Cristianos amadores de la libertad
La lucha por la libertad religiosa
La libertad religiosa no es cosa absolutamente segura en país alguno, ni siquiera en los Estados Unidos de América del Norte. Así que la lucha por la libertad religiosa sigue adelante, como dijo recientemente Earl Warren, presidente de la corte suprema de EE. UU.: “Queda establecida la realidad de que hoy día tenemos en manos una batalla para evitar que nuestras libertades sufran erosión, exactamente como tuvieron que luchar por las suyas los americanos de toda edad pasada.” ¿Quiénes han salido victoriosos en muchísimas batallas en esta lucha? ¿Quiénes más que cualesquier otros se han hecho moldadores de ley constitucional? Los escritores están dando cada día más atención a este asunto.
Moldando la ley constitucional
“Raras veces, si acaso ha habido otras, en el pasado, ha podido un grupo o individuo determinar el derrotero, a través de un período de tiempo, de cualquier fase de nuestro extenso cuerpo de ley constitucional. Pero puede suceder, y ha sucedido, aquí.” Eso es lo que dijo The Bill of Rights Review, publicado por la Asociación Americana de Abogados. “El grupo es los testigos de Jehová,” siguió diciendo el Review. “Por medio de litigar casi de continuo esta organización ha hecho posible una lista que siempre va de aumento de precedentes respecto a la aplicación de la Enmienda Décimocuarta a la libertad de palabra y de cultos.”
Adelantando la causa de la libertad religiosa
En 1950 la compañía Harper & Brothers publicó los tres tomos de Church and State in the United States, obra de Anson Phelps Stokes. En la página 546 del tomo tres, el autor dice: “No sería justo acabar este breve estudio de las dificultades que han tenido los testigos de Jehová con el Estado sin hacer referencia al servicio que se le ha rendido a la causa de la libertad religiosa bajo nuestra Constitución como resultado de su persistencia. En años recientes ellos han ocupado el tiempo de los tribunales más que cualquier otro grupo religioso, y a la vista del público han parecido fanáticos, pero se han apegado fielmente a sus convicciones de conciencia, y como resultado los tribunales federales han dado fallos en una serie de decisiones que les han asegurado y ensanchado a los ciudadanos americanos las garantías de la libertad religiosa, y les han protegido y extendido sus libertades civiles. Unas treinta y una causas en las que ellos estuvieron envueltos recibieron la atención de la Corte Suprema en los cinco años desde 1938 hasta 1943, y las decisiones que se hicieron en estas causas y otras más recientes han adelantado en gran manera la causa de la libertad de la Declaración de Derechos en general, y la protección de la libertad religiosa en particular.”
“La deuda de la ley constitucional a los testigos de Jehová”
Un artículo que llevó el supracitado título salió en el Minnesota Law Review, en su número de marzo de 1944. Lo escribió Eduardo F. Waite, juez jubilado de los tribunales de distrito de Minnesota. “Se ve claramente que en la actualidad las garantías constitucionales de libertad personal,” escribió el juez Waite, “son mucho más amplias que lo que eran antes de la primavera de mil novecientos treinta y ocho, y que la mayor parte de este engrandecimiento se hallará en las treinta y una causas de los testigos de Jehová.”
‘Más que cualquier otro grupo’
En la página 173 de su libro The Republic, Carlos A. Beard dice: “Dígase lo que se diga acerca de los Testigos, ellos tienen el valor de mártires. . . . Como resultado, en días recientes han hecho más contribuciones al desarrollo de la ley constitucional de libertad religiosa que cualquier otro culto o grupo. Créamelo, lo están haciendo rápidamente.”
De provecho a otras naciones
Las batallas jurídicas que los testigos de Jehová han ganado, las cuales han adelantado la libertad religiosa, no son de valor únicamente para los estadounidenses. Tal como señala el folleto Defending and Legally Establishing the Good News, de la Sociedad Watch Tówer: “Las decisiones de los tribunales de los Estados Unidos, en los que se litigaron cabalmente los puntos en disputa, deberían ser precedente provechoso y persuasivo para ayudar a tribunales y jueces de otras naciones. . . . Se reconoce que las decisiones estadounidenses no son obligatorias y no compelen a los jueces de países aparte de los Estados Unidos a llegar a las mismas conclusiones, pero no cabe duda de que tienen valor persuasivo y deberían usarse para ayudar a los tribunales a llegar a una conclusión razonable.”