¿Una prueba de salud para usted?
La Sociedad Watch Tower no recomienda ningún tipo de diagnóstico ni práctica médica, ni tampoco decide por las personas. Sin embargo, si alguna práctica adolece de aspectos cuestionables a la luz de los principios bíblicos, puede dirigir la atención a estos. Luego cada uno debe sopesar todo lo implicado y decidir qué hacer.
Queridos hermanos: Quisiera pedirles su opinión. Parece ser que [cierta sanadora] consigue buenos resultados, pero el método que emplea me hace sospechar. [...] Reconoce al paciente para determinar lo que está mal. Luego, para saber qué medicamento usar o cuánto, pone un frasco de medicina en contacto con la piel cerca de una glándula o de un órgano. Intenta bajar el brazo que el paciente tiene levantado. Determina qué medicamento utilizar y cuánta cantidad en función de la fuerza que tiene que ejercer para bajar el brazo. La teoría es que los electrones viajan como una corriente desde el medicamento a través de la tapa metálica del frasco hasta una determinada parte del cuerpo y la fortalecen. ¿Es esto como lo que hacen los zahoríes?
ESTA carta de Oregón (E.U.A.) se refiere a una práctica utilizada para determinar las necesidades alimentarias, sopesar cuestiones emocionales, evaluar recuerdos y resolver problemas de la vida cotidiana. Pero a pesar de su popularidad, ¿está justificada la sospecha del remitente?
¿Se debe procurar la salud a cualquier precio?
Desde tiempos antiguos la gente ha intentado comprender por qué enferma y cómo curarse. Los israelitas tenían una ventaja, porque sabían que eran pecadores y se regían por leyes divinas que los ayudaban a evitar muchas enfermedades y su propagación. (Levítico 5:2; 11:39, 40; 13:1-4; 15:4-12; Deuteronomio 23:12-14.) De todos modos, los siervos de Dios también buscaron la ayuda de los buenos médicos de su día. (Isaías 1:6; 38:21; Marcos 2:17; 5:25, 26; Lucas 10:34; Colosenses 4:14.)
¡Qué contraste con los babilonios y los egipcios de la antigüedad! Sus “médicos” preparaban algunos de sus remedios con ingredientes naturales, pero muchos de sus “tratamientos” se considerarían hoy curanderismo. Un texto jeroglífico egipcio habla de un médico que trataba la ceguera con una horrible pócima preparada a base de ojos de cerdo, antimonio, ocre rojo y miel. Luego se introducía esta mezcla en la oreja del enfermo. Un antiguo certificado afirma que este tratamiento era “en verdad excelente”. Es posible que su rareza o misterio incluso potenciara su atractivo.
Los babilonios y los egipcios solían invocar a los poderes ocultos.a En ocasiones el sacerdote/médico pedía al paciente que espirara en las narices de una oveja, creyendo que algún tipo de fuerza o energía fluía del paciente al animal y producía cierto efecto. Luego se mataba a la oveja con la convicción de que su hígado podía revelar la enfermedad del paciente o su futuro. (Isaías 47:1, 9-13; Ezequiel 21:21.)
Los médicos temerosos de Dios del antiguo Israel no emplearon prácticas espiritistas. El sabio mandato de Dios fue: “No debería hallarse en ti nadie que [...] emplee adivinación, practicante de magia ni nadie que busque agüeros ni hechicero [...]. Porque todo el que hace estas cosas es algo detestable a Jehová”. (Deuteronomio 18:10-12; Levítico 19:26; 20:27.) Lo mismo es aplicable hoy a los siervos cristianos de Dios. Es necesario tener cautela.
En los últimos años, muchas personas han recurrido a diagnósticos y tratamientos “alternativos”. Este es fundamentalmente un terreno de decisión personal. (Mateo 7:1; compárese con Romanos 14:3, 4.) Sería triste que un cristiano se preocupara tanto por cuestiones polémicas de salud que estas ensombrecieran su ministerio, el único modo seguro de salvar vidas. (1 Timoteo 4:16.) La Biblia no dice que en el nuevo mundo se curarán las enfermedades y se obtendrá la salud perfecta mediante tratamientos médicos con hierbas, dietas o regímenes holísticos. En realidad, la curación completa solo se conseguirá mediante el perdón de los pecados sobre la base del sacrificio de rescate de Jesús. (Isaías 33:24; Revelación 22:1, 2.)
¿Qué fuerzas están implicadas?
¿Qué debería tener presente el cristiano al tomar su propia decisión en cuanto a la práctica de la prueba muscular mencionada al principio?
Ciertos modos de probar la fuerza o la respuesta de los músculos son parte de la medicina convencional, y pocas personas cuestionarían su validez. Por ejemplo, la poliomielitis suele debilitar los músculos, y la terapia requerida puede implicar la quinesiología, es decir, el “conjunto de procedimientos terapéuticos encaminados a restablecer la normalidad de los movimientos del cuerpo humano”. La quinesiología también se utiliza en la terapia de rehabilitación en casos de apoplejía. La mayoría de las personas reconocen que este es un tratamiento científico.
Ahora bien, ¿qué se puede decir de la prueba muscular descrita en la carta que encabeza este artículo? Se ha utilizado esta clase de “quinesiología” para determinar si ciertos alimentos, hierbas o vitaminas pueden ayudar o perjudicar al paciente. Por lo general, la persona extiende el brazo, y el sanador lo presiona hacia abajo para probar la fuerza muscular. Después el paciente se coloca en la boca, el abdomen o la mano un determinado alimento u otra sustancia. Entonces se le prueba de nuevo la fuerza muscular del brazo. Se dice que, si necesita ese alimento, el brazo ofrecerá más resistencia; si es perjudicial para él, los músculos serán más débiles.b
Algunas personas que lo han probado creen que funciona, y que el efecto está basado en las fuerzas internas del cuerpo. Alegan que existen muchos fenómenos que la ciencia moderna es incapaz de explicar, pero que ocurren o pueden observarse. Por lo tanto, dicen que puede haber conductos de energía o interacción entre fuerzas y sustancias, aunque los médicos no las hayan descubierto o aceptado todavía.
Por otra parte, el libro Applied Kinesiology (Quinesiología aplicada) dice: “A veces [los libros] enseñan que las sustancias químicas, como las vitaminas, las hierbas, etc., se evalúan sosteniendo la sustancia en la mano y probando el músculo. No existe ninguna prueba de la fiabilidad de este tipo de examen. [...] La postura filosófica del sanador puede ser tan acusada que su parcialidad le dificulte la obtención de datos exactos durante la prueba”. “El examinador experto en la prueba muscular manual puede conseguir fácilmente que los músculos del paciente parezcan débiles o fuertes a discreción con tan solo alterar la [...] prueba muy ligeramente.”
¡Cuidado!
Ahora bien, la prueba muscular incluye a veces otros aspectos. Está el método llamado “prueba del sustituto”. Esta suele practicarse en el caso de personas ancianas o niños que son demasiado débiles para someterse al examen. El sustituto toca al niño y el sanador prueba el brazo de aquel. Este método se ha aplicado incluso a animales de compañía; el sustituto coloca la mano sobre un pastor alemán u otro animal de compañía y entonces se prueba la fuerza del brazo del sustituto.
No estamos en condición de juzgar tales acciones, pero puede que usted pregunte: ‘¿Son las llamadas fuerzas corporales las causantes de estos efectos?’. Los científicos han demostrado la existencia de rayos cósmicos, microondas y diversos tipos de radiación electromagnética. Pero, ¿poseen todas las criaturas, como los niños y los animales domésticos, fuerzas interiores que pueden salir del cuerpo y producir un efecto comprobable en una segunda persona? Los babilonios creían que podían salir ciertas fuerzas del cuerpo y producir un determinado efecto en una oveja. Pregúntese: ‘¿Creo que puede suceder algo similar hoy en el caso de los seres humanos y los animales? ¿O es posible que los efectos tengan otra explicación?’.
Algunos sanadores dicen que miden las “fuerzas” de la persona con determinados artilugios, como espirales o péndulos de metal. Estos supuestamente se mueven cuando el “campo energético” del sanador interacciona con el del paciente. Una sanadora que fue investigadora científica y escribe sobre este tema a veces utiliza un péndulo para sus diagnósticos. También afirma que puede visualizar “el campo energético humano” o aura de colores que se dice que la gente tiene a su alrededor. Dice que emplea la “visión interna” para mirar dentro del cuerpo y ver tumores, células sanguíneas o microbios, y para observar el pasado.c
Como hemos dicho, se ha utilizado la calibración de fuerzas mediante la resistencia muscular del brazo para examinar emociones. Un libro de amplia distribución dice: “Si quiere incluir un ligero examen emocional al mismo tiempo, pregunte audiblemente: ‘¿Tiene usted algún problema?’, y vuelva a hacer la prueba. Si el suplemento alimenticio no es adecuado para el paciente, el brazo se debilitará”. Algunos utilizan tal prueba “para determinar la edad en la que ocurrió algún trauma físico, emocional o espiritual específico”. También se emplea para tomar decisiones de ‘sí o no’ en asuntos cotidianos.
Es probable que muchas personas que realizan la prueba muscular (quinesiología) digan que lo que hacen es diferente de lo aquí descrito, que no está implicado el espiritismo ni incluyen prueba emocional alguna. No obstante, ¿se basa de todos modos lo que hacen en la creencia de que en el interior del hombre existen fuerzas que solo pueden medirlas o verlas ciertas personas que dicen tener poderes especiales?
Los cristianos no toman a la ligera estos asuntos. Dios advirtió a Israel: “Luna nueva y sábado, el convocar una convocación... no puedo soportar el uso de poder mágico junto con la asamblea solemne”. (Isaías 1:13.) Cuando la nación se hizo apóstata, ‘practicaba la adivinación y buscaba agüeros’. (2 Reyes 17:17; 2 Crónicas 33:1-6.) Seguramente buscaban información mediante ritos especiales y hablaban “lo que es mágico”. (Zacarías 10:2.)
Es posible que algunas prácticas de prueba muscular sean inocentes, que no perjudiquen ni al paciente ni al sanador. Sin embargo, otras pueden incluir claramente aspectos mágicos o sobrenaturales, como visión interna, auras misteriosas y el uso del péndulo. Los cristianos no deben emplear poderes mágicos ni deben siquiera experimentar con ellos, porque no sienten ninguna curiosidad por las cosas profundas de Satanás. (Revelación 2:24.) Por el contrario, tienen buena razón para ser cautelosos respecto a cualquier práctica que pueda estar relacionada con el espiritismo, que la Palabra de Dios condena. (Gálatas 5:19-21.)
Lo que el sanador haga es su responsabilidad, y no pretendemos analizar ni juzgar las alegaciones o procedimientos de nadie. Aun si usted cree que algunas de estas prácticas implican poder mágico, es evidente que muchas personas que las han probado lo han hecho inocentemente, sin ser conscientes de ninguna posible implicación espiritista. Quizá lo hayan hecho impulsadas por un deseo desesperado de recobrar la salud. No obstante, algunos de los que se han sometido a tratamientos de esta índole han decidido más tarde que los posibles beneficios físicos no justifican el riesgo espiritual.
Como ya se ha dicho, cada uno tiene que decidir qué hacer en estos asuntos de naturaleza personal. Sin embargo, los cristianos deben recordar el consejo de Dios: “Cualquiera que es inexperto pone fe en toda palabra, pero el sagaz considera sus pasos”. (Proverbios 14:15.) Estas palabras también son aplicables a las afirmaciones sobre la salud.
Satanás desea distraer de la adoración verdadera a los siervos de Dios. Le alegraría conseguirlo haciendo que los absorban otros intereses. Y aún le alegraría más que estos tuvieran que ver con prácticas mágicas, o aparentemente mágicas, que pudieran atraerlos al espiritismo. (1 Pedro 5:8.)
Aunque los cristianos no están bajo la Ley mosaica, la actitud de Jehová Dios en cuanto a las prácticas ocultas no ha cambiado. Como se indicó anteriormente, Dios dijo a los israelitas que no debía hallarse entre ellos ‘nadie que empleara adivinación, practicante de magia ni nadie que buscara agüeros ni hechicero, ni uno que atara a otros con maleficio’. “Todo el que hace estas cosas es algo detestable a Jehová [...]. Debes resultar exento de falta con Jehová.” (Deuteronomio 18:10-13.)
Por lo tanto, es muy prudente que hoy los cristianos tengamos puesta “la armadura completa que proviene de Dios [...]; porque tenemos una lucha [...] contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales”. (Efesios 6:11, 12.)
[Notas a pie de página]
a Muchas personas aún consultan a hechiceros o a curanderos similares. Un hechicero es la “persona que pretende conocer el futuro y las cosas que están fuera del alcance de los sentidos o la inteligencia y ejercer un poder sobrenatural [...] sobre cosas o personas valiéndose de palabras, signos y objetos extraños”. El hechicero solía combinar el uso de hierbas con prácticas espiritistas (invocando a fuerzas misteriosas). El cristiano prudente y leal evitará involucrarse de tal modo en el espiritismo, aunque parezca que puede curarle. (2 Corintios 2:11; Revelación 2:24; 21:8; 22:15.)
b Este es el método general, pero existen variantes. Por ejemplo, en algunos casos el sanador pide a la persona que presione el pulgar contra el índice y él intenta separarlos.
c Ella escribe: “¿Cómo se producen estos efectos aparentemente milagrosos? [...] El proceso que empleo se denomina imposición de manos, curación por la fe o curación espiritual. No se trata de un proceso misterioso, ni muchísimo menos, sino de algo directo [...]. Todos tenemos un campo energético o aura que envuelve nuestro cuerpo físico y penetra en él. Este campo energético se halla íntimamente relacionado con la salud. [...] La elevada percepción sensorial es una forma de ‘ver’ en la que se percibe una imagen mental sin tener que emplear la visión normal. No es imaginación; a veces se [la] denomina clarividencia”.