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“Aborrezcan lo que es inicuo”La Atalaya 1983 | 15 de julio
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“Aborrezcan lo que es inicuo”
EL PUEBLO de Dios vive durante días inicuos, comparables a los días de Noé, cuando “vio Jehová que abundaba la maldad del hombre en la tierra y que toda inclinación de los pensamientos de su corazón era solamente mala todo el tiempo” (Génesis 6:5; Mateo 24:37-39). Éstos son los días de los que se habla proféticamente en Revelación 12:12: “Ay de la tierra [...] porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto período de tiempo”. El Diablo quisiera desordenar todo lo que el Organizador Magistral, Jehová Dios, ha arreglado para esta Tierra. Eso incluye el arreglo matrimonial. En vista de los enconados ataques de Satanás contra la moralidad y la familia, a veces se hace necesario, al ‘luchar tenazmente por la fe’, explicar ciertos asuntos en lenguaje claro e inconfundible. (Judas 3.)
El mundo de Satanás se ha sumido en horribles profundidades de depravación. Éste es el mundo sucio y permisivo con el que tienen que codearse diariamente muchos de los que pertenecen al pueblo de Jehová, tal como el piadoso Lot, que temía a Dios, tuvo que luchar contra “la entrega a conducta relajada de parte de la gente desafiadora de ley” de la antigua Sodoma (2 Pedro 2:7). En estos tiempos críticos, La Atalaya considera que tiene la responsabilidad de señalar las normas que los cristianos verdaderos deben sostener en medio de una sociedad plagada de vicio. Al hacerlo, se hace necesario señalar algunas de las prácticas inmorales que han llegado a ser lo normal para muchas personas del mundo moderno (Salmo 92:7). Parece que lo mejor es tratar con franqueza estos asuntos, y que los padres también los consideren discretamente con sus hijos. (En este mundo inicuo es mucho mejor que los padres den guía madura y amorosa sobre asuntos sexuales, en lugar de dejar que sus hijos consigan información, algo que de todos modos sucede tarde o temprano, de jóvenes de la escuela que estén orientados hacia lo sexual.)
En Efesios 5:3 se nos dice: “Que la fornicación e inmundicia de toda clase o avaricia ni siquiera se mencionen entre ustedes, así como es propio de personas santas”. No mencionamos estas cosas de la manera relajada ni como de chiste de los mundanos de Satanás. Pero cuando el mundo impío que rodea al pueblo de Dios amenaza la salud espiritual de éste, nos sentimos impelidos a usar “gran franqueza de expresión” al considerar los peligros que hay a nuestro alrededor (2 Corintios 3:12; 7:4; Efesios 3:12). Esto es lo que se hace en el artículo siguiente. (Romanos 12:9.)
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¡Honre el arreglo divino del matrimonio!La Atalaya 1983 | 15 de julio
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¡Honre el arreglo divino del matrimonio!
EL PUNTO de vista de Jehová tocante al matrimonio humano se expone claramente en diversos textos bíblicos, como: “Lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre”, y: “Él [Jehová] ha odiado un divorciarse” (Marcos 10:9; Malaquías 2:16). Por otro lado, el gran adversario, Satanás el Diablo, se opone a todo lo que es limpio y justo. En estos “últimos días”, cuando los ‘hombres inicuos avanzan de mal en peor’, Satanás trata de arrojar oprobio sobre todos los arreglos amorosos de Jehová, incluso la institución del matrimonio (2 Timoteo 3:1-5, 13; Revelación 12:9, 12). En vista de los tiempos, los testigos de Jehová deben estar más resueltos que nunca a apoyar lealmente el arreglo divino del matrimonio y mantenerlo puro. (Génesis 2:24; Proverbios 27:11; Hebreos 13:4.)
Problemas matrimoniales
De seguro, mientras los humanos sean imperfectos, surgirán problemas en el matrimonio (1 Corintios 7:28-34). Sin embargo, cuando ambos cónyuges son creyentes, hay una base excelente para que la unión matrimonial sea fuerte, pues se toma en cuenta a Jehová. El matrimonio cristiano llega a ser como “una cuerda triple [que] no se puede romper en dos pronto” (Eclesiastés 4:12). Si hay alguna incompatibilidad, o algún otro problema, los cónyuges cristianos pueden llevar con oración el asunto a Jehová, confiando en que Él les dará ayuda. A menudo se puede hallar una solución por medio de considerar los asuntos con calma a la luz de textos bíblicos como 1 Corintios 13:4-8, Efesios 5:21-33 y Colosenses 3:12-14, 18, 19. Así, cuando se ha obedecido el consejo bíblico de ‘casarse en el Señor’, hay una base excelente para resolver problemas a la luz de las Escrituras. (1 Corintios 7:39.)
Si el asunto no se resuelve satisfactoriamente en privado, la pareja pudiera buscar el consejo de algún anciano de la congregación cristiana. Al tener presente el punto de vista de Jehová, la pareja debería poder mantener intacto el matrimonio y cultivar también la unidad y el amor que Dios originalmente se propuso que existiera entre ambos cónyuges. (Génesis 2:24; Proverbios 31:10-12, 28, 30; Mateo 19:4-6.)
Cuando se tiene cónyuge incrédulo
La situación tal vez sea diferente si alguien se hace creyente y su cónyuge no responde al mensaje del Reino. Aun así, es posible tener un matrimonio excelente, en el cual el esposo y la esposa se muestren amor uno al otro. Y, como dijo el apóstol Pedro, la esposa cristiana que despliega “conducta casta junto con profundo respeto” pudiera ganarse con el tiempo al esposo incrédulo. De igual modo, un esposo recién convertido pudiera ganarse con el tiempo a su esposa (1 Pedro 3:1-7). Cuando hay problemas más serios, puede que el creyente tenga que manejarlos con tacto, aguante y paciencia, a la vez que siempre despliega “el fruto del espíritu”. (Gálatas 5:22, 23.)
En algunos casos pudiera haber insultos y maltrato físico, amenazas y palizas. Pero ¿significa eso que el cónyuge cristiano debería irse y dejar al incrédulo? El apóstol Pablo aconseja: “La esposa no debe irse de su esposo; pero si de hecho se fuera, que permanezca sin casarse o si no que se reconcilie con su esposo; y el esposo no debe dejar a su esposa”. Como Pablo señala, el conservar el matrimonio resulta en beneficio espiritual para los hijos que tengan. Además, desde un punto de vista práctico, pudiera ser de beneficio material para el padre o la madre creyente y los hijos. Sin embargo, si el maltrato se hace insoportable, o la vida misma llega a estar en peligro, puede que el cónyuge creyente decida “irse”. Pero debería hacerse el esfuerzo por alcanzar una ‘reconciliación’ al debido tiempo (1 Corintios 7:10-16). Sin embargo, el “irse” no constituye en sí base bíblica para divorciarse y casarse de nuevo; no obstante, un divorcio legal o una separación legal pudiera suministrar cierto grado de protección contra el sufrir más maltrato.
Divorcio que tiene base bíblica
¿Hay circunstancias en las que el cristiano pudiera ir más allá, obtener un divorcio y quedar libre para volver a casarse? Recuerde, Jesús aconsejó: “Lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre”. Pero pasó a señalar que podía haber una base apropiada para el divorcio, pues dijo: “Cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case con otra comete adulterio”. (Mateo 19:6, 9; vea también 5:32.)
¿Significa esto que si un cristiano se cansa de su cónyuge o se ‘enamora’ de otra persona puede libremente usar alguna situación que envuelva fornicación para cambiar de cónyuge? Lamentablemente, en algunos casos en que ambos cónyuges afirmaban ser creyentes, se ha tramado deliberadamente usar la fornicación (generalmente el adulterio) como ardid para romper lazos matrimoniales de base bíblica. ¿Pueden ser tan tontas tales personas como para creer que Jehová Dios no conoce los “pensamientos e intenciones del corazón” (Hebreos 4:12, 13)? Parece que tales personas han adoptado el parecer de que pueden cometer premeditadamente inmoralidad, ser expulsadas por más o menos un año, y entonces ‘arrepentirse’ después de estar casadas con su nuevo cónyuge, y ser restablecidas en la congregación.
Sin embargo, en tales casos debería pasar bastante tiempo antes que los ancianos siquiera consideraran una petición de restablecimiento. Los ancianos concienzudos no obrarían apresuradamente. Tienen que ver prueba muy clara de que haya frutos propios del arrepentimiento. Aun si con el tiempo se restableciera a la persona que haya cometido tal pecado, pasarían muchos años antes que los ancianos la recomendaran para privilegios especiales en la congregación, si acaso la recomendaran, y en todo caso, tal recomendación no se haría antes que el cónyuge inocente se volviera a casar o muriera (1 Timoteo 3:2, 12). Podemos comprender lo grave que es a la vista de Jehová Dios este tipo de adulterio planeado si recordamos que, bajo Su justa Ley, en el antiguo Israel se hubiera dado muerte a pedradas a los adúlteros (Deuteronomio 22:22). Y hoy, prescindiendo de lo que las congregaciones decidan, finalmente Jehová es el Juez. “Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros.” (Hebreos 13:4.)a
Conservando el matrimonio
Para la protección del pueblo de Dios, y con la esperanza de que los que tengan problemas de índole moral acudan a la congregación cristiana en busca de guía para honrar el matrimonio como institución de Jehová, a continuación se considerarán aquí explícitamente ciertos aspectos del asunto de la fornicación. Esto se hace en armonía con las Escrituras, que son francas y directas hasta al considerar estos asuntos delicados e íntimos. (Compare con Levítico 20:10-23; Deuteronomio 31:12; Mateo 5:27, 28; Romanos 1:26, 27; Judas 7.)
En vez de buscar una excusa para divorciarse, las personas casadas deberían procurar maneras de mantener unido el matrimonio. Si un cónyuge comete inmoralidad y se arrepiente, el cónyuge inocente pudiera optar por perdonarlo para mantener el arreglo divino del matrimonio. Así se pudiera desplegar misericordia e imitar otra de las excelentes cualidades de Jehová. (Éxodo 34:6; compare con Nehemías 9:17.)
Sin embargo, ¿qué hay si el cónyuge no se arrepiente, es expulsado y hasta sigue un derrotero comprobado de inmoralidad crasa? ¿O qué hay si se ponen en peligro la salud y la espiritualidad personales del cónyuge inocente? Aunque no se debe pasar por alto el consejo bíblico de conservar el matrimonio si eso es del todo posible, las palabras de Jesús que se citaron antes, de Mateo 19:9, indican que hay una base para el divorcio... la única base bíblica para el divorcio: la fornicación.
Definición de “fornicación”
¿Qué entendemos aquí por la palabra “fornicación”? La palabra griega que se usa en ese texto es porneia. Al considerar el asunto, La Atalaya del 15 de mayo de 1973, páginas 317 y 318, mostró que porneia “proviene de una palabra raíz que significa ‘vender’”. Por eso, está relacionada con la prostitución, como la que se practicaba en muchos templos paganos del primer siglo y se practica en mancebías hoy día.
Es cierto que a veces se usa la palabra porneia en sentido limitado, como cuando se aplica a las relaciones sexuales entre personas célibes (solteras). Un caso de tal uso limitado de esta palabra se encuentra en 1 Corintios 6:9, donde a los “fornicadores” se les menciona por separado y aparte de los que participan en otros vicios sexuales, como el adulterio y la homosexualidad. Pero justamente antes de eso, en 1 Corintios 5:9-11, Pablo usó la misma palabra al aconsejar a los cristianos que no se mezclaran con los “fornicadores”. ¿Es razonable pensar que aquí él se refería sólo a personas inmorales no casadas? No podría ser, porque en el capítulo 6 de 1Co se expone una larga serie de prácticas sexuales ilícitas que hay que evitar, entre ellas el adulterio y la homosexualidad. De igual modo, Judas 7 y Revelación 21:8, que muestran que a los “fornicadores” que no se arrepienten Dios los juzga merecedores de destrucción eterna, difícilmente pudieran limitarse solo a las personas no casadas que tuvieran relaciones sexuales. Y tiene que entenderse que el edicto del cuerpo gobernante de Jerusalén, registrado en Hechos 15:29, de “que sigan absteniéndose [...] de fornicación”, tiene un campo de aplicación ampliob.
Así, pues, “fornicación” en el sentido amplio de la palabra, y según se usa en Mateo 5:32 y Mat. 19:9, evidentemente se refiere a una amplia variedad de relaciones sexuales ilícitas o ilegales fuera del matrimonio. Porneia envuelve el uso crasamente inmoral del órgano genital (u órganos genitales) de por lo menos una persona (sea de manera natural o pervertida); además, tiene que haber habido otro participante en el acto de inmoralidad... una persona de cualquiera de los dos sexos, o una bestiac. Por eso, la masturbación (por falto de sabiduría y peligroso que sea esto en sentido espiritual) no es porneia. Pero hasta el día de hoy, el término porneia abarca las diversas clases de actividades sexuales que pudieran tener lugar en una casa de prostitución, donde se venden y compran favores sexuales. La persona que fuera adonde una prostituta o un prostituto para comprar cualquier clase de favores de índole sexual sería culpable de porneia. (Compare con 1 Corintios 6:18.)
Cristianos casados
¿Qué hay de la actividad sexual dentro del vínculo matrimonial? No les atañe a los ancianos entrometerse en la vida íntima de los cristianos casados. Sin embargo, la Biblia ciertamente entra en la vida de éstos. Los que quieren ‘seguir andando por espíritu’ no deben pasar por alto lo que la Biblia indica que es la manera de pensar de Dios. Y hacen bien en cultivar odio por todo lo que es sucio a la vista de Jehová, incluso lo que claramente constituye prácticas sexuales pervertidas. Las parejas casadas deben obrar de manera que queden con la conciencia limpia, a medida que dan atención libre de estorbo al desarrollo del “fruto del espíritu”. (Gálatas 5:16, 22, 23; Efesios 5:3-5.)
Pero ¿qué hay si uno de los cónyuges quiere o hasta exige que su compañero participe en lo que claramente es una práctica sexual pervertida? Los hechos que se han presentado aquí muestran que porneia encierra conducta sexual ilícita fuera del arreglo matrimonial. Por eso, el que uno de los cónyuges exija que el otro participe en actos de perversión, como cópula oral o anal, dentro del matrimonio no constituiría base bíblica para conseguir un divorcio que librara a cualquiera de los dos cónyuges para volver a casarsed. Aunque el cónyuge creyente se sienta angustiado por la situación, el que esa persona se esfuerce por apegarse a los principios bíblicos resultará en que Jehová la bendiga. En tales casos pudiera ser útil que la pareja considerara francamente el problema y tuviera presente en particular que las relaciones sexuales deben ser honorables, sanas, una expresión de tierno cariño. Esto ciertamente debería excluir cualquier práctica que pudiera angustiar o perjudicar al cónyuge de uno. (Efesios 5:28-30; 1 Pedro 3:1, 7.)
Como ya se ha dicho, no toca a los ancianos “vigilar” los asuntos maritales privados de los matrimonios de la congregación. Sin embargo, si se llega a saber que algún miembro de la congregación practica o promueve abiertamente relaciones sexuales pervertidas dentro de la unión matrimonial, tal persona ciertamente no sería irreprensible, y por eso no sería aceptable para recibir privilegios especiales, tales como el de servir de anciano, o de siervo ministerial o precursor. La práctica y promoción de tales perversiones hasta pudiera resultar en que dicha persona fuera expulsada de la congregación. ¿Por qué?
Gálatas 5:19-21 alista muchos vicios que no se clasifican como porneia, y que pudieran resultar en que uno no satisficiera los requisitos para entrar en el Reino de Dios. Entre ellos están la “inmundicia” (akatharsia, que en griego significa suciedad, depravación, lascivia) y la “conducta relajada” (aselgeia, que en griego significa libertinaje, desenfreno, conducta descarada). Al igual que porneia, estos vicios, cuando se hacen crasos, pueden ser base para expulsión de la congregación cristiana, pero no para obtener un divorcio bíblico. La persona que promoviera descaradamente actividades sexuales escandalosas y repulsivas sería culpable de conducta relajada. Por supuesto, alguien con tal actitud hasta pudiera llegar a la degradación de cometer porneia; entonces habría base para un divorcio bíblicoe. ¡Cuánto deberían preocuparse todos los cristianos devotos por evitar todas esas “obras de la carne” y guerrear contra ellas! (Gálatas 5:24, 25.)
Todos los que pertenezcan al pueblo de Jehová, sean casados o solteros, deben evitar toda clase de inmoralidad. Deben apoyar lealmente todos los arreglos de Jehová, incluso la institución del matrimonio (Salmo 18:21-25). Los que están casados deben, como “una sola carne”, esforzarse por honrar a Jehová y cultivar verdadero amor y respeto en su matrimonio (Génesis 2:23, 24; Efesios 5:33; Colosenses 3:18, 19). Así, al igual que de otras maneras, pueden demostrar que “no son parte del mundo”... un mundo que Satanás ha arrastrado a un lodazal de inmoralidad y corrupción, y que está a punto de ‘pasar junto con su deseo’. Al recordar que “el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”, todos debemos esforzarnos por hacer la “voluntad” de Dios con relación a Su precioso arreglo del matrimonio. (Juan 17:16; 1 Juan 2:17.)
[Notas a pie de página]
a Vea La Atalaya del 15 de febrero de 1980, páginas 29 a 31; también, del 15 de febrero de 1981, páginas 29 y 30.
b Es digno de notar que el Diccionario de la Lengua Española define así “fornicar” (de la que proviene fornicación): “Tener ayuntamiento o cópula carnal fuera del matrimonio”. Y otro diccionario, al definir “ayuntamiento” (heterosexual, anal, oral), declara que envolvería “los órganos genitales de por lo menos una persona”. De modo que la palabra “fornicación” es una traducción apropiada de la palabra griega porneia.
Por ejemplo, The New International Dictionary of New Testament Theology declara que porneia significa “impudicia, ramería, prostitución, fornicación”. También dice: “El grupo de palabras [relacionadas con porneia] puede describir diversos modos de comportamiento sexual extramarital en el aspecto de que se desvían de las normas sociales y religiosas aceptas (por ejemplo la homosexualidad, la promiscuidad sexual, la pederastia [el abusar sexualmente de niños], y especialmente la prostitución)”. Por lo tanto, porneia incluiría el adulterio (moikheia, en griego), y puede abarcar un campo más amplio de otras prácticas inmorales fuera del arreglo matrimonial, tales como la cópula oral o anal, y la bestialidad o cópula con animales.
La edición de 1979 del muy respetado Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature (de Bauer, Arndt y Gingrich) define porneia como “prostitución, impudicia, fornicación, de toda clase de relaciones sexuales ilícitas”.
c El hombre o la mujer a quien se violara o ultrajara sexualmente contra su voluntad no sería culpable de porneia.
d Esto es una aclaración de lo que apareció en La Atalaya del 15 de abril de 1975, página 255, y 15 de julio de 1978, páginas 30 a 32, y un ajuste en el entendimiento de ello. No se debe criticar a los que obraron de acuerdo con el conocimiento que tenían entonces. Esto tampoco afectaría la posición de alguien que en el pasado haya creído que la conducta sexual pervertida de su cónyuge en el matrimonio constituía porneia y, por lo tanto, obtuvo un divorcio y ahora está casado o casada con otra persona.
[Ilustración en la página 28]
El matrimonio tiene que mantenerse honorable y separado de la inmoralidad mundana
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