar ahogado. Tal vez no parezca que la charla de los niños comunique mucho. Pero si usted anima a sus hijos a dar expresión natural a su pensar y sentir, tal vez evite que más tarde en la vida retengan para sí cosas que usted no solo desee saber, sino también necesite conocer.
6 La cortesía y la urbanidad contribuyen a la buena comunicación. Los hijos deben aprender a ser corteses, y los padres deben darles el ejemplo tanto por el modo en que ellos mismos se comunican con los niños como de otras maneras. Va a ser necesario dar reprensión, y debe darse cuando se le precise, aun con severidad. (Proverbios 3:11, 12; 15:31, 32; Tito 1:13) Sin embargo, si siempre que los niños hablan se les interrumpe, o se les corrige de continuo o, peor, si el padre o la madre los menosprecian y hasta los ridiculizan, es muy probable que se conviertan en individuos reservados... o quizás vayan a otra persona cuando quieran hablar. Mientras más años cumpla el hijo o la hija, más cierto va haciéndose esto. ¿Por qué no hace usted lo siguiente: al fin de este día dedique algún tiempo a repasar las conversaciones que haya tenido con su hijo o hija, y luego pregúntese: ¿Cuántas veces dije algo que expresara aprecio, estímulo, encomio o alabanza? Por otra parte, cuántas veces dije algo que diera a entender lo contrario, que tendiera a ‘rebajarlo o rebajarla,’ que sugiriera desagrado, irritación o exasperación? Tal vez le sorprenda lo que su repaso le revele.—Proverbios 12:18.
7 Una cosa que los padres necesitan frecuentemente es paciencia y dominio de sí mismos. Los jóvenes tienden a ser impetuosos. A veces dicen abruptamente lo que les viene a la mente, y quizás al hacerlo interrumpan una conversación de adultos. El padre quizás reprenda al jovencito con brusca aspereza. Pero a veces sería más prudente escuchar cortésmente, y así darle un ejemplo de lo que es dominio de uno mismo, y entonces, después de contestar brevemente, recordarle al niño bondadosamente que es importante ser cortés y considerado. De modo que en este caso, también, puede aplicarse el consejo de ser “presto en cuanto a oír, lento en cuanto a hablar, lento en cuanto a ira.”—Santiago 1:19.
8. ¿Cómo pudieran los padres animar a sus hijos a acudir a ellos por guía?
8 Usted quiere que sus hijos sientan el deseo de acudir a usted en busca de guía cuando tengan problemas. Puede animarlos a hacer eso por medio de mostrar que usted también busca dirección en la vida y que hay alguien a quien usted acude sumisamente. Un padre, al comentar sobre una manera en que establece buena comunicación con sus hijos mientras todavía son pequeños, dijo esto:
“Casi todas las noches oro con mis hijos a la hora de acostarlos. Por lo general ellos están en la cama, y yo me arrodillo al lado de ésta y los estrecho en mis brazos. Digo una oración y a menudo ellos dicen una después de mí. No es raro que me besen y digan: ‘Papaíto, te quiero,’ y entonces me revelen algo que les inquieta el corazón. Al sentir el calor de su cama y la seguridad que les comunica el abrazo de su padre, a veces mencionan algún problema personal que quieren que les ayude a resolver, o quizás solo ofrezcan alguna expresión de cariño.”
A la hora de comer y en otras ocasiones, si las oraciones que usted hace no son rutinarias, sino expresivas, dichas desde el corazón, y reflejan una relación genuina y personal con su Creador y Padre celestial, esto puede contribuir inmensamente a una relación sana con su prole.—1 Juan 3:21; 4:17, 18.
LOS AÑOS DE TRANSICIÓN
9. ¿Qué se puede decir acerca de los problemas y necesidades de los adolescentes en comparación con los de niños menores?
9 La adolescencia es un tiempo de transición, un tiempo en que su hijo o hija ya no es niño, pero todavía no es adulto. Los cuerpos adolescentes están experimentando cambios, y esto afecta las emociones. Los problemas y necesidades que tienen los hijos cuando están en la adolescencia son diferentes de los que tuvieron en el período anterior. Por eso los padres tienen que ajustar su modo de abordar estos problemas y necesidades, porque lo que dio resultado con el preadolescente no siempre lo dará con el adolescente. Hay más necesidad de dar razones, y esto exige más comunicación, no menos.
10. (a) ¿Por qué no bastan para los adolescentes las explicaciones sencillas acerca del sexo? (b) ¿Cómo pudieran los padres iniciar consideraciones acerca del sexo?
10 Por ejemplo, las explicaciones sencillas que usted le hizo a su pequeñuelo acerca del sexo no van a satisfacer las necesidades de los adolescentes. Ellos sienten deseos e impulsos sexuales, pero con frecuencia la vergüenza les impide dirigirse a su padre o madre con preguntas. Los padres tienen que tomar la iniciativa, y esto no será fácil a menos que hayan desarrollado y mantenido buenas líneas de comunicación, especialmente por medio de haber sido compañeros afables de sus hijos, en el trabajo y el juego. Cuando empieza la emisión de semen en el caso del muchacho o la menstruación en el de la muchacha, esto no los perturbará tanto si se les ha explicado de antemano. (Levítico 15:16, 17; 18:19) Tal vez mientras da un paseo con su hijo, el padre pudiera mencionar el asunto de la masturbación y explicar que casi todos los jóvenes tienen por lo menos algún problema relacionado con esto, y preguntar: ‘¿Qué dices de ti mismo en cuanto a eso?’ o: ‘¿Se te hace un problema esto a ti?’ Hasta algunas de las consideraciones que la familia tiene cuando está junta pueden tratar de los problemas relacionados con la adolescencia, y ambos padres pueden dar su consejo de manera sosegada, pero franca.
HAY QUE ENTENDER LAS NECESIDADES DE LOS ADOLESCENTES
11. ¿De qué maneras difieren los adolescentes de los adultos?
11 “Adquiere sabiduría; y con todo lo que adquieres, adquiere entendimiento.” (Proverbios 4:7) Como padres, sean sabios en cuanto al sentir y pensar y proceder de los jóvenes; muestren discernimiento respecto a los sentimientos de éstos. No olviden lo que fue para ustedes ser jóvenes. Recuerden, también, que aunque hubo un tiempo en que toda persona que ahora es mayor fue joven y sabe lo que fue serlo, ningún joven ha tenido la experiencia de ser viejo. El adolescente ya no quiere que se le trate como a un niño, pero no es adulto y todavía no tiene muchos intereses de adulto. Todavía tiene mucha inclinación a jugar y necesita algún tiempo para ello.
12. ¿Cómo quieren los adolescentes que los traten sus padres?
12 En esta etapa de la vida hay ciertas cosas que los jóvenes desean de manera especial de sus padres. Quieren que se les comprenda; quieren, más que nunca, que se les trate como individuos; quieren pautas y dirección que sean consistentes y que tomen en cuenta el hecho de que en breve serán adultos; quieren muchísimo sentirse necesitados y apreciados.
13. ¿Cómo pudieran reaccionar los hijos de entre 13 y 19 años de edad a las restricciones que les imponen sus padres, y por qué?
13 Los padres no deben sorprenderse al notar que en la adolescencia sus hijos empiezan a manifestar cierta medida de resistencia a las restricciones. Esto se debe a que los jóvenes se acercan a la independencia que con el tiempo tendrán, así como también al deseo normal de tener una más amplia libertad de movimiento y selección. Los bebés indefensos necesitan el cuidado constante de los padres, los pequeñuelos necesitan protección cuidadosa, pero a medida que los hijos crecen su campo de actividad se ensancha, y los lazos que tienen con personas que no forman parte del círculo familiar se hacen más numerosos y más fuertes. Estas tentativas inseguras de independencia pueden hacer difícil el tratar con el hijo o hija. Los padres no pueden dejar que sus hijos pasen por alto su autoridad ni vayan por encima de ella... para el propio bien de su prole. Pero si tienen presente lo que ha servido de móvil para esta conducta que posiblemente los perturba, podrán enfrentarse sabiamente al problema y mantener en funcionamiento la comunicación.
14. ¿Cómo pudieran los padres tratar airosamente con el deseo de su hijo o hija de tener mayor independencia?
14 Ante el deseo impulsor de su hijo o hija de tener mayor independencia, ¿qué deben hacer los padres? Ese deseo impelente es como un muelle o resorte comprimido que se sujeta en la mano. Si uno lo suelta de repente, el muelle salta sin control y no se puede decir en qué dirección irá. Si uno lo sujeta por demasiado tiempo, uno mismo queda rendido y el resorte queda debilitado. Pero si uno lo va soltando poco a poco, ejerciendo control, el muelle queda parado en su lugar apropiado.
15. En el caso de Jesús, ¿qué muestra que su desarrollo de niño a adulto se efectuó bajo la dirección de sus padres?
15 Hallamos un ejemplo de este desarrollo bajo control hacia la independencia en el caso de Jesús como jovencito. El relato histórico de Lucas 2:40 dice esto acerca de sus años de preadolescente: “El niñito continuó creciendo y haciéndose fuerte, estando lleno de sabiduría, y el favor de Dios continuó sobre él.” Sin duda sus padres desempeñaron un papel principal en su desarrollo, porque, aunque era perfecto, su sabiduría no sería automática. Con regularidad ellos suministraron el ambiente espiritual de su educación, como sigue diciendo el relato. A la edad de 12 años, mientras la familia estaba en Jerusalén asistiendo a la fiesta de la Pascua, Jesús fue al templo y se puso a conversar con los maestros religiosos de aquel lugar. Evidentemente sus padres le permitían este grado de libertad de movimiento a su hijo de 12 años de edad. Ellos partieron de Jerusalén sin darse cuenta de que él se había quedado atrás, pues posiblemente dieron por sentado que él estaba con amigos o parientes que también estaban de regreso. Tres días después lo hallaron en el templo, no tratando de enseñar a sus mayores, sino “escuchándoles e interrogándoles.” Su madre le contó acerca de la angustia mental que ella y José habían experimentado y en esencia Jesús, sin faltarles al respeto, contestó que él pensaba que seguramente ellos sabían dónde podían hallarlo cuando estuvieran listos para partir. Aunque Jesús ejercía cierta libertad de movimiento, el relato dice que después de eso “continuó sujeto a ellos,” ajustándose a sus pautas y restricciones a medida que entraba en los años de la adolescencia, y “siguió progresando en sabiduría y en desarrollo físico y en favor con Dios y los hombres.”—Lucas 2:41-52.
16. Cuando los padres experimentan problemas con un adolescente, ¿qué deben tener presente?
16 De modo parecido, los padres deben permitir a sus hijos e hijas adolescentes cierto grado de independencia e ir aumentándosela a medida que éstos vayan acercándose a la mayoría de edad, permitiéndoles tomar cada vez más decisiones personales, bajo la guía y supervisión de sus padres. Al presentarse dificultades, el que los padres entiendan por qué han surgido les ayudará a evitar el hacer de cosas de poca importancia asuntos para gran discusión y alarma. Muchas veces el adolescente no está rebelándose deliberadamente contra sus padres, sino que está tratando de establecer cierto grado de independencia sin saber exactamente cómo hacerlo. De modo que los padres pueden equivocarse, pues tal vez den demasiada importancia a cosas que no merecen eso. Si el asunto no es demasiado serio, déjenlo pasar. Pero cuando sea serio, sean firmes. Ni ‘cuelen mosquitos’ ni engullan camellos.’—Mateo 23:24.
17. Mencione los factores que los padres deben tomar en consideración al imponer restricciones a sus hijos adolescentes.
17 Los padres pueden contribuir a la continuación de una excelente relación con sus hijos e hijas adolescentes por medio de mostrar buen equilibrio en las restricciones que les imponen. Recuerden que aunque la “sabiduría de arriba es primeramente casta,” también es “razonable” y “llena de misericordia,” “sin ser hipócrita.” (Santiago 3:17) Hay algunas cosas que la Biblia muestra que son completamente inaceptables, entre ellas el robo, la fornicación, la idolatría y semejantes males crasos. (1 Corintios 6:9, 10) En el caso de muchas otras cosas, lo correcto o incorrecto de la acción puede depender del grado a que se lleva a cabo. El alimento es bueno, pero si comemos demasiado nos hacemos glotones. Lo mismo es cierto de algunas formas de recreo, como el bailar, los juegos, las fiestas de diversos tipos, o actividades parecidas. Muchas veces no es lo que se hace, sino la manera en que se hace y la compañía en que se hace. Por eso, tal como no condenaríamos el comer cuando lo que realmente queremos decir es la glotonería, los padres no querrán expresar una condenación general de alguna actividad juvenil si a lo que realmente se oponen es a la forma o el grado extremo a que algunos la llevan, o a algunas circunstancias indeseables que pudieran introducirse en ella furtivamente.—Compare con Colosenses 2:23.
18. ¿Cómo pudieran los padres amonestar a sus hijos acerca de las personas con quienes se asocian?
18 La necesidad de tener amigos es común a todos los jóvenes. Son pocas las amistades que se pudieran considerar “ideales,” pero, después de todo, ¿no tienen los propios hijos de usted sus puntos débiles? Usted tal vez desee restringir la asociación que sus hijos tienen con algunos jóvenes porque le parece que pudiera ser perjudicial. (Proverbios 13:20; 2 Tesalonicenses 3:13, 14; 2 Timoteo 2:20, 21) Quizás en otros jóvenes usted vea algunas cosas que le agradan y otras cosas que no le agradan. Más bien que excluir a alguien completamente debido a alguna falta que tiene, usted tal vez desee expresar aprecio a sus hijos por las buenas cualidades de su amigo a la vez que les explica la necesidad de tener cuidado con relación a los puntos más débiles en la personalidad o costumbres de ese amigo, y animar a su hijo o hija a demostrar que él o ella es una influencia para el bien respecto a esos puntos, sí, una influencia para el bien duradero del amigo.
19. En armonía con el principio que se declara en Lucas 12:48, ¿cómo se puede ayudar a los hijos a tener el punto de vista correcto de la libertad?
19 Una manera de ayudar a su hijo o hija adolescente a desarrollar el punto de vista correcto acerca del mayor grado de libertad que tiene es por medio de ayudarle a ver que una mayor cantidad de libertad va acompañada de mayor responsabilidad.” A todo aquel a quien se le dio mucho, mucho se le exigirá.” (Lucas 12:48) Mientras más responsables muestren ser los hijos, mayor confianza pueden cifrar en ellos los padres.—Gálatas 5:13; 1 Pedro 2:16.
CÓMO COMUNICAR CONSEJO Y CORRECCIÓN
20. ¿Qué se necesita además de poder o autoridad sobre los hijos para evitar un corte de la comunicación?
20 Si alguien que no entiende la posición de usted le aconseja, ese consejo le parece poco práctico a usted. Si esa persona puede obligarlo a cumplir con lo que pide, usted quizás se resienta de ello por considerarlo injusto. Los padres deben tener presente que “el corazón entendido es el que busca el conocimiento,” y “un hombre de conocimiento está reforzando el poder.” (Proverbios 15:14; 24:5) Usted puede tener poder sobre sus hijos, pero si ese poder está reforzado con conocimiento y entendimiento, usted puede comunicarse con ellos con más eficacia. Cuando no se muestra entendimiento o comprensión al corregir a los jóvenes el resultado puede ser una “brecha entre generaciones” y un corte de la comunicación.
21. ¿Cómo deben los padres tratar con los hijos que se envuelven en algún mal grave?
21 ¿Qué hará usted si su hijo se mete en alguna dificultad, comete un error grave o incurre en un mal que lo toma a usted por sorpresa? Jamás debe pasar por alto tolerantemente tal mal. (Isaías 5:20; Malaquías 2:17) Pero reconozca que ahora más que en ningún otro tiempo su hijo o hija necesita ayuda comprensiva y dirección diestra. Al igual que Jehová Dios, usted pudiera en realidad decir: ‘Ven, vamos a enderezar los asuntos; la situación es grave, pero de ninguna manera irremediable.’ (Isaías 1:18) Las explosiones de ira o condenaciones ásperas pueden ahogar la comunicación. Demasiados jóvenes que van por mal camino han dicho: ‘No pude hablar a mis padres... se hubieran enfurecido conmigo.’ Efesios 4:26 dice: “Si os indignáis, no lleguéis a pecar.” (Nueva Biblia Española) Refrene sus emociones mientras escucha lo que su hijo o hija quiere decir. Entonces la justicia que usted habrá demostrado al escuchar hará más fácil aceptar la corrección que usted dé.
22. ¿Por qué nunca deben indicar los padres que dan por perdidos a sus hijos?
22 Tal vez no sea un solo caso, sino un período de dificultad, un patrón o modelo de manifestar un rasgo indeseable. Aunque la disciplina es esencial, los padres nunca deben indicar por palabra ni por espíritu que dan por perdido al niño. Su gran paciencia será una medida de la profundidad de su amor. (1 Corintios 13:4) No luchen contra el mal con el mal, sino vénzanlo con el bien. (Romanos 12:21) Solo resulta en daño el humillar a un joven ante otras personas con declaraciones de que es “holgazán,” “rebelde,” o que “no sirve para nada,” o es “imposible.” El amor no pierde la esperanza. (1 Corintios 13:7) Un joven pudiera llegar al extremo de hacerse delincuente y abandonar el hogar. Aunque los padres de ninguna manera expresan aprobación de tal comportamiento, pueden mantenerle abierto el camino para el regreso. ¿Cómo? Por medio de manifestar que no lo rechazan a él, sino que rechazan su proceder. Pueden seguir expresándole que creen que en el fondo él tiene buenas cualidades y que tienen esperanza de que éstas salgan vencedoras. Si así sucede, él podrá, como el hijo pródigo de la ilustración de Jesús, volverse al hogar con la seguridad de que, al regresar arrepentido, no se le recibirá con aspereza ni frialdad.—Lucas 15:11-32.
UN SENTIDO DE DIGNIDAD INDIVIDUAL
23. ¿Por qué es importante que los adolescentes sientan que son miembros valiosos de la familia?
23 Toda criatura humana necesita que se le muestre algún reconocimiento, que se le acepte y apruebe, que se le haga sentir parte de un todo acogedor. Por supuesto, si uno quiere conseguir la aceptación y aprobación que necesita, no puede hacerse demasiado independiente. Tiene que mantenerse dentro de los límites de la conducta que aprueba el grupo al cual pertenece. Los jóvenes de 13 a 19 años de edad sienten esa necesidad de ser aceptados en la familia. Háganlos sentir que son miembros valiosos del círculo familiar, que contribuyen a su bienestar, y hasta permítanles tener parte en hacer algunos de los planes de la familia y en tomar algunas de las decisiones.
24. ¿Qué deben tener cuidado de no hacer los padres para que un niño no se ponga a envidiar a otro?
24 “No nos hagamos egotistas,” dice el apóstol, “promoviendo competencias unos con otros, envidiándonos unos a otros.” (Gálatas 5:26) El que un padre o madre alabe a su hijo o hija cuando éste o ésta hace algo bien ayuda a evitar que surja un espíritu de esa índole; pero el hacer una comparación desfavorable entre un joven y otra persona a la cual a menudo se señala como superior produce envidia o resentimiento. El apóstol dijo que cada uno “pruebe lo que es su propia obra, y entonces tendrá motivo de alborozarse respecto de sí mismo solo, y no en comparación con la otra persona.” (Gálatas 6:4) El joven quiere que se le acepte por lo que él mismo es y por ser quien es y por lo que puede hacer, y quiere que sus padres lo amen por estas cosas.
25. ¿Cómo pueden los padres ayudar a sus hijos a desarrollar un sentido de dignidad personal?
25 Los padres pueden ayudar a su hijo o hija a desarrollar un sentido de dignidad por medio de educar a su prole de modo que asuma las responsabilidades de la vida en todo aspecto. Han estado educando a sus hijos desde la infancia, en honradez, veracidad y la manera correcta de tratar con otros; edifican sobre estos cimientos anteriores por medio de mostrar cómo estas cualidades aplican en la sociedad humana. Se incluye en esto el saber asumir la responsabilidad que impone un empleo, y ser cumplidor. Evidentemente Jesús, al seguir “progresando en sabiduría” como jovencito, aprendió un oficio mientras trabajaba al lado de su padre adoptivo José, porque aun cuando cumplió la edad de 30 años y empezó su obra pública del Reino, la gente se refería a él como “el carpintero.” (Marcos 6:3) Especialmente en el caso de muchachos en su adolescencia, éstos deben aprender lo que quiere decir trabajar y satisfacer a un patrono o a un cliente, aunque el trabajo sea de naturaleza tan sencilla como el de hacer mandados. Se les puede enseñar que por medio de ser trabajadores diligentes, serios y confiables pueden adquirir respeto de sí mismos o dignidad personal, además de ganarse el respeto y aprecio de otros; que, así, no solo son motivo de orgullo para sus padres y familia, sino que también ‘adornan la enseñanza de nuestro Salvador, Dios, en todas las cosas.’—Tito 2:6-10.
26. ¿Qué costumbre antigua es una manifestación del hecho de que a una hija se le reconocía como miembro valioso de la familia?
26 Las hijas, también, pueden aprender las artes hogareñas, el cuidado y manejo de la casa, y ganarse aprecio y alabanza tanto dentro de la familia como fuera de ella. La práctica de tiempos bíblicos de exigir una dote o precio de la novia cuando se daba a una hija en matrimonio sirve para ilustrar el hecho de que se reconocía lo valioso que ella pudiera ser para su familia. Sin duda esto se consideraba como una compensación por la pérdida de los servicios que prestaba a la familia.—Génesis 34:11, 12; Éxodo 22:16.
27. ¿Por qué debe darse uso provechoso a las oportunidades educativas?
27 Debe darse uso provechoso a las oportunidades de adquirir una educación para que los jóvenes estén equipados para enfrentarse a los desafíos de la vida en el presente sistema de cosas. A estos jóvenes se les abarca en el estímulo que el apóstol da de que “los nuestros también aprendan a mantener obras excelentes [ejercer profesiones honradas, Versión Latinoamericana, margen] para que satisfagan sus apremiantes necesidades, para que no sean infructíferos.”—Tito 3:14.
LA PROTECCIÓN DEL CÓDIGO MORAL DE LA BIBLIA
28, 29. (a) ¿Qué consejo da la Biblia acerca de las asociaciones? (b) ¿Cómo pueden los padres ayudar a sus hijos a prestar atención a este consejo?
28 Es comprensible que los padres se preocupen cuando las circunstancias, tal vez la vecindad en que viven o la escuela a la cual asisten sus hijos, obligan a éstos a asociarse con jóvenes que son delincuentes y que se están destruyendo a sí mismos. Los padres pueden darse cuenta de la realidad de la declaración bíblica de que “las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles.” Por eso no están dispuestos a aceptar el argumento que usa su hijo o hija para suplicar permiso cuando dice: ‘Todos los demás pueden hacerlo; ¿por qué no puedo yo?’ Probablemente no todos los demás lo hagan, pero aun así, eso no es suficiente razón para que su hijo o hija lo haga si es incorrecto o imprudente. “No tengas envidia a hombres [o muchachos] malos, y no te muestres vehementemente deseoso de meterte entre ellos. Porque el despojo violento es lo que su corazón sigue meditando, y gravoso afán es lo que sus propios labios siguen hablando. Con sabiduría se edificará una casa, y con discernimiento resultará firmemente establecida.”—1 Corintios 15:33; Proverbios 24:1-3.
29 Usted no puede andar detrás de sus hijos durante todos los años escolares de éstos y durante toda su vida. Sin embargo, por edificar a los miembros de su casa con sabiduría puede enviar con sus hijos un buen código moral y principios rectos que les sirvan de guía. “Las palabras de los sabios son como aguijones.” (Eclesiastés 12:11) En la antigüedad estos aguijones eran palos largos con extremos puntiagudos. Se usaban para punzar con ellos a los animales de modo que siguieran moviéndose en la dirección correcta. Las sabias palabras de Dios harán que nosotros sigamos moviéndonos en el camino correcto, y, si nos desviamos, harán que nuestra conciencia nos punce para que cambiemos de derrotero. Para el bien duradero de sus hijos, envíe sabiduría de esta clase junto con ellos. Comuníqueles esa sabiduría tanto por palabra como por ejemplo. Inculque en sus hijos un conjunto de valores verdaderos, y eso será lo que ellos busquen en otras personas a quienes escojan como compañeros personales.—Salmo 119:9, 63.
30. ¿Cómo deben los padres proveer a sus hijos un código moral procedente de Dios?
30 En todo esto, recuerde que hay mucha más probabilidad de inculcar los valores morales si en el hogar existe un ambiente en que se respeten y sigan esos principios. Tengan ustedes las actitudes que quieren que sus hijos tengan. En su propio hogar, dentro del círculo familiar, asegúrense de que sus hijos hallen comprensión adulta, amor, perdón, un grado prudente de libertad e independencia junto con justicia e imparcialidad, así como el tan necesario sentimiento de que se les acepta y son parte de un todo acogedor. De estas maneras comuníquenles un código moral procedente de Dios que ellos puedan llevar consigo hasta más allá del círculo familiar. No se les puede dar mejor herencia.—Proverbios 20:7.