LAS BUENAS NOTICIAS SEGÚN LUCAS
1 Son muchos los que se han dedicado a organizar un relato de los hechos —que entre nosotros cuentan con total credibilidad—+ 2 tal como nos los transmitieron quienes desde el principio fueron testigos oculares+ y servidores del mensaje.+ 3 Por eso yo también, porque he investigado todo con exactitud desde el comienzo, decidí escribírtelo en orden lógico,+ excelentísimo Teófilo,+ 4 para que puedas tener la total seguridad de que las cosas que te han enseñado oralmente+ son confiables.
5 En los días de Herodes,+ rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la división de Abías.+ Su esposa era descendiente de Aarón y se llamaba Elisabet. 6 Los dos eran justos delante de Dios y cumplían de manera intachable* todos los mandamientos y requisitos legales de Jehová. 7 Pero no tenían ningún hijo porque Elisabet era estéril, y los dos ya eran personas de avanzada edad.+
8 Zacarías estaba sirviendo de sacerdote delante de Dios en el turno de su división+ 9 y, según la costumbre* del sacerdocio, le tocó entrar en el santuario de Jehová+ para ofrecer incienso.+ 10 Y, a la hora de ofrecer el incienso, toda la multitud del pueblo estaba orando afuera. 11 Entonces el ángel de Jehová se le apareció allí. Estaba de pie al lado derecho del altar del incienso. 12 Al verlo, Zacarías se sobresaltó y le dio mucho miedo. 13 Pero el ángel le dijo: “No tengas miedo, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado. Tu esposa Elisabet te dará un hijo, y tienes que llamarlo Juan.+ 14 Estarás feliz,* radiante de alegría, y muchos se pondrán contentos por su nacimiento;+ 15 porque él será grande a los ojos de Jehová.+ Pero no tomará nunca vino ni ninguna otra bebida alcohólica.+ Ya desde antes de nacer,*+ estará lleno de espíritu santo. 16 Y hará que muchos de los hijos de Israel se vuelvan a Jehová su Dios.+ 17 Además, irá delante de él con el espíritu y poder* de Elías+ para volver el corazón de padres a hijos+ y para hacer que los desobedientes se vuelvan a la sabiduría práctica de los justos, con el fin de tenerle listo a Jehová un pueblo preparado”.+
18 Zacarías le dijo al ángel: “¿Cómo puedo estar seguro de eso? Porque yo ya soy viejo y mi esposa es una mujer de avanzada edad”.+ 19 Y el ángel le respondió: “Yo soy Gabriel,+ el que está de pie delante de Dios,+ y fui enviado para hablar contigo y comunicarte estas buenas noticias. 20 Pero, mira, no podrás hablar y estarás en silencio hasta el día en que estas cosas sucedan,+ porque no creíste mis palabras, que se cumplirán en su tiempo fijado”. 21 Mientras tanto, el pueblo seguía esperando a Zacarías y se extrañaba de que tardara tanto en el santuario. 22 Cuando salió, no podía hablarles, y se dieron cuenta de que acababa de ver algo sobrenatural* en el santuario. Les hacía señas, pero seguía mudo. 23 Entonces, cuando se cumplieron los días de su servicio santo, se fue a su casa.
24 Unos días más tarde, Elisabet su esposa quedó embarazada, y estuvo cinco meses sin salir de su casa. Decía: 25 “Esto es lo que Jehová ha hecho ahora por mí. Se ha fijado en mí para liberarme de mi vergüenza”.+
26 Cuando ella estaba en su sexto mes, Dios envió al ángel Gabriel+ a una ciudad de Galilea llamada Nazaret 27 a visitar a una joven virgen+ que estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, de la casa de David. La virgen se llamaba María.+ 28 Cuando el ángel entró, le dijo: “Te saludo, mujer especialmente favorecida; Jehová está contigo”. 29 Pero ella se quedó muy desconcertada con sus palabras y trataba de entender qué podría significar ese saludo. 30 Así que el ángel le dijo: “No tengas miedo, María, porque cuentas con el favor de Dios. 31 Mira, quedarás embarazada* y darás a luz un hijo,+ y tienes que llamarlo Jesús.+ 32 Él será grande+ y será llamado Hijo del Altísimo.+ Y Jehová Dios le dará el trono de David su padre,+ 33 y él reinará sobre la casa de Jacob para siempre. Su Reino no tendrá fin”.+
34 Pero María le preguntó al ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones sexuales con ningún hombre?”.+ 35 El ángel le contestó: “Sobre ti vendrá espíritu santo,+ y el poder del Altísimo te envolverá con su sombra. Por eso el que va a nacer será llamado santo,+ Hijo de Dios.+ 36 Y, mira, tu pariente Elisabet, que ya está en su vejez, también ha concebido un hijo. Ella, a la que llamaban estéril, ya está en su sexto mes, 37 porque nada de lo que Dios afirma es imposible”.+ 38 Entonces, María dijo: “¡Aquí está la esclava de Jehová! Que me suceda tal como has dicho”. Con eso, el ángel la dejó y se fue.
39 Poco tiempo después, María se puso en camino y viajó apresuradamente a la región montañosa, a una ciudad de Judá, 40 y entró en la casa de Zacarías y saludó a Elisabet. 41 Apenas Elisabet oyó el saludo de María, la criatura que llevaba en su vientre saltó. Elisabet entonces se llenó de espíritu santo 42 y con voz fuerte exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! 43 ¿A qué se debe que tenga yo este honor, que la madre de mi Señor venga a verme? 44 Porque, fíjate, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura que llevo en el vientre saltó de alegría. 45 Feliz también la que creyó, porque lo que se le dijo de parte de Jehová se cumplirá por completo”.
46 Y María dijo: “Mi alma engrandece a Jehová,+ 47 y mi espíritu no puede menos que rebosar de alegría a causa de Dios, mi Salvador,+ 48 porque él se ha fijado en la humilde condición de su esclava.+ ¡Y de ahora en adelante todas las generaciones me llamarán feliz!+ 49 Porque el Poderoso ha hecho cosas grandes por mí, y su nombre es santo.+ 50 De generación en generación les tiene misericordia a quienes le temen.+ 51 Ha hecho cosas poderosas con su brazo;+ ha dispersado a los que tienen intenciones arrogantes en el corazón.+ 52 A los poderosos los ha derribado de sus tronos+ y a los humildes los ha elevado;+ 53 a los hambrientos los ha saciado por completo con cosas buenas+ y a los ricos los ha despedido con las manos vacías. 54 Ha venido a ayudar a su siervo, Israel, acordándose de su misericordia+ 55 a favor de Abrahán y su descendencia*+ para siempre, tal como les prometió a nuestros antepasados”. 56 María se quedó con ella unos tres meses y luego volvió a su casa.
57 Entonces a Elisabet le llegó el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. 58 Cuando sus vecinos y sus parientes se enteraron de la gran compasión que Jehová le había mostrado, se alegraron con ella.+ 59 Al octavo día fueron a circuncidar al niño,+ y le iban a poner el nombre de su padre: Zacarías. 60 Pero su madre dijo: “¡No! Se va a llamar Juan”. 61 Ellos le respondieron: “No hay nadie en tu familia que se llame así”. 62 Entonces, haciendo señas, le preguntaron al padre cómo quería que se llamara el niño. 63 Él pidió una tablilla y escribió: “Su nombre es Juan”.+ Todos se quedaron asombrados. 64 Al instante se abrió su boca y se soltó su lengua, y empezó a hablar+ alabando a Dios. 65 Todos los que vivían en el vecindario se quedaron muy impresionados;* y por toda la región montañosa de Judea se empezó a hablar de estas cosas. 66 Los que oían hablar del asunto lo guardaban en su corazón y decían: “¿Qué llegará a ser este niño?”. Porque sin duda alguna la mano de Jehová estaba con él.
67 Entonces Zacarías su padre se llenó de espíritu santo y dijo proféticamente: 68 “Alabado sea Jehová, el Dios de Israel,+ porque se ha compadecido de su pueblo y lo ha liberado.+ 69 Ha hecho surgir para nosotros un poderoso salvador+ de la casa de su siervo David+ 70 —tal como dijo por boca de sus santos profetas de la antigüedad—+ 71 para salvarnos de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odian,+ 72 para tener misericordia por causa de nuestros antepasados y para acordarse de su santo pacto,+ 73 el juramento que le hizo a nuestro antepasado Abrahán+ 74 de que, después de rescatarnos de las manos de los enemigos, nos concedería el privilegio de darle servicio sagrado sin temor 75 y con lealtad y justicia delante de él todos los días de nuestra vida. 76 Y tú, pequeño, serás llamado profeta del Altísimo, porque irás delante de Jehová para preparar sus caminos,+ 77 para darle a su pueblo el conocimiento de la salvación mediante el perdón de sus pecados+ 78 debido a la tierna compasión de nuestro Dios. Por esa compasión, la luz de un amanecer nos visitará desde lo alto+ 79 para alumbrar a los que están sentados en oscuridad y bajo la sombra de la muerte,+ y para guiar nuestros pies por el camino de la paz”.
80 El niño creció y se hizo fuerte en espíritu,* y se quedó en el desierto hasta el día en que se mostró abiertamente a Israel.
2 En aquellos días, César Augusto emitió un decreto para que toda la población se registrara. 2 (Este primer censo+ se hizo cuando Quirinio era el gobernador de Siria). 3 Y todos fueron a registrarse, cada uno a su propia ciudad. 4 José+ también lo hizo. Y, claro, como pertenecía a la casa y familia de David, subió de Galilea a Judea, de la ciudad de Nazaret a la ciudad de David, que se llama Belén.+ 5 Fue a registrarse con María, que ya le había sido dada en matrimonio —según lo prometido—+ y que pronto daría a luz.+ 6 Mientras estaban allí, a ella le llegó el tiempo de dar a luz. 7 Y tuvo a su hijo, su primer hijo.+ Lo envolvió con bandas de tela y lo acostó en un pesebre,+ porque no había espacio para ellos en el lugar para huéspedes.
8 En aquella misma zona había pastores viviendo al aire libre y vigilando sus rebaños por la noche. 9 Y, de repente, se les apareció el ángel de Jehová y la gloria de Jehová brilló alrededor de ellos, y les dio mucho miedo. 10 Pero el ángel les dijo: “No tengan miedo, porque, miren, les anuncio buenas noticias que le traerán una gran alegría a* todo el pueblo. 11 Porque hoy les nació en la ciudad de David+ un salvador,+ que es Cristo, el Señor.+ 12 Esto les servirá de señal: encontrarán a un bebé envuelto en bandas de tela y acostado en un pesebre”. 13 De pronto apareció con el ángel una multitud del ejército celestial*+ que alababa a Dios y decía: 14 “Gloria a Dios en las alturas, y paz+ en la tierra para las personas que él aprueba”.
15 Cuando los ángeles los dejaron y se fueron al cielo, los pastores empezaron a decirse unos a otros: “Tenemos que ir a Belén, sea como sea, y ver lo que ha pasado, lo que Jehová nos ha hecho saber”. 16 Entonces se fueron rápido y encontraron a María y a José con el bebé acostado en el pesebre. 17 Al ver esto, contaron lo que les habían dicho acerca del niño. 18 Y todos los que escucharon a los pastores quedaron asombrados con lo que ellos contaron. 19 María, por su parte, comenzó a atesorar todas estas palabras y a sacar conclusiones en su corazón.+ 20 Los pastores entonces regresaron. Iban glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían visto y oído, que era tal como se les había dicho.
21 Ocho días después, cuando llegó el tiempo de circuncidar al bebé,+ lo llamaron Jesús, el nombre que había indicado el ángel antes de que el niño fuera concebido.+
22 Además, cuando llegó el tiempo para la purificación de ellos, según la Ley de Moisés,+ subieron con él a Jerusalén para presentarlo delante de Jehová, 23 así como está escrito en la Ley de Jehová: “Todo primogénito varón* será llamado santo* para Jehová”.+ 24 Y ofrecieron un sacrificio, según lo que dice la Ley de Jehová: “Dos tórtolas o dos pichones de paloma”.+
25 Resulta que había en Jerusalén un hombre justo y devoto llamado Simeón, que esperaba el consuelo de Israel,+ y el espíritu santo estaba sobre él. 26 Es más, por medio del espíritu santo había recibido la revelación divina de que no vería la muerte sin antes ver al Cristo de Jehová.+ 27 Entonces, guiado por el espíritu, entró en el templo. Y, cuando los padres entraron con el pequeño Jesús para hacer por él lo que era costumbre según la Ley,+ 28 tomó al niño en sus brazos, alabó a Dios y dijo: 29 “Señor Soberano, ahora estás dejando que tu esclavo muera en paz,+ tal como dijiste, 30 porque mis ojos han visto el medio que usarás para traer salvación,*+ 31 que has preparado a la vista de todos los pueblos.+ 32 Es una luz+ para quitarles el velo a las naciones+ y una gloria para tu pueblo Israel”. 33 El padre y la madre del niño no salían de su asombro por las cosas que se decían de él. 34 Además, Simeón los bendijo y le dijo a María, la madre del niño: “Escucha, este niño está designado para que en Israel muchos caigan+ y muchos vuelvan a levantarse,+ y será una señal contra la que se hablará+ 35 (y a ti una espada larga te atravesará el alma)+ para sacar a la luz los razonamientos de muchos corazones”.
36 También había allí una profetisa, Ana hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer de avanzada edad que, después de casarse,* había vivido con su esposo siete años 37 y ahora era una viuda de 84 años de edad. Siempre estaba en el templo, donde prestaba servicio sagrado día y noche ayunando y haciendo ruegos. 38 Justo en ese momento se acercó a ellos y empezó a darle gracias a Dios y a hablar acerca del niño a todos los que estaban esperando la liberación de Jerusalén.+
39 Entonces, después de hacer todo según la Ley de Jehová,+ ellos volvieron a Galilea, a su ciudad, Nazaret.+ 40 El niño siguió creciendo, haciéndose fuerte y llenándose de sabiduría. Y siempre contaba con la aprobación de Dios.+
41 Todos los años, sus padres tenían la costumbre de ir a Jerusalén a la fiesta de la Pascua.+ 42 Cuando él tenía 12 años, subieron a Jerusalén, como era costumbre en la fiesta.+ 43 Al terminar los días de la fiesta, ellos comenzaron el viaje de regreso, pero Jesús* se quedó atrás, en Jerusalén, sin que sus padres se dieran cuenta. 44 Dando por sentado que el niño estaba en el grupo que viajaba junto, estuvieron todo un día viajando. Entonces se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos. 45 Pero, como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén y lo buscaron por todas partes. 46 Al final, después de tres días, lo encontraron en el templo sentado en medio de los maestros. Estaba escuchándolos y haciéndoles preguntas. 47 Y todos los que lo escuchaban se quedaban asombrados al ver su entendimiento de los asuntos y las respuestas que daba.+ 48 Cuando lo vieron, sus padres se sorprendieron muchísimo, y su madre le dijo: “Hijo, ¿por qué nos hiciste esto? Piensa que tu padre y yo te hemos estado buscando desesperados”. 49 Pero él les contestó: “¿Por qué me estaban buscando? ¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?”.+ 50 Con todo, ellos no entendieron lo que les estaba diciendo.
51 Entonces él bajó con ellos de regreso a Nazaret, y continuó sujeto a ellos.+ Y su madre guardaba cuidadosamente todas esas palabras en su corazón.+ 52 Y Jesús siguió creciendo, llenándose de sabiduría y ganándose la aprobación de Dios y de la gente.
3 En el año 15 del reinado de Tiberio César* —siendo Poncio Pilato+ gobernador de Judea, Herodes+ gobernante de distrito de Galilea, su hermano Filipo gobernante de distrito de la región de Iturea y de Traconítide, y Lisanias gobernante de distrito de Abilene—, 2 en los días del sacerdote principal Anás y de Caifás,+ Juan, el hijo de Zacarías,+ recibió en el desierto+ un mensaje de Dios.+
3 De modo que él fue por toda la región del Jordán predicando el bautismo en señal de arrepentimiento para el perdón de pecados.+ 4 Sucedió tal como está escrito en el libro del profeta Isaías: “La voz de alguien grita en el desierto: ‘¡Preparen el camino de Jehová! Hagan que los caminos de él queden rectos.+ 5 Todo valle tiene que ser rellenado, y toda montaña y colina tiene que ser allanada; los caminos torcidos tienen que hacerse rectos y los caminos accidentados tienen que hacerse llanos. 6 Todos verán* la salvación de Dios’”.*+
7 Así que Juan empezó a decirles a las multitudes que venían a él para que las bautizara: “Crías de víboras, ¿quién les advirtió que huyeran de la ira que va a venir?+ 8 Primero produzcan frutos que demuestren su arrepentimiento. No empiecen a decirse a sí mismos ‘Nuestro padre es Abrahán’. Porque les digo que Dios puede hacer que hasta de estas piedras surjan hijos para Abrahán. 9 Es más, el hacha ya está junto a la raíz de los árboles. Así que todo árbol que no dé buen fruto será cortado y echado al fuego”.+
10 Y las multitudes le preguntaban: “Entonces, ¿qué tenemos que hacer?”. 11 Él les respondía: “El que tiene dos prendas de vestir,* que comparta con el que no tiene, y el que tiene algo de comer, que haga lo mismo”.+ 12 Hasta cobradores de impuestos vinieron a bautizarse+ y le preguntaron: “Maestro, ¿qué tenemos que hacer?”. 13 Él les contestó: “No exijan* más que el impuesto establecido”.+ 14 Los soldados también le preguntaban: “¿Qué tenemos que hacer?”. Él les contestaba: “No acosen* a nadie ni acusen falsamente a nadie;+ más bien, confórmense con lo que se les paga”.
15 El pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban* si Juan sería el Cristo.+ 16 Juan aclaró el asunto diciéndoles a todos: “Yo, por mi parte, los bautizo con agua, pero viene el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera merezco desatarle las correas de las sandalias.+ Él los bautizará con espíritu santo y con fuego.+ 17 Tiene el aventador en la mano para limpiar por completo su era y para recoger el trigo y guardarlo en su granero. Pero la paja la quemará con un fuego que no se puede apagar”.
18 También le dio al pueblo muchos otros consejos y siguió anunciándoles las buenas noticias. 19 Pero Herodes —el gobernante de distrito—, como Juan lo reprendía por lo que había pasado con Herodías —la esposa de su hermano— y por todas las cosas malas que había hecho, 20 cometió otra maldad más: encerró a Juan en la cárcel.+
21 Ahora bien, cuando todo el pueblo se bautizó, Jesús también fue bautizado.+ Mientras oraba, el cielo se abrió+ 22 y el espíritu santo bajó sobre él en forma visible,* como una paloma, y del cielo salió una voz que dijo: “Tú eres mi Hijo amado. Tú tienes mi aprobación”.+
23 Cuando Jesús+ comenzó su labor, tenía unos 30 años.+ Era, según se opinaba,
hijo de José,+
hijo de Helí,
24 hijo de Matat,
hijo de Leví,
hijo de Melquí,
hijo de Janaí,
hijo de José,
25 hijo de Matatías,
hijo de Amós,
hijo de Nahúm,
hijo de Eslí,
hijo de Nagái,
26 hijo de Maat,
hijo de Matatías,
hijo de Semeín,
hijo de Josec,
hijo de Jodá,
27 hijo de Joanán,
hijo de Resá,
hijo de Zorobabel,+
hijo de Sealtiel,+
hijo de Nerí,
28 hijo de Melquí,
hijo de Adí,
hijo de Cosam,
hijo de Elmadam,
hijo de Er,
29 hijo de Jesús,
hijo de Eliezer,
hijo de Jorim,
hijo de Matat,
hijo de Leví,
30 hijo de Simeón,
hijo de Judas,
hijo de José,
hijo de Jonam,
hijo de Eliaquim,
31 hijo de Meleá,
hijo de Mená,
hijo de Matatá,
hijo de Natán,+
hijo de David,+
hijo de Obed,+
hijo de Boaz,+
hijo de Salmón,+
hijo de Nahsón,+
hijo de Arní,
hijo de Hezrón,+
hijo de Pérez,+
hijo de Judá,+
hijo de Isaac,+
hijo de Abrahán,+
hijo de Taré,+
hijo de Nacor,+
hijo de Reú,+
hijo de Péleg,+
hijo de Éber,+
hijo de Selá,+
36 hijo de Cainán,
hijo de Arpaksad,+
hijo de Sem,+
hijo de Noé,+
hijo de Lamec,+
hijo de Enoc,+
hijo de Jared,+
hijo de Mahalaleel,+
hijo de Cainán,+
hijo de Set,+
hijo de Adán,+
hijo de Dios.
4 Entonces Jesús, lleno de espíritu santo, se alejó del Jordán, y el espíritu lo fue dirigiendo por el desierto+ 2 durante 40 días, y fue tentado por el Diablo.+ No comió nada en esos días, de modo que al final tenía hambre. 3 Entonces, el Diablo le dijo: “Si eres hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan”. 4 Pero Jesús le respondió: “Está escrito: ‘No solo de pan debe vivir el hombre’”.+
5 Ahora el Diablo lo llevó a un lugar alto y le mostró en un instante todos los reinos de la tierra habitada.+ 6 El Diablo entonces le dijo: “Te daré la gloria de estos reinos y autoridad sobre ellos, porque esta autoridad me la han entregado a mí+ y yo se la doy a quien yo quiera.+ 7 Por eso, si realizas ante mí un solo acto de adoración, todo será tuyo”. 8 Jesús le contestó: “Está escrito: ‘Adora a Jehová tu Dios y sírvele* solo a él’”.+
9 El Diablo entonces lo llevó a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: “Si eres hijo de Dios, arrójate abajo desde aquí,+ 10 porque está escrito: ‘Les dará a sus ángeles órdenes acerca de ti para protegerte’, 11 y ‘Te llevarán en sus manos para que no te golpees el pie con ninguna piedra’”.+ 12 Jesús le contestó: “Dicho está: ‘No pongas a prueba a Jehová tu Dios’”.+ 13 Así que, cuando terminó de tentarlo, el Diablo se alejó de él a la espera de otro momento conveniente.+
14 Entonces Jesús, con el poder del espíritu,* volvió a Galilea.+ Y su fama se extendió por toda aquella región. 15 También empezó a enseñar en las sinagogas de ellos, y todo el mundo lo honraba.
16 Luego fue a Nazaret,+ donde se había criado, y, como era su costumbre en sábado, entró en la sinagoga+ y se puso de pie para leer. 17 Entonces le pasaron el rollo del profeta Isaías. Él lo abrió y encontró el lugar donde estaba escrito: 18 “El espíritu de Jehová está sobre mí, porque él me ungió para anunciarles buenas noticias a los pobres. Me envió para proclamar libertad a los cautivos y recuperación de la vista a los ciegos, para darles libertad a los oprimidos, + 19 para predicar el año acepto de Jehová”.+ 20 Después enrolló el rollo, se lo devolvió al ayudante de la sinagoga y se sentó. Todos los que estaban allí tenían sus ojos fijos en él. 21 Y empezó a hablarles diciendo: “Hoy se cumple+ este pasaje de las Escrituras que acaban de oír”.*
22 Todos se pusieron a hablar bien de él y se quedaban asombrados por las palabras tan hermosas que salían de su boca.+ Decían: “Este es hijo de José, ¿no es cierto?”.+ 23 Entonces les dijo: “Sin duda me aplicarán este dicho: ‘Médico, cúrate a ti mismo’. Y dirán: ‘Haz también en tu tierra las cosas que oímos que hiciste en Capernaúm’”.+ 24 Y añadió: “Les aseguro que ningún profeta es aceptado en su propia tierra.+ 25 Por ejemplo, les digo de verdad que había muchas viudas en Israel en los días de Elías, cuando el cielo estuvo cerrado por tres años y seis meses, y hubo una época de mucha hambre en toda aquella tierra.+ 26 Pero Elías no fue enviado a ninguna de aquellas mujeres, sino únicamente a una viuda de Sarepta, en la tierra de Sidón.+ 27 Además, había muchos leprosos en Israel en tiempos del profeta Eliseo. Pero él no limpió a ninguno de ellos; solo a Naamán el sirio”.+ 28 Entonces, todos los que oyeron estas cosas en la sinagoga se llenaron de rabia.+ 29 Así que se levantaron, lo sacaron rápidamente de la ciudad y lo llevaron hasta lo alto de la montaña* sobre la que estaba construida la ciudad para lanzarlo de cabeza desde allí. 30 Pero él pasó por en medio de ellos y siguió su camino.+
31 Luego bajó a Capernaúm, una ciudad de Galilea. Los sábados estuvo enseñando allí a la gente,+ 32 que quedaba impactada con su manera de enseñar,+ porque hablaba con autoridad. 33 Ahora bien, en la sinagoga había un hombre con un espíritu, un demonio, y este gritó con fuerza:+ 34 “¡Ah! ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús el Nazareno?+ ¿Viniste a destruirnos? Sé perfectamente quién eres: el Santo de Dios”.+ 35 Pero Jesús reprendió al demonio y le dijo: “Cállate y sal de él”. Entonces el demonio arrojó al hombre al suelo en medio de la gente y salió de él sin hacerle daño. 36 Al ver esto, todos quedaron asombrados y empezaron a decirse unos a otros: “¿Qué manera de hablar es esa? Con autoridad y poder les da órdenes a los espíritus malignos* ¡y estos salen de la gente!”. 37 De modo que las noticias sobre él llegaban a todos los rincones de la región.+
38 Después de salir de la sinagoga, Jesús entró en la casa de Simón. Y resulta que la suegra de Simón tenía una fiebre muy alta, y le pidieron que la ayudara.+ 39 Así que se inclinó sobre ella y reprendió a la fiebre, y la fiebre se le fue. Al instante ella se levantó y se puso a atenderlos.
40 Cuando se estaba poniendo el sol, todos los que tenían enfermos, con diferentes enfermedades, se los llevaron a él. Y él los curó poniendo las manos sobre cada uno de ellos.+ 41 También de mucha gente salían demonios gritando: “¡Tú eres el Hijo de Dios!”.+ Pero él los reprendía y no los dejaba hablar+ porque ellos sabían que él era el Cristo.+
42 Al amanecer, él salió de allí y se fue a un lugar aislado.+ Pero las multitudes empezaron a buscarlo y llegaron hasta donde él estaba, y trataron de retenerlo para que no los dejara. 43 Pero él les dijo: “También tengo que anunciarles las buenas noticias del Reino de Dios a otras ciudades, porque para eso fui enviado”.+ 44 Así que siguió predicando por las sinagogas de Judea.
5 En una ocasión, Jesús estaba de pie junto al lago de Genesaret y la multitud se aglomeraba alrededor de él para escuchar la palabra de Dios.+ 2 Él vio dos barcas en la orilla del lago. Los pescadores habían salido de ellas y estaban lavando sus redes.+ 3 Él se subió a una de las barcas y le pidió a Simón, el dueño de esa barca, que la alejara un poco de la orilla. Entonces se sentó y comenzó a enseñar a las multitudes desde la barca. 4 Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón: “Rema a aguas profundas y echen allí las redes para que pesquen”. 5 Pero Simón le respondió: “Maestro, trabajamos sin descanso toda la noche y no sacamos nada;+ pero, porque lo dices tú, bajaré las redes”. 6 Y, cuando lo hicieron, capturaron muchísimos peces, tantos que sus redes empezaron a romperse.+ 7 Así que les hicieron señas a sus socios, que estaban en la otra barca, para que fueran y los ayudaran. Ellos fueron, y entonces llenaron las dos barcas. Estaban tan llenas que empezaron a hundirse. 8 Al ver esto, Simón Pedro cayó junto a las rodillas de Jesús y le dijo: “Apártate de mí, Señor,* porque soy un hombre pecador”. 9 Y es que él y los que estaban con él habían quedado enormemente asombrados por todo lo que habían pescado, 10 igual que Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo,+ que eran socios de Simón. Pero Jesús le dijo a Simón: “Ya no tengas miedo. A partir de ahora estarás pescando hombres”.*+ 11 De modo que, después de llevar las barcas de vuelta a la orilla, dejaron todo y lo siguieron.+
12 En otra ocasión, él estaba en una de las ciudades, cuando apareció un hombre cubierto de lepra. Al ver a Jesús, cayó rostro a tierra y le suplicó: “Señor, yo sé que si tú quieres me puedes limpiar”.*+ 13 Así que Jesús extendió la mano, lo tocó y le dijo: “Yo quiero. Queda limpio”. Enseguida la lepra desapareció.+ 14 Entonces le ordenó al hombre que no se lo dijera a nadie.+ Y añadió: “Eso sí, vete a presentarte ante el sacerdote y lleva una ofrenda por tu purificación, tal como Moisés indicó,+ para que les sirva de testimonio”.+ 15 Aun así, las noticias acerca de Jesús siguieron extendiéndose, y grandes multitudes se juntaban para escucharlo y para que les curara sus enfermedades.+ 16 Él, por su parte, a menudo se iba a orar a lugares retirados.
17 Uno de esos días, cuando él estaba enseñando en una casa, había unos fariseos y unos maestros de la Ley sentados allí. Habían venido de todas las aldeas de Galilea y de Judea, y también de Jerusalén. Y el poder de Jehová estaba con él para hacer curaciones.+ 18 En eso, llegaron unos hombres cargando a un paralítico en una camilla, y trataban de llevarlo adentro y ponerlo delante de Jesús.+ 19 Pero, como había allí una multitud, no encontraban la manera de entrar con él. Así que se subieron a la azotea, y por el tejado lo bajaron en la camilla hasta ponerlo justo en medio de la gente, enfrente de Jesús. 20 Cuando él vio la fe que tenían, le dijo al paralítico: “Amigo, tus pecados quedan perdonados”.+ 21 Entonces los escribas y los fariseos empezaron a razonar y decir: “¿Quién es este que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados aparte de Dios?”.+ 22 Pero Jesús, que percibió sus razonamientos, les contestó: “¿Qué están razonando en su corazón? 23 ¿Qué es más fácil? ¿Decir ‘tus pecados quedan perdonados’, o decir ‘levántate y anda’? 24 Pero para que vean que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados...”. Entonces, dirigiéndose al paralítico, le dijo: “Yo te digo: levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa”.+ 25 Con eso, el hombre se puso de pie delante de ellos, recogió la camilla en la que había estado acostado y se fue a su casa glorificando a Dios. 26 Y todos sin excepción se llenaron de admiración+ y se pusieron a glorificar a Dios. Profundamente impresionados,* decían: “¡Hoy hemos visto cosas maravillosas!”.
27 Después de estas cosas, él salió de allí y vio a un cobrador de impuestos llamado Leví sentado en la oficina de los impuestos, y le dijo: “Sé mi seguidor”.+ 28 Y, dejándolo todo atrás, él se levantó y se puso a seguirlo.+ 29 Luego Leví organizó un gran banquete para recibir a Jesús en su casa. Había un gran número de cobradores de impuestos y otras personas que estaban comiendo con ellos.+ 30 Por eso los fariseos y sus escribas comenzaron a quejarse a los discípulos de Jesús diciendo: “¿Por qué comen y beben con cobradores de impuestos y pecadores?”.+ 31 Al ver esto, Jesús les dijo: “Los que están sanos no necesitan un médico, pero los enfermos sí.+ 32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores, para que se arrepientan”.+
33 Ellos le dijeron: “Los discípulos de Juan ayunan a menudo y hacen ruegos, y los de los fariseos también. Pero los tuyos comen y beben”.+ 34 Jesús les contestó: “Ustedes no pueden hacer que los amigos del novio ayunen mientras el novio está con ellos, ¿no es cierto? 35 Pero llegará el día en que sí les quitarán al novio,+ y ese día sí ayunarán”.+
36 También les planteó esta comparación:* “Nadie corta un trozo de un manto nuevo para coserlo en una prenda de vestir vieja. Si alguien lo hiciera, el parche de tela nueva produciría un desgarrón. Es más, el parche no haría juego con la prenda vieja.+ 37 Por otro lado, nadie pone vino nuevo en odres viejos. Si alguien lo hiciera, el vino nuevo reventaría los odres y se derramaría, y los odres ya no servirían para nada. 38 Más bien, el vino nuevo debe ponerse en odres nuevos. 39 Después de beber vino añejo, nadie quiere del nuevo, porque dice: ‘El añejo es bueno’”.
6 Ahora bien, cierto sábado, Jesús cruzaba los campos de cereales, y sus discípulos estaban arrancando algunas espigas,+ frotándolas con las manos y comiéndose los granos.+ 2 Por eso, algunos de los fariseos les dijeron: “¿Por qué están haciendo lo que no está permitido en sábado?”.+ 3 Pero Jesús les contestó: “¿Es que nunca han leído lo que hizo David cuando él y sus hombres tuvieron hambre?+ 4 ¿Acaso no entró en la casa de Dios, recibió los panes de la presentación, comió de ellos y los compartió con sus hombres? Y eso no le está permitido a nadie. Solo pueden comerlos los sacerdotes”.+ 5 Entonces les dijo: “El Hijo del Hombre es Señor del sábado”.+
6 Otro sábado+ entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada.*+ 7 Los escribas y los fariseos no le quitaban los ojos de encima a Jesús para ver si curaba en sábado y así encontrar un motivo para acusarlo.+ 8 Pero él, como conocía sus razonamientos,+ le pidió al hombre que tenía la mano paralizada: “Levántate y párate aquí en el centro”. Él se levantó y se quedó de pie allí. 9 Entonces Jesús les dijo: “Les pregunto algo. ¿Qué está permitido en sábado? ¿Hacer el bien, o hacer daño? ¿Salvar una vida, o destruirla?”.+ 10 Y, después de mirar a todos los que estaban a su alrededor, le dijo al hombre: “Extiende la mano”. Cuando lo hizo, la mano se le recuperó. 11 Pero ellos, muertos de rabia, se pusieron a hablar entre ellos de lo que podrían hacerle a Jesús.
12 Uno de esos días, él se fue a la montaña a orar+ y estuvo toda la noche orándole a Dios.+ 13 Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a 12 de ellos, a los que llamó apóstoles:+ 14 Simón (a quien también llamó Pedro), su hermano Andrés, Santiago, Juan, Felipe,+ Bartolomé, 15 Mateo, Tomás,+ Santiago hijo de Alfeo, Simón (al que llaman el Entusiasta), 16 Judas hijo de Santiago, y Judas Iscariote (el que se volvió traidor).
17 Luego bajó con ellos y se detuvo en un lugar llano. Había allí un gran número de sus discípulos y una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón. Habían venido para oírlo y para ser curados de sus enfermedades.+ 18 Hasta los que estaban atormentados por espíritus malignos* quedaban curados. 19 Y toda la multitud intentaba tocarlo+ porque de él salía un poder+ que los curaba a todos.
20 Entonces él levantó la vista, miró a sus discípulos y dijo:
“Felices ustedes, los pobres,+ porque el Reino de Dios es suyo.+
21 ”Felices ustedes, los que ahora pasan hambre, porque serán saciados.*+
”Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán.+
22 ”Felices ustedes cuando, por causa del Hijo del Hombre, la gente los odie,+ los margine,+ los insulte y desprestigie su nombre.*+ 23 Estén felices cuando eso suceda y salten de alegría, porque, miren, su recompensa es grande en el cielo, porque eso es lo mismo que los antepasados de ellos les hacían a los profetas.+
24 ”Pero ¡ay de ustedes, los ricos,+ porque ya han recibido todo su consuelo!+
25 ”¡Ay de ustedes, los que ahora están saciados, porque pasarán hambre!
”¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque se lamentarán y llorarán!+
26 ”¡Ay cuando todos hablen bien de ustedes,+ porque eso es lo que los antepasados de ellos hicieron con los profetas falsos!
27 ”Pero a ustedes, los que me escuchan, les digo que amen a sus enemigos, traten bien a los que los odian,+ 28 bendigan a los que los maldicen y oren por los que los insultan.+ 29 Al que te pegue en una mejilla, ofrécele también la otra. Y al que te quite el manto, déjale también tu túnica.+ 30 A todo el que te pida algo,+ dáselo. Y al que te quite lo tuyo, no le pidas que te lo devuelva.
31 ”También traten* a los demás como les gustaría que los trataran a ustedes.+
32 ”Si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a los que los aman.+ 33 Si tratan bien a los que los tratan bien, ¿qué mérito tienen? Hasta los pecadores hacen eso. 34 Y, si les prestan algo a quienes ustedes piensan que van a devolvérselo, ¿qué mérito tienen?+ Hasta los pecadores les prestan a otros pecadores para recibir lo mismo de vuelta. 35 Ustedes, en cambio, amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar que se les devuelva nada.+ Entonces, su recompensa será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bondadoso hasta con los desagradecidos y malvados.+ 36 Sean misericordiosos, así como su Padre es misericordioso.+
37 ”Además, dejen de juzgar y así nunca serán juzgados.+ Dejen de condenar y así nunca serán condenados. Perdonen y se les perdonará.+ 38 Tengan la costumbre de dar+ y se les dará.+ Les echarán en el pliegue de su ropa una medida generosa, apretada, sacudida y rebosante. Porque la medida que usen con otros es la que usarán con ustedes”.
39 Entonces les puso esta comparación: “Un ciego no puede guiar a otro ciego, ¿verdad? Los dos se caerían en un hoyo,* ¿no es cierto?+ 40 El estudiante* no está por encima de su maestro, pero todo el que esté perfectamente instruido será como su maestro. 41 ¿Por qué miras la paja que tiene tu hermano en su ojo pero no te fijas en la viga que tienes en el tuyo?+ 42 ¿Cómo puedes decirle a tu hermano ‘Hermano, déjame sacarte la paja que tienes en el ojo’, si tú mismo no ves la viga que hay en el tuyo? ¡Hipócrita! Primero sácate la viga de tu ojo y entonces verás claramente cómo sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.+
43 ”Ningún árbol bueno da frutos podridos, y ningún árbol podrido da frutos buenos.+ 44 Porque a cada árbol se le conoce por su fruto.+ Por ejemplo, no se recogen higos de los espinos ni se cortan uvas de las zarzas. 45 Una persona buena saca cosas buenas del tesoro de bondad* de su corazón; pero una persona mala saca cosas malas de su tesoro de maldad.* Porque su boca habla de lo que abunda en su corazón.+
46 ”Entonces, ¿por qué me llaman ‘¡Señor! ¡Señor!’ pero no hacen las cosas que digo?+ 47 Voy a mostrarles a quién se parece la persona que viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica.+ 48 Es como el hombre que, para construir una casa, cavó muy hondo y puso los cimientos en la roca. Por eso, cuando vino una inundación, el río dio con fuerza contra la casa, pero no la pudo sacudir porque estaba bien construida.+ 49 Por otra parte, el que escucha mis palabras pero no hace nada+ es como el hombre que construyó una casa en la tierra, sin cimientos. El río dio fuerte contra la casa, y al instante se vino abajo. Fue tremenda la caída de aquella casa”.
7 Después de haberle dicho al pueblo lo que tenía que decirle, entró en Capernaúm. 2 Ahora bien, había un oficial del ejército que tenía un esclavo al que apreciaba mucho y que estaba muy enfermo, a punto de morir.+ 3 Cuando oyó hablar de Jesús, mandó a algunos ancianos de los judíos a pedirle que viniera a curar a su esclavo. 4 Ellos fueron adonde estaba Jesús y se pusieron a suplicarle con insistencia: “Este hombre se merece que le hagas ese favor, 5 porque ama a nuestra nación y él fue quien nos construyó la sinagoga”. 6 Así que Jesús se fue con ellos. Pero, cuando ya estaba cerca de la casa, el oficial del ejército envió a unos amigos a decirle: “Señor, no te molestes en venir, porque no merezco que entres bajo mi techo.+ 7 Tampoco me consideré digno de presentarme ante ti. Pero da la orden y mi siervo se curará. 8 Porque yo también obedezco órdenes y doy órdenes a los soldados que están bajo mi mando. A uno le digo ‘¡Vete!’ y se va, y a otro le digo ‘¡Ven!’ y viene, y a mi esclavo le digo ‘¡Haz esto!’ y lo hace”. 9 Al oír eso, Jesús se quedó asombrado y, volviéndose hacia la multitud que lo seguía, dijo: “Les digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande”.+ 10 Cuando los enviados regresaron a la casa, encontraron al esclavo bien de salud.+
11 Poco después de esto, viajó a una ciudad llamada Naín, y sus discípulos y una gran multitud viajaban con él. 12 Al acercarse a la puerta de la ciudad, resulta que estaban sacando a un muerto, el único hijo de una mujer.+ Además, ella era viuda. También iba con ella una multitud bastante grande de la ciudad. 13 Cuando el Señor vio a la mujer, se conmovió profundamente+ y le dijo: “No llores más”.+ 14 Enseguida se acercó y tocó la camilla funeraria,* y los que la llevaban se detuvieron. Entonces él dijo: “Joven, a ti te digo: ¡levántate!”.*+ 15 El muerto se sentó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre.+ 16 Todos se quedaron muy impresionados* y empezaron a glorificar a Dios diciendo: “Un gran profeta ha surgido entre nosotros”,+ y “Dios se ha acordado de su pueblo”.+ 17 Y estas noticias acerca de él se extendieron por toda Judea y por toda aquella región.
18 Entonces los discípulos de Juan le contaron a este todas estas cosas.+ 19 De modo que Juan mandó llamar a dos de sus discípulos y los envió a preguntarle al Señor: “¿Eres tú el que tiene que venir,+ o tenemos que esperar a otro?”. 20 Cuando llegaron adonde estaba Jesús, los hombres le dijeron: “Juan el Bautista nos envió a preguntarte si eres tú el que tiene que venir o si tenemos que esperar a otro”. 21 En ese momento, él curó a muchas personas de enfermedades,+ de dolencias graves y de espíritus malvados, y les concedió la vista a muchos ciegos. 22 Y les respondió: “Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído: ahora los ciegos ven,+ los lisiados caminan, los leprosos quedan limpios,* los sordos oyen,+ los muertos son resucitados* y a los pobres se les anuncian las buenas noticias.+ 23 Feliz el que no tropieza por mi causa”.*+
24 Cuando los mensajeros de Juan se habían ido, Jesús se puso a hablarles a las multitudes acerca de Juan. Les dijo: “¿Qué salieron a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?+ 25 Entonces, ¿qué salieron a ver? ¿A un hombre vestido con ropa fina?*+ ¡Si los que llevan ropa espléndida y viven rodeados de lujo están en casas de reyes! 26 Pero, entonces, ¿qué salieron a ver? ¿A un profeta? Les digo que sí, y mucho más que un profeta.+ 27 Es aquel de quien está escrito: ‘¡Mira! Voy a enviar a mi mensajero delante de ti,* y él irá delante de ti preparándote el camino’.+ 28 Les digo que entre los seres humanos* no hay nadie mayor que Juan. Sin embargo, el que es menor en el Reino de Dios es mayor que él”.+ 29 Cuando todo el pueblo y los cobradores de impuestos oyeron esto, declararon que Dios es justo, pues habían sido bautizados con el bautismo de Juan.+ 30 Pero los fariseos y los expertos en la Ley, al no haber aceptado que él los bautizara, despreciaron la dirección que Dios les había dado.*+
31 Jesús siguió diciendo: “¿Con quién podría comparar a la gente de esta generación? ¿A quiénes se parecen ellos?+ 32 Son como los niños que están sentados en una plaza de mercado y se gritan unos a otros: ‘Les tocamos la flauta, pero ustedes no bailaron; les cantamos canciones de duelo, pero ustedes no lloraron’. 33 Porque Juan el Bautista ha llegado sin comer pan ni beber vino+ y ustedes dicen: ‘Tiene un demonio’. 34 Y ha llegado el Hijo del Hombre, que sí come y bebe, y ustedes dicen: ‘¡Miren! ¡Un glotón y un bebedor de vino, que es amigo de cobradores de impuestos y pecadores!’.+ 35 En cualquier caso, la sabiduría queda demostrada* por todos sus resultados”.+
36 Ahora bien, uno de los fariseos insistía en invitarlo a comer con él. Así que Jesús entró en la casa del fariseo y se sentó* a la mesa.+ 37 Y sucedió que una mujer que era conocida en la ciudad como pecadora se enteró de que él estaba comiendo* en casa del fariseo y trajo un frasco de alabastro lleno de aceite perfumado.+ 38 Se puso detrás de él, llorando junto a sus pies, y comenzó a mojárselos con sus lágrimas y a secárselos con su cabello. También le besaba los pies tiernamente, y derramó el aceite perfumado sobre ellos. 39 Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo a sí mismo: “Si este hombre fuera realmente un profeta, sabría quién lo está tocando; sabría qué clase de mujer es: una pecadora”.+ 40 Pero, sabiendo esto, Jesús le dijo: “Simón, tengo algo que decirte”. Él le respondió: “¡Dime, Maestro!”.
41 “Dos hombres le debían dinero a cierto prestamista; uno le debía 500 denarios, y el otro, 50. 42 Como no tenían con qué pagarle, los perdonó generosamente a los dos. Entonces, ¿cuál de ellos lo amará más?”. 43 Simón le respondió: “Supongo que el hombre al que le perdonó más”. Él le dijo: “Contestaste bien”. 44 Entonces se volvió hacia la mujer y le dijo a Simón: “¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies, pero ella me ha mojado los pies+ con sus lágrimas y me los ha secado con su cabello. 45 No me diste un beso, pero esta mujer, desde el momento en que entré, no ha dejado de besarme los pies tiernamente. 46 No me pusiste aceite en la cabeza, pero esta mujer derramó aceite perfumado sobre mis pies. 47 Por eso te digo que los pecados de ella, aunque son muchos,* quedan perdonados,+ porque amó mucho.+ Pero, a quien se le perdona poco, ese ama poco”. 48 Entonces le dijo a ella: “Tus pecados quedan perdonados”.+ 49 Los que estaban en* la mesa con él comenzaron a decirse unos a otros: “¿Quién es este hombre que hasta perdona pecados?”.+ 50 Pero él le dijo a la mujer: “Tu fe te ha salvado.+ Vete en paz”.
8 Poco después, él fue de ciudad en ciudad y de aldea en aldea predicando y anunciando las buenas noticias del Reino de Dios.+ Con él iban los Doce, 2 así como ciertas mujeres que habían sido curadas de espíritus malvados y de enfermedades: María, a quien llamaban Magdalena+ —de quien habían salido siete demonios—, 3 Juana+ la esposa de Cuza —el encargado de la casa de Herodes—, Susana y muchas otras mujeres que usaban sus bienes para atenderlos.+
4 Ahora bien, una gran multitud se había unido a la gente que acudía a él de una ciudad tras otra, y él les habló usando esta comparación:+ 5 “Un sembrador salió a sembrar sus semillas. Y, al ir sembrando, algunas de ellas cayeron junto al camino y fueron pisoteadas, y las aves del cielo se las comieron.+ 6 Otras cayeron sobre roca y, después de brotar, se secaron porque no tenían humedad.+ 7 Otras cayeron entre espinos, y los espinos, que crecieron con ellas, las ahogaron.+ 8 Pero otras cayeron en la tierra buena y después de brotar produjeron fruto, 100 veces más de lo que se había sembrado”.+ Dicho esto, exclamó: “¡El que tenga oídos para escuchar, que escuche con atención!”.+
9 Pero sus discípulos le preguntaron qué significaba esta comparación.+ 10 Él les dijo: “A ustedes se les concede* entender los secretos sagrados del Reino de Dios. Pero para los demás todo se presenta en comparaciones+ para que, aunque miren, en realidad no vean y, aunque oigan, no comprendan.+ 11 Bueno, la comparación significa lo siguiente. La semilla es la palabra de Dios.+ 12 Las que cayeron junto al camino son los que oyen la palabra pero luego viene el Diablo y se la quita del corazón para que no crean y no se les salve.+ 13 Las que cayeron sobre roca son los que, cuando oyen la palabra, la reciben con alegría; pero no tienen raíces profundas. Creen por un tiempo, pero cuando llega una época de pruebas se apartan.+ 14 Las que cayeron entre los espinos son los que oyen la palabra pero, como se dejan llevar por las preocupaciones, las riquezas+ y los placeres de esta vida,+ acaban completamente ahogados y no llegan a dar fruto maduro.*+ 15 Las que cayeron en la tierra buena* son los que, después de oír la palabra con un corazón sincero y bueno,+ la retienen y dan fruto con aguante.*+
16 ”Nadie, después de encender una lámpara, la tapa con una vasija o la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que entren vean la luz.+ 17 Porque no hay nada escondido que no vaya a ponerse al descubierto ni nada cuidadosamente ocultado que no vaya a conocerse y hacerse público en algún momento.+ 18 Así que fíjense bien en cómo escuchan, porque al que tiene se le dará más,+ pero al que no tiene se le quitará hasta lo que se imagina que tiene”.+
19 Entonces su madre y sus hermanos+ vinieron a verlo, pero no podían acercarse a él por causa de la multitud.+ 20 Por eso le avisaron: “Tu madre y tus hermanos están de pie afuera y quieren verte”. 21 Él les respondió: “Mi madre y mis hermanos son estos que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica”.+
22 Un día, él se subió con sus discípulos a una barca y les dijo: “Crucemos a la otra orilla del lago”. Y partieron.+ 23 Pero, mientras navegaban, él se durmió. Entonces bajó hacia el lago una fuerte tempestad de viento, y la barca empezó a llenarse de agua. Estaba en peligro.+ 24 Así que fueron y lo despertaron diciéndole: “¡Maestro! ¡Maestro! ¡Nos vamos a morir!”. Él se levantó y reprendió al viento y a la furia del agua; estos se serenaron, y todo quedó en calma.+ 25 Entonces les preguntó: “¿Dónde está su fe?”. Pero ellos, llenos de temor y maravillados, se decían unos a otros: “¿Quién es este hombre en realidad? Es que hasta a los vientos y al agua les da órdenes, y lo obedecen”.+
26 Y llegaron a la orilla en la región de los gerasenos,+ que está en el lado opuesto a Galilea. 27 En cuanto Jesús pisó tierra, le salió al encuentro un hombre de la ciudad que estaba endemoniado. Hacía bastante tiempo que no se ponía ropa, y no vivía en una casa, sino entre las tumbas.*+ 28 Al ver a Jesús, dio un grito y cayó delante de él, y con voz fuerte dijo: “¿Qué tengo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te lo ruego, no me atormentes”.+ 29 (Porque Jesús le había estado ordenando al espíritu maligno* que saliera del hombre. Este se había apoderado del hombre en muchas ocasiones,*+ y una y otra vez lo habían sujetado con cadenas y grilletes, y lo habían puesto bajo vigilancia, pero él siempre rompía las ataduras, y el demonio lo impulsaba a ir a lugares retirados). 30 Jesús le preguntó: “¿Cómo te llamas?”. Él le dijo: “Legión”. Porque eran muchos los demonios que se habían metido en él. 31 Y le suplicaban que no los mandara al abismo.+ 32 Ahora bien, había una gran piara de cerdos+ comiendo allí en la montaña, así que le suplicaron que los dejara entrar en los cerdos. Y él les dio permiso.+ 33 Entonces, los demonios salieron del hombre y se metieron en los cerdos, y la piara se lanzó por el precipicio* hacia el lago y se ahogó. 34 Cuando los que cuidaban los cerdos vieron lo que había pasado, salieron huyendo y lo contaron en la ciudad y en el campo.
35 Entonces la gente salió a ver lo que había pasado. Al llegar adonde estaba Jesús, encontraron al hombre de quien habían salido los demonios vestido y en su sano juicio, sentado a los pies de Jesús,+ y se asustaron mucho. 36 Los que habían visto lo sucedido les contaron cómo el endemoniado se había recuperado.* 37 Y muchas personas de los alrededores, de la región de los gerasenos, le pidieron a Jesús que se fuera, porque tenían muchísimo miedo. Entonces él se subió a la barca para irse. 38 El hombre del que habían salido los demonios le rogaba que lo dejara ir con él, pero él lo despidió diciendo:+ 39 “Vuelve a tu casa y cuéntales a todos lo que Dios ha hecho por ti”. De modo que se fue proclamando por toda la ciudad lo que Jesús había hecho por él.
40 Cuando Jesús regresó, la multitud lo recibió muy bien, pues todos estaban esperándolo.+ 41 En eso vino un hombre llamado Jairo, que era presidente de la sinagoga. Cayó a los pies de Jesús y se puso a suplicarle que fuera a su casa,+ 42 porque su única hija, de unos 12 años, se estaba muriendo.
Mientras Jesús iba de camino, las multitudes lo apretaban. 43 Ahora bien, había allí una mujer que llevaba 12 años con hemorragias+ y no había conseguido que nadie la curara.+ 44 Ella se le acercó por detrás y le tocó el borde* del manto,+ y al instante se detuvo la hemorragia. 45 Jesús preguntó: “¿Quién me tocó?”. Mientras todos decían que ellos no, Pedro le dijo: “Maestro, las multitudes te rodean y te están apretando”.+ 46 Pero Jesús dijo: “Alguien me tocó, porque sé que ha salido* poder+ de mí”. 47 Al ver que no había pasado desapercibida, la mujer se acercó temblando, cayó a sus pies y contó delante de todo el mundo por qué lo había tocado y cómo había sido curada al instante. 48 Pero él le dijo: “Hija, tu fe te ha curado.* Vete en paz”+.
49 Mientras él todavía estaba hablando, vino un representante del presidente de la sinagoga y le dijo a este: “Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro”.+ 50 Al oír esto, Jesús le dijo a Jairo: “No temas, solo ten fe y ella se salvará”.+ 51 Cuando llegó a la casa, solo dejó que entraran con él Pedro, Juan, Santiago y el padre y la madre de la niña, nadie más. 52 Toda la gente estaba llorando y golpeándose el pecho de tristeza por ella. Por eso él dijo: “No lloren más,+ porque no ha muerto, está dormida”.+ 53 Al oír esto, comenzaron a reírse de él con desprecio, ya que sabían que ella había muerto. 54 Pero él la tomó de la mano y la llamó diciéndole: “Niña, ¡levántate!”.*+ 55 Su espíritu+ volvió a ella y ella enseguida se levantó.+ Entonces Jesús ordenó que le dieran algo de comer. 56 Claro, sus padres no podían contener la emoción, pero él les ordenó que no le contaran a nadie lo que había pasado.+
9 Entonces reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre todos los demonios,+ y también para curar enfermedades.+ 2 Y los envió a predicar el Reino de Dios y a curar a los enfermos. 3 Les dijo: “No lleven nada para el viaje, ni bastón ni bolsa de provisiones ni pan ni dinero; tampoco lleven dos prendas de vestir.*+ 4 Cuando entren en una casa, quédense allí y partan desde allí.+ 5 Pero, si en alguna ciudad la gente no los recibe, al salir de ella, sacúdanse el polvo de los pies para que sirva de testimonio contra ellos”.+ 6 Así que ellos partieron y fueron de aldea en aldea anunciando las buenas noticias y curando a los enfermos por todas partes.+
7 Ahora bien, Herodes, el gobernante de distrito, oyó hablar de todo lo que estaba pasando, y estaba muy desconcertado. Y es que algunos decían que Juan había sido levantado de entre los muertos;+ 8 otros opinaban que Elías había aparecido, y otros, que uno de los profetas de la antigüedad había resucitado.*+ 9 Herodes decía: “Si a Juan yo le corté la cabeza,+ ¿quién es este de quien oigo decir semejantes cosas?”. De modo que trataba de verlo.+
10 Cuando los apóstoles regresaron, le contaron a Jesús todo lo que habían hecho.+ Entonces él se los llevó aparte en dirección a una ciudad llamada Betsaida.+ 11 Pero las multitudes se enteraron y lo siguieron. Él las recibió amablemente y se puso a hablarles del Reino de Dios, y curó a los que lo necesitaban.+ 12 Como estaba cayendo la tarde, los Doce se acercaron y le dijeron: “Despide a la multitud para que vaya a las aldeas y campos cercanos a buscar hospedaje y comida, porque aquí estamos en un lugar retirado”.+ 13 Pero él les dijo: “Denles de comer ustedes”.+ Ellos le respondieron: “No tenemos nada más que cinco panes y dos pescados; a no ser que vayamos nosotros mismos a comprar comida para toda esta gente”. 14 Es que allí había unos 5.000 hombres. Pero él les dijo a sus discípulos: “Díganles que se sienten en grupos de unas 50 personas”. 15 Y eso fue lo que hicieron: les dijeron a todos que se sentaran. 16 Luego él tomó los cinco panes y los dos pescados, miró hacia el cielo e hizo una oración.* Después los partió y comenzó a dárselos a los discípulos para que se los distribuyeran a la multitud. 17 De modo que todos comieron y quedaron satisfechos. Luego recogieron 12 canastas con los pedazos que sobraron.+
18 Más tarde, mientras Jesús estaba orando a solas, se le acercaron* los discípulos, y él les preguntó: “Según dicen las multitudes, ¿quién soy yo?”.+ 19 Ellos le respondieron: “Juan el Bautista. Pero otros dicen que eres Elías. Y otros dicen que ha resucitado* uno de los profetas de la antigüedad”.+ 20 Él les dijo: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy?”. Pedro le contestó: “El Cristo de Dios”.+ 21 Entonces, hablando con firmeza, les ordenó que no se lo dijeran a nadie,+ 22 y añadió: “El Hijo del Hombre tiene que pasar por muchos sufrimientos y ser rechazado por los ancianos, los sacerdotes principales y los escribas; también tiene que ser ejecutado+ y al tercer día ser resucitado”.*+
23 Luego se puso a decirles a todos: “Si alguien quiere ser mi seguidor, que renuncie a sí mismo,+ que tome su madero de tormento día tras día y me siga constantemente.+ 24 Porque el que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por causa de mí es el que la salvará.+ 25 En realidad, ¿de qué le sirve a alguien ganar el mundo entero si se pierde a sí mismo o se causa su propia ruina?+ 26 Y es que, si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del Hombre se avergonzará de esa persona cuando venga en su gloria y en la del Padre y en la de los santos ángeles.+ 27 Pero les aseguro que algunos de los que están aquí de ninguna manera probarán la muerte sin antes ver el Reino de Dios”.+
28 Así fue. Unos ocho días después de decir estas palabras, se llevó con él a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña a orar.+ 29 Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y su ropa se volvió de una blancura deslumbrante.* 30 Y, de pronto, aparecieron dos hombres conversando con él: eran Moisés y Elías. 31 Estos aparecieron con gloria y se pusieron a hablar de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén.+ 32 Pedro y los que lo acompañaban estaban medio dormidos; pero, cuando se despertaron completamente, vieron la gloria de él+ y a los dos varones que estaban de pie a su lado. 33 Y, mientras estos se alejaban de él, Pedro le dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bueno que estemos aquí! Armemos tres tiendas de campaña: una para ti, una para Moisés y otra para Elías”. No se daba cuenta de lo que decía. 34 Pero, mientras él decía estas cosas, se formó una nube que comenzó a cubrirlos.+ Cuando la nube los envolvió, les dio miedo. 35 Entonces de la nube salió una voz+ que decía: “Este es mi Hijo, el escogido.+ Escúchenlo”.+ 36 Cuando la voz se oyó, Jesús quedó solo. Ellos se quedaron callados y en aquellos días no le contaron a nadie nada de lo que vieron.+
37 Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, una gran multitud salió a encontrarse con él.+ 38 Entonces un hombre gritó entre la multitud: “¡Maestro, te ruego que veas a mi hijo! Es mi único hijo.+ 39 Mira, un espíritu se apodera de él, y él de pronto se pone a gritar. El espíritu hace que tenga convulsiones y eche espuma por la boca. Y, cuando a duras penas sale de él, lo deja todo maltratado.+ 40 Les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero ellos no pudieron”. 41 En respuesta, Jesús dijo: “¡Esta generación retorcida* y sin fe!+ ¿Hasta cuándo voy a tener que estar con ustedes y soportarlos? Trae a tu hijo acá”.+ 42 Y, mientras el muchacho todavía se estaba acercando, el demonio lo arrojó al suelo y lo sacudió con violentas convulsiones. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno,* curó al muchacho y se lo devolvió a su padre. 43 Todos quedaron impactados con el majestuoso poder de Dios.+
Mientras todos estaban asombrados de todas las cosas que él hacía, él les dijo a sus discípulos: 44 “Escuchen estas palabras con atención y recuérdenlas, porque el Hijo del Hombre va a ser entregado* en manos de los hombres”.+ 45 Pero ellos no entendieron lo que estaba diciendo. En realidad, esto se les ocultó para que no lo comprendieran. Y temían preguntarle sobre estas palabras.
46 Entonces surgió una discusión entre ellos sobre quién era el mayor.+ 47 Jesús, que sabía lo que razonaban en su corazón, tomó a un niño, lo puso a su lado 48 y les dijo: “El que recibe a este niño en mi nombre también me recibe a mí; y el que me recibe a mí también recibe al que me envió.+ Porque el que se porta como uno de los menores entre todos ustedes es el que es mayor”.+
49 Al oír esto, Juan le dijo: “Maestro, vimos a alguien que expulsaba demonios usando tu nombre; pero, como no anda con nosotros,* tratamos de impedírselo”.+ 50 Pero Jesús le contestó: “No traten de impedírselo, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes”.
51 Al acercarse* los días en que él iba a ser llevado arriba,+ tomó la firme decisión de* ir a Jerusalén.+ 52 Así que mandó mensajeros delante de él. Y ellos fueron y entraron en una aldea de samaritanos para hacer preparativos para él. 53 Pero los de allí no lo recibieron,+ porque él estaba decidido a ir a Jerusalén. 54 Cuando los discípulos Santiago y Juan+ vieron esto, le dijeron: “Señor,* ¿quieres que mandemos que baje fuego del cielo y acabe con ellos?”.+ 55 Pero él se volvió y los reprendió. 56 De modo que se fueron a otra aldea.
57 Ahora bien, mientras iban por el camino, alguien le dijo: “Te seguiré vayas donde vayas”.+ 58 Pero Jesús le contestó: “Los zorros tienen madrigueras y las aves del cielo tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza”.+ 59 Luego le dijo a otro: “Sé mi seguidor”. El hombre le dijo: “Señor, permíteme que primero vaya a enterrar a mi padre”.+ 60 Pero él le respondió: “Deja que los muertos+ entierren a sus muertos. Pero tú, vete y anuncia por todas partes el Reino de Dios”.+ 61 Y hubo otro que le dijo: “Te seguiré, Señor, pero deja que primero les diga adiós a los de mi casa”. 62 Jesús le contestó: “Nadie que ha puesto la mano en el arado y mira a las cosas que deja atrás+ sirve para el Reino de Dios”.+
10 Después de estas cosas, el Señor eligió* a otros 70 y los envió delante de él de dos en dos+ a todas las ciudades y lugares adonde él mismo iba a ir.+ 2 Entonces les dijo: “Realmente la cosecha es mucha, pero los trabajadores son pocos. Así que ruéguenle al Dueño de la cosecha que mande trabajadores a su cosecha.+ 3 ¡Vayan! Miren que los estoy enviando como a corderos en medio de lobos.+ 4 No lleven bolsita para el dinero ni bolsa de provisiones ni sandalias,+ y no saluden a nadie por el camino.+ 5 En cualquier casa donde entren, primero digan: ‘Que esta casa tenga paz’.+ 6 Y, si hay allí un amigo de la paz, la paz que le desean se quedará con él. Pero, si no lo hay, la paz volverá a ustedes. 7 Así que quédense en esa casa+ y coman y beban lo que les sirvan,+ porque el trabajador merece su paga.+ No anden cambiándose de una casa a otra.
8 ”Además, en cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les ofrezcan, 9 y curen a los enfermos que haya allí y díganles: ‘El Reino de Dios se ha acercado a ustedes’.+ 10 Pero, en cualquier ciudad donde entren y no los reciban, salgan a sus calles principales y digan: 11 ‘Como testimonio contra ustedes, nos sacudimos hasta el polvo de su ciudad que se pegó a nuestros pies.+ Pero sepan esto: el Reino de Dios se ha acercado’. 12 Les digo que ese día le será más soportable a Sodoma que a esa ciudad.+
13 ”¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque, si los milagros* que se hicieron en ustedes+ se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que estas se habrían arrepentido, sentadas con tela de saco y ceniza.+ 14 Por lo tanto, el juicio les será más soportable a Tiro y a Sidón que a ustedes. 15 Y tú, Capernaúm,+ ¿acaso vas a ser elevada hasta el cielo? ¡Bajarás hasta la Tumba!
16 ”El que los escucha a ustedes también me escucha a mí,+ y el que no les hace caso a ustedes tampoco me hace caso a mí. Además, el que no me hace caso a mí tampoco le hace caso al que me envió”.+
17 Entonces los 70 volvieron sintiéndose felices* y le dijeron: “Señor,* hasta los demonios quedan sometidos a nosotros cuando usamos tu nombre”.+ 18 A esto, él les dijo: “Veo a Satanás ya caído+ como un rayo del cielo. 19 Miren, les he dado autoridad para pisotear serpientes y escorpiones,+ y para vencer todo el poder del enemigo.+ Y no habrá absolutamente nada que les haga daño. 20 Pero no se alegren porque los espíritus quedan sometidos a ustedes. Más bien, alégrense porque sus nombres han sido escritos en los cielos”.+ 21 En ese momento sintió una inmensa felicidad* por medio del espíritu santo y dijo: “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido cuidadosamente estas cosas de los intelectuales y sabios,+ y se las has revelado a los niños pequeños. Sí, Padre mío, porque te ha parecido bien hacerlo así”.+ 22 También dijo: “Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo excepto el Padre. Y nadie sabe quién es el Padre excepto el Hijo+ y todo aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.+
23 Con eso, se volvió hacia los discípulos y les dijo en privado: “Felices los ojos que ven lo que ustedes están viendo.+ 24 Porque les digo que muchos profetas y reyes desearon ver las cosas que ustedes están observando, pero no las vieron,+ y oír las cosas que ustedes están oyendo, pero no las oyeron”.
25 Entonces, un hombre experto en la Ley se levantó para ponerlo a prueba y le preguntó: “Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?”.+ 26 Él le dijo: “¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?”. 27 Este le contestó: “‘Ama a Jehová tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente’+ y ‘a tu prójimo como te amas a ti mismo’”.+ 28 Jesús le dijo: “Contestaste correctamente; sigue haciendo eso y conseguirás la vida”.+
29 Pero, queriendo demostrar que era justo,+ el hombre le preguntó a Jesús: “Y ¿quién es en realidad mi prójimo?”. 30 Jesús le contestó: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que le quitaron hasta la ropa y lo golpearon, y se fueron dejándolo medio muerto. 31 Dio la casualidad de que un sacerdote bajaba por ese mismo camino; pero, cuando lo vio, pasó de largo por el otro lado del camino. 32 Igualmente, cuando un levita llegó a ese lugar y lo vio, pasó de largo por el otro lado. 33 Pero cierto samaritano+ que viajaba por ese camino llegó adonde él estaba y, al verlo, se conmovió profundamente. 34 Así que se le acercó, le echó en sus heridas aceite y vino, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propio animal, lo llevó a una posada y lo cuidó. 35 Al día siguiente sacó dos denarios, se los dio al dueño de la posada y le dijo: ‘Cuídalo, y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva’. 36 ¿Cuál de los tres piensas que se hizo prójimo+ del que cayó en manos de los ladrones?”. 37 Él le contestó: “El que lo trató con compasión”.+ Entonces Jesús le dijo: “Vete y haz tú lo mismo”.+
38 Mientras seguían su camino, Jesús entró en cierta aldea. Allí una mujer llamada Marta+ lo hospedó en su casa. 39 Y ella tenía una hermana llamada María, quien se sentó a los pies del Señor y se quedó escuchando lo que él decía.* 40 Pero Marta estaba distraída encargándose de muchas tareas. De modo que se acercó a él y le dijo: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para preparar todo? Dile que venga y me ayude”. 41 El Señor le contestó: “Marta, Marta, estás inquieta y preocupada por muchas cosas, 42 pero son pocas las cosas que se necesitan, o apenas una.+ En cambio, María eligió la mejor parte+ y no se la quitarán”.
11 Una vez, él estaba orando en cierto lugar y, cuando terminó, uno de sus discípulos le pidió: “Señor, enséñanos a orar, así como Juan les enseñó a sus discípulos”.
2 Entonces, él les dijo: “Cuando oren, digan: ‘Padre, que tu nombre sea santificado.+ Que venga tu Reino.+ 3 Danos nuestro pan cada día según nuestras necesidades diarias.+ 4 Perdónanos nuestros pecados,+ porque nosotros mismos también perdonamos a todo el que está en deuda con nosotros.+ Y no nos dejes caer en la tentación’”.+
5 Entonces les dijo: “Supongamos que uno de ustedes tiene un amigo y va a verlo a medianoche y le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, 6 porque acaba de llegar a mi casa un amigo mío que está de viaje y no tengo nada que ofrecerle’. 7 Y el otro le responde desde adentro: ‘No me molestes más. La puerta ya está cerrada con llave y mis niños y yo ya estamos en la cama. No me puedo levantar a darte nada’. 8 Les digo: aunque no se levante a darle algo por ser su amigo, seguro que por su insistencia y atrevimiento+ se levantará y le dará todo lo que necesite. 9 Así que les digo: sigan pidiendo+ y se les dará, sigan buscando y encontrarán, sigan tocando a la puerta y se les abrirá.+ 10 Porque todo el que pide recibe,+ y todo el que busca encuentra, y a todo el que toca a la puerta se le abrirá. 11 En realidad, ¿qué padre entre ustedes, si su hijo le pide un pescado, le da una serpiente en vez de un pescado?+ 12 O, si le pide un huevo, ¿le da un escorpión? 13 Por lo tanto, si ustedes, aunque son malos, saben darles buenos regalos a sus hijos, ¡con mucha más razón el Padre en el cielo les dará espíritu santo a quienes se lo piden!”.+
14 Más tarde expulsó de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo.*+ Después que el demonio salió, el mudo habló y las multitudes quedaron asombradas.+ 15 Pero algunos de ellos dijeron: “Expulsa a los demonios por medio de Belcebú, el gobernante de los demonios”.+ 16 Y otros, para ponerlo a prueba, comenzaron a exigirle una señal+ del cielo. 17 Sabiendo lo que pensaban,+ él les dijo: “Todo reino dividido internamente va a la ruina y una familia dividida internamente se desmorona. 18 De la misma manera, si Satanás está dividido internamente, ¿cómo podrá su reino mantenerse en pie? Porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Belcebú. 19 Si yo expulso a los demonios por medio de Belcebú, ¿por medio de quién los expulsan los hijos* de ustedes? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20 Pero, si yo expulso a los demonios por medio del dedo de Dios,+ es que el Reino de Dios los ha tomado a ustedes desprevenidos.*+ 21 Cuando un hombre fuerte y bien armado vigila su palacio, sus bienes están seguros. 22 Pero, cuando alguien más fuerte que él lo ataca y lo vence, le quita todas las armas en las que confiaba y reparte el botín. 23 El que no está conmigo está contra mí, y el que no recoge conmigo desparrama.+
24 ”Cuando un espíritu maligno* sale de una persona, pasa por lugares resecos buscando un sitio donde descansar; pero, como no lo encuentra, dice: ‘Regresaré a mi casa, de la que me fui’.+ 25 Y al llegar la encuentra barrida y decorada. 26 Entonces se va y lleva a otros siete espíritus todavía peores que él y, después de meterse dentro, ellos se quedan a vivir allí. Y así la situación final de la persona resulta peor que la primera”.+
27 Mientras él decía esto, una mujer de entre la multitud le dijo con voz fuerte: “¡Feliz la matriz que te llevó y los pechos que te amamantaron!”.+ 28 Pero él le contestó: “No, más bien, ¡felices los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica!”.+
29 Al aglomerarse las multitudes a su alrededor, él comenzó a decir: “Esta generación es una generación malvada. Busca una señal,* pero no se le dará ninguna excepto la señal de Jonás.+ 30 Porque, así como Jonás+ llegó a ser una señal para los ninivitas, el Hijo del Hombre será una señal para esta generación. 31 Y, en el juicio, la reina del sur+ se levantará con los hombres de esta generación y los condenará. Porque ella vino desde el último rincón de la tierra para oír la sabiduría de Salomón. Pero, fíjense, aquí tienen a alguien que es más que Salomón.+ 32 En el juicio, los habitantes de Nínive se levantarán con esta generación y la condenarán. Porque ellos se arrepintieron al escuchar lo que Jonás predicó.+ Pero, fíjense, aquí tienen a alguien que es más que Jonás. 33 Nadie, después de encender una lámpara, la pone en un escondite o la tapa con una canasta, sino que la pone en el candelero+ para que los que entren vean la luz. 34 Tus ojos son la lámpara del cuerpo. Cuando tus ojos están bien enfocados, todo tu cuerpo brilla.*+ Pero, cuando son envidiosos, tu cuerpo está oscuro.+ 35 Por lo tanto, ten cuidado de que la luz que hay en ti no sea oscuridad. 36 Por eso, si todo tu cuerpo brilla, si ninguna parte está a oscuras, todo estará brillante, tal como cuando una lámpara te ilumina con su luz”.
37 Después que él dijo esto, un fariseo lo invitó a comer. Entonces él entró y se sentó* a la mesa. 38 Pero al fariseo le extrañó ver que él no se lavaba antes de comer.+ 39 Así que el Señor le dijo: “Mira, ustedes, los fariseos, limpian por fuera la copa y el plato, pero por dentro están llenos de codicia* y maldad.+ 40 ¡Insensatos! El que hizo lo de afuera también hizo lo de adentro, ¿no es cierto? 41 Así que, más bien, den como ayuda a los necesitados las cosas que salen de adentro, y, fíjense, todo lo que tiene que ver con ustedes estará limpio.*+ 42 Pero ¡ay de ustedes, fariseos, porque dan la décima parte de la menta, de la ruda y de todas las otras* hierbas,*+ y sin embargo descuidan la justicia* de Dios y el amor a él! Tenían la obligación de hacer lo primero, pero sin descuidar estas otras cosas.+ 43 ¡Ay de ustedes, fariseos, porque les encanta ocupar los asientos del frente en las sinagogas y que los estén saludando en las plazas de mercado!+ 44 ¡Ay de ustedes, porque son como esas tumbas* que casi no se ven:+ la gente camina por encima y no lo sabe!”.
45 Uno de los expertos en la Ley le respondió: “Maestro, diciendo esto nos insultas a nosotros también”. 46 Entonces él dijo: “¡Ay también de ustedes, los expertos en la Ley, porque ponen sobre la gente cargas difíciles de llevar, pero ustedes mismos no las tocan ni con un dedo!+
47 ”¡Ay de ustedes, porque construyen las tumbas* de los profetas, pero sus antepasados los mataron!+ 48 Está claro que ustedes son testigos de lo que hicieron sus antepasados y lo aprueban, porque ellos mataron a los profetas,+ pero ustedes construyen sus tumbas. 49 De ahí que la sabiduría de Dios también dijera: ‘Yo les enviaré a ellos profetas y apóstoles, y, a algunos de estos, ellos los matarán y los perseguirán,+ 50 para que la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación del mundo se le cobre* a esta generación,+ 51 desde la sangre de Abel+ hasta la sangre de Zacarías, a quien mataron entre el altar y la casa’.+ Sí, les digo: se le cobrará* a esta generación.
52 ”¡Ay de ustedes, los expertos en la Ley, porque le quitaron a la gente la llave del conocimiento! ¡Ustedes mismos no entraron y a los que están entrando les ponen obstáculos!”.+
53 Cuando salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a presionarlo a más no poder y a acosarlo con muchas más preguntas, 54 acechándolo para atraparlo en algo de lo que dijera.+
12 Entretanto, se había reunido una multitud de tantos miles que se atropellaban unos a otros. Entonces él comenzó a hablar dirigiéndose primero a sus discípulos: “Tengan cuidado con la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.+ 2 Pero no hay nada cuidadosamente ocultado que no vaya a ser revelado ni nada secreto que no vaya a conocerse.+ 3 Por lo tanto, todo lo que digan en la oscuridad se oirá a plena luz, y lo que digan al oído* en cuartos privados se predicará desde las azoteas. 4 Además, les digo, amigos míos:+ no teman a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada más.+ 5 Yo les mostraré a quién deben temer. Teman al que después de matar tiene autoridad para echar en la Gehena.+ Sí, les digo, teman a ese.+ 6 Se venden cinco gorriones por dos monedas de poco valor, ¿no es cierto? Sin embargo, Dios no se olvida de* ninguno de ellos.+ 7 Pero, en el caso de ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están todos contados.+ No tengan miedo. Ustedes valen más que muchos gorriones.+
8 ”Yo les digo que, si alguien se declara a mi favor delante de la gente,+ el Hijo del Hombre también se declarará a su favor delante de los ángeles de Dios.+ 9 Pero, si alguien me rechaza delante de la gente, será rechazado delante de los ángeles de Dios.+ 10 Y a todo el que diga algo contra el Hijo del Hombre, su pecado se le perdonará; pero la persona que blasfeme contra el espíritu santo no será perdonada.+ 11 Cuando los lleven ante asambleas públicas, funcionarios de gobierno y autoridades, no se angustien pensando en cómo o qué hablarán en su defensa, o en lo que dirán,+ 12 porque el espíritu santo les enseñará en ese preciso momento lo que deben decir”.+
13 Entonces uno de la multitud le dijo: “Maestro, dile a mi hermano que comparta la herencia conmigo”. 14 Él le contestó: “Hombre, ¿quién me nombró juez o árbitro entre ustedes dos?”. 15 Entonces les dijo: “Mantengan los ojos bien abiertos y eviten todo tipo de codicia,+ porque, por mucho que uno tenga, las cosas que posee no le pueden dar la vida”.*+ 16 Con eso, les puso esta comparación: “El terreno de un hombre rico produjo mucho. 17 Por eso comenzó a razonar en su interior: ‘¿Qué voy a hacer ahora que no tengo dónde almacenar mis cosechas?’. 18 Entonces dijo: ‘Esto es lo que voy a hacer:+ demoleré mis graneros y construiré otros más grandes, y allí almacenaré todo mi grano y todos mis productos. 19 Luego me diré a mí mismo: “Tienes muchas cosas buenas almacenadas para muchos años; tómatelo con calma, come, bebe, disfruta”’. 20 Pero Dios le dijo: ‘Insensato, esta noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se va a quedar con las cosas que almacenaste?’.+ 21 Así le pasa a quien acumula tesoros para sí mismo pero no es rico a los ojos de Dios”.+
22 Entonces les dijo a sus discípulos: “Por eso les digo que dejen de angustiarse por su vida, por lo que van a comer; o por su cuerpo, por lo que van a ponerse.+ 23 Porque la vida vale más que el alimento, y el cuerpo que la ropa. 24 Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, no tienen ni granero ni almacén, pero Dios los alimenta.+ ¿Y acaso no valen ustedes mucho más que las aves?+ 25 ¿Quién de ustedes, por angustiarse, puede alargar un codo la duración de su vida? 26 Pues, si no pueden hacer ni siquiera eso tan pequeño, ¿por qué angustiarse por las demás cosas?+ 27 Fíjense en cómo crecen los lirios. No trabajan duro ni hilan; pero les digo que ni siquiera Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos.+ 28 Entonces, si Dios viste así a la vegetación del campo, que hoy está aquí y mañana se echa en el horno, ¡con mucha más razón los vestirá a ustedes, gente de poca fe! 29 Por eso dejen de andar buscando qué comerán y qué beberán, y dejen de estar excesivamente preocupados.+ 30 Porque son las naciones del mundo las que buscan todas estas cosas con tanto empeño, pero su Padre sabe que ustedes necesitan estas cosas.+ 31 Así que, más bien, sigan buscando el Reino y entonces recibirán todas esas cosas.+
32 ”No teman, rebaño pequeño,+ porque su Padre quiere darles el Reino.+ 33 Vendan sus bienes y denles ayuda a los necesitados.+ Háganse bolsitas para el dinero que no se desgastan, un tesoro inagotable en los cielos,+ donde ningún ladrón se acerca ni la polilla lo echa a perder. 34 Porque, donde esté su tesoro, ahí también estará su corazón.
35 ”Estén listos y con la ropa puesta,+ y tengan sus lámparas encendidas;+ 36 sean como hombres que esperan a que su amo regrese*+ de la boda*+ para abrirle en cuanto él venga y toque a la puerta. 37 ¡Felices los esclavos a quienes el amo encuentre vigilando cuando venga! Les aseguro que él se vestirá para servir, los hará sentarse* a la mesa y se acercará a servirles. 38 Y, si viene en la segunda vigilia, o hasta en la tercera, y los encuentra listos, ¡felices ellos! 39 Tengan en cuenta esto: si el dueño de una casa supiera a qué hora va a venir el ladrón, no dejaría que se metiera en su casa.+ 40 También ustedes, estén siempre preparados, porque el Hijo del Hombre viene a la hora en que menos se lo esperan”.+
41 Entonces Pedro le preguntó: “Señor, ¿haces esta comparación solo para nosotros, o para todos?”. 42 Y el Señor dijo: “¿Quién es en realidad el mayordomo fiel, el prudente, a quien su amo pondrá a cargo de los sirvientes de la casa para que siga dándoles su ración de alimento al tiempo debido?+ 43 ¡Feliz ese esclavo si su amo, cuando venga, lo encuentra haciendo eso! 44 Les digo la verdad: lo pondrá a cargo de todos sus bienes. 45 Pero, si ese esclavo alguna vez llega a decir en su corazón ‘Mi amo tarda en venir’+ y se pone a golpear a los sirvientes y a las sirvientas, y a comer, beber y emborracharse,+ 46 el amo de ese esclavo vendrá un día en que él no lo espera y a una hora que él no sabe, y le dará el peor de los castigos y lo pondrá con los infieles. 47 Entonces, el esclavo que entendió la voluntad de su amo pero no se preparó ni hizo lo que él le mandó* recibirá muchos golpes.+ 48 Pero el que no la entendió y aun así hizo cosas que merecen golpes recibirá pocos golpes. Realmente, a quien se le dio mucho se le exigirá mucho, y a quien se le encargó mucho se le exigirá más de lo normal.+
49 ”Vine a prender un fuego en la tierra, ¿y qué más puedo desear si ya se ha encendido? 50 Pero hay un bautismo+ con el que tengo que ser bautizado, ¡y qué angustiado seguiré hasta que se termine!+ 51 ¿Creen que vine a traer paz a la tierra? Les digo que no. Más bien, vine a causar división.+ 52 Porque, de ahora en adelante, habrá cinco en una casa y estarán divididos: tres contra dos y dos contra tres. 53 Estarán divididos padre contra hijo e hijo contra padre, madre contra hija e hija contra madre, suegra contra nuera y nuera contra suegra”.+
54 Entonces también les habló a las multitudes. Les dijo: “Cuando ven que se levanta una nube por el oeste, enseguida dicen ‘Viene una tormenta’,* y así sucede. 55 Y, cuando ven que sopla el viento del sur, dicen ‘Habrá una ola de calor’, y así pasa. 56 Hipócritas, saben reconocer el aspecto de la tierra y del cielo, ¿y cómo es que no saben reconocer este tiempo en particular?+ 57 ¿Por qué no juzgan también por ustedes mismos lo que es justo? 58 Por ejemplo, cuando estés yendo a juicio con tu adversario ante una autoridad, esfuérzate por resolver el conflicto con él por el camino, para que no te lleve ante el juez, el juez te entregue al guardia del tribunal y el guardia del tribunal te meta en prisión.+ 59 Te digo que de ningún modo saldrás de allí hasta que pagues la última monedita”.
13 En aquella ocasión, algunos de los que estaban allí presentes le contaron a Jesús que Pilato había mezclado la sangre de unos galileos con los sacrificios de estos. 2 Al oír eso, él les dijo: “¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron estas cosas porque eran más pecadores que todos los demás galileos? 3 Yo les digo que no. Y, a no ser que se arrepientan, todos ustedes también serán destruidos.+ 4 O los 18 que murieron cuando la torre de Siloam les cayó encima, ¿creen que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? 5 Yo les digo que no. Y, a no ser que se arrepientan, todos ustedes también serán destruidos, igual que ellos”.
6 Entonces les planteó esta comparación:* “Un hombre que tenía una higuera plantada en su viña fue a buscar fruto en ella, pero no encontró nada.+ 7 Luego le dijo al hombre que cuidaba la viña: ‘Mira, llevo tres años viniendo a buscar fruto en esta higuera, pero no he encontrado nada. ¡Córtala! ¿Por qué tiene que ocupar el terreno inútilmente?’.+ 8 Él le contestó: ‘Señor, déjala un año más, que voy a cavar la tierra alrededor de ella y a echarle estiércol. 9 Si más adelante da fruto, perfecto; pero, si no, la cortas’”.+
10 Un sábado, él estaba enseñando en una de las sinagogas. 11 Y resulta que había allí una mujer que llevaba 18 años con un espíritu de debilidad. Estaba muy encorvada y no se podía enderezar. 12 Cuando la vio, Jesús se dirigió a ella y le dijo: “Mujer, quedas libre de tu debilidad”.+ 13 Puso las manos sobre ella, y al instante ella se enderezó y comenzó a darle gloria a Dios. 14 Al ver esto, el presidente de la sinagoga, indignado porque Jesús había hecho la curación en sábado, le dijo a la multitud: “Hay seis días en que se debe trabajar;+ así que vengan a ser curados en esos días, y no en sábado”.+ 15 El Señor, a su vez, le contestó: “Hipócritas,+ ¿acaso no desata cualquiera de ustedes su toro o su burro del pesebre en sábado y lo lleva a beber?+ 16 Entonces, esta mujer, que es hija de Abrahán y a quien Satanás tuvo atada durante 18 años, ¿no debía ser liberada de esta esclavitud incluso en sábado?”. 17 Cuando él dijo esto, todos sus adversarios empezaron a sentir vergüenza; en cambio, a toda la multitud le entró mucha alegría por las cosas tan maravillosas que él hacía.+
18 Y siguió diciéndoles: “¿A qué se parece el Reino de Dios, y con qué lo puedo comparar? 19 Es como un grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su huerto. El grano creció y se convirtió en un árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas”.+
20 De nuevo les dijo: “¿Con qué puedo comparar el Reino de Dios? 21 Es como la levadura que una mujer tomó y mezcló con tres grandes medidas de harina. Al final, toda la masa fermentó”.+
22 Mientras viajaba hacia Jerusalén, iba de ciudad en ciudad y de aldea en aldea enseñando a la gente.+ 23 Entonces un hombre le preguntó: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?”. Él les dijo: 24 “Esfuércense al máximo por entrar por la puerta angosta,+ porque les digo que muchos tratarán de entrar pero no podrán. 25 Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta con llave, ustedes se quedarán de pie afuera, tocando a la puerta y diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’.+ Pero él les responderá: ‘Yo no sé de dónde son’.+ 26 Entonces comenzarán a decir: ‘Comimos y bebimos delante de ti, y enseñaste en nuestras calles principales’.+ 27 Pero él les dirá: ‘No sé de dónde son. ¡Aléjense de mí, todos ustedes, que hacen lo que es injusto!’. 28 Ahí es donde llorarán y apretarán los dientes, cuando vean que Abrahán, Isaac, Jacob y todos los profetas están en el Reino de Dios pero ustedes mismos han sido echados afuera.+ 29 Además, vendrá gente del este y del oeste, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios. 30 Escuchen esto: hay algunos que son últimos y serán primeros, y hay otros que son primeros y serán últimos”.+
31 En ese mismo momento, unos fariseos vinieron y le dijeron: “Sal de aquí y vete, porque Herodes quiere matarte”. 32 Y él les contestó: “Vayan y díganle a ese zorro: ‘Mira, hoy y mañana yo voy a expulsar demonios y a curar a la gente, y al tercer día terminaré’. 33 Pero tengo que seguir adelante hoy, mañana y el día siguiente, porque no puede ser que a un profeta lo maten fuera de Jerusalén.+ 34 Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que son enviados a ella...,+ ¡cuántas veces quise reunir a tus hijos como la gallina reúne a sus pollitos debajo de sus alas! Pero ustedes no lo quisieron.+ 35 ¡Miren! Su casa queda abandonada y se les deja a ustedes.+ Les digo que ustedes no me verán más hasta que digan: ‘¡Bendito el que viene en el nombre de Jehová!’”.+
14 En otra ocasión, en sábado, fue a comer a la casa de un líder de los fariseos.+ Los presentes no le quitaban los ojos de encima. 2 Y resulta que delante de él había un hombre que tenía hidropesía. 3 Jesús entonces les preguntó a los expertos en la Ley y a los fariseos: “¿Está permitido curar a alguien en sábado, o no?”.+ 4 Pero ellos se quedaron callados. Así que él tomó al hombre, lo curó y lo despidió. 5 Entonces les dijo: “¿Quién de ustedes, si su hijo o su toro cae en un pozo+ en sábado, no lo saca inmediatamente?”.+ 6 Y no pudieron responderle.
7 Al darse cuenta de que los invitados estaban escogiendo los lugares más destacados,+ les enseñó esta lección: 8 “Cuando te inviten a un banquete de boda, no te sientes* en el sitio más destacado.+ Puede que también se haya invitado a alguien más honorable que tú. 9 Entonces el que los invitó a los dos vendrá y te dirá: ‘Déjale tu lugar a este hombre’. Y tendrás que irte avergonzado al último lugar. 10 Más bien, cuando te inviten, ve y siéntate en el último sitio para que, cuando venga el hombre que te invitó, te diga: ‘Amigo, ven a un sitio superior’. Así serás honrado delante de los demás invitados.*+ 11 Porque todo el que se engrandece será humillado, pero el que actúa con humildad será engrandecido”.+
12 Luego le dijo al hombre que lo había invitado: “Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a tus vecinos ricos. Si lo hicieras, ellos también podrían invitarte a ti, y esto sería tu recompensa.+ 13 Más bien, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos,+ 14 y serás feliz, porque ellos no tienen con qué pagarte.+ Y se te recompensará en la resurrección+ de los justos”.
15 Al oír esto, uno de los invitados le dijo: “Feliz el que coma en el Reino de Dios”.
16 Jesús le dijo: “Un hombre que iba a dar una gran cena+ invitó a mucha gente. 17 A la hora de la cena, envió a su esclavo a decirles a los invitados: ‘Vengan, que ya está todo preparado’. 18 Pero todos, uno tras otro, empezaron a poner excusas.+ El primero le dijo: ‘Compré un campo y tengo que ir a verlo; te ruego que me disculpes’.* 19 Otro le dijo: ‘Compré cinco yuntas* de bueyes y voy a examinarlas; te ruego que me disculpes’.+ 20 Y otro le dijo: ‘Me acabo de casar y por eso no puedo ir’. 21 Así que el esclavo fue a contarle todo a su amo. Entonces, el señor de la casa se enojó y le ordenó al esclavo: ‘Sal enseguida a las calles principales y a los callejones de la ciudad, y trae aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos’. 22 Más tarde, el esclavo dijo: ‘Amo, se ha hecho lo que mandaste y todavía quedan sitios libres’. 23 Y el amo le ordenó al esclavo: ‘Sal a los caminos y a los senderos, y obliga a la gente a que entre para que mi casa se llene.+ 24 Porque les digo que ninguno de los hombres que fueron invitados probará mi cena’”.+
25 Y con Jesús viajaban grandes multitudes; él se dirigió a ellas y les dijo: 26 “Si alguien viene a mí y no odia a su padre, su madre, su esposa, sus hijos, sus hermanos y hermanas, y hasta su propia vida,+ no puede ser mi discípulo.+ 27 El que no carga con su madero de tormento y me sigue no puede ser mi discípulo.+ 28 Por ejemplo, ¿quién de ustedes que quiere construir una torre no se sienta antes a calcular los gastos y ver si tiene suficiente para terminarla? 29 No sea que ponga los cimientos pero no pueda acabarla, y todos los que lo vean comiencen a burlarse de él 30 diciendo: ‘Este hombre comenzó a construir, pero no pudo terminar’. 31 ¿O qué rey, al salir a guerrear contra otro rey, no se sienta primero y consulta si con 10.000 soldados puede hacer frente al que viene contra él con 20.000?+ 32 Entonces, si no puede hacerlo, envía a un grupo de embajadores a pedir la paz mientras el otro rey todavía está lejos. 33 Igualmente, tengan la seguridad de que ninguno de ustedes puede ser mi discípulo si no se despide de* todos sus bienes.+
34 ”La sal, por supuesto, es muy buena. Pero, si la sal pierde su fuerza, ¿con qué se le devolverá su sabor?+ 35 No sirve ni para la tierra ni para el estiércol; por eso la gente la desecha. El que tenga oídos para escuchar, que escuche con atención”.+
15 Ahora bien, todos los cobradores de impuestos y los pecadores se juntaban alrededor de él para oírlo.+ 2 Tanto los fariseos como los escribas murmuraban: “Este hombre recibe con gusto a los pecadores y come con ellos”.+ 3 Entonces él les puso esta comparación: 4 “¿Quién de ustedes, si tiene 100 ovejas y pierde una de ellas, no deja a las 99 atrás en el campo y va a buscar a la que se perdió hasta que la encuentra?+ 5 Cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros lleno de alegría. 6 Y, cuando llega a su casa, llama a sus amigos y a sus vecinos y les dice: ‘¡Alégrense conmigo, porque encontré a mi oveja, la que se había perdido!’.+ 7 Les digo que, de la misma manera, habrá más felicidad* en el cielo por un pecador que se arrepiente+ que por 99 justos que no necesitan arrepentirse.+
8 ”¿O qué mujer, si tiene 10 monedas de dracma y pierde una de ellas, no enciende una lámpara y barre su casa buscándola con cuidado hasta que la encuentra? 9 Y, cuando la encuentra, llama a sus amigas y a sus vecinas y les dice: ‘¡Alégrense conmigo, porque encontré la moneda de dracma que había perdido!’. 10 Les digo que, de la misma manera, los ángeles de Dios se sienten felices cuando un pecador se arrepiente”.+
11 Entonces dijo: “Un hombre tenía dos hijos. 12 Y el más joven le dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte que me toca de la herencia’. Así que él repartió sus bienes entre los dos. 13 Unos días después, el más joven recogió todas sus cosas y viajó a un país lejano, donde malgastó su herencia llevando una vida desenfrenada. 14 Cuando ya se lo había gastado todo, un hambre terrible azotó aquel país, y él comenzó a pasar necesidad. 15 Hasta se puso al servicio de un ciudadano de ese país, quien lo mandó a sus campos a cuidar cerdos.+ 16 Y ansiaba saciar su hambre con las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.
17 ”Cuando recobró el juicio, dijo: ‘¡Cuántos trabajadores* de mi padre tienen pan de sobra, y yo aquí muriéndome de hambre! 18 Me iré y volveré a la casa de mi padre. Le diré: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no merezco ser llamado tu hijo. Trátame como a uno de tus trabajadores”’. 20 Así que se fue y volvió a la casa de su padre. Cuando él todavía estaba lejos, su padre alcanzó a verlo y se conmovió profundamente. Corrió a su encuentro, lo abrazó* y lo besó con ternura. 21 Entonces el hijo le dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.+ Ya no merezco ser llamado tu hijo’. 22 Pero el padre les ordenó a sus esclavos: ‘¡Rápido! Saquen una túnica larga, la mejor, y vístanlo. Pónganle un anillo en la mano y sandalias en sus pies. 23 Además, traigan el ternero engordado y mátenlo* para que comamos y celebremos su regreso, 24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir,+ estaba perdido y ha sido encontrado’. Y comenzaron a disfrutar.+
25 ”Su hijo mayor estaba en el campo. Al volver y acercarse a la casa, oyó el sonido de la música y el baile. 26 Por eso llamó a uno de los sirvientes y le preguntó qué estaba pasando. 27 Él le respondió: ‘Es que tu hermano volvió, y tu padre ha matado el ternero engordado porque recuperó a su hijo sano y salvo’. 28 Pero el hijo mayor se indignó y se negó a entrar. Entonces su padre salió y se puso a suplicarle que entrara. 29 Él le contestó a su padre: ‘Mira, todos estos años he trabajado para ti como un esclavo y ni una sola vez desobedecí tus órdenes; sin embargo, tú nunca me diste un cabrito para que disfrutara con mis amigos. 30 Pero, en cuanto llegó ese hijo tuyo que malgastó tus bienes con las prostitutas, por él mataste el ternero engordado’. 31 Entonces él le dijo: ‘Hijo mío, tú siempre has estado conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. 32 Pero simplemente teníamos que celebrar su regreso y alegrarnos, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a vivir. Estaba perdido y ha sido encontrado’”.
16 Después, él también les dijo a los discípulos: “Había un hombre rico que tenía un mayordomo.+ A este lo acusaron de malgastar los bienes de su señor. 2 De modo que el hombre lo llamó y le dijo: ‘¿Qué es esto que estoy oyendo acerca de ti? Rinde cuentas de tu administración, porque ya no puedes seguir a cargo de la casa’. 3 Entonces el mayordomo se dijo a sí mismo: ‘¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me va a quitar la administración de la casa? Yo no tengo fuerzas para cavar y me da vergüenza mendigar. 4 ¡Ah!, ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me quiten la administración de la casa, la gente me reciba en su hogar’. 5 Y llamó uno por uno a los deudores de su señor. Le preguntó al primero: ‘¿Cuánto le debes a mi señor?’. 6 ‘Le debo 100 medidas de aceite de oliva’, le respondió. El mayordomo le dijo: ‘Aquí tienes tu acuerdo escrito. Rápido, siéntate y escribe 50’. 7 Luego le preguntó a otro deudor: ‘Y tú, ¿cuánto debes?’. ‘Le debo 100 medidas grandes de trigo’, le contestó. El mayordomo le dijo: ‘Aquí tienes tu acuerdo escrito. Escribe 80’. 8 Y el señor alabó al mayordomo porque, aunque era injusto, actuó con sabiduría práctica. Y es que los hijos de este sistema, al tratar con los de su propia generación, son más sabios en sentido práctico que los hijos de la luz.+
9 ”También les digo: hagan amigos usando las riquezas injustas+ para que, cuando estas fallen, sean recibidos en las moradas eternas.+ 10 La persona fiel en lo mínimo también es fiel en lo mucho, y la persona injusta en lo mínimo también es injusta en lo mucho. 11 Por lo tanto, si ustedes no han sido fieles al usar las riquezas injustas, ¿quién les va a confiar las verdaderas riquezas? 12 Y, si no han sido fieles al usar lo que es de otro, ¿quién les va a dar algo para ustedes?*+ 13 Ningún sirviente puede ser esclavo de dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o le será leal a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden ser esclavos de Dios y a la vez de las Riquezas”.+
14 Los fariseos —que amaban el dinero— estaban escuchando todas estas cosas y comenzaron a hacerle gestos de desprecio.+ 15 Y él les dijo: “Ustedes son los que se declaran justos delante de la gente,+ pero Dios conoce sus corazones.+ Porque lo que la gente considera muy valioso es repugnante desde el punto de vista de Dios.+
16 ”La Ley y los Profetas llegaron hasta Juan. Desde entonces se anuncia el Reino de Dios como buenas noticias, y todo tipo de personas avanza con empeño hacia él.+ 17 En realidad, es más fácil que desaparezcan el cielo y la tierra que no que se quede sin cumplir un solo trazo de una letra de la Ley.+
18 ”Todo el que se divorcia de su esposa y se casa con otra mujer comete adulterio, y cualquiera que se case con una mujer que está divorciada de su esposo comete adulterio.+
19 ”Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino,+ y llevaba una vida de placeres y lujo. 20 Pero junto a su puerta solían dejar a un mendigo llamado Lázaro que estaba lleno de úlceras 21 y que deseaba saciar su hambre con las cosas que caían de la mesa del rico. Hasta venían los perros y le lamían las úlceras. 22 Ahora bien, con el tiempo, el mendigo murió y los ángeles lo llevaron al lado de Abrahán.
”El rico también murió y fue sepultado. 23 Y en la Tumba, en medio de tormentos, levantó la vista y vio a Abrahán de lejos y a Lázaro al lado de él. 24 Así que lo llamó diciendo: ‘Padre Abrahán, ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy angustiado en las llamas de este fuego’. 25 Pero Abrahán le contestó: ‘Hijo, recuerda que en tu vida te saciaste de cosas buenas, pero Lázaro, por su parte, recibió cosas malas. En cambio, ahora él está aquí recibiendo consuelo, pero tú estás angustiado.+ 26 Además de todo esto, se ha establecido un gran abismo entre nosotros y ustedes, de modo que los que quieran pasar de aquí para el lado de ustedes no puedan, ni tampoco pueda la gente cruzar de allá para nuestro lado’. 27 Entonces el rico le dijo: ‘Padre, en ese caso, te pido que lo envíes a la casa de mi padre, 28 porque tengo cinco hermanos. Que les dé un testimonio completo para que no vayan a entrar ellos también en este lugar de tormento’. 29 ‘Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen a ellos’, le contestó Abrahán.+ 30 Entonces él dijo: ‘¡No, no, padre Abrahán! Si alguien de entre los muertos va adonde están ellos, se arrepentirán’. 31 Pero Abrahán le respondió: ‘Si no escuchan a Moisés+ y a los Profetas, tampoco se convencerán si alguien se levanta de entre los muertos’”.
17 Entonces les dijo a sus discípulos: “Es inevitable que vengan cosas que hagan tropezar. Pero ¡ay de aquel por medio de quien vengan!+ 2 Sería preferible para él que le colgaran al cuello una piedra de molino y lo lanzaran al mar a que él hiciera tropezar a uno de estos pequeños.+ 3 Vigílense a ustedes mismos. Si tu hermano comete un pecado, repréndelo.+ Y, si se arrepiente, perdónalo.+ 4 Aun si siete veces al día peca contra ti y siete veces vuelve a ti diciendo ‘Me arrepiento’, tienes que perdonarlo”.+
5 Entonces los apóstoles le pidieron al Señor: “Danos más fe”.+ 6 El Señor les dijo: “Si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, le ordenarían a este moral* ‘¡Arráncate de raíz y plántate en el mar!’, y este les obedecería.+
7 ”¿Quién de ustedes, si tiene un esclavo que está arando o cuidando el rebaño, le dirá cuando vuelva del campo ‘Ven rápido a la mesa para comer’? 8 ¿No le dirá más bien ‘Prepárame algo de cenar, ponte un delantal y sírveme hasta que yo acabe de comer y beber, y ya después comerás y beberás tú’? 9 No le estará agradecido al esclavo porque hizo lo que se le mandó, ¿verdad? 10 De la misma manera, cuando ustedes hayan hecho todo lo que les manden hacer, digan: ‘No somos más que esclavos y no merecemos nada. Solo hemos hecho lo que teníamos que hacer’”.+
11 De camino a Jerusalén, pasó entre Samaria y Galilea. 12 Y, cuando estaba entrando en una aldea, 10 leprosos se encontraron con él, pero se quedaron de pie a cierta distancia.+ 13 Y a gritos le decían: “¡Jesús, Maestro, ten compasión* de nosotros!”. 14 Cuando él vio a los hombres, les dijo: “Vayan a presentarse ante los sacerdotes”.+ Entonces, mientras se estaban yendo, quedaron limpios.+ 15 Uno de ellos, al ver que había sido curado, volvió glorificando a Dios en voz alta. 16 Cayó rostro a tierra a los pies de Jesús y le dio las gracias. Y era un samaritano.+ 17 Al ver esto, Jesús dijo: “Los 10 quedaron limpios, ¿no es cierto? Entonces, ¿dónde están los otros 9? 18 ¿Nadie más volvió para darle gloria a Dios, excepto este hombre de otra nación?”. 19 Y le dijo: “Levántate y vete; tu fe te ha curado”.*+
20 Los fariseos le preguntaron cuándo vendría el Reino de Dios,+ y él les contestó: “El Reino de Dios no viene de manera que se pueda observar claramente. 21 Tampoco dirá la gente ‘¡Miren, está aquí!’ o ‘¡Está allá!’. Porque, fíjense, el Reino de Dios está en medio de ustedes”.+
22 Entonces les dijo a los discípulos: “Llegará el tiempo en que desearán ver uno de los días del Hijo del Hombre, pero no lo verán.+ 23 La gente les dirá ‘¡Miren, está allá!’ o ‘¡Miren, está aquí!’. No salgan ni corran detrás de ellos.+ 24 Porque así como el relámpago resplandece desde una parte del cielo hasta la otra, así será el Hijo del Hombre+ en su día.+ 25 Pero antes tiene que pasar por muchos sufrimientos y ser rechazado por esta generación.+ 26 Además, tal como sucedió en los días de Noé,+ así será en los días del Hijo del Hombre:+ 27 la gente comía, bebía, los hombres se casaban, a las mujeres las entregaban en matrimonio... hasta ese día en que Noé entró en el arca,+ y el Diluvio vino y acabó con todos.+ 28 También sucederá como en los días de Lot:+ la gente comía, bebía, compraba, vendía, plantaba, construía... 29 Pero el día en que Lot salió de Sodoma llovió del cielo fuego y azufre y acabó con todos.+ 30 Así también será en el día en que el Hijo del Hombre sea revelado.+
31 ”Ese día, el que esté en la azotea pero tenga sus cosas dentro de la casa, que no baje a recogerlas; igualmente, el que esté en el campo, que no vuelva a las cosas que dejó atrás.+ 32 Acuérdense de la esposa de Lot.+ 33 El que trate de mantener su vida a salvo la perderá, pero el que la pierda la conservará.+ 34 Les digo que esa noche habrá dos personas en una cama: una será llevada, pero la otra será abandonada.+ 35 Habrá dos mujeres moliendo con el mismo molino: una será llevada, pero la otra será abandonada”. 36 -- 37 Al oír esto, ellos le preguntaron: “¿Dónde, Señor?”. Él les contestó: “Donde esté el cuerpo, allí también se juntarán las águilas”.+
18 Entonces les puso una comparación sobre la necesidad de que oraran siempre y no se dieran por vencidos.+ 2 Les dijo: “En cierta ciudad había un juez que ni temía a Dios ni respetaba a la gente. 3 Y en aquella ciudad también había una viuda que iba vez tras vez a verlo y le decía: ‘Que se me haga justicia en este conflicto con mi adversario’. 4 Resulta que por algún tiempo él no quiso atenderla, pero después se dijo a sí mismo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a la gente, 5 como esta viuda no deja de molestarme, me aseguraré de que se le haga justicia para que no siga viniendo y haciéndome la vida imposible’”.+ 6 Y el Señor siguió diciendo: “¡Fíjense en lo que dijo el juez aunque era injusto! 7 Entonces, ¿no se va a encargar Dios de que se les haga justicia a los escogidos suyos que día y noche le suplican ayuda,+ mientras él es paciente con ellos?+ 8 Les digo que él se encargará de que se les haga justicia rápidamente. Pero, cuando llegue el Hijo del Hombre, ¿encontrará realmente esa fe en la tierra?”.
9 También les planteó la siguiente comparación a algunos que confiaban en su propia justicia+ y pensaban que los demás no eran nada. 10 “Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo y el otro cobrador de impuestos. 11 El fariseo se levantó y se puso a orar en su interior. Decía: ‘Oh, Dios, te doy las gracias porque no soy como todos los demás: extorsionadores, injustos, adúlteros..., ni tampoco soy como este cobrador de impuestos.+ 12 Ayuno dos veces a la semana y doy la décima parte de todo lo que obtengo’.+ 13 Pero el cobrador de impuestos, de pie a cierta distancia, ni siquiera se atrevía a levantar la vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: ‘Oh, Dios, ten misericordia de mí, que soy pecador’.+ 14 Les digo que este hombre bajó a su casa resultando ser más justo que el fariseo.+ Porque todo el que se engrandece será humillado, pero el que actúa con humildad será engrandecido”.+
15 La gente también le traía a sus pequeños para que los tocara. Pero, al ver esto, los discípulos se pusieron a reprenderlos.+ 16 En cambio, Jesús pidió que le trajeran a los pequeños y dijo: “Dejen que los niños se acerquen a mí. No traten de impedírselo, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos.+ 17 Les aseguro que el que no acepte el Reino de Dios como un niño jamás entrará en él”.+
18 Un gobernante de los judíos le preguntó: “Buen Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?”.+ 19 Jesús le dijo: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno excepto uno solo: Dios.+ 20 Tú conoces los mandamientos: no cometas adulterio,+ no asesines,+ no robes,+ no des falso testimonio,+ honra a tu padre y a tu madre”.+ 21 Entonces él dijo: “Todo esto lo llevo obedeciendo desde muy joven”. 22 Después de oírlo, Jesús le contestó: “Todavía te falta una cosa: vende todo lo que tienes y reparte lo que saques entre los pobres; así tendrás un tesoro en los cielos. Luego ven y sé mi seguidor”.+ 23 Al oír esto, el hombre se entristeció muchísimo, ya que era muy rico.+
24 Jesús lo miró y dijo: “¡Qué difícil va a ser para los que tienen dinero abrirse camino hasta el Reino de Dios!+ 25 De hecho, es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja de coser que para un rico entrar en el Reino de Dios”.+ 26 Los que oyeron esto preguntaron: “Entonces, ¿quién se podrá salvar?”.+ 27 Él contestó: “Las cosas imposibles para los humanos son posibles para Dios”.+ 28 Pedro le dijo: “Mira que nosotros hemos dejado nuestras cosas para seguirte”.+ 29 Él les dijo: “Les aseguro que no hay nadie que haya dejado hogar, esposa, hermanos, padres o hijos por el Reino de Dios+ 30 que no reciba mucho más en este tiempo* y, en el sistema que viene, vida eterna”.+
31 Entonces se llevó aparte a los Doce y les dijo: “Miren, estamos subiendo a Jerusalén, y todo lo que se escribió por medio de los profetas+ acerca del Hijo del Hombre se cumplirá.*+ 32 Por ejemplo, lo entregarán a hombres de las naciones,+ se burlarán de él,+ lo insultarán* y le escupirán.+ 33 Y, después de darle latigazos, lo matarán,+ pero al tercer día resucitará”.*+ 34 Pero ellos no comprendieron lo que significaba todo esto, porque el sentido de estas palabras se les había ocultado, y no entendían lo que se había dicho.+
35 Cuando Jesús estaba acercándose a Jericó, había un ciego sentado junto al camino, y estaba mendigando.+ 36 Como oyó pasar por allí a una multitud, se puso a preguntar qué sucedía. 37 Le dijeron: “¡Está pasando Jesús el Nazareno!”. 38 Al saberlo, gritó: “¡Jesús, Hijo de David, ten compasión* de mí!”. 39 Los que iban al frente se pusieron a reprenderlo y le decían que se callara. Pero él gritaba más todavía: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!”. 40 Entonces, Jesús se detuvo y mandó que le trajeran al hombre. Una vez que el hombre se acercó, Jesús le preguntó: 41 “¿Qué quieres que haga por ti?”. Él le respondió: “Señor, que recupere la vista”. 42 Así que Jesús le dijo: “Recupera la vista; tu fe te ha curado”.*+ 43 Y al instante volvió a ver, y empezó a seguirlo+ glorificando a Dios. Todo el pueblo, al ver esto, también alabó a Dios.+
19 Él entonces entró en Jericó y fue cruzando la ciudad. 2 Había allí un hombre llamado Zaqueo. Era un jefe de los cobradores de impuestos. Y era rico. 3 Este hombre estaba tratando de ver quién era Jesús. Pero, como había una multitud y él era de baja estatura, no podía verlo. 4 Así que se adelantó y se subió a un sicómoro* para ver a Jesús, porque estaba a punto de pasar por allí. 5 Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: “Zaqueo, baja enseguida, que hoy tengo que quedarme en tu casa”. 6 Él bajó rápidamente y con alegría lo hospedó en su casa. 7 Cuando vieron esto, todos se pusieron a murmurar: “Fue a hospedarse en la casa de un pecador”.+ 8 Pero Zaqueo se levantó y le dijo al Señor: “Mira, Señor, les voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y todo lo que conseguí extorsionando a los demás lo devolveré multiplicado por cuatro”.+ 9 Entonces Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque él también es hijo de Abrahán. 10 Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.+
11 Mientras ellos escuchaban estas cosas, puso otra comparación, porque estaba cerca de Jerusalén y porque ellos creían que el Reino de Dios iba a aparecer de un momento a otro.+ 12 Así que dijo: “Un hombre de familia noble viajó a una tierra lejana+ para asegurarse la posición de rey y después regresar. 13 Llamó a 10 de sus esclavos, les dio 10 minas y les dijo: ‘Negocien con ellas hasta que yo venga’.+ 14 Pero la gente de su país lo odiaba, y enviaron a un grupo de embajadores a decir: ‘No queremos que este hombre llegue a ser rey sobre nosotros’.
15 ”Cuando por fin volvió después de asegurarse la posición de rey, reunió a los esclavos a los que les había dado el dinero para averiguar cuánto habían ganado haciendo negocios.+ 16 Se acercó el primero y le dijo: ‘Señor, tu mina produjo 10 minas’.+ 17 El rey le contestó: ‘¡Bien hecho, buen esclavo! Como has sido fiel en un asunto tan pequeño, tendrás autoridad sobre 10 ciudades’.+ 18 Luego vino el segundo y le dijo: ‘Tu mina, Señor, produjo 5 minas’.+ 19 A este le contestó igual: ‘Tú tendrás a tu cargo 5 ciudades’. 20 Pero vino otro y le dijo: ‘Señor, aquí está tu mina, que tuve escondida en un pañuelo. 21 Es que yo te tenía miedo porque eres un hombre severo; retiras lo que no depositaste y cosechas lo que no sembraste’.+ 22 El rey le contestó: ‘Por tus propias palabras te juzgo, esclavo malvado. ¿Conque sabías que yo soy un hombre severo, que retiro lo que no deposité y cosecho lo que no sembré?+ 23 Entonces, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Así, al venir yo, lo habría recuperado con intereses’.
24 ”Y les dijo a los que estaban allí: ‘Quítenle la mina y dénsela al que tiene las 10 minas’.+ 25 Pero ellos le dijeron: ‘¡Señor, él ya tiene 10 minas!’. 26 Él les respondió: ‘Les digo que a todo el que tiene se le dará más, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.+ 27 Además, traigan aquí a esos enemigos míos que no querían que yo llegara a ser rey sobre ellos y ejecútenlos delante de mí’”.
28 Después de decir estas cosas, siguió adelante, subiendo a Jerusalén. 29 Y, cuando se acercó a Betfagué y Betania, a la montaña llamada el monte de los Olivos,+ mandó a dos de los discípulos+ 30 con estas instrucciones: “Vayan a la aldea que ven allí. Después de entrar, encontrarán un burrito atado en el que nunca se ha montado nadie. Desátenlo y tráiganlo. 31 Y, si alguien les pregunta ‘¿Por qué están desatándolo?’, ustedes contesten ‘El Señor lo necesita’”. 32 De modo que los discípulos enviados fueron y lo encontraron tal como él les había dicho.+ 33 Pero, al desatar al burrito, sus dueños les preguntaron: “¿Por qué están desatando al burrito?”. 34 “El Señor lo necesita”, les contestaron. 35 Entonces se lo llevaron a Jesús y, después de poner sus mantos sobre el burrito, hicieron que Jesús se montara en él.+
36 A medida que él avanzaba, ellos extendían sus mantos en el camino.+ 37 Tan pronto como se acercó al camino que baja del monte de los Olivos, la multitud entera de los discípulos se llenó de alegría y comenzó a alabar a Dios con voz fuerte por todos los milagros* que habían visto. 38 Decían: “¡Bendito el que viene como Rey en el nombre de Jehová! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!”.*+ 39 Pero algunos de los fariseos que estaban entre la multitud le dijeron: “Maestro, reprende a tus discípulos”.+ 40 Él les respondió: “Les digo que, si ellos se quedaran callados, las piedras gritarían”.
41 Cuando llegó cerca de la ciudad y la vio, lloró por ella+ 42 diciendo: “Si tú, tú misma, hubieras percibido en este día las cosas que tienen que ver con la paz...+ Pero ya han sido escondidas de tus ojos.+ 43 Porque te llegarán días en los que tus enemigos levantarán a tu alrededor un cerco de estacas puntiagudas; te rodearán y te asediarán* por todos lados.+ 44 A ti y a tus habitantes* los derribarán al suelo,+ y no dejarán en ti piedra sobre piedra,+ porque no percibiste el tiempo en que se te estaba inspeccionando”.
45 Entonces entró en el templo y se puso a echar de allí a los que estaban vendiendo.+ 46 Les decía: “Está escrito ‘Mi casa será una casa de oración’,+ pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones”.+
47 Él siguió enseñando diariamente en el templo. Pero los sacerdotes principales, los escribas y las personas más importantes del pueblo trataban de acabar con él.+ 48 Sin embargo, no encontraban la manera de hacerlo porque todo el pueblo, sin excepción, estaba muy pendiente de él para escucharlo.+
20 En uno de esos días en que él le enseñaba al pueblo en el templo y anunciaba las buenas noticias, vinieron los sacerdotes principales y los escribas junto con los ancianos, 2 y le preguntaron: “Dinos, ¿con qué autoridad haces tú estas cosas? ¿Quién te autorizó a hacerlas?”.+ 3 Él les respondió: “Yo también les haré una pregunta, y contéstenme ustedes. 4 El bautismo* que Juan realizaba, ¿venía del cielo, o venía de los hombres?”.* 5 Entonces ellos sacaron conclusiones entre sí. Decían: “Si le contestamos que venía del cielo, él dirá: ‘¿Por qué no le creyeron?’. 6 Pero, si decimos que venía de los hombres, todo el pueblo sin excepción nos apedreará, porque están convencidos de que Juan era un profeta”.+ 7 Así que respondieron que no sabían su origen. 8 Y Jesús les dijo: “Pues yo tampoco les digo con qué autoridad hago estas cosas”.
9 Entonces comenzó a plantearle al pueblo esta comparación: “Un hombre plantó una viña+ y se la alquiló a unos agricultores, y viajó al extranjero por una temporada bastante larga.+ 10 A su debido tiempo, les envió un esclavo a los agricultores para que le dieran su parte del fruto de la viña. Pero, después de darle una paliza, los agricultores lo mandaron de vuelta con las manos vacías.+ 11 El hombre volvió a enviar un esclavo. A este también lo golpearon, lo humillaron* y lo mandaron de vuelta con las manos vacías. 12 Y todavía envió uno más, el tercero. A este también lo hirieron y lo echaron afuera. 13 Luego el dueño de la viña dijo: ‘¿Qué puedo hacer? Enviaré a mi hijo amado.+ Probablemente a él lo respetarán’. 14 Cuando los agricultores lo vieron, se pusieron a razonar entre ellos. Se decían: ‘Este es el heredero. Matémoslo para que la herencia sea nuestra’. 15 De modo que lo sacaron fuera de la viña y lo mataron.+ Entonces, ¿qué les hará el dueño de la viña? 16 Vendrá, matará a esos agricultores y les dará la viña a otros”.
Al oír esto, ellos dijeron: “¡Que eso nunca suceda!”. 17 Pero Jesús los miró fijamente y dijo: “Entonces, ¿qué significa esto que está escrito: ‘La piedra que los constructores rechazaron, esa ha llegado a ser la principal piedra angular’?+ 18 Todo el que caiga sobre esta piedra quedará destrozado.+ Y, si esta piedra le cae encima a alguien, lo dejará hecho pedazos”.
19 Entonces los escribas y los sacerdotes principales trataron de agarrarlo en ese mismo momento, ya que se dieron cuenta de que había planteado esa comparación pensando en ellos. Pero le tenían miedo al pueblo.+ 20 Así que, después de observar a Jesús atentamente, enviaron a unos hombres a los que habían contratado en secreto para que, haciéndose pasar por justos, lo atraparan en sus propias palabras.+ Su intención era entregarlo al gobierno y a la autoridad del gobernador. 21 Estos le preguntaron: “Maestro, sabemos que hablas y enseñas correctamente y no muestras parcialidad,* sino que enseñas el camino de Dios de acuerdo con la verdad. 22 ¿Está permitido* que le paguemos tributo a César, o no?”. 23 Pero él, al notar su astucia, les contestó: 24 “Muéstrenme un denario. ¿De quién es esta imagen y el nombre que tiene escrito?”. “De César”, le respondieron. 25 Él les dijo: “Entonces, páguenle sin falta a César lo que es de César,+ pero a Dios lo que es de Dios”.+ 26 Al final, no pudieron atraparlo en nada de lo que dijo ante el pueblo. Y, asombrados por su respuesta, se quedaron callados.
27 Sin embargo, vinieron algunos de los saduceos, los que dicen que no hay resurrección,+ y le preguntaron:+ 28 “Maestro, Moisés nos dejó escrito: ‘Si el hermano de un hombre muere dejando una esposa pero sin tener hijos, este hombre debe casarse con la viuda para darle descendencia al hermano que murió’.+ 29 Pues resulta que hubo siete hermanos. El primero tomó una esposa, pero se murió sin tener hijos. 30 También el segundo 31 y el tercero se casaron con ella. A los siete les pasó lo mismo: se murieron sin dejar hijos. 32 Por último, también se murió la mujer. 33 Entonces, en la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa? Porque los siete estuvieron casados con ella”.
34 Jesús les respondió: “Los hijos de este sistema se casan y son entregados en matrimonio, 35 pero los que han sido considerados dignos de ganar el sistema que viene y la resurrección de entre los muertos ni se casan ni son entregados en matrimonio.+ 36 De hecho, tampoco pueden ya morir, porque son como los ángeles, y son hijos de Dios por ser hijos de la resurrección. 37 Pero que los muertos son resucitados,* hasta Moisés lo reveló en el relato de la zarza,+ cuando llamó a Jehová ‘el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob’.+ 38 Él no es Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos ellos están vivos”.+ 39 Al oír esto, algunos de los escribas le dijeron: “Maestro, respondiste bien”. 40 Y es que ya no se animaban a hacerle ni una sola pregunta más.
41 Él entonces les preguntó: “¿Cómo es que dicen que el Cristo es hijo de David?+ 42 Porque David mismo dice en el libro de los Salmos: ‘Jehová le dijo a mi Señor: “Siéntate a mi derecha 43 hasta que ponga a tus enemigos como banquillo para tus pies”’.+ 44 Así que David lo llama Señor. Entonces, ¿cómo puede ser su hijo?”.
45 Luego, mientras todo el pueblo estaba escuchando, les dijo a sus discípulos: 46 “Cuidado con los escribas a los que les gusta pasearse con túnicas largas y les encanta que los estén saludando en las plazas de mercado y ocupar los asientos del frente en las sinagogas y los lugares más destacados en las cenas.+ 47 Devoran los bienes* de las viudas y, para lucirse,* hacen largas oraciones. Ellos recibirán un juicio más duro”.
21 Entonces, al levantar la vista, vio a los ricos echando sus donativos en las arcas del tesoro.+ 2 En eso vio a una viuda necesitada echar dos moneditas de muy poco valor,+ 3 y dijo: “Les aseguro que esta viuda pobre echó más que todos ellos.+ 4 Porque todos estos hacen donativos* de lo que les sobra; pero ella, que es tan pobre,* echó todo lo que tenía para vivir”.+
5 Más tarde, cuando algunos estaban hablando del templo, de cómo estaba adornado con piedras magníficas y cosas dedicadas a Dios,+ 6 él dijo: “Vendrán días en que no va a quedar piedra sobre piedra de esto que ahora ven. Todo será demolido”.+ 7 Entonces le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo realmente pasarán esas cosas, y qué señal habrá de que esas cosas están por suceder?”.+ 8 Les contestó: “Tengan cuidado. No se dejen engañar,*+ porque van a venir muchos usando mi nombre y diciendo: ‘Ese soy yo’, o ‘El tiempo fijado está cerca’. No vayan detrás de ellos.+ 9 Además, cuando oigan de guerras y disturbios,* no se aterroricen. Porque estas cosas tienen que suceder primero, pero el fin no vendrá inmediatamente”.+
10 Entonces les dijo: “Peleará nación contra nación+ y reino contra reino.+ 11 Habrá grandes terremotos y, en un lugar tras otro, hambre y epidemias.+ Y se verán escenas espantosas y grandes señales del cielo.
12 ”Pero, antes de que sucedan todas estas cosas, a ustedes los arrestarán* y los perseguirán.+ Los entregarán a las sinagogas y los meterán en prisión. Y, por causa de mi nombre, van a ser llevados ante reyes y gobernadores.+ 13 Esto servirá para que ustedes den testimonio. 14 Por lo tanto, estén decididos a* no prepararse de antemano para hacer su defensa,+ 15 porque yo les daré unas palabras y una sabiduría que todos sus adversarios juntos no podrán rebatir ni contradecir.+ 16 Además, serán entregados* hasta por padres, hermanos, parientes y amigos. A algunos de ustedes los matarán.+ 17 Y toda la gente los odiará por causa de mi nombre.+ 18 Con todo, no se perderá ni un solo cabello de su cabeza.+ 19 Con su aguante salvarán su vida.+
20 ”Ahora bien, cuando vean a Jerusalén rodeada de ejércitos acampados,+ sepan entonces que se ha acercado su devastación.+ 21 Entonces, los que estén en Judea, que huyan a las montañas;+ los que estén en medio de Jerusalén, que se vayan de allí, y los que estén en el campo, que no entren en ella. 22 Porque estos son días para hacer justicia, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. 23 ¡Ay de las mujeres que estén embarazadas o amamantando en esos días!+ Porque habrá gran angustia en esta tierra y habrá ira contra este pueblo. 24 Y caerán muertos a filo de espada y serán llevados prisioneros a todas las naciones;+ y Jerusalén será pisoteada por las naciones hasta que se cumplan los tiempos señalados de las naciones.+
25 ”También habrá señales en el sol, la luna y las estrellas,+ y en la tierra, angustia entre las naciones, que no sabrán qué hacer ante el rugido y la agitación del mar. 26 La gente se desmayará del miedo y la ansiedad por las cosas que van a venir sobre la tierra habitada, porque los poderes de los cielos serán sacudidos.+ 27 Entonces verán al Hijo del Hombre+ viniendo en una nube con poder y gran gloria.+ 28 Pero, al comenzar a suceder estas cosas, pónganse de pie y levanten la cabeza, porque su liberación se acerca”.
29 Con eso, les puso una comparación: “Fíjense en la higuera y en todos los demás árboles.+ 30 Cuando brotan, ustedes lo ven por sí mismos y saben que el verano está cerca. 31 Lo mismo ustedes, cuando vean que suceden estas cosas, sepan que el Reino de Dios está cerca. 32 Les aseguro que esta generación de ningún modo desaparecerá hasta que sucedan todas las cosas.+ 33 El cielo y la tierra desaparecerán, pero mis palabras no desaparecerán jamás.+
34 ”Pero vigílense a ustedes mismos para que su corazón nunca llegue a estar abrumado* por comer en exceso y beber en exceso+ y por las preocupaciones de la vida,*+ y de repente ese día los tome por sorpresa 35 como una trampa.*+ Porque vendrá sobre todos los que habitan en la superficie de toda la tierra. 36 Por lo tanto, manténganse despiertos+ y rueguen todo el tiempo+ que logren escapar de todas estas cosas que tienen que suceder y puedan estar de pie delante del Hijo del Hombre”.+
37 Así que de día enseñaba en el templo, pero de noche salía de allí y se hospedaba en la montaña llamada el monte de los Olivos. 38 Y, temprano por la mañana, todo el pueblo iba al templo a escucharlo.
22 Ahora bien, se acercaba+ la Fiesta de los Panes Sin Levadura, llamada Pascua.+ 2 Y los sacerdotes principales y los escribas estaban buscando la mejor manera de deshacerse de él,+ porque le tenían miedo al pueblo.+ 3 Entonces Satanás entró en Judas —el que se llamaba Iscariote, que se contaba entre los Doce—,+ 4 y este se fue a hablar con los sacerdotes principales y los capitanes del templo sobre cómo entregarles a Jesús.*+ 5 Ellos quedaron encantados y acordaron darle dinero.+ 6 Él estuvo de acuerdo, y se puso a buscar una buena oportunidad para entregárselo* a ellos sin que estuviera presente una multitud.
7 Entonces llegó el día de la Fiesta de los Panes Sin Levadura, en el que hay que ofrecer el sacrificio de la Pascua.+ 8 Así que Jesús envió a Pedro y a Juan con estas instrucciones: “Vayan y preparen la Pascua para que la comamos”.+ 9 Ellos le preguntaron: “¿Dónde quieres que la preparemos?”. 10 Él les dijo: “Miren, cuando entren en la ciudad, se encontrará con ustedes un hombre que lleva una vasija de barro con agua. Síganlo y entren en la casa en la que él entre.+ 11 Y díganle al dueño de la casa: ‘El Maestro te dice: “¿Dónde está el cuarto de invitados, para que yo coma la Pascua con mis discípulos?”’. 12 Y ese hombre les mostrará en la parte alta una habitación grande amueblada. Preparen la Pascua allí”. 13 Ellos se fueron y lo encontraron todo tal como él les había dicho; entonces hicieron los preparativos para la Pascua.
14 Así que, cuando llegó la hora, él se sentó* a la mesa junto con los apóstoles.+ 15 Y les dijo: “Deseaba tanto comer con ustedes esta Pascua antes de que empiece mi sufrimiento...; 16 porque les digo que ya no la volveré a comer hasta que esta tenga su cumplimiento en el Reino de Dios”. 17 Y, después de aceptar una copa, dio gracias a Dios y les dijo: “Tómenla y vayan pasándola entre ustedes, 18 porque les digo que a partir de ahora no volveré a beber del producto de la vid hasta que venga el Reino de Dios”.+
19 Después tomó un pan,+ le dio gracias a Dios, lo partió, se lo dio a ellos y les dijo: “Esto representa mi cuerpo,+ que será dado en beneficio de ustedes.+ Sigan haciendo esto en memoria de mí”.+ 20 También, después de haber cenado, hizo lo mismo con la copa. Les dijo: “Esta copa representa el nuevo pacto,+ validado con mi sangre,+ que va a ser derramada en beneficio de ustedes.+
21 ”Pero, miren, la mano del que me va a traicionar está conmigo en la mesa.+ 22 Porque, es cierto, el Hijo del Hombre sigue su camino según lo que está establecido.+ Pero ¡ay del que lo va a traicionar!”.+ 23 De modo que empezaron a discutir unos con otros sobre quién de ellos sería el que iba a hacer eso.+
24 Entonces también surgió una fuerte discusión entre los discípulos sobre quién de ellos era considerado el mayor.+ 25 Pero él les dijo: “Los reyes de las naciones dominan al pueblo, y a los que tienen autoridad sobre la gente se les llama benefactores.+ 26 Sin embargo, ustedes no deben ser así.+ Más bien, el que sea mayor entre ustedes, que se vuelva como el más joven,+ y el que dirige, como el que sirve.+ 27 Porque ¿quién es mayor? ¿El que come,* o el que sirve? ¿Acaso no es el que come?* Pero yo estoy entre ustedes como el que sirve.+
28 ”Ahora bien, ustedes son los que en mis pruebas+ se han mantenido a mi lado.+ 29 Y yo hago un pacto con ustedes para un reino, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo,+ 30 para que coman y beban a mi mesa en mi Reino+ y se sienten en tronos+ para juzgar a las 12 tribus de Israel.+
31 ”Simón, Simón, mira que Satanás los ha reclamado a todos ustedes para sacudirlos como si fueran trigo.+ 32 Pero yo he rogado por ti para que tu fe no decaiga.+ Y tú, cuando vuelvas, fortalece a tus hermanos”.+ 33 Entonces él le dijo: “Señor, estoy listo para ir a prisión contigo y hasta para morir contigo”.+ 34 Pero él le respondió: “Pedro, te digo que hoy el gallo no cantará hasta que hayas negado tres veces que me conoces”.+
35 También les dijo: “Cuando los envié sin bolsita para el dinero ni bolsa de provisiones ni sandalias,+ ¿verdad que no les faltó nada?”. “¡No!”, le contestaron.* 36 Entonces él les dijo: “Pero, ahora, el que tiene una bolsita para el dinero, que la lleve, y también una bolsa de provisiones; y el que no tiene espada, que venda su manto y compre una. 37 Porque les digo que tiene que cumplirse en mí esto que está escrito: ‘Fue considerado un delincuente’.*+ De hecho, esto se está cumpliendo en mí”.+ 38 Entonces ellos le dijeron: “Señor, mira, aquí hay dos espadas”. Él les respondió: “Con eso basta”.
39 Al salir, se fue como de costumbre al monte de los Olivos, y los discípulos lo siguieron.+ 40 Cuando llegaron al lugar, les dijo: “Quédense orando para que no caigan en la tentación”.+ 41 Y él se apartó de ellos a una distancia como de un tiro de piedra. Se puso de rodillas y comenzó a orar 42 diciendo: “Padre, si quieres, quítame esta copa. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”.+ 43 Entonces se le apareció un ángel del cielo y lo fortaleció.+ 44 Con todo, su agonía era tan grande que continuó orando todavía con más intensidad,+ y su sudor se volvió como gotas de sangre que caían al suelo. 45 Cuando se levantó después de orar, fue adonde estaban los discípulos y los encontró durmiendo, agotados por la tristeza. 46 Les dijo: “¿Por qué están durmiendo? Levántense y oren todo el tiempo para que no caigan en la tentación”.+
47 Mientras él todavía estaba hablando, apareció una multitud. Al frente iba uno de los Doce, el que se llamaba Judas, y se acercó a Jesús para besarlo.+ 48 Pero Jesús le dijo: “Judas, ¿con un beso traicionas al Hijo del Hombre?”. 49 Cuando los que estaban a su alrededor vieron lo que iba a pasar, le preguntaron: “Señor, ¿atacamos con la espada?”. 50 Y uno de ellos atacó al esclavo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha.+ 51 Ante esto, Jesús dijo: “Ya basta”. Y, tocándole la oreja al esclavo, lo curó. 52 Entonces Jesús les dijo a los sacerdotes principales, a los capitanes del templo y a los ancianos que habían ido allí a buscarlo: “¿Salieron con espadas y garrotes como si yo fuera un ladrón?+ 53 Día tras día estuve con ustedes en el templo+ y no me pusieron las manos encima.+ Pero esta es la hora de ustedes y la hora en que gobierna la oscuridad”.+
54 A continuación lo arrestaron, se lo llevaron+ y lo hicieron entrar en la casa del sumo sacerdote. Y Pedro iba siguiéndolos a cierta distancia.+ 55 Ellos encendieron un fuego en medio del patio y se sentaron juntos. Pedro estaba sentado entre ellos.+ 56 En eso, una sirvienta que lo vio sentado a la luz del fuego se quedó mirándolo y dijo: “Este hombre también andaba con él”. 57 Pero Pedro lo negó. Dijo: “Mujer, yo no lo conozco”.+ 58 Poco después, otra persona lo vio y le dijo: “Tú también eres uno de ellos”. Pero Pedro le contestó: “Hombre, no lo soy”.+ 59 Como una hora más tarde, otro se puso a decir con insistencia: “¡No hay duda de que este hombre también andaba con él! Está claro que es galileo”. 60 Pero Pedro le dijo: “Hombre, no sé lo que dices”. Al instante, mientras él todavía estaba hablando, un gallo cantó. 61 Con eso, el Señor se volvió y miró a Pedro fijamente, y Pedro recordó la declaración del Señor, quien le había dicho: “Antes de que un gallo cante hoy, tú negarás tres veces que me conoces”.+ 62 Y salió afuera y lloró amargamente.
63 Ahora bien, los hombres que tenían a Jesús bajo custodia empezaron a burlarse de él+ y a golpearlo.+ 64 Después de cubrirle la cara, le decían una y otra vez: “¡Profetiza! ¿Quién es el que te pegó?”. 65 Y decían muchas otras blasfemias contra él.
66 Cuando se hizo de día, se reunió la asamblea de los ancianos del pueblo, tanto los sacerdotes principales como los escribas.+ Ellos llevaron a Jesús dentro de la sala del Sanedrín y le dijeron: 67 “Dinos si eres el Cristo”.+ Él les contestó: “Aunque se lo dijera, nunca lo creerían. 68 Además, si yo les preguntara algo, ustedes no me responderían. 69 Pero, de aquí en adelante, el Hijo del Hombre+ estará sentado a la poderosa derecha de Dios”.+ 70 A esto, todos preguntaron: “Entonces, ¿eres tú el Hijo de Dios?”. “Sí, ustedes mismos están diciendo que lo soy”, contestó él. 71 Y ellos dijeron: “¿Para qué necesitamos más testimonio? Nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca”.+
23 Así que toda la multitud, sin excepción, se levantó y llevó a Jesús ante Pilato.+ 2 Entonces comenzaron a acusarlo.+ Decían: “Encontramos a este hombre alborotando* a nuestra nación, prohibiendo pagar impuestos a César+ y diciendo que él mismo es Cristo, un rey”.+ 3 A continuación, Pilato le hizo esta pregunta: “¿Eres tú el rey de los judíos?”. Él le contestó: “Sí, tú mismo lo estás diciendo”.+ 4 Pilato entonces les dijo a los sacerdotes principales y a las multitudes: “Yo a este hombre no lo encuentro culpable de ningún delito”.+ 5 Pero ellos insistían: “Alborota al pueblo enseñando por toda Judea; comenzó en Galilea y ha llegado hasta aquí”. 6 Al oír eso, Pilato preguntó si el hombre era galileo. 7 Después de averiguar que él estaba bajo la jurisdicción de Herodes,+ se lo envió a Herodes, quien también estaba en Jerusalén en esos días.
8 Cuando Herodes vio a Jesús, se alegró mucho. Hacía bastante tiempo que quería ver a Jesús, ya que había oído muchas cosas acerca de él,+ y esperaba verlo hacer algún milagro.* 9 Entonces empezó a hacerle muchísimas preguntas, pero él no le contestó nada.+ 10 En cambio, los sacerdotes principales y los escribas se levantaban y lo acusaban llenos de rabia. 11 Entonces Herodes, junto con sus soldados, lo trató con desprecio+ y se burló de él+ poniéndole una ropa espléndida.* Después se lo devolvió a Pilato.+ 12 Ese mismo día, Herodes y Pilato, que hasta ese momento habían sido enemigos, se hicieron amigos.
13 Luego Pilato convocó a los sacerdotes principales, a los gobernantes y al pueblo, 14 y les dijo: “Ustedes me trajeron a este hombre afirmando que incita al pueblo a la rebelión. Pero, miren, lo interrogué delante de ustedes y no encontré ninguna base para las acusaciones que presentan contra él.+ 15 De hecho, Herodes tampoco, porque nos lo devolvió. Miren, este hombre no ha hecho nada que merezca la muerte. 16 Por lo tanto, lo castigaré+ y lo pondré en libertad”. 17 -- 18 Pero la multitud entera gritó: “¡Acaba con este hombre* y déjanos en libertad a Barrabás!”.+ 19 (A este lo habían metido en la cárcel por una rebelión contra las autoridades* que había tenido lugar en la ciudad y por asesinato). 20 Pilato los llamó de nuevo porque quería poner en libertad a Jesús.+ 21 Entonces ellos se pusieron a pedir a gritos: “¡Al madero con él! ¡Al madero con él!”.+ 22 Por tercera vez les dijo: “Pero ¿por qué? ¿Qué mal ha hecho este hombre? Yo no he encontrado en él nada que merezca la muerte.+ Por lo tanto, lo castigaré y lo pondré en libertad”. 23 Con esto, ellos se pusieron a insistir y a pedir a gritos que fuera ejecutado en el madero, y sus voces acabaron imponiéndose.+ 24 Así que Pilato tomó la decisión de que se hiciera lo que ellos solicitaban. 25 Puso en libertad al que ellos pedían, a quien habían encarcelado por sedición y asesinato. Pero les entregó a Jesús para que hicieran con él lo que quisieran.
26 Cuando se lo iban llevando de allí, agarraron a un tal Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron el madero de tormento encima para que lo cargara detrás de Jesús.+ 27 Lo seguía una gran cantidad de gente, entre quienes había mujeres que se golpeaban el pecho desconsoladas y gritaban lamentándose por él. 28 Jesús se volvió hacia las mujeres y les dijo: “Hijas de Jerusalén, dejen de llorar por mí. Más bien, lloren por ustedes mismas y por sus hijos;+ 29 porque, miren, se acercan los días en que se dirá: ‘¡Felices las estériles, las matrices que no dieron a luz y los pechos que no amamantaron!’.+ 30 Entonces comenzarán a decirles a las montañas ‘¡Caigan sobre nosotros!’ y a las colinas ‘¡Cúbrannos!’.+ 31 Si hacen estas cosas cuando el árbol está verde, ¿qué pasará cuando esté seco?”.
32 También llevaban a otros dos hombres, que eran delincuentes, para ejecutarlos con él.+ 33 Y, cuando llegaron al lugar llamado Calavera,+ lo clavaron al madero junto a los delincuentes: uno a su derecha y otro a su izquierda.+ 34 Pero Jesús decía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.+ Además, echaron suertes para repartirse sus prendas de vestir.+ 35 Y el pueblo estaba allí mirando. Pero sus gobernantes hacían gestos de desprecio y decían: “Salvó a otros; que se salve a sí mismo si es que es el Cristo de Dios, el Escogido”.+ 36 Hasta los soldados se burlaban de él acercándose a ofrecerle vino agrio+ 37 y diciéndole: “Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo”. 38 Además, había un letrero sobre él que decía: “Este es el rey de los judíos”.+
39 Entonces uno de los delincuentes que estaban allí colgados empezó a hablarle con desprecio.+ Le decía: “Tú eres el Cristo, ¿no? ¡Pues sálvate a ti mismo y a nosotros también!”. 40 Al oír esto, el otro lo reprendió: “¿Acaso no le tienes ningún temor a Dios, ahora que has recibido el mismo castigo? 41 Y, en nuestro caso, es lo justo, porque estamos recibiendo nuestro merecido por lo que hicimos; pero este hombre no ha hecho nada malo”. 42 Entonces dijo: “Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu Reino”.+ 43 Y él le contestó: “Yo te aseguro hoy: estarás conmigo en el Paraíso”.+
44 Aunque era ya cerca de la hora sexta, toda aquella tierra se cubrió de una oscuridad que duró hasta la hora novena+ 45 porque la luz del sol se fue. Entonces la cortina del santuario+ se rasgó por la mitad.+ 46 Y Jesús gritó con fuerza: “¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!”.+ Después de decir esto, murió.+ 47 Al ver lo sucedido, el oficial del ejército se puso a glorificar a Dios diciendo: “Efectivamente, este hombre era justo”.+ 48 Y, cuando todas las multitudes que estaban reunidas allí para este espectáculo vieron lo que había pasado, regresaron a sus casas golpeándose el pecho. 49 Todos los que lo conocían estaban de pie a cierta distancia. También estaban allí viendo estas cosas las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea.+
50 Y resulta que había un hombre bueno y justo llamado José, que era miembro del Consejo.+ 51 (Este no había votado en apoyo del complot y la actuación de ellos). Era de Arimatea, una ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios. 52 Él se presentó delante de Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. 53 Y bajó el cuerpo+ y lo envolvió en tela de lino de calidad. Luego lo puso en una tumba excavada en la roca,+ donde todavía no habían puesto a nadie. 54 Ahora bien, era el día de la preparación,+ y el sábado+ estaba a punto de empezar. 55 Las mujeres que habían venido con él desde Galilea fueron también hasta allí. Echaron un vistazo a la tumba y vieron cómo habían puesto el cuerpo.+ 56 Luego se volvieron para preparar especias aromáticas y aceites perfumados. Pero, por supuesto, descansaron el sábado,+ según el mandamiento.
24 El primer día de la semana, las mujeres fueron muy temprano a la tumba. Llevaban las especias aromáticas que habían preparado.+ 2 Pero vieron que habían hecho rodar la piedra de la tumba,+ 3 y al entrar no encontraron el cuerpo del Señor Jesús.+ 4 Las mujeres todavía estaban desconcertadas por esto, cuando, de repente, aparecieron a su lado dos hombres con ropa brillante. 5 Ellas se asustaron y se quedaron mirando al suelo. Así que los hombres les dijeron: “¿Por qué andan buscando entre los muertos al que está vivo?+ 6 No está aquí: ha sido resucitado.* Recuerden lo que les dijo mientras todavía estaba en Galilea. 7 Les dijo que el Hijo del Hombre tenía que ser entregado a pecadores y ser ejecutado en el madero, pero que al tercer día tenía que resucitar”.*+ 8 Ahí ellas se acordaron de sus palabras.+ 9 Entonces regresaron de la tumba* y les contaron todo esto a los Once y a todos los demás.+ 10 Eran María Magdalena, Juana y María la madre de Santiago. También las otras mujeres+ que estaban con ellas les contaban estas cosas a los apóstoles. 11 Sin embargo, a ellos les parecía que sus palabras eran tonterías, y no les creyeron.
12 Pero Pedro se levantó y corrió a la tumba* y, al agacharse para mirar adentro, solo vio los paños de lino. Así que se fue preguntándose qué era lo que había pasado.
13 Y resulta que, ese mismo día, dos de los discípulos iban caminando a una aldea llamada Emaús, que está a unos 11 kilómetros de Jerusalén. 14 Conversaban entre ellos sobre todo esto que había sucedido.
15 Mientras iban conversando y comentando estas cosas, Jesús mismo se acercó y se puso a caminar con ellos, 16 pero se impidió que sus ojos pudieran reconocerlo.+ 17 Él les preguntó: “¿Sobre qué van debatiendo por el camino?”. Ellos se detuvieron con la tristeza reflejada en el rostro. 18 Y el que se llamaba Cleopas le respondió: “¿Es que eres un extranjero que vives solo en Jerusalén y por eso no te has enterado de* las cosas que han pasado allí estos días?”. 19 “¿Qué cosas?”, les preguntó él. Ellos le contestaron: “Lo que pasó con Jesús el Nazareno,+ quien delante de Dios y de toda la gente demostró ser un profeta poderoso en acciones y palabras.+ 20 Nuestros sacerdotes principales y gobernantes lo entregaron para que fuera condenado a muerte+ y lo clavaron al madero.+ 21 Pero nosotros esperábamos que sería él quien liberaría a Israel.+ Además de todo esto, ya es el tercer día desde que pasaron estas cosas. 22 Por otra parte, algunas mujeres de entre nosotros también nos dejaron asombrados. Es que fueron a la tumba* muy temprano+ 23 y, al no encontrar su cuerpo, vinieron diciendo que habían tenido una visión sobrenatural de unos ángeles, que decían que él está vivo. 24 Entonces algunos de los que estaban con nosotros fueron a la tumba*+ y encontraron todo tal como las mujeres habían dicho. Pero a Jesús no lo vieron”.
25 Y él les dijo: “¡Qué insensatos son y qué lentos* para creer todas las cosas que dijeron los profetas! 26 ¿Acaso el Cristo no tenía que sufrir estas cosas+ y entrar en su gloria?”.+ 27 Y, empezando por Moisés y todos los Profetas,+ les explicó cosas que se decían de él en todas las Escrituras.
28 Por fin se acercaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que viajaba más lejos. 29 Pero ellos le insistieron en que se quedara. Le decían: “Quédate con nosotros, que es casi de noche y el día ya está a punto de terminar”. De modo que él entró para quedarse con ellos. 30 Cuando estaba cenando* con ellos, tomó el pan, hizo una oración,* lo partió y empezó a dárselo.+ 31 Entonces a ellos se les abrieron los ojos por completo y lo reconocieron; pero él desapareció de su presencia.+ 32 Y se dijeron el uno al otro: “¿Acaso no nos ardía dentro el corazón cuando él venía hablándonos por el camino, cuando nos explicaba claramente* las Escrituras?”. 33 En ese mismo momento se levantaron y volvieron a Jerusalén, donde vieron a los Once y a los que estaban reunidos con ellos, 34 que decían: “¡Es un hecho que el Señor fue resucitado* y se le apareció a Simón!”.+ 35 Entonces ellos contaron lo que había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido cuando partió el pan.+
36 Mientras estaban hablando de estas cosas, Jesús mismo se presentó en medio de ellos y les dijo: “Tengan paz”.+ 37 Pero, aterrados y asustados, pensaban que estaban viendo un espíritu.+ 38 Por eso les dijo: “¿Por qué están alarmados? ¿Por qué les han surgido dudas en su corazón? 39 Miren mis manos y mis pies: soy yo mismo. Tóquenme y miren, porque un espíritu no tiene carne y huesos como ven que tengo yo”. 40 Y al decir esto les enseñó las manos y los pies. 41 Pero, mientras ellos todavía no lo creían de pura alegría* y asombro, él les preguntó: “¿Tienen por ahí algo de comer?”.+ 42 Ellos le dieron un pedazo de pescado asado. 43 Él lo tomó y se lo comió delante de sus ojos.
44 Luego les dijo: “Estas son las palabras que les dije mientras todavía estaba con ustedes:+ que todas las cosas escritas sobre mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos tenían que cumplirse”.+ 45 Entonces les abrió la mente por completo para que captaran el significado de las Escrituras+ 46 y les dijo: “Esto es lo que está escrito: que el Cristo sufriría y se levantaría de entre los muertos al tercer día+ 47 y que, en su nombre, en todas las naciones+ —comenzando por Jerusalén—,+ se predicaría arrepentimiento para el perdón de pecados.+ 48 Ustedes tienen que ser testigos de estas cosas.+ 49 Y sepan que voy a enviar sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Pero quédense en la ciudad hasta que sean revestidos del poder que viene de lo alto”.+
50 Entonces los llevó a las afueras, hasta Betania, y, levantando las manos, los bendijo. 51 Mientras los bendecía, se apartó de ellos y fue llevado al cielo.+ 52 Ellos le rindieron homenaje y regresaron a Jerusalén con gran alegría.+ 53 Y estaban siempre en el templo alabando a Dios.+
Lit. “andaban sin tacha en”.
O “práctica establecida”.
O “gozoso”.
O “desde el vientre de su madre”.
O “el entusiasmo y la fuerza”.
O “tener una visión”.
O “concebirás en tu matriz”.
Lit. “simiente”.
O “se llenaron de temor”.
O “se convirtió en un joven maduro”.
O “de un gran gozo que tendrá”.
O “de las huestes celestiales”.
Lit. “Todo macho que abre la matriz”.
O “será puesto aparte”.
O “tu medio de salvación”, “tu salvación”.
Lit. “desde su virginidad”.
Lit. “el niño Jesús”.
O “del emperador Tiberio”.
Lit. “Toda carne verá”. O “Todos los humanos verán”, “Toda la humanidad verá”.
O “el medio de salvación de Dios”.
O “una prenda de más”.
O “No cobren”.
O “No extorsionen”, “No le quiten el dinero por la fuerza”, “No intimiden”.
Lit. “estaban razonando en sus corazones”.
Lit. “corporal”.
O “dale servicio sagrado”.
O “en el poder del espíritu”.
Lit. “este escrito en sus oídos”.
O “colina”.
Lit. “impuros”.
O “Amo”.
O “pescando vivas a personas”.
O “purificar”, “curar”.
O “Llenos de temor”.
O “parábola”, “ilustración”.
Lit. “seca”.
Lit. “impuros”.
O “quedarán satisfechos”.
Lit. “deseche su nombre como malo”.
O “sigan tratando”.
O “una zanja”.
O “discípulo”.
O “almacén de bondad”, “buen tesoro”.
O “almacén de maldad”, “tesoro malvado”.
O “el féretro”.
O “¡despiértate!”.
O “se llenaron de temor”.
O “purificados”, “curados”.
Lit. “levantados”.
O “no tiene obstáculos para poner su fe en mí”.
Lit. “suave”.
Lit. “de tu rostro”.
Lit. “los nacidos de mujeres”.
O “la voluntad (el consejo) de Dios para ellos”, “la guía de Dios para ellos”.
O “queda probada justa”.
O “se reclinó”.
O “reclinado a la mesa”.
O “grandes”.
O “estaban reclinados a”.
O “se les ha permitido”.
O “no llevan nada a la madurez”.
O “excelente”.
O “perseverancia”.
O “tumbas conmemorativas”.
Lit. “impuro”.
O quizás “lo había tenido fuertemente agarrado por mucho tiempo”.
O “por la pendiente”.
O “había sido salvado”.
O “el fleco”, “la borla”.
O “sentí que salió”.
O “te ha salvado”.
O “¡despiértate!”.
O “una prenda de más”.
Lit. “se había levantado”.
O “y pronunció una bendición”.
O quizás “se le unieron”, “estaban con él”.
Lit. “se ha levantado”.
Lit. “levantado”.
O “brillante como un relámpago”.
O “corrupta”, “perversa”.
Lit. “impuro”.
O “traicionado”.
O “no te sigue con nosotros”.
Lit. “estar cumpliéndose”.
Lit. “fijó el rostro para”.
O “Amo”.
O “designó”.
O “las obras poderosas”.
O “gozosos”.
O “Amo”.
O “un gran gozo”.
O “sus enseñanzas”, “su mensaje”. Lit. “su palabra”.
Lit. “un demonio mudo”.
O “discípulos”.
O “ya les ha llegado”.
Lit. “impuro”.
O “prueba milagrosa”.
O “está lleno de luz”.
O “se reclinó”.
O “saqueo”, “deseos de robar”.
O quizás “todo será limpio para ustedes”.
O “todos los otros tipos de”.
O quizás “hortalizas”.
O “el juicio justo”.
O “tumbas conmemorativas”.
O “tumbas conmemorativas”.
O “se le reclame”.
O “se le reclamará”.
Lit. “lo que hablen hacia el oído”.
O “no abandona a”, “no pasa por alto a”.
O “su vida no resulta de las cosas que posee”.
O “parta”, “se separe”.
O “del banquete de boda”.
O “reclinarse”.
O “ni actuó según su voluntad”.
O “tormenta de lluvia”.
O “parábola”, “ilustración”.
O “no te reclines”.
O “de todos los que se reclinan a la mesa contigo”.
O “por favor, discúlpame”.
O “pares”.
O “renuncia a”.
O “gozo”.
O “asalariados”.
Lit. “se le echó sobre el cuello”.
O “sacrifíquenlo”.
O “dar lo que es de ustedes”.
O “esta morera negra”.
Lit. “misericordia”.
O “te ha salvado”.
O “en el presente”.
O “se completará”.
O “maltratarán”.
Lit. “se levantará”.
Lit. “misericordia”.
O “te ha salvado”.
O “una higuera moral”.
O “todas las obras poderosas”.
O “en los lugares más altos”.
O “encerrarán”, “afligirán”.
Lit. “hijos en ti”.
O “La inmersión”.
O “era de origen humano”.
O “deshonraron”, “trataron muy mal”.
O “favoritismo”.
O “Es correcto”.
Lit. “levantados”.
Lit. “las casas”.
O “como pretexto”.
O “contribuyen a los donativos”.
Lit. “de su necesidad”.
O “desviar”, “extraviar”.
O “desórdenes”, “revueltas”.
O “les echarán mano”.
Lit. “pongan en sus corazones”.
O “traicionados”.
O “sobrecargado”.
O “las inquietudes por el sustento”, “las preocupaciones del día a día”.
O “un lazo”.
O “traicionarlo a ellos”.
O “traicionarlo”.
O “se reclinó”.
O “se reclina a la mesa”.
O “se reclina a la mesa”.
O “‘¡Nada!’, le contestaron”.
Lit. “Fue contado entre gente sin ley”.
O “subvirtiendo”.
Lit. “señal”.
O “brillante”, “deslumbrante”.
Lit. “Quita a este”.
O “una sedición”.
Lit. “levantado”.
Lit. “levantarse”.
O “tumba conmemorativa”.
O “tumba conmemorativa”.
O quizás “eres el único visitante en Jerusalén que no sabe”.
O “tumba conmemorativa”.
O “tumba conmemorativa”.
O “qué lentos de corazón”.
O “reclinado a la mesa”.
O “pronunció una bendición”.
O “abría por completo”.
Lit. “levantado”.
O “de puro gozo”.