Un punto de vista equilibrado sobre la intimidad
LAS razones por las que la gente quiere intimidad son muchas y diversas. Los jóvenes pueden desear intimidad para afirmar su independencia. Algunos quieren que no se conozcan sus finanzas con el fin de mantener encubierta la malversación. Las personas que se han sometido a pruebas del virus del SIDA a menudo se preocupan de que no se conozcan los resultados. Y muchos quieren alrededores tranquilos e íntimos para meditar.
Cuando se necesita intimidad
Las personas que se enfrentan a situaciones difíciles atesoran los momentos que pueden estar solos. Esos períodos de intimidad, según Yoko, una joven de Tokio (Japón), son vitales para ella. Por ejemplo: cuando un día el carnicero le entregó su pedido en su domicilio, su suegra le tiró un pollo entero a la basura, solo para perjudicarla. A fin de hacer frente a tales incidentes día tras día, Yoko dice que es de incalculable valor el tiempo que dedica a estar a solas.
El reflexionar a solas puede ayudar a que una persona se decida a actuar del modo debido. “Agítense, pero no pequen —aconseja sabiamente la Biblia—. Digan lo que quieran en su corazón, sobre su cama, y callen.” (Salmo 4:4.) “Realmente —dice luego el salmista bíblico—, durante las noches mis riñones me han corregido.” (Salmo 16:7.) Sus “riñones” o emociones más profundas lo corrigieron al reflexionar sobre las cosas.
Jesucristo, el fundador del cristianismo, valoró la intimidad. Después de recibir la noticia de que su primo Juan el Bautista había sido decapitado, “se retiró de allí en una barca a un lugar solitario en busca de aislamiento”. (Mateo 14:13.) La noche antes de su muerte también dedicó tiempo para orar a solas. (Mateo 26:36-47.) Con anterioridad había instruido a sus discípulos sobre esta cuestión: “Cuando ores, entra en tu cuarto privado y, después de cerrar tu puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto”. (Mateo 6:6.)
Se requiere equilibrio
Aunque la intimidad es necesaria, el que se le dé demasiada importancia puede crear problemas. “El exceso de intimidad o su defecto —dice The Encyclopedia Americana— puede crear desequilibrios que pongan en peligro el bienestar de la persona.” ¿Cómo puede ser eso?
En Canadá se reemplazó una valla de medio metro de altura que rodeaba una propiedad por otra de dos metros con el fin de tener más intimidad. ¿Cuál fue el resultado? La afectuosa relación con los vecinos se perdió. En otro caso más extremo, una familia se fue a vivir a una zona despoblada para aislarse de los demás. El matrimonio hizo que sus hijos estudiaran mediante cursos por correspondencia. Pero, tristemente, el matrimonio se separó, y los hijos sufrieron las consecuencias, ya que no estaban preparados para ganarse la vida.
No es sabio aislarse de otros. La gente se necesita. Todos necesitamos la fuerza y ayuda que podemos conseguir de otros. “El que se aísla buscará su propio anhelo egoísta —dice el proverbio bíblico—; contra toda sabiduría práctica estallará.” (Proverbios 18:1.)
Jesús demostró un equilibrio ejemplar en estos aspectos. Después de un día muy agotador, reconoció que sus discípulos necesitaban estar a solas, de modo que les dijo: “Vengan, ustedes mismos, en privado, a un lugar solitario, y descansen un poco”. Sin embargo, la muchedumbre se adelantó y les estaba esperando cuando ellos llegaron. ¿Cómo reaccionó Jesús? “Se enterneció por ellos, porque eran como ovejas sin pastor. Y comenzó a enseñarles muchas cosas.” Sí, Jesús dio prioridad a ayudar a la gente. (Marcos 6:31-34.)
Es necesario respetar la intimidad de otros
Sin embargo, el interés por los demás debe mantenerse dentro de unos límites. Las suaves olas que rompen en la arena de la playa son tranquilizadoras, pero un maremoto puede ser devastador. Interesarse por los demás está muy bien, pero entremeterse en los asuntos de otras personas puede romper una buena relación. La Biblia aconseja sabiamente: “Haz cosa rara tu pie en la casa de tu semejante, para que no tenga su suficiencia de ti y ciertamente te odie”. (Proverbios 25:17.)
Una visita amigable de vez en cuando puede asemejarse al tranquilizante vaivén del mar, pero en exceso puede resultar en que la otra persona edifique un rompeolas psicológico para protegerse de los embates de las incesantes visitas. La sucesión de estas sin un propósito específico es un caldo de cultivo para las semillas del chisme y del rumor. Si usted quiere que otros respeten su intimidad, también debe respetar la intimidad de los demás, absteniéndose de hacer preguntas personales embarazosas y de los chismes.
“Que ninguno de ustedes sufra [...] como entremetido en asuntos ajenos”, advierte la Biblia. (1 Pedro 4:15.) Con referencia a algunos entremetidos del primer siglo, el apóstol cristiano Pablo escribió: “También aprenden a estar desocupadas, andorreando por las casas; sí, no solo a estar desocupadas, sino también a ser chismosas y entremetidas en asuntos ajenos, hablando de cosas que no debieran”. (1 Timoteo 5:13.)
¿Qué futuro hay para la intimidad?
“Intimidad, un escondrijo aislado para mí. Quiero que hasta Dios se olvide de mí”, escribió el poeta inglés Robert Browning. Sin embargo, la intimidad absoluta es solo un espejismo. En el Oriente existe un viejo adagio: “El cielo sabe, la Tierra sabe, yo sé y tú sabes”. El apóstol Pablo escribió: “Todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. (Hebreos 4:13.)
Más bien que querer que Dios nos olvide, ¡cuán felices podemos sentirnos de que nuestro amoroso Creador se interese por nosotros! Ya que Él es la Fuente de nuestra vida, el que nos olvidara significaría perder la vida misma. (Salmo 36:9; 73:27, 28.) Y hay que decir que el interés de Jehová no coarta nuestra intimidad; Él no vigila cada uno de nuestros movimientos con la intención de hallar faltas. “No ha hecho con nosotros aun conforme a nuestros pecados —dice su Palabra—; ni conforme a nuestros errores ha traído sobre nosotros lo que merecemos. Como un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen.” (Salmo 103:10, 13.)
¡Qué agradable es que la familia y los amigos respeten nuestra intimidad, a la vez que nos demuestran su interés amoroso! Ciertamente, el disfrutar de intimidad de modo equilibrado es lo más conveniente.
Bajo el Reino que Dios promete, con Cristo Jesús como rey, todas las personas se interesarán unas por otras. (Daniel 2:44; Revelación 21:4.) Sin embargo, al mismo tiempo se reconocerá la necesidad que otros tienen de, en ocasiones, estar solos para el estudio, la meditación y la oración. Las palabras predichas por el profeta Miqueas tendrán entonces un cumplimiento completo: “Se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar; porque la boca misma de Jehová de los ejércitos lo ha hablado”. (Miqueas 4:4.)
[Fotografía en la página 8]
‘Que nadie sufra como entremetido en los asuntos ajenos’
[Ilustración en la página 9]
El tiempo de disfrutar de intimidad de modo equilibrado está cerca